sábado, 23 de abril de 2016

Ese es tu walkman?



Tenés un i-phone, el bebé de Steve Jobs? Bueno, quizás no, no te alcanzó la guita... en su lugar tenés un smartphone de otra marca, no tanto prestigio, no tan aspiracional, pero prácticamente las mismas funciones...

Y qué sabés, qué sabemos, sobre un i-phone? Que es un delicado y sofisticado producto de la tecnología construido por una firma privada norteamericana como Apple, un hijo dilecto y bien promocionado del sistema capitalista global, en el que la iniciativa privada, el espíritu salvaje de Schumpeter, el dipolo perfecto del capitalista y el emprendedor se unen para formar un equipo de superhombres que con grandes ideas, con audacia para enfrentar riesgos, con voluntad para crear productos y abrir mercados y, finalmente, junto a Pinky y Cerebro, conquistar el mundo.

Wonderful world, decía Louis Armstrong. Pero metámonos en la cocina y analicemos esta receta super exitosa con un poco más de detalle. Qué es lo que convierte al i-phone (y hoy a la mayoría de los smartphones) en esa sofisticada maravilla cuya falta convierte en miserable la vida de mucha gente? Veamos.

Centralmente es una microcomputadora, puede realizar la mayoría de las funciones que hoy realiza cualquier notebook, salvo aquellas que se conviertan en un impedimento por cuestiones geométricas (por ejemplo leer un DVD). Y es una microcomputadora esencialmente porque lleva un microprocesador.

La investigación y el desarrollo de los microprocesadores actuales fue fondeado por una agencia estatal norteamericana llamada DARPA (la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa), que depende del Pentágono. A lo largo de los próximos párrafos veremos cuán insoslayable y concreta es su participación en proyectos "direccionados", para obtener resultados concretos.
También fueron provistos por DARPA los fondos para desarrollar discos rígidos de tamaño micro, imprescindibles para celulares cuyo espesor se mide en milímetros.

Pero ningún aparatito funcionaría razonablemente sin esas baterías de ion-litio que dejaron atrás todas las incomodidades de las viejas (e histéricas) baterías níquel cadmio: los sustratos LiFePO utilizados hoy en el 99% de las baterías recargables fueron desarrollados por la Universidad de Texas bajo el mandato (y el au$picio) del Ministerio de Energía de Estados Unidos.

Hay detalles menos conocidos, por ejemplo que la memoria cache de los smartphones (la DRAM Cache) es un desarrollo que dio nacimiento a la empresa Intel, pero que originalmente fue bancado por la DARPA.

Antes, mandar un sms era una proeza. Hoy mandamos videos, fotos y mensajes de audio que llegan a destino al instante. Semejantes paquetes de información son enviados utilizando algoritmos de compresión de datos cuya lógica fue desarrollada para y fondeada por la Oficina de Investigaciónes del Ejército Norteamericano.

No nos olvidemos de la pantalla LCD, cada vez con mejores colores, cada vez con mayor definición: la misión y los esfuerzos de investigación y desarrollo fueron sostenidos por la NSF, la Fundación Nacional de Ciencias, la Agencia que fondea los proyectos no farmacéuticos del estado norteamericano.

Esta enumeración podría seguir... los programas de reconocimiento de voz, la pantalla táctil, el GPS, el protocolo HTTP, la mismísima Internet fueron proyectos ordenados y pagados por algún instituto, alguna agencia del Estado, es decir financiamiento público, es decir los contribuyentes.

Entonces estamos diciendo que Steve Jobs y su equipo son un cero a la izquierda y que no sirven para nada? No. Hicieron varias cosas esenciales para convertir al iphone en el éxito comercial que es: el diseño y la integración por un lado (y no podemos expresar esta última idea sin dejar de pensar en el genio ese que te dice que la industria electrónica en Tierra del Fuego "es sólo integración", Nike también es integración McDonalds es integración) y por otro lado una estrategia de marketing aceitada y perfeccionada hasta el éxtasis, que logra que un tipo pase toda una noche de frío invierno neoyorquino haciendo la cola porque la mañana siguiente se lanza la venta del nuevo modelo de i-zorongo, que cuesta el doble que sus competidores y no se sabe cuán bien funcionará. Crear un club de seguidores y hacerles creer que son líderes es, en sus términos, la mayor genialiad de Jobs y los suyos.

