miércoles, 23 de noviembre de 2011

La ley banelquez


Se viene. En la península. La ley que dentro de algún tiempo podría involucrar a De La Rúez, Santibañez, Tellz, Alasinez, Brandez, Costanzez y Cantererez en un caso de corrupción política.

Algo así como un Flamariquez catalá diciendo "Para los Senadores tengo la tarjeta de El Corte Inglés"

Demasiado para deja vú.


.




.

martes, 15 de noviembre de 2011

Postales de la idiotez




Uno. El carro de Contradicto tiene problemas. El hombre decide la reparación y llama a una casa de repuestos para reservarse la pieza que necesita. –Sí, la tengo. Sale trescientos pesos. – OK – dice Contradicto y putea por dentro. Manso y tranquilo, se va hasta Warnes y se mete en el boliche. A la hora de pagar la gorda que lo atiende empieza a manipular la calculadora con algo que se parece a la fruición. Son 450, le dice. Contradicto se calienta y le recuerda una charla telefónica: nena, 300 me dijeron. – Sí señor, pero usté vio lo del dólar. Se lo tengo que cobrar a 4 ochenta. –Entonces guardala que vuelvo la semana que viene, dice nuestro protagonista.

Dos. Un amigo de Contra labura en turismo. Yuga bastante y por motivos obvios tiene los bolsillos llenos de billetes de los colores y orígenes más variados. Pero necesita pesos para moverse y mover a sus contingentes en Buenos Aires. Entonces junta todos los verdes que tiene y se va a una casa de cambio del microcentro. Antes de entrar, en el baño de un café, hace la cuenta: tiene tres mil. Alrededor puede sentirse ese dulce aroma argentino de lo ilegal, de lo incorrecto. –Cuanto querés comprar- le pregunta la rubia de aburridos ojos color cielo. –No. No quiero comprar. Quiero vender- Eso desacomoda a la rubia que ya empieza a cogotear buscando auxilio. Y nuestro cliente hace la peor pregunta: A cuánto están cambiando? Omitiendo deliberadamente el cartel de pequeñas luces rojas que en la puerta indica 4.25. Consultas secretas van, nervios vienen, la rubia vuelve con una terrible noticia: “sólo te los podemos tomar a 4.65”. –OK. –dice el pispireta –Tres mil. Contento con su hazaña, me llama y nos reímos al unísono bajo el sol de noviembre.

Tres. Una tía jubilada que escucha radios opositoras me lo confirma por teléfono: “es cierto, Contra, lo que están diciendo en la radio? –Que…? –que no venden más de trescientos dólares por persona? Qué vamos a hacer?”



.

sábado, 12 de noviembre de 2011

Quién gana? Quién pierde?


Los poderes fácticos están repitiendo uno de los guiones que mejores réditos les pagaron en sus años de hegemonía. El de amenazar a un gobierno que detestan con una corrida bancaria.

Banqueros, capitales sojeros, vetustos “capitanes de la industria”, grandes multinacionales y fundamentalmente nuestros viejos y conocidos medios masivos están nuevamente operando de manera más o menos orgánica para generar el caos, el escenario que mejor les calza.

Pero que el “modelo” sea puesto bajo a prueba para dar testimonio de su verdadero vigor, de la resistencia a la fatiga tras 9 años al hilo de ordeñe, inclusión, crecimiento y desarrollo no es necesariamente una mala noticia.

Al contrario, los que estamos de este lado y miramos la realidad sin las anteojeras del discurso único, podremos tomarnos el trabajo de comparar esta nueva edición de esfuerzo destituyente protagonizada por el “dólar blue” con la última significativa, la de la 125 y el lockout agropecuario. Utilizando aquellas tensas jornadas como patrón comparativo, podremos mensurar la capacidad de movilización y fuego de la oposición “realmente existente”.

Y lo que veremos, comparado con aquello, tendrá efectos mucho menos urticantes en el humor social y mucho más lavados en la realidad de las clases trabajadoras y populares.

Será el momento de que se pregunten si valía la pena mostrar todo el arsenal del que se disponía a días del 54%.

Será el momento de preguntarnos si no es hora de ponerles límite a banqueros que muestran su charming smile en reuniones con Mercedes Marcó del Pont mientras sus "cueveros" aplican terroristmo telefónico con sus clientes más permeables.

Será hora de preguntarnos si no es el momento ideal para una respuesta contundente y una ley de entidades financieras diseñada por y para nuestras Barbaritas, el desarrollo inclusivo y la soberanía económica.


.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Capitalismo y Democracia





Teorema de Contradicto

Para materializarse en una sociedad, la suma del porcentaje de pureza del capitalismo y el porcentaje de pureza de democracia no puede superar una constante.

Así, cuanto más salvaje es el capitalismo, más cautiva es la democracia. Inversamente, cuanto más genuina es la expresión democrática de un pueblo, mayores son los controles al capitalismo.

Corolario de Papandreu

No me dejen solo, la puta que los parió.




Tomá.



.

sábado, 1 de octubre de 2011

juventud


perdemos la juventud el día que dejamos de ser ácratas
el día que comenzamos a comprender y disculpar al sistema
perdemos la juventud
el día que nos olvidamos de soñar con el paraíso en la tierra
el día que llamamos utópicos a los que nos vienen con un sueño
el día que se nos despierta el sentido común,
y entramos en el juego
y aceptamos las reglas

el día que aceptamos al ganador
y no damos un mango por una causa perdida

perdemos la juventud
el día que no corremos al ladrón

perdemos la juventud el día que decimos “es lo que hay”
que siempre ha sido así
y que no se puede hacer nada para cambiarlo.

perdemos la juventud y la frescura cuando
la mentira, la injusticia o el crimen nos cortan el paso
y buscamos, resignados, una puerta lateral

perdemos la frescura cuando aceptamos las directivas
del comisario ideológico de turno

perdemos la juventud cuando los que perdieron la juventud
nos convencen de lo bien que se está.

perdemos la juventud cuando vemos venir al nos puso de rodillas
y cambiamos de vereda

o cuando lo único que nos genera la rabia son lágrimas
o cuando nos burlamos.




Y esta tierra es joven,
demasiado joven para hombres y mujeres sin juventud.



.

jueves, 8 de septiembre de 2011

No posteamos



Estamos con tendinitis.

Y ahora que venga la Presi a hablar de este blog por Cadena Nacional

(a ver si, por lo menos así levanta algo...)



.

viernes, 2 de septiembre de 2011

El Luchador



Parece ayer que el luchador escupía ásperamente sus palmas, blandía su espada con ambas manos y comenzaba la faena de castigar enemigos, derribarlos sin misericordia y festejarlo con los suyos. La risa estruendosa. El vino y las hembras enemigas a farreo. Y adelante la vida infinita.

Hasta que llegó el pequeño, el david torpe y minucioso, mirando y repasando el terreno, con sus ojos de risa. Poco más que lo puesto y lo aprendido. Las noches febriles de amigos y discusiones, de abrazos y miradas a hermanos que ya no están.

Derribarlo de un hondazo, de un módico hondazo. Hacerlo caer y sorprenderse. Esperar a que juntara furia y tragara polvo y se repusiera para volver a la carga, los fierros afilados y la angurria pronta. Y con otra piedra volver a voltearlo. Sentir como temblaba la tierra cuando caía. Repasar de nuevo el terreno con la vista y pensar. Escucharlo comer odios y vomitar maldiciones. Y pensar. Mientras el Luchador se levantaba una vez más. Acercarse cauto, forzarlo a sentir el filo e invitarlo a la fiesta de sangre. Y pensar otra vez. Y ver la carne que empieza a manar. Y alajarse si es necesario. No tanto como para huir, ni tan poco como para ser alcanzado por los últimos estertores del luchador cegado. Eso. Dejar que la furia lo nuble. Y voltearlo una tercera y última vez.

Y una vez en el piso. Dejarle el trabajo a ella. La amazona que hunde el puñal, adentro en el vientre. La mano húmeda y temblorosa sintiendo el calor de sus entrañas.

Y ahora sí, la sangre emerger a borbotones. Inundar la piel y mojar la tierra seca. Una sangre negra. Oscura y densa. Con ese olor rústico y amargo del diario de la mañana. Sangre negra que es tinta. Sangre que es verdad.

Escucharlo lamentarse. Preguntar por los viejos amigos, los útiles, no estos, los nuevos, los idiotas que lo trajeron hasta aquí. Sentir que la sangre-negra-verdad se va y se va la vida. Que no puede detener la negra-verdad que deja de ser suya y se hace charcal, sosiego, y que empieza su agonía. La verdad adentro empieza a terminarse y tarde o temprano será el final. Frío. Triste.

Mirarlo desde arriba y dejarlo desangrarse. No acercarse a la bestia hasta el último instante. Y oler la sangre-negra-verdad que llega hasta tus pies.

Pobre gigante.

Siempre es tremenda la muerte.

Siempre nos pone frente a nuestras propias miseria

Pobre luchador.

...

...

Ya está. Hay que seguir.



.

martes, 30 de agosto de 2011

La anti-balsa de piedra (6)



Entre las situaciones y probables cuellos de botella que Rodrigo tuvo en cuenta para sugerirle a su jefe una fecha de entrega de su tesis, nunca había figurado la de pasarse cuatro días seguidos sin poder dedicarle un minuto a sus papeles y atendiendo llamados de colegas, funcionarios, periodistas famosos en programas de radio de la mañana. Tampoco se imaginaba recorriendo tiendas para elegir una pilcha más o menos decente para ir a tal o cual programa de televisión al que lo convocaban para que hiciera algún comentario inteligente, para que tranquilizara al público o por lo menos les tirara alguna frase de esas estruendosas, que en pocos minutos se convertirían en las protagonistas de los flashes informativos y llenarían zócalos y zócalos de emisión.

