lunes, 16 de septiembre de 2013

Pavón: historia de una defección


"...El 16 de septiembre de 1861 ambas fuerzas volvieron a enfrentarse en los campos de Pavón. La caballería del ejército porteño de Mitre (...) no resistió la embestida de la formidable entrerriana al mando de Urquiza, y se desbandó. La infantería mitrista de Paunero tuvo mejor resultado y, sosteniéndose precariamente, consiguió apoderarse de algunos cañones federales y tomar la casa de la estancia de la familia Palacios. En cambio el centro derecha de Emilio Mitre, no obstante los refuerzos de la reserva que le alcanzó en persona su hermano Bartolomé, general en jefe, fue derrotada por la infantería entrerriana del coronel Francia. La batalla estaba definida: bastaba conque Urquiza avanzara sobre la estancia donde Mitre y Paunero estaban sitiados, para alcanzar una victoria aún más contundente que Cepeda.

Es entonces cuando, ante el desconcierto de todos, un clarín toca retirada en la reserva del ejército de la Confederación. A continuación los combatientes de ambos bandos serían testigos de lo insólito: Urquiza, acompañado por lo mejor de las tropas entrerrianas, impertérrito, la mirada al frente, se retira del campo de batalla al paso, como para demostrar que es un repliegue voluntario.

(...) La versión más verosímil dice que el entrerriano (...) decidió regalarle su triunfo a Mitre, a cambio de que respetara su dominio en Entre Ríos, lo enriqueciese como proveedor de animales y alimentos al ejército porteño.

(...) el negociador de tal acuerdo pudo haber sido un norteamericano de apellido Yateman, que en la noche del 13 al 14 llegó al campamento de Urquiza con un mensaje de Mitre. El entrerriano lo recibió con atenciones, le regaló un caballo y lo despachó esa misma noche con una carta para don Bartolomé..."

Caudillos Federales, el grito del interior.
Pacho O'Donnell

Esta que Pacho cuenta con detalle, es la historia de un momento único y crucial en nuestra como Nación, en la que estaban dadas todas las condiciones para convertirnos en un gran país, soberano y probablemente potencia industrial en el siglo siguiente.

La defección de Urquiza, que historiadores contemporáneos como Pacho y otros adjudican a un pacto comercial espurio con Mitre, es una nueva oportunidad para confirmar el enanismo de muchos de nuestros dirigentes, por grandes y esplendorosos que sean sus bronces en Buenos Aires, capital de la traición.

En la historia argentina, Pavón se repite demasiadas veces. Podríamos confirmar esta certeza en los próximos meses.


*La ilustración corresponde a un decreto del presidente Derqui, ascendiendo a varios militares del ejército nacional por su actuación en esta batalla.


8 comentarios:

Udi dijo...

Lamento decepcionarlo, mi estimado Contradicto, pero si Urquiza no hubiese defeccionado, "él" habría sido Mitre.
La endeble alianza social que sostenía a la Confederación no hubiese podido mantenerse en pie frente a los recursos que el control de la Aduana le daban a los comerciantes porteños y sus - nuevos - aliados los estancieros bonaerenses.
Año más o menos el resultado hubiese sido el mismo. Suponer que la "defección" del padrillo entrerriano (Me refiero a Urquiza ¿En quién pensó usted?) cambió la historia, me parece que es lo mismo que especular sobre la longitud del apéndice nasal de Cleopatra y su relación con la caida de la República y el advenimiento del Impero Romano.
Salute !

Udi dijo...

Fe de erratas:
1) dónde dice "daban", debe decir: daba.
2) dónde dice "Impero" debe decir: Imperio
Salud, nuevamente !

Anónimo dijo...

Quien es Urquiza acá?

Mariano T. dijo...

Que habría cambiado?
Para incorporar Buenos Aires a la fuerza, Urquiza tenía todavía que volver a tomarla, como en Caseros.
Podría haber negociado desde una situación de fuerza. Pero la negociación que siguió a Pavon nacionalizó igual las rentas de la aduana porteña. Para los litoraleños, la libertad de navegación era más importante que las rentas de la Aduana porteña, porque podían construir puertos propios. El que derrotó definitivamente a Buenos Aires fue Roca.
En cuanto al resto, qué diferencia podría haber habido?
El proyecto de poblar las pampa, tender los ferrocarriles e incrementar la agricultura era un proyecto casi sin detractores, solo se discutía si era posible o utópico. O si había que repartir la tierra primero, o después como proponía Sarmiento.
En cuanto a la industria, era dependiente del proyecto anterior. Sin inmigrantes que conformaran un mercado interno, sin universidades y colegios de oficios que generaran ingenieros y técnicos, era un proyecto para más adelante, como lo fue. La industria empezó a desarrollarse con brío recién en 1880.

