jueves, 13 de febrero de 2014

NI Clan NI Oculto


Nini
Ni estudian.
Ni trabajan.

Pero qué onda tienen.

Son Clan Oculto.
Y creemos que no están necesitando un plan Progresar.


miércoles, 12 de febrero de 2014

Debajo de la Alfombra


El video que abre esta entrada está publicado en la sección Videos del portal web de El Cronista Comercial.

En él, el periodista Mariano Gorodisch nos explica el backstage del mercado del dólar ilegal.

Quienes prefieren no abrir videos cuentan abajo con una transcripción (no rigurosa) de lo que nos cuenta, en forma de tres preguntas. Escuchemos:

Cómo se decide el precio del dólar paralelo
El precio lo deciden los "corretas", que son operadores mayoristas que están vinculados por lo general con casas de cambio o sociedades de bolsa y desde allí manejan los dos mostradores, el del dólar formal y el del dólar informal, usualmente escondido de la vista del público.
Porque sube o baja el dólar blue?
Depende de las noticias del día, según cómo esté el dólar oficial y el dólar fuga (contado con liqui) de ahí reacciona el paralelo: si el dólar fuga sube, la lógica es que también suba el dólar blue.
Como saber si el blue está caro o barato?
Un indicador que suele seguir el precio del billete es el denominado “dólar convertibilidad” (todo el circulante en pesos dividido por las reservas del banco central). Hoy esta cuenta da un dólar convertibilidad de 13 pesos y los movimientos posteriores estarán asociados a la inflación.

A confesión de parte, relevo de pruebas, dicen los legistas.

De la primera pregunta surge, como agua cristalina de manantial, que el precio del dólar paralelo, blue, ilegal o como quiera llamarlo, no es el producto de "las fuerzas de mercado", oferta y demanda, que se encuentran un lugar de equilibrio al que denominan precio, como nos hubiera sermoneado Adam Smith. Aquí no hay tal cosa. NO HAY MERCADO. Lo que hay son unos caballeros denominados corretas que van asignándole un precio a la cotización, según su mejor criterio.

Descreemos de que haya muchos "corretas" en el mercado, el número difícilmente supere la cantidad de casas de cambio y sociedades de bolsa con un prestigio y volumen importante como para que sus cueveros líderes tengan ascendiente sobre el resto. Seguramente deben conocerse entre ellos y decidir su cotización después de tres o cuatro telefonazos confirmatorios con colegas y, ciertamente, con referentes económicos y políticos. Luego pasan su "dato" a los eslabones inferiores de la "pirámide alimentaria" y así mostradores, arbolitos, cueveros y cazadores de turistas preparan su día.

Pero no sólo eso: operan coordinadamente con medios a los que les interesa que la cotización del dólar ilegal sea un dato relevante en tapas de diarios, zócalos de canales de cable o frases voluptuosas en el prime time. En un par de párrafos entenderemos por qué.

Por ahora y hasta acá enfatizamos: NO HAY MERCADO. Lo que nos obliga a confiar en factores tales como la experiencia, la racionalidad, la cantidad de información y la desafectación de estos "corretas".

Luego Gorodisch nos dice que los ascensos y descensos de la cotización ilegal son producto de "las noticias del día".

Es decir que ni siquiera es importante la cantidad y volumen de operaciones que llegue a oídos de los corretas, sino unas ciertas "noticias" que modifican la cotización.

Cuáles noticias? A buen entendedor pocas palabras: cuando las decisiones políticas o económicas gubernamentales le son favorables al sector, bajarán la cotización como muestra de reciprocidad, como caricia de bienvenida. Al contrario, cuando las "señales" sean negativas, le impondrán su castigo al gobierno, y lo harán alejando al blue del oficial.

Para decirlo de una vez: el dólar blue es el mecanismo del establishment financiero para coaccionar y disciplinar al gobierno.