Los periodistas, zorros viejos en su tarea, apelaban a sus armas más probadas y más eficaces para sacarle algo interesante. Pero no es menos cierto que Rodrigo no tenía mucho para decir. En rigor no tenía nada. Había estado en contacto con los dos o tres lugares con los que había tejido buenas relaciones, amistad y algún romance, para conseguir algún dato relevante, actividad sísmica, varianza en la nivelación de superficies, señales de inicio de una onda lenta, en fin, había intentado con todo lo que le parecía verosímil. Sabía que el público y las autoridades esperaban de él y de su equipo científico alguna señal. Que los conductores de programas populares y los periodistas se aburrían rápido cuando no encontraban algo para convertirlo en primicia. Pero él no podía faltar a su verdad y su verdad era que no encontraban nada.

El único secreto que compartía con el resto de sus compañeros de equipo y colegas más cercanos era la perplejidad. Fisuras menores a lo largo de una zona urbanizada asentada sobre una llanura sedimentaria cuaternaria totalmente estabilizada que no se reflejaban ni en los sistemas de medición ni en ningún registro sísmico. Entre eso y el realismo mágico mediaba un escritor de segunda.

Y la presión por dar una respuesta, no sólo desde las autoridades del laboratorio y del Conicet sino también desde el gobierno lo ponía nervioso, demasiado. Sentía que el prestigio ganado a lo largo de años de laburo estaba en juego. Y en su nerviosismo se vio a sí mismo haciendo cosas ridículas. Se vio recorriendo páginas de libros que habían sido sus compañeros de ruta durante los años universitarios, textos que el consideraba demasiado básicos y demasiado obsoletos, pero aún así buscaba con ahínco algún dato o una situación que pudiera servir como referencia. Se vio recorriendo páginas de internet llenas de textos esotéricos y referencias a fines del mundo mayas, omaldiciendo al puto google, que a cada nueva búsqueda ofrecía respuestas más y más improbables y aparatos más y más berretas vendidos en mercadolibre.

Esa tarde decidió no ir al laboratorio para tratar de descansar del mal ambiente y las presiones que allí imperaban. Se sentía realmente muy cansado. Llamó y avisó que no iba, que tenía fiebre y se sentía mal. Del otro lado Laura entendió, sin preguntarle, que estaba muy estresado y que necesitaba descansar.

Terminó la ensalada de frutas que fungía de almuerzo, puso la radio, luego se arrepintió y cambió por algo de música, un disco de jazz que hacía mucho no escuchaba. Y se tiró un rato en la cama a descansar. Recorrió con la vista la habitación, respiró hondo y se dio cuenta que tenía sueño. En pocos segundos estaba dormido.

Una hora más tarde se despertó, tenso, y se puso en alerta rápidamente. Era raro porque su despertar era lento, algo remolón. Cuando se sentó en la cama la idea vino a su mente. "Claro! Qué boludo! No cuesta nada." Se vistió con prisa. Casi se cae intentando ponerse los zapatos mientras caminaba. Buscó las llaves del auto y la billetera. Como en una película, vivía una especie de plano secuencia que en dos minutos lo tenía en la vereda, caminando hacia el garage donde guardaba el auto.

Después del saludo habitual a Miguel en la caseta, los 20 segundos de espera a que el motor del auto calentara y el recorrido usual hacia la avenida, ganó velocidad hacia el bajo, aprovechando la onda verde. El tráfico fluía liviano.

En el camino puso en marcha el GPS que le habían regalado la semana pasada, hurgó en la guantera buscando la caja y el manual. Trató de programarlo mientras se alejaba de la maniobra displicente de una camioneta fletera que cortaba la avenida en diagonal, buscando salir en la próxima calle a la izquierda. Rodrigo no necesitaba un GPS, pero este se lo había regalado su madre y así como cayó en sus manos, terminó en la guantera del auto. “Quedate ahí, por si acaso” había pensado una semana antes. Ahora tenía que aprender a manejarlo.

Entró a Puerto Madero por la continuación de Estados Unidos, que todavía no daba señales de fisuras en el pavimento. Al menos en la radio y la tele no habían dicho nada. Buscó la costanera, cerca del monumento de Lola Mora. Apenas llegó, estacionó el auto lejos de los trapitos que parecían no tener vacaciones ni aún un miércoles a la hora de la siesta. A unos metros de él unos muchachones grandotes le pasaban un plumero y limpiaban con pulcritud un par de combis blancas que tenía toda la pinta de cubrir servicios turísticos. Vestían muy prolijamente, zapatos, pantalón negro y una corbata de segunda. Se repartían un mate, conversaban animadamente y de vez en cuando respondían a los chirridos cortos de las radios que llevaban enganchadas al cinturón. Rodrigo clavó el freno de mano bien a fondo y empezó a maniobrar con el manual y el GPS. Lo encendió. Trató de llevarlo a la pantalla de información geográfica básica, la que daba latitud, rumbo y velocidad del vehículo. No fue difícil.

Pero le pareció raro que la señal no era estable. Ahí estaban, latitud, longitud, velocidad nula. Pero en un instante los números desaparecían, el GPS parecía entrar en un breve trance, los números eran reemplazados por guiones y puntos y luego, en menos de un click, toda la información volvía a aparecer. – Debe ser bastante berreta – pensó - todos funcionarán así?- golpeó suavemente el borde superior con dos dedos pero el pestañeo de la información no se estabilizó. El quedó mirándolo, dubitativo.

Luego bajó del auto. Se alejó un par de metros. Miró las ruedas. Estaban quietas. Volvió a subir al auto. El GPS seguía pestañeando. Le sonó raro. Por su cabeza empezó a aparecer algo como eso que llamamos una intuición, un pensamiento vago y en apariencia intrascendente. Puso en marcha el auto, quitó el freno, se puso el cinturón y volvió hacia los docks, buscando Huergo. En ese movimiento el GPS se comportó de manera impecable, velocidad, rumbo, coordenadas, todo parecía normal, sin alteraciones, sin pestañeos. Cruzó Huergo y buscó un lugar tranquilo sobre Azopardo, detrás de Facultad de Ingeniería, ese edificio que tanto le gustaba.

Repitió la operación, frenos de mano, motor apagado, se bajo y puso un par de piedrones en la cuña que la curvatura de la rueda forma con el pavimento. Se subió al auto y el GPS emitía una señal estable, firme. Velocidad nula, rumbo nulo, coordenadas fijas estables. - Ahora es un GPS de buena calidad – pensó divertido. Decidió sacarse la duda. Nuevamente puso en marcha el auto y volvió a Puerto Madero. Prefirió cambiar de lugar, quizás la señal satelital que el aparato recibió antes no había sido buena . Desde el monumento de Lola Mora tomó la avenida hacia el sur, esquivando camiones y buscando la central eléctrica. En cuanto encontró un lugar cómodo se tiró al cordón, estacionó y detuvo el motor. Lo mismo de siempre, freno de mano, bajarse, poner un par de piedras, subirse y mirar la pantallita del GPS, que no dejaba de pestañear alternativamente números y guiones.

Apoyó las manos en el volante. No pudo detener el pensamiento que en ese momento atravesó su mente. Estaba azorado. Luego llevó su mano izquierda a la frente y se secó la transpiración.

Finalmente dijo en voz alta, temblando “Se está moviendo...Puerto Madero se está moviendo”.


.

sábado, 27 de agosto de 2011

La anti-balsa de piedra (5)



Apenas puso la trompa de su 4x4 en la vereda, buscando la calle que todos los días lo llevaba a su trabajo, nuestro hombre percibió cambios en el paisaje que parecían irreversibles. Alboroto. Mucha gente. Móviles de prensa. Charlas sueltas. Tema único de conversación en casa. Tema único de conversación en el ascensor. Tema único de conversación con Osvaldo, el muchacho de seguridad en el lobby. Tema único en la televisión. Tema único de charla con su hija en el exterior. Estaba empezando a cansarse. A aburrirse del tema. Por eso buscó en la guantera el disco de Bach con el que solía despejarse, autoexcluirse del mundo y poner a reposar las neuronas en el colchón de paz que ofrecían los Conciertos de Brandenburgo, aunque fuera por un rato, hasta que el primer desaprensivo le cruzara el auto y lo sacara de ese estado de calma para obligarlo a emitir una puteada.

Pero Bach era eso. La tranquilidad. La balsa en el medio del océano solitario. El estanque donde pescaba cuando era chico. La d... uhhh! Qué es esa cola? Qué raro una cola ahí, a esta hora de la mañana. Las luces rojas, brillantes, en los acrílicos de los autos adelante indicaban que la frenada había sido reciente. Muchos autos, pensó, demasiados para una ciudad que ya no los tolera. Esperó. Las luces rojas se apagaron y vivió con una módica alegría la señal de que la cola avanzaba. Lentamente. Deteniéndose de nuevo a un nuevo stop total antes de haber recorrido un metro, cuando mucho dos. Se revolvía en su asiento mientras trataba de identificar, estirando el cuello y llevando la vista a los arrabales del parabrisas, adonde el techo le permitía, buscando el motivo del la detención. Imaginaba un choque, un problema mecánico. Pero no lograba detectar nada. Volvía a sentir el respaldo de la butaca en su espalda y trataba de volver a disfrutar a Bach, que ahora desplegaba un solo de clavicordio triste y apacible.