Lo que resulta insoslayable es que las tecnologías básicas que subyacen  a una plataforma compleja son típicamente pagadas por el conjunto de los contribuyentes (entre los que también está, directa o indirectamente, usté) pero sus beneficios directos son apropiados por una firma, una persona. De hecho si Apple tuviese que cargar en el precio del iphone todas las horas de I+D dedicadas de cada ítem que compone sus productos, el iphone no tendría precio.

Este ejemplo desplegado aquí en pocos párrafos es la punta de un iceberg que una economista nacida italiana, criada en EEUU y doctorada en Gran Bretaña ha estado mirando con una óptica no convencional. Mariana Mazzucato, tal su nombre empezó por mandar al cesto de basura los típicos prejuicios tan fuertemente instalados (ella nos anticipa que no sólo en la mente de muchos argentinos sino que el síndrome afectan otras latitudes con la misma virulencia), que tienden a calificar de inoperante, vaga, lenta e inerte a la burocracia estatal y, con la misma liviandad convierten en eficiente, poderosa, flexible y audaz a la iniciativa privada.

En un libro denominado "El Estado Emprendedor", todavía no editado en Argentina, Mariana demuele con datos, con ejemplos, con números y con razonabilidad el mito de los indviduos emprendedores schumpeterianos capaces de genialidades para conseguir unas monedas. Y pone en verdadera perspectiva el avance obstinado, meticuloso y firme de los Estados en los caminos de la innovación.

Y no es que lo hace en la China del Estado omnipresente. Lo hace en la tierra de las libertades, la iniciativa individual y el individuo, Estados Unidos.

Como hace un par de años nos visitó el francés Piketty, esta semana estuvo en nuestro país Mazzucato quien, en su disciplina, hace implotar el relato neoliberal que el macrismo tratará de reinstalar en Argentina de predominio de la iniciativa individual por encima de la potencia de una sociedad puesta a hacer cosas.

Seguiremos charlando sobre sus teorías, no porque nos interesen particularmente, sino porque tienen muchísima tela para cortar respecto de 12 años de una búsqueda infructuosa de un camino a un desarrollo sostenible y equitativo, ahora truncado por esta irrupción transitoria del Gobierno de los Tilingos.


domingo, 10 de abril de 2016

Colibrí



elijamos por un momento la sinceridad
no es que tu alas me gustaran
tus alas me alteraron
tus alas me paralizaron

todo a mi alrededor,
mi mundo cambió,
cuando llegaron tus alas
los segundos perfectos que se quedaron
el aire batido, las ondulaciones que me regalaron.

cuando tu pico libó de mi cuello
tu beso furtivo
sólo hubo una cosa más linda que tu boca, colibrí...

tus alas embrujadas, inasibles.

viernes, 8 de abril de 2016

Impresionismo Peronista III



En la entrada anterior concluíamos que nuestro presente y futuro político no se están cocinando en los pasillos y despachos de Casa de Gobierno. Quizás convienen algunas ampliaciones.

Empecemos por decir que nos gobierna una elite de hijos de estancieros cuyo objetivo principal es reinstalar el modelo de explotación que aprendieron meticulosamente de sus padres y luego, suponemos, perfeccionaron. Un solo tuit genial de nuestro amigo @mendieta alcanza para poner en evidencia su inviabilidad:

“El talón de Aquiles está claro: en el gobierno son clasistas. Y hete aquí que de una ínfima minoría. Punto.