Donde antes hubo otros indicadores como el riesgo país o el nivel de reservas, ese lugar de polícia económico hoy lo ocupa el dólar ilegal, que representa intereses de, por ejemplo, líderes de sociedades de bolsa que difícilmente tengan una opinión muy disidente respecto de los factores de poder genuinos, que suelen ser dueños, accionistas o clientes importantes de aquellos, es decir dueños de grandes capitales.

Y si nos referimos a la tercera pregunta, el criterio de la convertibilidad como cotización demuestra donde tiene emplazada la trinchera el enemigo. Gente que añora los 90 y que no se resigna a dejar atrás el pasado.

Sí, ya lo sabemos, no descubrimos nada.

Lo único que hicimos, con la ayuda de El Cronista y Gorodisch, fue levantar la alfombra para mostrar la basura que esconden los tiburones.



martes, 11 de febrero de 2014

Percepciones


"...los mercados venían muy envalentonados con la idea de que iban a vaciar las reservas del Banco Central y que iban a hacer volar al gobierno por el aire..."
Miguel Bein esta mañana con Gustavo Silvestre en AM Del Plata (1' 36")


sábado, 8 de febrero de 2014

Tiburones



Apelando al ejercicio de la memoria que nos demanda ElBosnio en este post, recuerdo que todos los procesos de corte nacional y popular que se vivieron en nuestra historia tuvieron un final decididamente triste y amargo.

Otra alusión más, sólo en referencia al siglo XX: la virulencia y el salvajismo con que los poderes fácticos le respondieron al avance efectivo de gobiernos populares fue in crescendo, no sólo medido en cantidad y violencia de muertos, también en las ambiciones destructivas. 

Sirva la siguiente escala:
  • la autodenominada Revolución Libertadora de 1955 vino a por la persona, el Coronel Perón, y la convirtió en el foco de su embestida; cualquier mención de su nombre o el de Evita, sus imágenes, la icónica peronista quedó prohibida;
  • la siguiente, la Revolución Argentina, que se llevó puesto a Illia en 1966 vino a por el Gobierno y tuvo eficacia en llevárselo puesto y
  • el posterior inmediato, autodenominado Proceso de Re-Organización Nacional, amplió el rango y vino a destruir el Estado (el lector inquieto puede averiguar en qué Organización Nacional se referencia un grupo de criminales que se bautiza a sí mismo “Re-Organización”)

La violencia antedicha como instrumento de disciplinamiento social ejerce, como si se tratara de un infausto terremoto, ejerce réplicas que, alejadas de las botas y los tanques habituales hasta 1983, tienen gravosas consecuencias para los sectores más pobres de nuestra población.

Ahora, en forma de hiperinflación (89), caos social y saqueos (los más o menos organizados del 2001) el poder ha encontrado que el látigo que mejor ordena y somete los deseos populares de protagonizar un proceso de desarrollo inclusivo es el económico.

Los poderes fácticos tradicionales argentinos, conscientes de que perdieron control definitivo del joystick político-económico el 28 de noviembre de 2005, glorioso día en que Néstor Kirchner echó del gobierno al Pálido Lavagna, buscan con fruición desde entonces la fisura, el poro o la grieta que les permita filtrarse para detener el proceso vigente y clavar una estaca que habilite hacerlo estallar por los aires.

Lo hacen aún a pesar de las enormes desconfianzas que despierta en la población la recursiva y monótona receta que proponen: afortunadamente no se requiere de quienes dubitativamente los escuchan más que el esfuerzo de averiguar qué está pasando en Grecia o España o, si se le niega el acceso a información extranjera, recordar nuestro nefasto 2001. Sus oportunidades de quiebre han sido muchas más en cantidad y calidad como efecto de las enormes falibilidades y la fragilidad estructural que ofrece el Kirchnerismo.

Avisamos que no son gente con muchos escrúpulos. Fusilaron. Torturaron. Se cargaron 30 mil desaparecidos. No se les estrujó el alma con la Barbarita tucumana televisada que lloraba de hambre. Ni mucho menos con el chino saqueado en un super de Ciudadela. La lista sigue.