Avanzaba. Por lo menos eso. En algunos minutos saldrían de ese atolladero y podría llegar a su trabajo. Allí se dio cuenta de que no había ido al baño después del usual café mañanero y empezaba a sentir ganas de orinar. Justo ahora! La puta! se maldijo. Dejó pasar unos segundos. Avanzó. Vamos! Vamos! alentó a sus predecesores de espera, en el puente sobre el canalito. Pensó en alguna estación de servicio cerca. Un lugar donde orinar. Cualquiera. No se le ocurría nada que estuviera más cerca que Retiro. Pero la cola seguía ahí adelante. Y ya no había oportunidad de volver atrás. Estaba adentro del puente sobre el canal, sin salida ni maniobra posible.

Ahí vio que todos, los que iban adelante de él, los que caminaban por los laterales del puente, los que estaban en la vereda opuesta, se congelaban mirando con atención hacia el dock. Algo estaba pasando ahí. Y encontró un motivo válido para indignarse: los que lo antecedían no se habían detenido por ningún accidente, sino por curiosidad. Frenaban para ver algo raro en el dock. El todavía no sabía que y, con esa misma bronca, hizo sonar la bocina. Un bocinazo largo e incómodo rompió el paisaje. Ahora algunos transeúntes lo miraron a él. Avanzó otro poco y pudo observar. Era algo en el agua. Personas en el agua. Un par de oficiales de Prefectura en los bordes del canal, con el pecho sobre las barandas metálicas, arrojaban unas sogas y hacían señas a quienes estaban en el agua, un par de curiosos se corrían casi sin saber adónde o paraban para discar en sus celulares, hablaban con los agentes y miraban el agua con desesperación. Avanzó un poco. Recién allí pudo detectar dos personas, en uno de ellos pudo detectar a un agente de Prefectura y en ella una que parecía vestir ropa de trabajo y que agitaba los brazos con desesperación mientras el hombre trataba de acercarse. Esa imagen convirtió a nuestro hombre en hielo. Se le erizó la piel. No podía creer lo que estaba viendo. Arriba de ellos el puente metálico blanco, descuadrado de su horizontal, parecía pender débilmente de un lateral, daba la sensación de caerse en cualquier momento. Y el hombre en el agua trataba de acercarse a la mujer que gritaba y no paraba de moverse.

Con las dos manos aferradas al volante, sin poder creer lo que veía, trató de pensar qué hacer, cómo ayudar, qué había pasado. En esos pensamientos estaba cuando sintió tras de sí un bocinazo. Miró hacia adelante y vio que el auto adelante suyo se había alejado unos veinte metros. Soltó la presión sobre el freno y el auto comenzó a avanzar. Pero é se sentía frío e incómodo como un reptil. Un lagarto que transpiraba.

Encontró un lugar adonde acomodarse sobre la derecha, cerca de los taxis de Buquebus. Frenó. Tiró de la palanca. Se bajó. Dejó el auto en marcha. Y caminando entre los autos que avanzaban lentamente cruzó para acercarse a la baranda del canal y tratar de ayudar. En lo que pudiera. En lo que le pidieran.

Fue peor. Los gritos de la mujer desesperada eran cuchilladas que le entraban por las orejas. Inmediatamente recordó cuando era niño y sus padres lo llevaban al campo de los tíos, y escuchaba como chillaban los chanchos que se carneaban dentro del galpón. Bajó la velocidad de los pasos. Y le preguntó al primer muchacho que encontró cerca de la baranda qué había pasado. El pibe, alto y flaco, todo un cadete de oficina de alto nivel, sin darse vuelta le señaló el puente y le dijo: “no sé, pero parece que se cayó, ve? está descolgado el puente, se abrió, se partió”. Trató de juntar una idea con otra. Pero era imposible. Siguió caminando y habló con un gordo, agente de prefectura, que trataba de contener a la gente que se arrimaba. Atrás de él sus colegas tiraban de la soga, que ya estaba tensa, como si hubieran finalmente pescado a la mujer que él desde ahí no podía ver. “López!!!” se escuchó y el agente se dio vuelta, “López, la tenemos!! Vení que tenemos que guiarlos hasta el borde de la explanada” El tal López se dio vuelta, dejó todo y se fue hasta la esquina. Nuestro hombre se arrimó a la baranda y vio al hombre de prefectura, abajo, con su chaleco naranja flúo, peleando contra los impulsos de la mujer y contra las ataduras de su propia ropa, de los zapatos, de ese chaleco oprobioso.

La gente alrededor gritaba. Asesoraba. Calmaba. Alguno trataba de tranquilizar y animar a la mujer, de dar una voz de ánimo. Ella ahora estaba atrapada en los brazos del agente. Trató de llevarla a nado hacia el borde de piedra y desde arriba los compañeros tiraron de la soga hacia esa esquina. El empezó una maniobra para atarla de la cintura y cuando la tuvo firme, les pidió a los de arriba que la subieran. Ella subió agitada y tensa, arrastrada por la soga y rozada por el lateral de piedra que le desacomodaba la pollerita sastre mojada. Cuando llegó a la explanada, se aferró al borde, en el mismo instante en que llegaba el gomón de prefectura. Tarde. La mujer se apoyaba, sola, tosiendo y llorando en la explanada con la soga todavía en la cintura.

Mas abajo, desde el gomón le lanzaban un salvavidas y una soga al agente que no sabía que estaba a punto de conocer las mieles efímeras de la fama. Desde el bote le preguntaron si estaba bien y , sin hablar, asintió con la cabeza. Los aplausos ya empezaban a bajar desde los bordes del canal.



.

miércoles, 24 de agosto de 2011

Conocer el cielo, conocer el mar



Para esto.

También para esto estatizamos nuestra castigada línea aérea de bandera.

Mirá la foto.

Son 38.

Son aborígenes.

Son pobres.

Son jubilados.

Son pasajeros.

Son turistas.

Son argentinos.

Ahora, son felices.


.

sábado, 20 de agosto de 2011

La anti-balsa de piedra (4)


Miró el reloj y marcaba dos y media. Se sentía cansado. Cerró la puerta y apuntó con naturalidad hacia el puente, como cada noche. –Uff! esas botas – pensaba, mientras movía dentro de las zapatillas los dedos, que disfrutaban estirándose, libres por fin de la presión que les imponían las botas y que sólo se repetiría al mediodía siguiente. –Le voy a reclamar a Parella que me las cambie por un número más. Ya le dije que me andan chicas – en estos pensamientos venía con el paso ágil y la cabeza gacha, como un ceniciento al que le dieron las doce y deja de ser un gaucho argentinou parriyerou with bolas y pasa a ser Juan Monsalvo, el que se toma el 105 a Sáenz Peña. Nadie en las cercanías, ni siquiera el muchacho de Prefectura al que siempre saludaba cuando se subía al Puente de la Mujer, el recorrido que más le gustaba.

–Le dije a Parella que calzo 43, será sordo o boludo este, eehp…tuvo que frenarse de golpe, un instante antes de una pestaña, antes de caerse, antes de la muerte. El corazón le dio un golpe contra el pecho, como queriendo huir de su propio cuerpo y de lo que estaba viendo. Hizo equilibrio con los brazos y en la maniobra casi pierde el bolsito verde que lo acompañaba a todos lados. Sintió el corazón que trotaba como un potro, trató de aferrarse a la baranda metálica y empezó a creer en Dios. El Puente de la Mujer se cortaba. Se terminaba. Y abajo el vacío. Y allá en el fondo, el agua, mansa, aleonada. Se dio cuenta que ya estaba transpirando. –Qué cagazo, mamita! – se escuchó decir a sí mismo. Miró para los costados. Buscó alguien cerca, atrás. Nada. Estaba solo. Ningún caminante cerca, ningún vecino con insomnio que hubiera salido a dejar de aburrirse en la casa. Y a ayudarlo a entender eso que veía y no podía entender. Allá, a lo lejos, la figura quieta y solemne de Cristobal Colón. Atrás el telón de luces fucsia en la Casa Rosada. Quizás aquel, a punto de bajar del bote en la nueva tierra, hubiese sentido el cagaza que el acababa de experimentar. El Puente de la Mujer cortado. Los listones de madera deteniendo su continuidad para volver a aparecer un par de metros más allá.

