martes, 13 de octubre de 2015

Poder



(...) El viernes Kirchner puso a parir al Ministro de Finanzas de Francia, Francis Mer. El mismo día derogó el decreto de Fernando De La Rua que absolutizaba el principio de territorialidad e impedía a los jueces tramitar las solicitudes de extradición de terceros países contra los militares imputados por los delitos de genocidio y terrorismo en Europa. El mismo Mer lo congratuló por ello.

Pero la esgrima con el duro empresario siderúrgico francés había comenzado durante una reunión del ministro de planificación Julio DeVido con la Federación Agraria. Los ruralistas de la pampa gringa, preocupados por sus costos energéticos le preguntaron qué pasaría cuando Mer pidiera un aumento en las tarifas de las empresas francesas, entre ellas la Transportadora de Gas de Norte y Edenor. "Si ese es su tema, mejor que no venga" respondió DeVido al pasar. El diálogo trascendió a la prensa y la embajada francesa explicó que la agenda de Mer incluía también otros temas. Mer comenzó su diálogo con Kirchner en forma elíptica, aludiendo a la incertidumbre y la necesidad de reglas claras que favorecieran la inversión. Como las respuestas no eran menos elípticas, pasó a la ofensiva.

-Tenemos que encontrarle solución al problema de las empresas francesas, porque los mercados tienen memoria -dijo

-Los pueblos también tienen memoria -le respondió Kirchner

El presidente agregó que nadie puede pedirle a la Argentina que vuelva a pecar y regrese al infierno del que acaba de alejarse apenas un paso. "Le estamos debiendo plata a todo le mundo. Veamos cuánto nos ayudan ustedes a superar esa situación. Y entonces discutimos estas cosas. Hoy no estamos en condiciones". 

Mer no se amilanó y con tono cómplice insistió:
-Voy a ser más concreto. Si lo que usted necesita es ganar tiempo, para afirmar su popularidad, dígame cuánto tengo que esperar.

-No lo necesito, tengo más popularidad que cualquier presidente anterior. Hay que hacer lo que corresponda. Cuando me pinchan reacciono mal y usted lo intentó. Le aconsejo que no lo repita porque entonces no podríamos ser amigos. Y yo quiero ser su amigo -dijo Kirchner

Cuando la tensión se hacía difícil de soportar y Mer golpeteaba con sus dedos sobre la mesa, Kirchner cerró el diálogo con un giro imprevisto. "Yo sigo las enseñanzas de un maestro político. Cuando la Unión Europea reclamó un pacto de estabilidad y la supresión del déficit fiscal, Jacques Chirac respondió que se esmeraría por la estabilidad pero que no postergaría el crecimiento, y le pidió a Europa que aceptara un déficit fiscal del 3.5% del PBI. Usted viene como Ministro de Francia pero actúa como lobbysta de las empresas. Yo sé qué intereses representa usted y no se los cuestiono, pero yo represento a 35 millones de argentinos y no puedo aceptar más desigualdades sociales. Por eso voy a hacer como Chirac. Vaya tranquilo, que voy a gobernar para mi pueblo como gobierna Chirac para los franceses".

Los legisladores franceses de distintos partidos que integraban la delegación rieron, ante la expresión azorada de Mer.(...)

Fragmento de "Conflictos y Armonías",
Horacio Verbitsky,
Página/12,
un domingo 27 de julio de 2003.

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