miércoles, 27 de mayo de 2009

Acquaforte






El gobierno venezolano, en uso de sus facultades soberanas, decidió la expropiación de tres empresas propiedad de la multinacional Techint.



¡La que se armó! Las entidades empresarias argentinas pusieron el grito en el cielo, la UIA reclamó al gobierno argentino que se cancele el ingreso de Venezuela al Mercosur, la oposición enloqueció y la gran prensa derramó océanos de tinta para denunciar los planes estatizantes de Chávez y de Cristina.

¿Por qué Chávez estatizó esas tres empresas? Como ya había ocurrido con la gran siderúrgica Sidor (también de Techint y estatizada hace varios meses), las compañías atravesaban conflictos laborales agravados por la intransigencia patronal. El gobierno venezolano decidió, en uno y en otro caso, poner fin al estado de conflicto haciéndose cargo de la conducción de las empresas con participación de los trabajadores. Esto solo ya constituye un motivo valedero para la estatización. Pero hay otras razones: Sidor es la siderurgia de base, pero las tres empresas nacionalizadas ahora son las que transforman el acero en productos elaborados, fundamentalmente para la industria petrolera. Estas nuevas nacionalizaciones permiten ahora al Estado venezolano controlar verticalmente todo el proceso que conduce desde la transformación del mineral de hierro hasta el uso de los productos en la petrolera estatal PDVSA. Un caso de integración vertical de la industria que también justifica la nacionalización.


¿Por qué Techint se queja? Tengamos en cuenta que el grupo transnacional ya llegó a un acuerdo con Venezuela sobre la indemnización por la estatización de Sidor, por una suma por demás jugosa: 1.970 millones de dólares. Y el gobierno venezolando ha declarado su disposición a llegar a un arreglo también en el caso de estas tres empresas. No hay perjuicio económico para Techint. Pero no es eso lo que preocupa al holding de la familia Rocca. La pérdida de su control sobre la industria siderúrgica venezolana debilita su posición como uno de los gigantes mundiales del ramo y primer productor de tubos de acero sin costura. El daño económico no radica en que pierdan dinero, sino en que se reduce su posición dominante. Y, por eso mismo, hay un problema que no se puede medir sólo en cantidades de dólares: el poder.


¿Y por qué se quejan tanto los industriales y otros empresarios argentinos? Hay otras empresas argentinas con inversiones en Venezuela que pueden temer que, si Chávez se metió con el gigante, mañana pueda meterse con los enanos. Pero eso no explica todo, porque no son tantas esas empresas ni tienen tanta importancia económica. Lo que realmente les quita el sueño es que la crisis mundial ha puesto las estatizaciones en el orden del día, incluso en los países ricos y más comprometidos con el liberalismo económico. Aspiran a que el Estado les brinde subsidios, tasas de interés bajas, apoyo de toda clase, pero odian la perspectiva de que el Estado se meta en el manejo de sus empresas y, horror de horrores, que se apropie de éstas. No les gusta que Papelera Massuh se haya convertido en Papelera Quilmes, con Polémico Moreno a la cabeza y los trabajadores en un rol activo. No les gusta que el Estado haga valer las acciones que posee en grandes empresas para exigir puestos en los directorios y facultades para controlar el manejo empresario. Atacando a Chávez, se curan en salud por eventuales y temidas intervenciones estatales en la Argentina.


¿Y qué le pasa a la oposición? Podríamos decir, y sería cierto, que cualquier bondi los deja bien si permite atacar al Gobierno por lo que sea. Sería cierto, pero superficial. La oposición, en sus diversas variantes, adhiere firmemente a los intereses y deseos de los dueños del país, llámense empresarios rurales, industriales, comerciales o financieros. Por eso, ahora se les despierta el nacionalismo a los mismos que han clamado en defensa de los capitalistas extranjeros en los casos de Aerolíneas, de la jubilación privada y tantos otros casos. Han clamado que el Gobierno no seduce a la "inversión extranjera", han exigido "seguridad jurídica" para las transnacionales y postulan volver a pedir prestado al FMI. Vendepatrias arrastrados, se les despierta ahora un curioso ímpetu "nacionalista" que confunde los intereses de la familia Rocca con los intereses del pueblo argentino.