-Qué hago? Tengo que avisar. A quién? Quiero ir a casa, pensaba. – Se asomó de nuevo al borde. Allá abajo el agua. Y todo el resto igual. Pero el puente, separado, discontinuo. – Si pego el salto y llego al otro lado, aviso allá enfrente – deliró. –Nooo, qué voy a saltar esto. Son como dos metros. Ni en pedo – Desanduvo sus pasos, despacio, midiendo la resistencia de las tablas a cada paso. Esperando que nada así volviera a pasar por los próximos diez metros, por lo menos hasta que estuviera en tierra firme. Llegó y volvió a la parrilla, que estaba a pocos metros. Golpeó. Todavía estaba Parella en la caja, contando guita. Le golpeó el vidrio con una llave y cuando Parella levantó la vista, se sorprendió de ver el aspecto, la cara de Monsalvo. Agarró la llave y salió caminando con prisa hacia la puerta, pero con cautela, pensando que podría estar siendo víctima de un robo o que estaba pasando algo raro: -Qué hacés, Monsalvo, qué cara, viejo!? – No. No sabés. – tomó aire de nuevo para poder seguir hablando.- El cagazo de mi vida. Casi me muero. – Qué?! Qué pasó? Te afanaron? – No. Callate. – Vení, pasá, qué hacés ahí en la puerta? – Vos vení. Seguime. Vení a ver esto. – Qué pasó? – Vení. Vení. Cerrá todo con llave y vení. Dale. No lo vas a poder creer. A Juan le gustó el enigma. Volvió a la caja. Metió los fajos en el estante de abajo, cerró la puertita y volvió hacia la puerta. Ahí cerró con llave mientras Juan lo miraba a unos 4 metros. - Casi me muero, Parella, mirá. Vení a ver esto. – Salgo como siempre y agarro por el puente, que me saca directo – Sí, y? – Pará, pará.- Mientras caminaban Juan empezaba a rezar pidiendo que no hubiera sido un sueño. Que lo del Puente estuviera ahí y se lo pudiera mostrar a su jefe. Subieron al puente y escuchó de atrás – Adónde me llevás, de paseo, me querés dar un beso en el Puente, Juan? – Monsalvo se detuvo. Se dio vuelta y con la mano derecha le indicó la imperfección. El corazón le volvía a latir fuerte.

Parella se quedó duro. Helado. El Puente de la Mujer estaba abierto, separado. Y no era la maniobra de giro para que pasaran los barcos, estaba igual que siempre, apuntando al otro borde. Pero separado de este lado unos 2 metros, 2 y pico. – Viste? – le dijo Monsalvo, algo sobrador.- Casi me mato. Venía caminando a los pedos, con la mirada baja y casi no lo ví. – Uuyy! Boludo. Es impresionante.- Decímelo a mí. Casi me voy al agua. Y no sé nadar.- Hay que avisar- dijo Parella. Bajaron del puente juntos, caminando despacio y volviendo la vista cada tanto hacia el borde del lado opuesto, para fijar en sus retinas eso que no podían creer. –Pellizcame- le dijo Monsalvo. – No será la grieta de Belgrano? pensó Parella.

miércoles, 17 de agosto de 2011

Federal


No hubo pujas, ni peleas de cartel, ni disputas personales, ni diferencias de proyecto, ni modelos confrontados en esa reunión.

Hubo, sí, tristeza e impotencia por parte de nuestro hombre. Porque, en el fondo, sabía que no tenía nada certero, nada materialmente valioso para ofrecer al proyecto de una patria común latinoamericana. Tras de sí. Tras miles de leguas recorridas y millones de kilómetros cuadrados liberados, nuestro hombre sentía la íntima vergüenza de no poder ofrecerle a la gran Revolución ni un sable, ni una mula. Nada de lo que él firmara o acordara en esa reunión iba a ser refrendado por las dirigencias de las regiones que él, en esa mesa, representaba.

El Perú envuelto en luchas intestinas, hijas de su decisión de reconocer a los indios como ciudadanos libres. Y en Buenos Aires una runfla de traidores cuyo solapado objetivo era el de convertirse en el nuevo yugo de América, reemplazo de Madrid. Y él lo sabía.

Así, ninguneado por los propios, hijo de la distancia que le imponían sus propias campañas con el lugar de las decisiones, ético hasta la médula como para jurarse no levantar la espada en contra del pusilánime de Rivadavia y los suyos, dejó su verdad en manos de Bolívar, arregló sus papeles y pertenencias en el Sur y subió a “La Bayonnaise” para marchar a Le Havre y de allí a la bucólica Bruselas.

El único sustento económico que le llegó durante los años de su autoexilio en Europa fue el modesto alquiler de su solar en Mendoza. Buenos Aires nunca le envió pensión ni agradecimiento. Así, recien viudo y a cargo de su hija, hizo lo que humanamente pudo. Hasta subsistir de los préstamos respetuosos y amigables de su viejo camarada en Bailén, el capitán Aguado.

En octubre del 27 se enteró de que aquel hombre valiente y fanfarrón que había sido su subalterno y amigo, el Coronel Dorrego, estaba al mando de un gobierno federal y popular en Buenos Aires. No lo dudó. Preparó su equipaje y su familia y, ansioso y feliz, subió al bergantín Countess of Chichester para llegar cuanto antes a Buenos Aires y ponerse a sus órdenes. Tenía una estima especial por Dorrego, sabía que este lo respetaba y admiraba, mucho más desde que le había ordenado castigo de cárcel en Santiago del Estero, años atrás, esas decisiones riesgosas que pueden distanciar pero en el fondo sueldan a fierro una amistad.

En el puerto de Río de Janeiro, primera escala en busca de agua y provisiones, se enteró que Dorrego había sido apresado por los unitarios y que la situación política en Buenos Aires era caótica. Conociendo la volatilidad de la política en estas tierras y negándose a una frustración, apostó seguir viaje y encomendarse al destino. En Montevideo le informaron con más detalle los sucesos del primer golpe de estado de nuestra historia y la cobarde ignominia de Lavalle al fusilar a Dorrego en Navarro.

Se dio cuenta de que todo estaba perdido. Y allí, seco de tristeza y amargo de pesar, decidió volver a Europa. Su bergantín debía pasar por Buenos Aires, y nuestro hombre no tuvo más remedio que mirar a su tierra desde la banda de un barco con bandera extranjera. Fueron 6 interminables días.

El pusilánime de Lavalle, tratando de apaciguar el galimatías que él mismo había creado y consciente del enorme prestigio de nuestro hombre, trató de congraciarse con el gauchaje y envió un par de misiones al bergantín para tratar de convencerlo de tomar el mando del Ejército Grande. Nuestro hombre sabía que era sólo un paso de comedia en el medio de una vil tragedia.

Hoy no alcanzo a imaginar la pena de nuestro hombre, abrazado a su hija, condenado a no poder pisar la tierra que tanto amaba. En cuanto el silbato del inglesito contramaestre anunció su retorno a Europa, nuestro hombre derramó la que sabía era su última lágrima por esta tierra.

Era tan federal como Rosas, tan popular como Perón y tan idealista como Néstor.

Sus adversarios siguen siendo nuestros adversarios.

Sus ideales también.





.

martes, 16 de agosto de 2011

Poniendo la tapa


10 millones y pico votaron a Cristina.
Adiviná quién se hunde?...



El periodismo que sacrifica la credibilidad en el altar del poder.



A los muchachos de la Redacción que intentaron cambiar algo,
les mandamos un abrazo.

Exagerados


EFE.- Una enorme migración de pingüinos magallánicos que fijan domicilio en la Reserva Provincial de Punta Tombo, emprendió el sábado una inédita y sorpresiva migración que sorprendió a los habitantes de la región. La inesperada migración empezó el sábado 13 en horas de la mañana, cuando comenzaron a verificarse movimientos masivos de pingüinos portando todo tipo de bolsos y mochilas pequeñas con enseres y efectos personales, bolsas de dormir y mudas de ropa, en un despliegue que nunca antes se había observado.

Consultamos al doctor Arnoldo Caparro, ornitólogo y politólogo especialista en aves de corral, quien referenció que el único pingüino que migra es la especie Emperador, cuya extraordinaria migración está reflejada en la película "La Marcha de los Pingüinos".

Nuestro cronista nos detalló que las aves subieron a micros que los esperaban sobre la banquina de la Ruta Nacional 3, con dirección al norte. Uno de ellos, consultado por este medio cuando se estaba apeando al vehículo que iba a transportarlo, declaró: "Y estos no somos todos. Muchos decidieron ahorrarse el micro y se fueron nadando. Dicen que llegan a Buenos Aires y se toman el tren en Retiro, que les sale más barato". Instantes antes de desmayarse ante la inverosímil existencia de pingüinos que hablan, nuestro cronista tuvo la oportunidad de re-preguntarle cuál era el destino de esta increíble migración. Dando claras señales de su molestia por ser demorado, mientras le pegaba amistosamente en el cachete con su ejemplar del nuevo DNI, con gesto sobrador el pingüino contestó "nos esperan con un chori en Atamisqui, pibe, nos vamos a Atamisqui".




.

domingo, 14 de agosto de 2011

Una anti-balsa de piedra (3)



Lo que en la mañana empezó siendo un flash en los canales especializados de noticias, para los noticieros de la noche se había convertido en el tema excluyente. Sólo acompañado por alguna pastilla deportiva y los siempre pagadores casos puntuales de inseguridad, en especial el las chicas francesas, que venía ocupando pantalla desde un par de días que parecían meses. Las hipótesis, las conclusiones y las inferencias inesperadas de tantos razonamientos, que empezaban a vomitarse sobre el micrófono cuando se prendía la luz roja de la cámara que indicaba la hora de hablar sin pensar pero a la vista de todo el mundo, alcanzaban niveles incluso superiores a los de Susana hablando de algo que no conoce y hubieran hecho sentir un aprendiz a Orson Wells en persona.

Comunicaciones con autoridades del gobierno municipal, secretarios de obras públicas de gobiernos anteriores, acusaciones a las empresas constructoras por no atender los teléfonos o, peor, por haberse mudado, responsabilidades endilgadas veladamente a las autoridades nacionales y hasta a La Cámpora, porque uno de los suyos era el Director de la Corporación Puerto Madero, todo el arsenal de batalla puesto en acción para evitar que los televidentes osaran cambiar de canal para ver qué decían en la competencia. Mientras tanto, el vecino permanecía en su casa y acariciaba suavemente la cabeza de su perro mientras confirmaba que, después de muchos meses, la mañana siguiente iba a desatender la orden del médico y no iba a salir a hacer su caminata.