El proceso iniciado tiene un solo problemita: o le faltan los fusiles apuntando al pueblo; o el estrés post traumático de haber sido víctima, testigo o parte de un saqueo a un supermercado, un asalto al Congreso; o ambos. No pervivirá. Y no vale la pena detenerse un minuto más en analizar ninguna de sus medidas, la “Banda de los Tilingos” cumple a la perfección lo que predijimos durante meses.

Pero su grado de salvajismo sí es un dato ineludible. Si la virulencia de las medidas fogoneadas por su sector más duro se radicaliza, al interior de la oposición la cancha se inclina a favor de CFK.
Cuanto más salvajes sean, mayor será la propensión social a amnistiar los pecados políticos del kirchnerismo. El silencio cristinista de 120 días es estrictamente funcional a esa estrategia: no decir es no equivocarse, es buscar ser recordada en el antes, no en el barro del ahora.

Es una buena táctica que omitió un detalle: tus adversarios principales pueden convertirse en aliados circunstantes de la tilinguería gobernante.

En algunos espíritus del kirchnerismo emocional esto genera niveles de furia de altísima pureza. Pero están leyendo la política con las emociones. El kirchnerismo los ha educado en esa épica.

Al peronismo territorial le toca el papel del malo. Cuando en rigor está jugando un papel racional: su contradicción principal es la perseverancia kirchnerista en la derrota y su misión no es exterminarla, pero sí disciplinarla.

En eso están: ninguno individualmente se acerca siquiera al caudal que CFK “disponibiliza”. Pero intuyen que corporativamente pueden competirle. Y recurren a todo su arsenal para edulcorar su poder (54 a 16, están siendo efectivos).

Saben que sólo es CON ella. Pero también saben que nunca es BAJO ella. Y está claro que no accederá a bajar por su propia voluntad.

Los acuerdos de coyuntura con el macrismo se inscriben en esta lógica: dotarlo de gobernabilidad para que las chances de CFK se licúen. Pero este peronismo se sabe omnipotente: lo que hoy firma con una mano, mañana lo borra con el codo. Y los Senadores que ayer derogaron una ley popular, mañana mismo podrían aplaudir de pie un default contra Paul Singer. Y los que hoy son traidores invotables un día serán hérores. Vueltas de la política.

Se saben capaces de revertir esa y cualquier otra maniobra que menoscabe soberanía e independencia. Pero primero lo primero: están, como dijimos en las entradas previas, buscando cuidadosa y consistentemente al líder que nos llevará a la victoria.

Necesitan, necesitamos, que este proceso se resuelva lo más rápido posible, dentro de los tiempos de la política. Ya que por ahora la dinámica política está coronando a un solo ganador, Sergio Massa, y un challenger, Urtubey. Estatuas de sal.

Nos gustaría aprovechar aquí para desmitificar de una sola vez ese fantasmita progre: que alguno de ellos va a copar al peronismo y que este se va a "derechizar". Lamentamos desactivar esa tesis que no es más que analgésico para disminuir la angustia progre. Después de 12 años de kirchnerismo no hay ninguna otra posibilidad para el peronismo realmente existente, sobre el que ni Massa ni Urtubey tienen chances (salvo que la obstinación kirchnerista se extienda al infinito), que reeditar esos años maravillosos. Eso sí, reduciendo algunos grados de arbitrariedad e vanguardismo.

La lección fue útil y sirvió y el gracias al kirchnerismo (si él quisiera) podría ser infinito. Pero es mandatorio, irreversible, si pretendemos ser opción real de poder, saltar la pantalla.

Ese pacto, el de un nuevo Frente para la Victoria, que incluye a peronismo y kirchnerismo, que converge y que incluye en lugar de refractar, que suma , se verticaliza y se convierte en el aceitado instrumento de acceso al poder, con el que siempre tiemblan "los gordos arriba del carro", podría fundarse alrededor de Daniel Osvaldo Scioli.



domingo, 3 de abril de 2016

Impresionismo Peronista II


Anormalidades

El proceso descripto en la entrada anterior, si bien coloreado y matizado por el típico folklore del que lo dota el peronismo, caracteriza el cuerpo, el bastidor central que compone el alma del proceso victoria --> derrota --> reorganización. Si el color de la carrocería exterior es rojo o azul, es un dato secundario que no debe distraer a nuestros agudos lectores.