Toda esta larga y pesada introducción para decir algo que Gerardo Fernández insinúa en este post: desde el punto de vista político a nuestro país se le abren dos escenarios potenciales de resolución de la actual coyuntura con características antagónicas y enormemente significativas:
  • Una cosa es un 10 de diciembre de 2015 caluroso y excitante en el que, tras “sencilla pero emotiva ceremonia” Cristina Fernández le entrega bastón y banda a un sucesor institucional, sin importar si este es propio, cercano, lejano o adversario;
  • Otra bien distinta es el caos institucional y la sucesión anticipada


El primer escenario es el sello lacrado que valida y fragua como cemento los derechos recuperados y los creados. 

Los poderes fácticos van por el último. Creen que los habilita a declarar esta década un fracaso tout court, deconstruir selectivamente cada uno de los derechos en los que se ha avanzado, pero fundamentalmente volver a imponer disciplina social y ajuste mediante su regresivo plan económico

Los tiburones están excitados. Creén haber olfateado sangre. Se los nota inflamados, enardecidos. Desde las opiniones desatadas del presidente de la Sociedad Rural hasta en detalles como el tenor de comentarios intempestivos en foros de lectores y opinadores. Podrían tener una mala noticia.  

Es lo que se juega en estas horas. 

Conjurada la corrida cambiaria contra el peso en los últimos días, la batalla por el control se traslada al frente precios: cada precio irrazonable, cada exceso, cada convalidación de la locura que se alienta desde los medios opositores nos pone más cerca de una escalada hiperinflacionaria.

Por estas horas los mejores soldados del kirchnerismo son esas señoras que, carrito en mano, le dicen “quedateló” al gallego que les ofrece el cuartirolo de siempre con 40% de aumento; los maestros de obra, los plomeros, los carpinteros que en lugar de comprarle sus insumos al repuestero habitual a precios marcianos, desensillan hasta que aclare, postergan decisiones de compra, esperan pacientemente a que las cosas se calmen, desinflan expectativas, compran lo imprescindible y transmiten esa actitud hacia arriba en la cadena de valor de sus proveedores.

Porque quizás es el momento de recordar que, pareciendo una entelequia, la mecha de un proceso hiperinflacionario que haga explotar nuestra economía es una reunión o telefonazos cruzados entre no más de 10, 15 personas. Alfonsín podría dar cuenta de ello. Esto dicho también debe aclararse que hablamos sólo de la mecha: una hiperinflación también necesita un consenso social de desconfianza y caída de la credibilidad en el timón político económico que estos personajes saben que no existe desde hace una década.


En este contexto ciertamente antes que una patética campaña oficialista de poster de jetones en la vía pública (más propia de Goebbels que de La Cámpora) preferiríamos un Secretario de Comercio que nos aburra por una presencia masiva y repetitiva en medios de comunicación, mientras su equipo de trabajo le va pasando información rigurosa y robusta que ponga en evidencia las innumerables jetoneadas que los señores del poster ponen en marcha en distintos puntos de la geografía nacional. 

Ya lo hemos dicho, si de algo adolescen los gobiernos de CFK, lamentablemente, es de táctica. 
Por suerte los tiburones no están a la altura. 



jueves, 6 de febrero de 2014

Populismo Espacial


Todo lo del video hecho con la plata de los jubilados.

Entonces, piénselo bien, nada de lo que esos señores de blanco hacen tiene ni tendrá sentido si cada argentino de a pie no se preocupa por cosas nimias como el precio del kilo de azúcar o el precio del litro de aceite.

Que los enemigos de siempre no tengan argumentos para un golpe de mercado, cuya única variante posible hoy, para ellos asumiría la forma de una híper. Esa es la batalla de la hora.

Los chicos del video tuvieron el gesto de colgar una banderita celeste y blanca en la pared.

A usté le toca hacer como decía Lita de Lázzari: "recorra, señora, recorra". Hoy más que nunca. Y por estos días no compre nada indispensable; deje pasar unos días que a los Tigres de las Ventas les agarre un poquito de hambre.