Su mujer, que ya mostraba cierto hastío con lo repetitivo y monotemático del canal de noticias, se levantó de su sillón y marchó hacia el baño. En el camino, con la voz alta que entonaba cuando sentía esa indignación de haber nacido en el país equivocado, le decía al hombre “Me llamó Marita, la del sexto, mi amiga. Me propuso que armemos una reunión para quejarnos…”. Nuestro hombre enarcó las cejas, mientras buscaba lo último en el fondo del plato con maníes con el que acompañaba su cerveza. –Están locas- pensó.

Sonó el teléfono. Era Isabel, la hija. Llamaba desde Londres, donde vivía hacía un año. Se habían ido con el novio cuando el consiguió un trabajo en una multinacional minera. Miró el reloj. –Isa, pero qué hora es allá? –Son las dos, pá, ustedes están bien? – Si, nena, estamos bien, por qué? preguntó el caminante con perro ahora devenido padre, que no sabía con qué nivel de preocupación lo llamaba la hija –Estaba acá en casa, Mariano hoy está en Suecia, en internet, me metí en La Nación y ví. Pero ustedes están bien en serio? – Si, nena, estamos bárbaro. No pasa nada. Un par de fisuras grandes en el piso. Rarísimo. Y todo el mundo y los periodistas en el barrio. Pero nada.

La mujer, a quién todavía le funcionaba a la perfección el instinto materno de calmar la preocupación de una hija asustada a 12 mil kilómetros, retornaba del baño como una tromba y le decía al marido, vocalizando cada sílaba sin hablar, “dame a miii, dame a miii” mientras se señalaba el pecho. –Acá está tu madre, que se sale de la ropa por hablar con vos.- Si. – Si. Yo también te quiero mucho- Quedate tranquila, no pasa nada.- Te amo, si. Ya te paso.- La esposa, ahora que había logrado su objetivo, lo apuraba, le decía diciéndole “dale, Ricardo, dame!!”

-Hooolaaa chiquiiita!! No, tu padre. Síiii. Si, está preocupado pero no lo dice. Igual que siempre, una bestia. Como la vez que me operaron.- El hombre miró al cielorraso un segundo, luego bajó la cabeza y la movió a lo lados, negando, un par de veces. Caminó hacia la mesa donde estaba el diario y lo tomó mientras seguía, inmutable hacia su pieza. Atrás dejaba la voz alta de su mujer que ponía al día a su hija sobre la condición de pionero de su padre, porque era el que había descubierto, junto a Tuque, la primera fisura esa mañana. – Síiii, no sabés como ladró Tuque toda la mañana.- Blam. El hombre cerró la puerta. – Sonamos, pensó él, mañana me despierta un movilero de Crónica TV. Lo que me faltaba.



.

miércoles, 10 de agosto de 2011

Cameron



Cameron no piensa convocar al ejército para disolver las manifestaciones y focos de violencia que recrudecen en Birmingham, Wolverhampton, West Bromwich, Greater Manchester, Salford, Liverpool, Bristol y Gloucester.

Sólo apelará a triplicar la fuerza policial, llevándola a 16 mil hombres.

Quizás no puede usar a las fuerzas armadas porque están todas asignadas a misiones liberadoras y democratizadoras en Irak y Afganistán.

Digo, de pronto, me parece...



.

lunes, 8 de agosto de 2011

Una anti-balsa de piedra (2)



En un momento de la tarde, cuando el acontecimiento parecía convertirse en nada más que eso. Cuando todos los secretarios de infraestructura, los ingenieros, los ministros de educación y las secretarias habían dado su opinión. Cuando los periodistas esperaban con ansiedad que una llamada del canal o la radio los sacara de eso que ya se convertía en un soponcio, una noticia cayó como otro baldazo de agua fría entre los presentes. Se supo cuando un cuatri de Prefectura con dos agentes hizo su llegada desde el sur, por la avenida, a toda sirena y velocidad, rompiendo la parsimonia de los automovilistas que, además de la congestión que vivían, aprovechaban para pasar despacio cerca de la fisura y ver si podían detectar algo entre las piernas de la gente que se arremolinaba alrededor.

Hicieron una parada corta entre la gente, quizás alentados por el que venía atrás, levemente parado encima de los pedalines, y tratando de sentirse importante. Le avisó a un par de personas que una fisura parecida, aunque no tan grande ni tan visible, se había abierto por debajo de la luz del puente de la última calle de ingreso al lado sur de Puerto Madero. Ahí, a metros de la entrada al Casino Flotante. Dijeron esto un par de veces, respondieron poquísimas preguntas, más agitados por la excitación de la noticia que por el poco esfuerzo físico que requiere hacer 10 cuadras en cuatri. Y raudamente siguieron camino hacia el cuartel de prefectura, sabiendo que si el mayor se enteraba que otros se habían enterado antes que él, iba a ser para problemas.

Lo cierto es que esa pequeña noticia dicha en segundos estalló como un polvorín. En minutos los periodistas, cámaras, asistentes, productores y los plomos repusieron todo el arsenal de cables, aparatos y equipo de vuelta en las combis, con una velocidad increíble. Era evidente que tenían cancha en estas cuestiones. Diez minutos después de las sirenas del cuatri, allí sólo quedaban algunos transeúntes, algunos autos, tres o cuatro agentes de prefectura y las fajas de seguridad de nailon amarillo, para despabilar a algún dormido.

Los móviles marchaban todos a paso raudo hacia el sur, a convertirse en testigos irrefutables de esa nueva sonrisa de la tierra. Esta vez debajo de un puente, lo que exigió de los cámaras y los iluminadores un poco más de esfuerzo. Pero el aspecto era una copia exacta. En lugar de correr sobre el negro del asfalto, esta vez corría sobre piedras calizas que algún trabajador, quién sabe cuando, había colocado con mucha parsimonia sobre todo el lecho del dique y el canal que conducía a la boca del puerto. Como un trueno en el cielo, emergía del agua, ganaba altura en busca del puente y se escondía en su dorso, sin dar señales de vida del lado opuesto, el superior donde se asentaba el pavimento y donde los autos habían dejado de pasar.

A partir de aquí la cantidad de móviles de radio y televisión y los periodistas aumentaron. Los transeúntes, gentes de corbata o trajecitos sastre, venían a ver el fenómeno con sus propios ojos cuando las oficinas decidían dejar descansar al capitalismo, al menos hasta la mañana siguiente. Contentos. Charlando en grupos. Caminando por la vereda soleada de Moreau de Justo. Y haciendo los comentarios más extravagantes. -Mirá si se está partiendo Puerto Madero y se hunde, le decía un cadete flaco y desgarbado a la secretaria del jefe, a quien le tenía ganas desde hacía meses. Ay! Callate, Diego! respondía ella con la voz aflautada y la secreta ventaja de saber lo que él creía que ella no sabía, porque se lo había contado el chico del comedor.

Lejos de allí, en su bucólico rincón en el bosque de La Plata, el teléfono del viejo no dejaba de sonar. Funcionarios. Televisión. Radios. Medios. Hasta la secretaria de un ministro. Ramón, así se llamaba nuestro sujeto, había pensado varias veces en dejarlo descolgado. Estaba harto. Pero todos le preguntaban lo mismo. Nada raro, Don Córdoba? Ni una señal de terremoto? El técnico electromecánico especialista en instrumental don Ramón Córdoba, paciente quizás por ser oriundo de la provincia de Santiago del Estero, a todos les respondía que el aparato había detectado sismos lejanos, en Perú y en Ecuador, con total precisión. Era imposible que no detectara un terremoto ahí, a 60 kilómetros, en Capital. -El sismógrafo no marcó nada. Nada. Esas fisuras deben ser trabajos de calles mal hechos. Contratistas que falopearon el pavimento, trataba de tranquilizar Ramón. Pero en tres o cuatro ocasiones, en especial a la tarde después de la segunda fisura, había vuehttp://www.blogger.com/img/blank.giflto a entrar en la sala del sismógrafo para recorrer todo el equipo y quedarse tranquilo. Efectivamente, la bola gigante ahí, quieta, impávida. La aguja con tinta en su lugar. El rollo de papel moviéndose con el mecanismo. La computadora encendida. Al final, un sismógrafo tampoco era algo tan complejo. Eso sí, una pequeña, casi imperceptible rayita a las cinco y veinte de la mañana de ese día. Pero si eso era un sismo, sus treinta y cinco años de laburo tenía que tirarlos a la basura. Esa rayita podía ser un volcán en Honolulu, un terremoto en Ankara o un martillo neumático en 1 y 52, pero de ninguna manera podía ser una grieta gigante en… Puerto Madero.



.

viernes, 5 de agosto de 2011

Una anti-balsa de piedra



Dedicado a don José Saramago,
quien me devolvió la capacidad de asombro

La fisura en el puente giratorio de Avenida Belgrano causó sorpresa. En un principio, las autoridades de Prefectura trataron de no levantar el avispero. Todos sabemos lo molestos que pueden llegar a ser los periodistas, las mil preguntas, las investigaciones en curso, las manos del juez.