El colectivo peronista trata de aferrarse a esa fórmula conocida. Pero cuando un referente de fuste pretende modificar los códigos tácitos de la reorganización, la maniobra es detectada y se disparan luces amarillas. Más temprano que tarde el resto de la dirigencia visualiza que la búsqueda de la excepción podría poner en riesgo el tránsito a la victoria.

Los peronistas abominan la derrota. Y la sola posibilidad de su repetición genera convulsiones. Los efectos de esas convulsiones son diversos, variopintos: algunos aparecen disfrazados de traición, de error no forzado, de baja autoinfligida. Conviene no escandalizar, son dirigentes con muchos años de trayectoria y batallas a sus espaldas, suelen moverse en el terreno del óptimo político, para sí y para el sector al que representan. Ese óptimo incluye en su cuenta su poder de fuego real, su capacidad de alianzas, su resiliencia y, muchas veces, el “exit door” (es decir, cómo se revierte una mala decisión).

Ilustremos con un ejemplo de la historia política reciente: según nuestra propia mensura, Menem dejó de ser peronista una tarde de 1990, pero siguió desplegando su dispositivo político al interior del partido. Años después, para la campaña presidencial de 1999 estaba claro que el enfrentamiento de facciones de poder económico que representaban Menem y Duhalde superaba con creces la antítesis política natural que se suponía regir la disputa electoral, Peronismo (Duhalde) versus Radicalismo (DeLaRúa).

Su efecto visibe fue que Menem no fue cooperativo  con Duhalde, lo que coadyuvó a la derrota de este.

Veamos: sin soslayar los trágicos sucesos posteriores en el país, en menos de 3 años tuvimos (nuevamente, cual Terminator) a Menem desentendiéndose de todo proceso de re-organización como el que hemos estilizado en estas entradas, y de buenas a primeras el riojano fue candidato a presidente en 2003.

Baste la paradoja: el tipo que, al 12 de mayo de 2003, en rigor no había perdido ninguna elección en su vida, al día siguiente se bajaba del ballotage contra Néstor Kirchner. Dicho de otra manera: el animal político que había seducido enormes mayorías durante 10 años, en una mañana era un cadáver político irreversible. 

Aquí no buscamos resaltar su derrota. Sino que su dispositivo, sus equipos, sus seguidores, habían dejado de ser peronistas. El peronismo realmente existente había leído que Menem era un zombie electoral, lo había abandonado (nos gusta recordar en este punto que su Ministro de Economía in pectore era Carlos Melconian) y se había partido en tres. Con fuerte representación territorial sobre el dipolo Duhalde-Kirchner y apoyo del peronismo verde de Xilium sobre Rodríguez Saa.

Lo confirmamos: cuando alguien intentó romper los códigos, el peronismo se partió en tres. Y en cuestión de semanas el eje de la pugna política en el país era si Kirchner estaba listo para desembarazarse del chaleco de plomo Duhaldista. Vaya si lo estaba.

Eco

Los sucesos de 2003 hacen eco en el presente. Repito, mirando al kirchnerista distraído: esos sucesos de 2003 son un poderoso deja vu.

Es un dato riguroso que, a la fecha, CFK no perdió ninguna elección. Y no podemos negar que debe ser la dirigente peronista con la mayor cantidad de voluntades dentro del dispositivo FPV.

Pero a esta altura no es menos cierto que Cristina Fernández de Kirchner está ninguneando la práctica peronista. Y lo ha expuesto de manera incontrastable: la desestimación que hizo respecto de conducir al PJ, sobre el que pende la daga de la intervención judicial, es un hecho político insoslayable. 