En fin. Una opinión.


martes, 4 de febrero de 2014

Olalá, Estado!



Postulan su accionar como “una misión al servicio de la eficiencia económica”.

Sus objetivos centrales son “actuar en favor del respeto de la competencia”, de la “protección económica de los consumidores” y de la “seguridad y conformidad a normas de productos y servicios”.
Tiene potestad de control y poder de policía sobre todos los campos del consumo (alimentos, bienes, servicios, etc) y todos los campos de la producción (desde extracción primaria hasta comercio electrónico retail por internet).

En el año 2012 constataron 142.000 incumplimientos al Código de Comercio, al Código de Consumo o al Código de Licitaciones Estatales, de los cuales 15.700 les llegaron por simple denuncia verbal de consumidores; en 11.400 oportunidades aplicaron poder de policía administrativa, de entre las cuales produjeron 353 incautaciones y 231 clausuras.

En el año 2013 controlaron 137.000 establecimientos y solicitaron 268.000 tomas de muestras de productos o sistemas contables para su evaluación.

Logran esto con un pequeño ejército que a fines de 2013 sumó 3.114 funcionarios, mayoritariamente técnicos y especialistas con alta calificación, equipados con herramientas tecnológicas aptas para desarrollar su trabajo (si añadimos que en el país del que hablamos las cosas no han andado bien últimamente, también se podrá entender por qué hace 6 años la cantidad de funcionarios superaba los 4 mil). Para tener magnitudes de referencia, la más grande siderúrgica argentina, Siderar, tiene unos 8 mil empleados directos.

Y si alguien pudiera confundir esta organización con una agencia estadística al estilo del INDEC, se equivoca: además de velar y regular que la información en los productos comerciales sea clara y veraz para los consumidores, además de monitorear el etiquetado de productos, de regular que los sellos de calidad y origen mostrados se cumplan y sean genuinos, además de evaluar aspectos asociados a la seguridad, de controlar parámetros metrológicos (que los envases de un litro tengan un litro, que los kilos de harina tengan un kilo y que los fósforos sean 222), además de todo eso, también tiene control absoluto y poder de policía sobre los precios y LOS MÁRGENES de utilidad de las empresas.

No trabajan solos, tienen decenas de convenios cruzados con todo el resto de la burocracia estatal.

Además cuentan con un Servicio Nacional de Laboratorios (que comparte con la Aduana), un Centro de Vigilancia del Comercio Electrónico, una “Escuela de Comercio, Consumo y Represión de Fraudes”, un Servicio de Informática Centralizado y varias redes sectoriales de cooperación y control (frutas y hortalizas, juguetes, productos de mar, fertilizantes, derivados de petróleo y químicos, etc.)

No. No estamos hablando de la Corea del Norte gobernada por Kim Yong Il.
Ni estamos recordando la ya difusa estructura soviética.

Estamos hablando del Régimen Marxista-Leninista que actualmente impera en Francia.

Estamos hablando de la DGCCRF, la Dirección General de la Competencia, el Consumo y la Represión de Fraudes francesa, dentro de la estructura del Ministerio de Economía y Finanzas.

En un país como el nuestro, esa Dirección General preguntaría con mucha inquietud y asombro por qué un significativo y poderoso proveedor de alimentos para el consumo masivo de los argentinos como Molinos, por ejemplo, obtuvo un margen sobre ventas del 9% en 2004 (pág. 29), del 25% en el 2007 (pág. 85) y del 35% en el 2012 (-pág. 127- tomando operaciones sobre marcas en el mercado argentino, donde viven y se alimentan sus compatriotas).

En un régimen como ese, hacer preguntas como estas es un derecho del Estado y responderlas un deber de las firmas.

En ese régimen, Guillermo Moreno sería another brick in the wall.


En ese régimen, el héroe destituyente de la hora, JuanJo Aranguren, sería lo que es, un patético dibujo animado.