Pero esa ilusión duró poco. La rajadura era grande, cruzaba toda la calle. La detectó por primera vez un vecino del barrio. Salió muy temprano a la mañana con su perro, un hermoso lebrel con ojos tristes y enorme curiosidad, que según el dueño había estado ladrando toda la mañana. Hacían siempre el mismo recorrido. El médico le había recomendado hacía unos meses salir a caminar. Ejercicio dinámico, dice que le dijo. Pero esa mañana, apenas el perro tuvo acceso a la vereda, salió disparado como una flecha hacia esa cicatriz en la calle. El vecino iba atrás, molesto sin saber por qué. Si por no poder controlar a su mascota o porque esta lo hubiera despertado a las cinco.

Pero apenas vio a su perro olisquear sobre algo tan extraño, tan anormal, se olvidó de su mal humor. Lo primero que pensó fue que algún camionero inescrupuloso, de esos que a todas horas transitan sobre Huergo, había errado el camino, se había metido en Puerto Madero y el puente no había soportado el peso del camión. Pero en la calle no había nadie, estaba desierto. Unos muchachones, a lo lejos, movían bolsas de consorcio llenas de basura de la puerta de servicio de un restaurant. Se preocupó. Silbó a su perro y apuntó hacia la oficina de Prefectura. Pensó que allí ya sabrían todo y quizás alguien lograba explicar algo.

En el camino encontró a un agente, uno morocho que hacía imaginaria en esa esquina. En pocas palabras le contó lo que había visto y esperó una palabra de tranquilidad, de sosiego. Pero nada. El agente lo miraba perplejo. O quizás molesto porque le habían interrumpido el jueguito en el celular. Cuando el vecino vio que no reaccionaba, que no tomaba ninguna decisión, actuó. Como actuaba en su trabajo cuando había que poner orden y calmar a la gente: le dijo que se fuera hasta el lugar y que evitara el tráfico en esa calle. Que él iba a ir hasta la oficina de prefectura a contarles el incidente.-Me piden que no me mueva de acá, le dijo el agente. -Vaya, hombre, vaya, esa grieta es peligrosa y podría causar un accidente, trató de convencerlo el vecino.

Sin esperar a su reacción, siguió con el ritmo activo de caminata que le había pedido el médico. Cuando llegó, un oficial con pinta de mayor edad, y con pinta de ser un estar un poco más despierto, lo atajó en la entrada: Ustéd es el que vio la grieta? Nos acaba de avisar Gutiérrez. – Si, fui yo dijo, mientras veía que detrás del agente empezaba un movimiento de agentes bastante inusual. Y cómo es? le preguntó. Grande. Enorme. Cruza toda la calle. En realidad la vio mi perro. Ya mandé un cuatri para allá con dos agentes. Van a cortar la calle. Despreocúpese. Ya nos hacemos cargo. Vaya tranquilo. Seguro que cedió el pavimento por viejo. El vecino siguió su camino. No sin antes silbarle al perro, que se había entretenido empezando un pozo en uno de los árboles cercanos.

Retener al periodismo fue imposible. A las 10 de la mañana ya eran varias las camionetas blancas estacionadas en las cercanías. Con las puertas laterales abiertas de par en par y cantidades de tripas de colores emergiéndoles de las entrañas y llegando hasta las cámaras. Y esos platos que llevan en el techo, apuntando al cielo. Cámaras, algunos periodistas, muchachones con camperas de canales de televisión y muchos, muchos curiosos. Una gordita simpática, haciendo su agosto con la venta de café, el carrito lleno de termos viejos y la charla divertida con los muchachos de los móviles, que la miraban, se miraban entre ellos y se guiñaban un ojo.

Y así, la cosa siguió. Sin pasar de una enorme fisura que durante toda esa jornada se mantuvo ahí, igual que como había amanecido. Y el vecino del perro, en su living, siguiendo todo por C5N, que era el que más tiempo le dedicaba. En un momento pudo ver al agente que lo había recibido en la oficina, aquel morocho con cara de zorro viejo. Le estaban haciendo un reportaje. Subió el volumen para escuchar con claridad y se sintió raro cuando el agente, con una cierta sonrisa en el rostro, dijo que el primero que les avisó fue un hombre que sale todos los días a caminar con su perro. El vecino lo escuchó y sonrió. Sabía que, en esa instancia, los periodistas hubieran vendido a la madre por una nota con él. Pero lo suyo era el bajo perfil. Y supo que debería extremar el bajo perfil por un par de días.



(Esta historia puede continuar).

martes, 26 de julio de 2011

Jeroglíficos


Sin ánimo de unirme a esta cruzada explicativa de los inesperados resultados en Capital y Santa Fe.

Sin entrar en las paupérrimas actitudes del que está a punto de cruzar el charco pero antes, con ánimo auto-justificativo, te manda un

"viste??? te lo dije!..."

Sin intención de imitar el cambio de nombre de "Carta Abierta" que, desde el 11 de julio pasó a llamarse "Diario del Lunes"

Con todo el respeto que su prestigio y antecedentes nos merecen, alguien tiene que acercarse al oído de Horacio y decirle

QUE NO LE ENTENDEMOS UN CARAJO!!!!

Que la final del campeonato (por el sentido) que se juega entre

Horacio González - Miguel Torres Del Sel

la perdió por goleada.

Que tiene que abstenerse de participar en debates mediáticos de alta visibilidad. Que los interpelados todavía no están a la altura.

Por ahí, quizás, dejamos el camino de la endogamia de las vanguardias iluminadas. Por ahí, quizás, retomamos el camino al reencuentro con el "pueblo trabajador".

Un enorme abrazo, Horacio, te queremos.

.

viernes, 24 de junio de 2011

Fiebre del Oro



Llega a nuestras manos una de esas tantas revistas sectoriales que aburren y se aburren en las salas de reunión o las salas de espera de cualquier cámara o empresa. Esta vez una de minería. Y leemos algunos titulares:

• Latino América acapara un 27% de la inversión mundial en metales

• San Juan incrementara un 30% la exportaciones mineras en 2011

• Salta: una minera canadiense invertirá 220 millones de u$s en el proyecto de oro Lindero

• Neuquén: la producción minera alcanzó la cifra récord de u$s 45,7 millones

• Avanza la construcción del mayor proyecto metalífero de Santa Cruz: Cerro Negro

• San Antonio de los Cobres: comienza a fin de año un proyecto de u$s 100 millones

• Manantial Espejo aumentará UN 25% su producción en 2012

• Santa Cruz: se radicarán este año 30 empresas para atender a la minería y a la energía

• Farallón Negro encontró reservas de oro para extender su vida útil por 20 años

• El mayor productor mundial de plata quiere invertir en Catamarca

Mil motivos para semejante “fiebre del oro”. Pero entre otros, el precio. El grafico que acompaña muestra la evolución de precio internacional del oro (rojo)y la plata (azul) desde 1994, año en que se aprobó la ley y el Código de Mineria. El oro aumento un 300%. La plata un 600%.




Me pregunto. Nos preguntamos. Las retenciones a la exportacion de estos productos sobre qué valor se están calculando? Los canones nacionales y provinciales a la actividad minera, están cobrando algo sobre este significativo excedente? Y los impuestos y regalías directos e indirectos sobre la actividad?

Me lo pregunto de nuevo, usando otras palabras: el Estado Argentino y los Estados Provinciales que ponen el garaje de la casa para que se lleve adelante esta exitosísima milonga, están capturando renta extraordinaria y participando del fenomenal aumento en el precio de la entrada, o solo se quedan (nos quedamos) a levantar los puchos y el papel picado del piso?

Me lo pregunto. Asi, inocentemente. No sea cosa que un día descubramos que en lugar del Estado Vivo, éramos el Estado Bobo.



.

jueves, 23 de junio de 2011

Premio Abuelas



El Premio Nobel de la Paz a la organización Abuelas de Plaza de Mayo sería una forma significativa de confirmar el prestigio ya ganado por una entidad de la que una enorme mayoría de los argentinos estamos orgullosos. Y estaría muy bien.

Pero existe una lateralidad, recíproca, mediante la cual Abuelas puede romper esa lógica de reverencia y hasta una cierta sumisión que se verifica cada octubre, cuando las buenas gentes del tercer mundo se sientan a esperar con tierna inocencia que los árbitros de la sensibilidad y la condescendencia que nos monitorean desde el norte tengan cabal comprensión de la justicia de la causa de las Abuelas.

Voy a ser sincero: no me gusta verlas en esa situación.

En esa especie de prosternación que no termina de ser coherente si de lo que se trata es de poner a las Abuelas en el mismo parnaso en el que asientan sus reales personajes como Kissinger, Obama, Al Gore y su inoperante Panel Intercontinental de Cambio Climático que sólo sirve para recaudaciones cinematográficas, o el sudafricano De Klerk y su dudoso pasado en el régimen apartheid, o la larga lista de estadistas israelíes y palestinos que condujeron procesos que, a la fecha sólo han logrado franjas de refugiados que viven con el corazón en la mano.

Nos quejamos de la manera en que nuestras patéticas aristocracias decimonónicas han mantenido una actitud de fascinación acrítica frente a la hegemonía europea. Ver a montones de gente del común, argentinos de a pie, explicando y explicándose porque tampoco este año las Abuelas recibirán el Premio Nobel (que hasta podría terminar en manos de un pusilánime perseguidor de subsaharianos como Sarkozy por “sus incansables esfuerzos en reducir el hambre del mundo, al ponerle límites al precio de los alimentos”) nos lleva a pensar que esa conducta ha teñido también al resto de nuestro pueblo.