Ha refrendado esa actitud a través de ese alter ego denominado La Cámpora, durante el Congreso del 24 de febrero pasado: “venimos con el mandato de no aceptar ningún cargo” dijo DePedro en la puerta de Obras Sanitarias.

Las almas puras kirchneristas consideran el gesto como altruista, generoso, una suerte de “ven como CFK no tiene pretensiones”. Los que leemos la política hecha por políticos y no por heroínas sabemos que se trata de exactamente lo inverso: CFK busca mantener el liderazgo sin opción a plebiscitarlo. Ni en elecciones. Ni en el ágora de un congreso partidario.

La leona está malherida. Pero es leona. Y, como tal, finge integridad.

Y ahí donde parece que juega blando y amigable, lo que está haciendo es disciplinar al peronismo. Puede no ser la clave en la que se lea la gestualidad cristinista desde el todavía sensible (muy) arco del kirchnerismo emocional. Pero los referentes a los que interpela tienen batallas y cicatrices que les permiten su propia interpretación.

"Traidores! Traidores!"

Este escenario, al que estos dirigentes seguramente añadirán el cúmulo de experiencias al calor del kirchnerismo posterior a la muerte de Néstor (quien sin duda moderaba la radialidad y la hermeticidad del dispositivo K), las operaciones de la juventud camporista, el trato con los ministros y sus recursos, etc., podría llevarnos a una inferencia si no equivocada, al menos parcialmente incorrecta: “el peronismo actúa de esta manera por venganza”.

Hacemos expreso nuestro disenso con esa visión y volvemos con pie firme sobre nuestros pasos: el problema no es el pasado. El problema es el futuro. 

El peronismo descree de la potencialidad electoral del kirchnerismo y en particular de CFK; cree que ha dejado de ser una preferencia mayoritaria, ganadora, para la población. Y el futuro está a la vuelta de la esquina.

La tensión, la verdadera tensión que anida en la centralidad de la coyuntura política argentina está muy (pero muy) lejos de las últimas berretadas de un Gobierno Tilingo. 

Se está resolviendo en la controversia expuesta, al interior del FPV: Cristina dice que tiene 33 de mano. Y el peronismo no le creé.

De esta manera, la propuesta de una realidad binaria “leales” versus “traidores” puede ser apta para la chicana en tuiter o una intervención fugaz en medios. Traición puede tener una acepción negativa en Corea del Norte. Aquí se juegan otras cartas.

A nuestro modo de ver, Bossio o Pichetto son tan traidores como quien no se somete a escrutinio y pretende que el partido siga, sin haber mostrado las cartas.

Creé que son malas noticias? Son muy buenas. Nuestro futuro y nuestra viabilidad están mucho más en manos de una mujer inteligente como CFK que de la banda de inescrupulosos que nos gobierna.







sábado, 2 de abril de 2016

Impresionismo Peronista I


El 19 de marzo se cumplieron 100 días del macrismo en el gobierno. El día 31 de marzo, a 112 días de comenzada su administración, el macrismo logró que se apruebe en la Cámara Alta, de innegable cuño opositor, un proyecto de ley que contraría frontalmente los lineamientos políticos de más de 12 años de gestión kirchnerista. El triunfo de Cambiemos en cancha visitante fue 54 a 16, lo que podría definirse como un naufragio político del FPV.

Primero lo primero: el Acuerdo Buitre es una pieza jurídica y política desastrosa y obscena, con escenas de sexo explícito. La posición de este blog es que debió devolverse al Ejecutivo tal como fue enviada a la espera de un Acuerdo serio, como el país que pontifica Macri.

Pero inmediatamente lo segundo: la lectura interpretativa de ciertos sectores del FPV asumidos como vanguardia del pensamiento y la estrategia política, reducible a la frase “Traidores! Traidores! Traidores!” guarda el nivel de patetismo del mismísimo Acuerdo.

