lunes, 8 de noviembre de 2010
El Caracol
Al Caracol se le presenta, dentro del ciclotímico flujo de preferencias y opiniones en el que suele navegar el electorado porteño, una oportunidad única: materializar en gestión toda esa densa nube de conceptos que, desde su disruptivo ingreso en la escena política tras los arteros atentados que lo tuvieran como víctima, viene tejiendo paciente y persistentemente, cada vez que la luz roja de la cámara que lo enfoca se enciende.
Lamentablemente el teatro de operaciones que la suerte le pone en el camino no es consistente con la praxis de muchas de las ideas en las que estructura su proyecto de país. Se podría entender como una cuestión de escala. Por ejemplo porque Caballito no tiene decenas de miles de kilómetros de glaciares para ser protegidos de la predación minera. Ni Villa Ortúzar presenta un sustrato geológico rico en gas y petróleo sobre el que venir a poner orden a la expoliación y el robo neoliberal. Tampoco hay en Parque Chas lugar para miles de kilómetros de líneas férreas sobre las que transitan los ferrocarriles que tendremos que nacionalizar.
Para el espectro de propuestas con el que nos ha venido martillando la cabeza en cuanta aparición pública los medios le dispensaron, no va a encontrar en la ciudad el amplio rango de aplicación con el que el Caracol aburre a propios y extraños.
Aún cuando es aquí donde el Caracol encontraba sus mejores chances de alzarse con un virginal triunfo de las ideas nobles y buenas. No decimos un éxito seguro, pero al menos una puja con final abierto que se avizoraba con un resultado mucho menos incierto que el de 2007.
La gestión actual, ese parnaso en el que la dinámica de gestión y la eficiencia administrativa eran los dioses principales, se ha mostrado rústica a la hora de brindar soluciones a problemas complejos. Sería un tópico absolutamente discutible que el macrismo retenga ese núcleo medular de 40% de votantes que lo llevó a disputar el ballotage de 2007. Muchos de ellos están decepcionados: no eran afines a ideas de derecha profunda, pero visto el default ideológico en el que se inmolaron los Ibarra y los Telerman, creyeron inocentemente y por un lapso que administración y política eran dos cosas distintas. Que la ciudad en la que pagan sus impuestos necesitaba un administrador, un gestor, que cambiara política por asfalto e ideología por bocas de tormenta limpias, pues solo es a nivel nacional donde se dirimen batallas de ideas.
En este blog nos queda claro que el Caracol tiene extraordinarias chances de convertirse en Jefe de Gobierno de la Ciudad en 2011.
Pero la administración política, la posibilidad efectiva de aplicar el propio ideario de prioridades y patrones de convivencia social, requiere un mínimo de audacia de parte de su ejecutor. Ejemplos tan disímiles como el del atípico gobernador de una provincia pobre e ignota o el frío intendente de la capital de provincia más pequeña del país demuestran que en política se valora mucho menos la explicitación de ideas consistentes y socialmente aceptables en TN que la capacidad estratégica para construir un proyecto político. Pero ninguno de los ejemplos mencionados dejó de ser gobernador o intendente so excusa de que la amplitud de sus ideas políticas no cuadraba con la superficie del ejido bajo su responsabilidad.
Todo parece indicar que al Caracol sí. En estos días nos hemos enterado de que en Diciembre lanzará su candidatura a Presidente para 2011. Es una decisión que soslaya y que no respeta a la mayoría de sus adeptos que, oh casualidad, se concentran en la Ciudad en la que gustosamente lo votarían como Jefe de Gobierno. Tampoco puede ampararse en razones biológicas: tiene juventud para ser un exitoso Jefe de Gobierno en 2011 y un excelso Presidente en 2015. Ni en razones estratégicas: no hay elementos que permitan suponer que su candidatura es un punto de apalancamiento esencial en un armado político de orden superior que permita a sus votantes la posibilidad cierta de remover del trono a la diktadura K que tanto lo preocupa y lo intimida. Ni razones tácticas: todavía no sabemos quién, dentro de su espacio, podría ser ungido como candidato a Jefe de Gobierno y arrastrar consigo un caudal importante de votos previamente bendecidos por el Caracol.
Nos duele herir susceptibilidades de la gente que lo respeta y que lo quiere. Porque, con disidencias y diferencias, los sentimos del palo. Pero nos vemos en la obligación de ejercer abuso de sinceridad, de alertarlos, de ser francos y decirles que, actuando así, en política lo único que efectivamente preserva no es su imagen ni su potencialidad, sino su kiosquito.
Y como no lo hemos visto con su ya clásica camarita, hemos descartado la posibilidad de que, en realidad, esté construyendo con sus actos y su vida el guión de una próxima película.
Y después no nos vengan con "candidaturas testimoniales".
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4 comentarios:
Ya lo dijo el ex-corredor "además no sólo hay que ganar una elección, después hay que gobernar"
Ya va retomando el ritmo Contradicto.
Dele que los lectores no lo dejamos solo.
http://www.youtube.com/watch?v=8CxH_js7FTE
No tiene edad para las dos cosas. En 2015 va a tener 79 años. No se usan en LatAm los presidentes tan viejos.
Una alegría su vuelta, Contradicto.
Bueno, el Pepe Mujica tiene ahora mismo 76.
Y parece el padre de Pino....
Si bien coincido con el espíritu del texto, tengo un análisis distinto. No hay armado suficiente en ese espacio ni siquiera sumando lo que pudieran de la CTA, por tanto los kiosquitos que más reditúan son a nivel personal, porque cualquier gestión requeriría de: a) un esfuerzo enorme (aquí coincido con Ana, no se cocina en el primer hervor ese Caracol eh) y b) una cantidad consistente de cuadros, que no poseen, y los que se arrimarían no estarían disciplinados.
POr otro lado todo el discurso lo han girado en función, como usted dice, de cuestiones nacionales, trenes, medio ambiente, supuestas nacionalizaciones que no se sabe cómo se harían 'sin confrontar'. Pero cuáles son los planteos estratégicos para la ciudad? Ahí las cosas se deben hacer más concretas y con número finos (y certeros)
Todos los elementos hacen que efectivamente sea más contundente una elección en la ciudad, pero por ese mismo motivo se exponen a la gestión concreta de algo (algo complejo, sucio, con vericuetos) y por el momento no tienen gestión ni de una sociedad de fomento barrial. Jodido que el chancho chifle.
Qué cuadros se les arrimarían para gestionar la ciudad? La 'izquierda'? Cuál de ellas? Algunos peronistas? mantendrían luego un alineamiento o sería para conseguir y ampliar SUS propios espacios?
POrque en la ciudad un equipo de filmación se arma rápido y hasta puede ser eficaz, pero cuadros para mantener una gestión, no.
Lamento, porque me disgusta, pero la mejor estrategia que tienen es la testimonialidad y sumar algunos puntitos en bancas nacionales (con la excusa sarasa de 'estar construyendo a futuro...'), más unos otros puntitos de notoriedad y notas en los medios nacionales.
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