Bien podrían las mismísimas Abuelas, asistidas por un gobierno que las apoya y respeta, y por organizaciones locales comprometidas en la defensa de los derechos humanos, dar origen a un premio internacional, el suyo propio, con el cual transferir cuotas de su propio prestigio a quienes realmente se esfuerzan por respetar y hacer respetar la integridad y la moral de la raza humana.

Apropiándome de las palabras de un humanísimo Echarri San Martín a un impecable Rago Belgrano en la reciente película: “ustedes, Abuelas, parecen no saber quiénes son…”. Este Cartonero ha sido testigo, por ejemplo, de la admiración y el deslumbramiento que generan con su interminable búsqueda de nietos y dignidad en personajes tan disímiles y distantes como una oficial de policía holandesa que, emocionada, me preguntó si las conocía en persona o un gran empresario australiano que me preguntó si era posible tener una entrevista con ellas.

He aquí nuestro humilde aporte: un comité internacional de notables presidido por Estela; un proceso de selección serio, abierto e intachable (como todo lo que hacen las Abuelas); una ceremonia sencilla, humana, tercermundista, sin tanto frac ni levita y un único premio anual.

Por supuesto que las Madres no tendrían la solvencia económica para un premio anual de un millón cuatrocientos mil dólares como el sueco. La simple medalla de oro que engalana ese premio sería para ellas todo un esfuerzo. Pero algo es seguro: el premio no se materializaría con dinero que viniese a lavar las culpas por la invención de la dinamita. En un tiempo, quién sabe, cuando Marcela y Felipe, nietos o no, reconozcan la magnitud de la obra de las Abuelas, decidan aportar unos cuantos millones que salgan del corazón de esa empresa que supo cagarse en, justamente, los derechos humanos.

De onda.




.

sábado, 18 de junio de 2011

Palabra de Zaiat

Qué vas a hacer en la próxima hora? Querés sentirte parte del mundo? Dale con tutti hasta 19:12 y sos protagonista



Te alabamos, Alfredo



.

viernes, 17 de junio de 2011

Paleanding the ashes


La de por sí dramática situación que atraviesan los pobladores de la zona cordillerana norpatagónica (cuyo dramatismo aumenta en la medida que uno se mueve de las ciudades medianas como Bariloche hacia los pueblos más aislados como Jacobacci, Pilcaniyeu o Villa La Angostura) empeora cuando se conoce declaraciones como las que el inoperante gobernador rionegrino brindó al diario de mayor circulación region, en el que dibuja mi amigo Bob.

Dichos como los de este radical (autoetiquetado K) erosionan la moral de los habitantes de las zonas afectadas y confirman la pérdida de sensibilidad social en la que cayó el radicalismo después de casi 30 años ininterrumpidos al mando de la provincia.

Nuestra presidenta, que en nuestro entender ya debería haberse hecho presente en esta inhóspita región que siempre estuvo en los arrabales de cualquier proyecto de integración territorial, acompañada por los miembros pertinentes de su gabinete (Alicia, Manzur, Florencio y su chequera –lindo nombre para un conjunto cuartetero, también-), tiene una oportunidad irrepetible para dar una nueva clase magistral de dignidad cuando se refiere a una dirigencia política provincial que parece anclada en los 90.

Si a estas consideraciones le agregamos el hecho de que el próximo 23 de octubre, en las elecciones a gobernador, se abren posibilidades reales de que por primera vez el peronismo rompa con 30 años de las peores prácticas radicales en el gobierno, la oportunidad "paga doble".

Vamos, Cristina queremos la foto que antagonice con los prejuicios berretas de Saiz el Amargo, pala en mano y ceniza hasta el sombrero, al lado de argentinos que hacen patria todos los días en la Siberia argentina.

Remember Tartagal y las botas en el barro.



.

jueves, 16 de junio de 2011

Búsqueda Laboral



Joven con experiencia se ofrece para cubrir vacante en medios gráficos independientes, manejo de computadora, paquete Office, especialista en Photoshop. Habilidad en el armado de fotos que erosionen el capital simbólico del gobierno kirchnerista. Manejo de mensaje subliminal, codificación lateral y fijación límbica. Apto médico y disposición full time. 15-2659-8965

(si con esto no dejo el cartoneo, me uno a la iglesia universal del reino de dios y empiezo a vender aceite de jerusalen trucho)



.

lunes, 13 de junio de 2011

Boleando



Acá Gerardo dice algunas cosas interesantes. El gobierno necesita mejorar, expandir, aceitar su dispositivo comunicacional. Empezando por quebrar la lógica de saque, devolución y volea en la que trata de embretarlo Clarín, yugulándole recursos y tiempo.

Para ese recurso táctico el gobierno ya creó una batería. Tiene inteligencia (lo tiene a Gvirtz y con él a 678, a DdD, a TVR). Tiene prestigio (lo tiene a Paenza, Víctor Hugo, Kornblitt, las Madres, las Abuelas, Stiglitz, etc). Del otro lado están Mariano Grondona y Luis Majul. Si quiere chequear eficacia, mire las encuestas.

Eso sin mencionar que Clarín tiene la pólvora mojada. Que perdió muchísima capacidad de erosión. Perdón. Error. No la perdió. Rectifico: la sacrificó en el altar de los negocios y del lobby. Nadie en la Argentina de hoy, creé que está leyendo una solución argentina a los problemas de los argentinos cuando abre Oscurín, Nos gustó la teoría que el otro día expuso el negro Vázquez en 678: destruyeron el orden lógico de la información. Trece tapas al hilo, a cinco columnas en tipo catástrofe con un tema que tarde o temprano quedará reducido a lo que estrictamente es: una enorme estafa entre privados. Si quiere chequear, observe el interesante corrimiento de lectores hacia La Nación, que todavía resiste.

Pero esta nota no viene a cuento de esto. Al post de Gerardo le siguen comentarios entre los que destaco a Misterzeta, que tiene la tesitura opuesta. Misterzeta dice, en conciso, “las obras hablan por sí mismas”. Así, honesto, sencillo, con la frente alta. Parece sentido común. Parece cierto, pero está EQUIVOCADO.

Misterzeta, Gerardo, usté y yo conocemos un montón de tipos y tipas destacables, excelentes, geniales en lo suyo, que no trascienden. Y son felices como están. Viven la vida en plenitud dando lo que tienen a la vocación que eligieron y que los eligió. (También conocemos un montón de casos inversos, tipos que no tienen nada para decir y lo dicen todo el tiempo en “la tele”).

Pero la política no es la vida. La política es hacer, convencer y vencer. Todo junto, todo el tiempo. Que la funcionalidad y la presencia de las obras de gobierno sea la que conduce a su poder de convencimiento es una hipótesis. Débil. Que lleva directamente a seleccionar proyectos y recursos con el único criterio de satisfacer la base electoral. Esa funcionalidad sirve para un puntero en un unitario de miércoles y domingo en canal trece. Pero termina allí. Podrá ser táctico, pero es muy poco estratégico.

Están quienes dicen que la presidente debe hacer la plancha desde acá hasta octubre.

Nosotros creemos que no. Y sabemos que ella opina lo mismo.

La presidente está embarcada en un enorme esfuerzo, profundo, complejo y no lineal, que requiere articular dos esferas: la electoral (de corto plazo) y la estratégica (de largo). Es no lineal porque se realimenta. Algo muy parecido a lanzar una boleadora.

Ella lo viene haciendo de manera excepcional. Quiere (queremos) ganar las elecciones. Porque quiere (queremos) un país mejor. Y quiere un país mejor porque quiere (queremos) ganar las elecciones. Que quiere (queremos) ganar porque quiere un país mejor. And so on.

Aquello de “es más fácil crear un monumento que crear un movimiento” no pasa de una simpática ironía. Pero es una cosa Y la otra. Es crear un monumento y un movimiento todos los días y en todos lados.

Contrario a lo que opina Misterzeta (que lo hace desde el apoyo y la buena leche), acá creemos que la mejor comunicación es comunicar. Atravesar los obstáculos. Romper la inercia. Saludar. Presentarse. Decir. Contar. Explicar. Escuchar. Responder. Preguntar. Escuchar. Y no decir adios sino decir hasta la vuelta.

Si una obra de gobierno fuera en sí misma comunicación, qué sentido tiene lanzar un satélite que analiza la salinidad en superficie marina? Cuántos votantes habrán empezado a dormir tranquilos desde el pasado jueves, ahora que saben que sabrán cuántos gramos de sal por litro de agua tiene el Mar Argentino?

Hay que quebrar esa lógica corta.

La mejor comunicación es la que se hace. Y no alcanza con el atril en el salón de los héroes latinoamericanos. Es una tarea ciclópea.

Por eso nos preguntamos por segundas y terceras líneas. Qué está haciendo Sileoni? Qué está haciendo Barañao? Que está haciendo Bossi? Qué está haciendo Morresi? Cómo quién es Morresi? Qué está haciendo Bianchi? Cómo quién es Bianchi? Y ojo, no estoy diciendo que no hagan nada, seguro que su agenda llenaría varios tomos, pero…

…dónde están esos tomos?

O nos agarrará la llegada del primer argentino a la luna y nosotros con la boleadora anudada?



.

lunes, 6 de junio de 2011

Desfile o murga?