No se puede ocultar que tanto Hugo Moyano como la Unión Obrera Metalúrgica se pronunciaron en contra de las nacionalizaciones en Venezuela. Es una muestra más del doble carácter que tienen los aparatos sindicales, por una parte instrumentos de defensa de los intereses de los trabajadores y por otro inclinados a la colaboración con las patronales.

Ante las nuevas estatizaciones en Venezuela, el gobierno argentino declaró su respeto a la decisión soberana del país hermano y prometió interceder para que se llegue a un acuerdo razonable con el Grupo Techint. Más aún, ante la ola de quejas y lloriqueos, el martes 26 la Presidenta recordó: "Esta presidenta defendió a la fábrica Sidor cuando se expropió en Venezuela, por supuesto respetando las decisiones soberanas de ese país. Hemos defendido los intereses argentinos. Mi intervención en ese caso permitió a los empresarios de esa empresa obtener 1970 millones de dólares. Estamos muy contentos de haber intervenido porque es un muy buen precio. Nos hubiera gustado, eso sí, que los primeros 400 millones que ya cobraron los hubieran depositado en la Argentina". Lo que equivale a advertir a la transnacional que, si puede contar con el respaldo del gobierno nacional para ser indemnizada, también tiene obligaciones que cumplir hacia la Argentina. La buena voluntad no es infinita, Paolo...

Los humildes cartoneros que hacemos este blog nos solidarizamos con el gobierno bolivariano en su búsqueda de recuperar espacios cada vez más amplios de decisión soberana. Y compartimos la advertencia de Cristina Fernández ante el prepotente clamor de empresarios y políticos opositores.

Porque no olvidamos que los 400 millones de dólares que Techint depositó en el Dresdner Bank de Frankfurt son como aquella escena del tango de Marambio Catán: "un viejo verde que gasta su dinero/ emborrachando a Lulú con su champán/ hoy le negó un aumento a un pobre obrero/ que le pidió un pedazo más de pan".

Foto: Télam




5 comentarios:

John Sunday dijo...

La oposición en la Argentina está atrasada 10 años lamentablemente. Quiere volver al FMI, defiende a las patronales del campo, llorisquea con las estatizaciones que hoy lleva a cabo todo el mundo, se opone a que los fondos jubilatorios los maneje el Estado, ect. Chavez actuó dentro de la ley, pagó una indemnización más alta que la que debería, y logra que Venezuela sea día a día más libre. En otras palabras: Actua porque se le cantan los huevos, y lo hace en pos de un país más equitativo. Eso, hay que aplaudirlo. Corta.

Salud.

dardo dijo...

acquaforte es uno de mis tangos favoritos... linda analogía.

Sirinivasa dijo...

Acquaforte!!!

Sí. Sólo Andrés el Viejo era quien podía traer a colación ese viejo tango 'social', que también es de mis favoritos.

La próxima vez que nos encontremos de asadito, prometo cantarlo, a capella si es preciso.

Claro y conciso.

Andrés el Viejo dijo...

JW Cooke: muy de acuerdo.
Dardo y Sirinivasa: cuando se haga el asado y una vez sacrificado un número razonable de tubos, lo cantamos todos a coro.
Gracias a los tres

Bernard L. Madoff dijo...

No me causa ninguna gracia que Chávez nos empiece a cobrar los favores que nos hizo de esta manera.

"Chavez actuó dentro de la ley, pagó una indemnización más alta que la que debería, y logra que Venezuela sea día a día más libre."

Muchachos, abramos los ojos, por favor.

Un abrazo.