Sin embargo, antes de ir al plato principal pretendemos mencionar las manos y hombros de los trabajadores de ideas que nos ayudaron a modelar este texto. Tuvimos la suerte de cruzarnos con Adrogué y Grimson (http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-295656-2016-03-29.html ) , con Jorge Alemán (http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-295672-2016-03-29.html), con Gerardo Fernández (http://gerardofernandez.net/la-defraudacion/ ) y con Abel Fernández (https://abelfer.wordpress.com/2016/03/31/derrota/ ). Los recomendamos y les agradecemos.

El Peronismo, ese Organismo Vivo

Antes de intentar una comprensión de la coyuntura más inmediata, es imprescindible una captura de algunas peculiaridades del peronismo. Entendemos que será útil para compañeros kirchneristas-no-peronistas hechos al molde de ideologías más dogmáticas (gato marxista con guantes no caza ratones populistas). Nos referimos a esas que en t=0 suelen decir “mi límite es X” y en tà∞ se los encuentra saliendo del telo con… X!

Para quien viene del mecanicismo típico de esos progresismos es difícil entender el fenómeno peronista, porque en su carreras políticas no tuvieron que cursar Biología: el peronismo es un organismo mucho más de lo que es un mecanismo.

Mecanismo es lo que típicamente nos ofrece la ortodoxia económica: tiene un pobre destornillador y creen que les solucionará todos sus problemas. Si aumentó la inflación, ajuste. Si aumentó la desocupación, ajuste. Si hay calentamiento global, ajuste. Si el brote de dengue ya es imparable, ajuste.

El organismo por el contrario, desarrolla adaptaciones cuyos objetivos tienen una escala de prioridades bastante razonable:
  • sobrevivir, 
  • levantar el parquet para comer asados, 
  • reproducirse 
  • tomar el poder para que sus compañeros vivan ese goce permanente.

En esta serie de transformaciones el peronismo oscila entre dos modos “fuertes”: por un lado está el que más le conocemos, ejercer el poder. Y el otro ocurre con alguna frecuencia:  ocupar el llano y oponerse (en un par de sub-modos: resistir y viralizarse cuando el régimen quiere exterminarlo, complotar cuando el oficialismo es naïf). Como estos ciclos se miden en lustros o incluso décadas, es probable que muchos de los que leen estas líneas ni siquiera tengan edad suficiente (o conciencia política) pero ambos modos existen alternativamente en el peronismo.

Arriesgamos una hipótesis: quizás haya algo de la formación militar del Perón joven que predestinó esta dualidad. Veamos.

Cuando el peronismo está en el poder, es vertical, aguzado, la hoja de un afilado cuchillo que cuando entra al cuerpo de la República a separar músculo trabajador de grasa rentista, es capaz de trabajos impecables, quirúrgicos.

Cuando esos politólogos jóvenes, rubios y recién graduados en universidades goriloides se ponen serios frente a cámara para declarar con gestos de suficiencia que el peronismo es militarista, verticalista y autoritario, la pelotudez que están diciendo los deja tranquilos sólo a ellos y les hace creer que pueden explicarle el peronismo a un turista canadiense o a un catedrático de Oxford; en el mejor de los casos están contando (mal) la mitad de la historia.

Derrotado y una vez en el llano, lamiendo las heridas de la derrota, agazapado en los claroscuros del bosque, el peronismo abandona ese ahora innecesario y contraproducente ordenamiento VERTICAL emblocado para convertirse en un HORIZONTAL homogéneo, caótico y desordenado que se apresta a iniciar un nuevo capítulo de su recurrente liturgia: la reorganización.

Proponemos aquí un asterisco: ningún ejército en la historia de la guerra, al retirarse vencido del campo de batalla, lo hace en una columna única, articulada y organizada. No sólo porque los efectos de la batalla desordenan y desmadran a la tropa, sino porque al elegir esa alternativa lo único que se logra es que el bando victorioso siga teniendo un blanco adonde disparar. El desbande y la corrida desordenada hacia el bosque es la forma de asegurar la mayor cantidad de sobrevivientes. En esa corrida algunos compañeros son capturados, hechos prisioneros y nadie puede hacerse cargo de su suerte. Esto es la guerra, señores.