Anónimo dijo...

PERO CARAJO QUE DIOS MOGOLICO ME CAGO EN DIOS

Contradicto de San Telmo dijo...

Udi, coincido en que el padrillo entrerriano no era el mejor ejemplo de federalismo consistente, autonomías provinciales y proyecto industrialista.

Pero Urquiza no era lo mismo que Mitre.

Detrás de Urquiza, todavía confiados en el rumbo federal, estaban los caudillos proviniciales que, con sus más y sus menos eran nuestro desgarbado y endeble proyecto industrialista.

Cuando digo proyecto industrialista en la Argentina de 1860 lo único que estoy diciendo es un débil e iniciático entramado de economías provinciales que, por ejemplo, para el censo económico de 1853 arrojó la cuenta de 1065 fábricas montadas en la provincia de Buenos Aires, sin mencionar la prohibición francesa de importación de productos argentinos derivados textiles y de cuero.

Justamente una victoria genuina en Pavón en 1860 hubiera sido nuestra Gettysburg, que clausuraría por lo menos prolongadamente el proyecto unitario, y aún dando lugar a un debate (sangriento?) al interior del federalismo, la pugna por el motín "Aduana Porteña" hubiera desencadenado un país distinto.

Lo que estoy diciendo es que el poder económico de Buenos Aires sin brazo armado te puede enrarecer el clima, pero difícilmente imponga condiciones, y mucho menos el modelo agroexportador sin aranceles.

Por supuesto que no voy a responderle a Mariano T y su perspectiva, que nace y muere con el diario La Nación. Su ninguneo del período rosista y la ley de Aduanas de 1835 lo consagra.

Udi dijo...

La coalición social que usted menta, mi estimado Contradicto, era muy susceptible de ser dividida, y la influencia de los grandes jugadores externos: Lord Palmerston, Napoleón III y el marqués de Tamandaré no debería ser menospreciada.
El padrillo entrerriano (¡No confundir!) tenía firmes y arraigados principios, entre ellos el de pagar sus deudas, con el sudor de los otros, se entiende. Y el Barón de Mauá tenía varios pagarés firmados por el suegro de López Jordán.
Las industrias que usted bien cita tenían también sus obligaciones con los comerciantes porteños, y la protección aduanera que hubiese podido implementarse necesitaba de fuerza política para imponerse. De hecho el verdadero, enorme y definitivo triunfo de Buenos Aires se produce con Roca. ¿Vió como son las cosas? Algunos creen que el Zorro "derrotó" a Buenos Aires.
Naturalmente, Roca, que fue posiblemente el político más astuto que hayan tenido estas pampas, necesitó entablar algunas alianzas para imponer definitivamente el modelo porteño de desarrollo, que tanto admiran otros comentaristas: el puerto como grifo de la riqueza de la patria.
La posibilidad de un desarrollo capitalista industrial autónomo, representada mejor que nadie por el glorioso mariscal Solano López no contaba - como si contó Lincoln - con un "hinterland" indisputado, burguesías agresivas y una acumulación de capital que permitiera cierta capacidad de maniobra.
Pero, en fin, son sólo "ucronías".
Por lo demás, le mando un abrazo.

Mariano T. dijo...

El que estoy leyendo es el revisionismo incial, abandonado hace décadas básicamente por sus anacronismos, y básicamente una pelea con la lógica elemental.
Alguien sabe como era el país en 1862? Hasta la agricultura, actividad bastante más sencilla que la industria, necesitaba inmigración, érams un país con un litoral con mano de obra muy cara. La industria en la argentina comenzó con mucho vigor recién en la década del 80, cuando ya había algo parecido a un mercado de consumo, un esbozo de proletariado para explotar en talleres grandes (no las llamemos fábricas todavía).
Lo de los caudillos industriales es francamente ilharante. me gustaría leer los debates de la época, (década de 1860) para ver sonde estaban los predicadores de la industria, no vaya a ser que esten todos en bs As, y sean los mismos que pregonaban por la agricultura, el ferrocarril, la inmigración, etc.
Otro párrafo respcto a Roca y Buenos Aires. Roca representó la victoria de una nueva entidad, la nación, que liquidó a Buenos Aires como unidad política, como partido. Más allá de que nos guste o no lo que significó esa "nación", a BsAs solo le quedó el peso demográfico, pero la Capital tardó más de un siglo en tener un gobernante electo, y nunca un gobernador de la pcia llegó a presidente, tal vez suceda en 2015.