Jueves a la noche. Reunión de amigos. Hay empanadas , pizza, cerveza y amigos. A algunos no los conozco. Pero son amigos de amigos. Y vale la propiedad transitiva. Son amigos.

La charla es fluida, inteligente, divertida. Esa que a uno le gusta tener. Encontrar otro que disfrute, como uno, de la sagacidad y el humor. Y de clavar alguna daga aquí y allá. Una piba, algunos años más joven, dice lo suyo. El trasfondo es bastante más activo y tormentoso que la forma calma y reposada en que lo dice. Digámoslo de una vez. Es comunista. Y no le gusta el kirchnerismo. Porque no va al fondo de la cosa. No está por la socialización de los medios de producción. Por la revolución socialista. No es muy frecuente, pero de vez en cuando uno se encuentra este tipo de opiniones. Pero no es trotskismo naif. Es una posición fundada, robusta.
En primer lugar la sorpresa. Hay gente, todavía hoy, piensa en la revolución socialista. A mí me parecen argumentos intergalácticos. Me debo estar poniendo muy burgués.

No puedo negar que el guión que habla de “cojones y soberanía” tiene su appeal, pero lo veo obsoleto, poco realista. Y me preocupa que salga de una boca más joven que yo.

La charla fluye amable. Chicanas aquí y allá le van dando cauce.

Pero en mi cabeza repiquetea una y otra vez la pregunta: “Por qué Cuba?” Qué es hoy lo atractivo de Cuba, además del prestigio de Fidel? Además de su tozudez gallega y su honestidad intelectual? Qué le vio esta piba, y en ella todos los que piensan parecido, al "modelo" cubano?

Por qué el numeroso y prolijo desfile en el que nadie descuadra el paso y todos caminan detrás de la calma e inalcanzable estrella de la fraternidad a patadas en el culo?

Por qué Cuba?

Por qué no una murga alegre y desordenada, que en la próxima esquina volverá a hacerse de nuevo todas las preguntas?

Y, entre ellas, por qué no Suecia?

Para qué lado es Suecia?



.

sábado, 4 de junio de 2011

Descamisado 1.0



Aquí me tiene, señor, en el puesto del que me he creído más distante. Nunca creí que llegase este caso, ni lo deseaba porque no soy para ello. Yo he tenido mi sistema particular: conozco y respeto mucho los talentos de muchos de los seño­res que han gobernado al país, pero a mi parecer todos come­tían un error grande: se conducían muy bien con las clases ilustradas, pero despreciaban al hombre de la clase baja. Yo comprendí esto y me pareció que los lances de la revolución habían de dar lugar a que esa clase baja se sobrepusiese y causare los mayores males. Me fue preciso hacerme gaucho como ellos, hablar como ellos y hacer cuanto ellos hacían, protegerlos, hacerme su apoderado, cuidar sus intereses, en fin no ahorrar trabajo ni medios para adquirir más su con­cepto. Creen que soy federal; no señor, no soy de partido alguno sino de la patria. En fin: todo lo que yo quiero es evitar males y restablecer las instituciones, pero siento que me hayan traído a este puesto porque no soy para gobernar





Juan Manuel de Rosas,
en carta a S. Vazquez en fecha de su nombramiento

viernes, 3 de junio de 2011

Vieja!!!


Aguantá un cachito, bajale el fuego que falta la Señora. Elige vice, anuncia y ahí sí, estamos todos. Ahí te echás los fideos, esperás que el agua hierva y empieza el show.

Los esfuerzos del establishment por dotar de algún tipo de verosimilitud al argumento de que voltear al kirchnerismo es posible empezaron a delinearse como bosquejo y a esta altura de la soireé ya nos están mostrando el primer borrador.

Es esto. Lo que hay. Lo que pudieron pergeñar. El miedo no es zonzo. Y el establishment menos. Reconocen que la única posibilidad real para retomar el control del gobierno, es una profundísima polarización con una única fórmula que condense el sentimiento anti K, y no esos amargos programas que pide Binner. O sea, jugar a que si la señora junta, digamos, el 45, el único candidato opositor podría capitalizar el 55 restante, que llegaría sin beneficio de inventario.

Jugada difícil, ta claro, pero la única con algo de sustentabilidad y mínima legitimidad frente a un improbabilísimo desborde social, una híper o saqueos televisados en vivo desde supermercados chinos del conurbano.

Hace algunos días decidieron bajarlo a Macri, un calificado inoperante que no movió el encuestómetro más allá de General Paz. Eso sí, le permitieron la elegante verónica de un discursete de llamado a la unidad opositora “porque si no, me bajo a la una, me bajo a las dos y me bajo a las tres” y, por supuesto, se bajó nomás. Tan lindo le quedó el discurso que un mes después lo sigue usando como argumento para explicar su bajada a Ciudad cuando un periodista no pago le pregunta sobre el asunto. No, Mauri, eso es un subterfugio, la realidad es que tenés que correrte porque nos estropeás la foto, le dijeron desde AEA y el ex alumno del Newman, prolijito como es, se fue al mazo.

Por supuesto que hay algunos díscolos a quienes no hace falta bajarlos, porque se hacen zancadillas solos. Entre estos lo tenemos a Rodríguez Saa. Pero el verdadero frente de tormenta en los últimos días se abrió cuando el Mudo Binner pensó que era el momento de empezar a construir su camino al 2015. Por supuesto que no se lo van a permitir. Y lo están apretando para que se contenga en pago chico y no se le ocurra la pavada de querer presentar un frente que le drene votos anti k a Ricardito, cuya misión central es convertirse en un eficaz catch-all-not-k. Se dice que la coacción a la que están sometiendo al Mudo y su tropa en Santa Fe para que abandone su idea, so pena de romperle el frente en Santa Fe, es digna de una película de Ford Coppola: ojalá el Mudo no las cuente en algunas futuras memorias.

La figurita difícil de poner en caja va a resultar, como siempre, Lilita. Si bien es cierto que mide cada vez menos, una jugada de la Vidente de Maldonado en esta instancia podría llevarla a alzarse con una pila de votos que todavía no supieron encontrar el tatuaje del Che en el brazo del Colo DNrvz. Todo un riesgo que podría licuarse si alguien estuviese dispuesto a ofrecerle a la partera del apocalipsis un “extended play” de su banca en Diputados junto con un abono vitalicio a Silver Solarium, no sé si me explico...

Los muchachos de los que hablamos ni siquiera permitirían que a Ricardito se le ocurriera el nombramiento de algún ministro de economía genuinamente progre o heterodoxo, como hizo su papi cuando sacó a Grinspun de la manga. Y para eso ya le instalaron como comisario ideológico a Salamandra González Fraga que, además, se va a encargar que capturar el voto aburrido y conservador a la derecha mientras le dejan el trabajo de tirar el tramayo a la izquierda a Ricardito. Nada se dice del encanto y la mística de la fórmula, pero desde este blog podemos garantizar que, si bien desde Massaccesi no se veía algo tan aburrido, mucho peor hubiera sido una campaña de Sanz: soporífera.

No se sorprenda nuestro lector si, finalmente, los planes de AEA cristalizan (van bien encaminados, no lo neguemos) y la definición de los próximos cuatro años ocurre bien antes de octubre, digamos en las PASO. Por lo pronto, Tachuela ya dijo que está alineado. Él primero que nadie. El gran estratega, quién otro si no?

Hay que estar atentos, compañeros y compañeras, argentinos y argentinas, pingüinos y pingüinas, a no dormirse en los laureles, que está muy bien el “Cristina ya ganó” para la monada allá afuera pero acá adentro hay que seguir laburando, persuadiendo (como decía el dueño de los trajes de Ricardito) y convencer al gris que tenemos cerca, que está triste porque no sabe si Zamora se presenta o si López Murphy tiene partido, ese que está contento con la situación económica pero lo enerva que Cristina le de la mano al asqueroso de Berlusca o que creé que Schlenker engaño a Hebe de Bonafini y Schoklender está en cana por el crimen de Acro.

A ese gris hay que aclararle que Javier González Fraga es Lavagna. Que JGF es Duhalde. Que JGF es AEA. Que JGF es enfriar la economía. Que JGF es enfriamiento que supone congelar e incluso deteriorar las conquistas salariales de los trabajadores de los últimos 8 años. Que JGF es esconder ese proceso detrás de un pretenso “combate a la inflación". Que JGF es la vuelta de enormes transferencias de riqueza injustificadas a Techint, Aluar, Arcor, Ledesma, Perez Companc y siguen las firmas. Que JGF es ceder en la resistencia al fuego enemigo contra NUESTRAS acciones y NUESTROS directores de la Anses, en las firmas que operan en los sectores más concentrados de la economía, que es donde se define en nivel de inflación.

Por nuestra parte estamos cumpliendo y ya hemos reconvertido, tras una larga liturgia que se repite cada asado de domingo y que todavía no terminó, 3 parientes 3 que son nada menos que 3 votos 3. Todos votos hijos de largas sobremesas de domingo en las que una tía descubrió que Cablevisión, la que le aumenta el cable sin aviso, es de TN, los mismos que se escandalizan cuando sube el precio del tomate. Y en las que un cuñado no supo que decir cuando se trata de explicar la conducta litigiosa de Siderar contra el Estado (nótese que deben elegirse todas discusiones ganadas de antemano, como nos enseñó el gran Néstor).

En fin, que este post ya parece el “post mortem” de Todos Gronchos, dios lo guarde, pero de la vereda contraria.

Felices Pascuas. La casa está en orden. Ahora sí.



.