Es esta dinámica pendular entre lo sólido e hiriente del estilete y lo dúctil y maleable del almohadón la que ha permitido que el peronismo parezca desvanecerse, se reconstituya tal como un nuevo terminator y siga siendo, 70 años después, la única alternativa real de acceso al poder para los sectores populares de nuestro país. Vaya nuestro caluroso abrazo y un tazón de Nesquik tibio a los politólogos iluminados de la Universidad de San Andrés.

RE organicémonos, dijo uno

Es de Perogrullo decir que en estos momentos el peronismo atraviesa el amargo asunto de la reorganización en la derrota. Existe una lógica que subyace a ese proceso: el peronismo tiene aversión del llano y es un partido de poder. Desde allí su premisa principal es volver a convertirse en esa herramienta afilada que además de potencialidad lo dota de eficacia.
Eso se traduce en una ecuación sencilla de una sola variable: el peronismo busca al líder que lo ordenará y lo verticalizará a la victoria. Encontrar a ese líder se convierte en el eje de su debate interno. Algunas premisas de esta búsqueda, hijas de una tradición partidaria de larga data, son las siguientes:
  • El único peronista infalible, el único que no perdió ninguna elección, fue Perón; 
  • Perón está muerto; 
  • No olvidemos al otro infalible peronista: se llama Francisco. Pero su infalibilidad no se la da su carácter peronista, sino su carácter de Papa, vía el Concilio Vaticano de 1870. Ahora nada menos que laderecha argentina quiere ponerla en tela de juicio. O tempora, o mores.

El líder peronista de la reorganización es elegido por un cierto consenso democrático (aunque democrático en el peronismo no siempre signifique electoral). La mayoría de las veces es tan obvio que no las necesita. Pero cuando existen dudas, especialmente después de una derrota, se apela a elecciones, que en el peronismo siempre son arduas, complejas y delicadas. Por qué? Porque como el peronismo es una máquina aceitada de poder, los peronistas saben que actores saben que SU elegido será, con altísimas probabilidades, EL elegido.

Estos postulados son, por supuesto, conjeturas. Pero pueden percibirse contrastarse con la realidad: ni a Massa ni a Urtubey les interesa cooptar al radicalismo (para tal fin al macrismo le bastó con un auto con el tanque lleno y un par de maletines en viaje a Gualeguaychú). El verdadero interés, el premio mayor, está en adueñarse del peronismo. Lo quieren Massa, Urtubey y Macri con igual intensidad. Reconocen, tácitamente, que el dueño del peronismo es el dueño de la política.

El líder puede ser cualquier peronista, incluso uno que haya perdido las elecciones recientemente. Esa premisa que anida en mentes holgazanas: “cuando perdés, en el peronismo vas a la cola” es falsa. Hay lugar para todos en la horizontalidad del bosque. Incluso para los perdedores. Eso sí, el que se postule debe atravesar el rito impostergable del debate, la crítica y, si lo acompaña la fortuna, la posterior unción. Una vez entronado será feliz. Y serán felices los peronistas, porque suena música de victoria.


Algo no debe escapar al ojo de nuestros agudos lectores: en la circunstancia que estamos describiendo, el peronismo está buscando al líder que lo llevará al poder, al que en Argentina se accede por el voto universal y secreto. Los peronistas no eligen el que más les gusta a ellos. Eligen el que más le gusta al conjunto. En este sentido son tributarios del Keynes que timbeaba en la Bolsa de Londres: “no se elige la ficha que más le gusta a uno, se elige la ficha que se estima, más le gustará al CONJUNTO”. Podría ser una acción, podría ser la reina de belleza… en este caso es el presidente del país.

...

No se pierda las próximas entregas de esta serie. Por supuesto que no decepcionaremos a nuestros lectores: habrá piñas, tiros y tetas. Por este mismo canal.