viernes, 18 de diciembre de 2015

Monasterios (III)



Para ilustrar con ejemplos lo que decíamos acá y acá, y sólo por una arbitrariedad de los dueños de este blog, vamos a recurrir a la cadena de valor del litio.

Una introducción lo más sucinta posible, porque es mucho más lo que se habla en varios foros sobre litio que lo que se hace. El litio es hoy elemento químico imprescindible para pilas y baterías de toda la industria electrónica y se espera también lo sea para la industria automovilística eléctrica, que comenzó hace algunos años y viene creciendo.

Argentina tiene en el NOA varios salares con alta presencia de litio, que se extrae de una manera bastante económica. La fotografía actual es que esa salmuera con litio que se extrae de dos o tres salares (número que está creciendo) se convierte en boca de mina a un compuesto de fácil transporte denominado carbonato de litio y así, muy primario, es exportado a los pocos países que hoy están produciendo baterías en grandes volúmenes.

La producción local de baterías en Argentina es nula y la de otros bienes que requieran litio es marginal (grasa de litio para usos mecánicos). Cualquier pequeña demanda actualmente se atiende con importaciones spot, lo que nos permitiría decir que la cadena de valor del litio está, pero quebrada. No hay agregado de valor sustancioso.

Desde una perspectiva sistémica, mirando el todo, es mucho lo que se puede hacer para “crear” esa cadena. Son esfuerzos que involucrarían de manera activa tanto al núcleo científico, como a tecnólogos y un tejido industrial incipiente que se convierta en demanda neta de ese esfuerzo.
Utilizando el encadenamiento clásico (y totalmente obsoleto, pero cómodo para transmitir estas ideas), podríamos decir:

  • la ciencia básica debería estar trabajando en investigación y desarrollo de una electroquímica del litio que nos abra la puerta a una batería apta, factible y económicamente aceptable para vehículos. Si no hay cadena de valor que la alinee, esos núcleos de investigación (que existen y son de primera línea) encuentran su lugar de confort como subsidiarios (asociados en la mejor instancia) de laboratorios en el primer mundo. Este sería el enfoque ortodoxo: cuando el descubrimiento, la invención tiene lugar, el apéndice argentino no es propietario de los derechos intelectuales o industriales.
  • la ciencia aplicada, además de esperar el derrame de los avances de conocimiento en ciencia básica, tiene decenas de tópicos de mayor o menor criticidad para atacar en el despliegue de esta cadena de valor. Pero su razón de ser es una demanda que la “disciplina”, que le dice qué y cómo lo necesita. Hacer retro-ingeniería al estilo japonés de los 50 o coreano de los 70 para ponerse en carrera en la tecnología de baterías existentes, y luego trabajar en mejoras
  • la tecnología tiene, en este abordaje, innumerables desafíos: cada instancia de la cadena de valor contiene problemáticas que requieren de la tecnología para solucionar y optimizar: desde tecnologías aguas arriba para un mejor uso de los recursos y la energía en la extracción de salmuera hasta tecnologías aguas abajo que permitan ir previendo la red eléctrica de recarga de nuestros futuros vehículos eléctricos (o pensamos recargarlos a todos con una zapatilla de ferretería), desde tecnologías duras asociadas a la electroquímica óptima de los compuestos de batería hasta tecnologías blandas como las ciencias sociales que se requieren para que la industria extractiva del litio no choque con las comunidades milenarias que viven en la región sino que se ambas se complementen adecuadamente (o no vamos a poner un secundario técnico en Susques para que los chicos salgan con un título que les permita no sólo trabajar en el sector sino además entender cabalmente qué están haciendo).
  • la industria requiere un plan articulador de esfuerzos en esta cadena (esto extrapolable al resto). Extendiendo los modelos provistos por la ciencia aplicada y la tecnología a producciones piloto, la industria debe evaluar factibilidad económica, mercado, costos, optimizaciones de métodos y recursos, etc. Inicialmente en la forma de consorcios público-privados, en los que prime el equilibrio entre la demanda de lucro y la paciencia para completar de manera completa y robusta la trayectoria deseada, con fuerte asistencia y participación del Estado, no estamos hablando de una Utopía.


O sí, y aunque cueste creerlo, eso depende del abordaje ideológico de los protagonistas. Un Estado neoliberal como el que está configurando el macrismo ve a la tecnología como un bien de mercado: estos bienes como todos los de la economía, tienen un precio, disponibilidad y plazos. Por eso el Estado neoliberal compra radares, compra satélites, compra redes 4G, comprará vehículos eléctricos.
Y nuestro abordaje, el del Estado populista, no ve a la tecnología como un bien, sino como un camino. Una trayectoria llena de errores, de demoras, de caminos inciertos, de giros en U. Pero el único sustentable cuando lo que se busca es un desarrollo sostenido.

Esta serie de notas fue gatillada como análisis de la decisión de Lino Barañao de permanecer en el cargo de Ministro de CyT en una gestión cuyo sesgo neoliberal ya era indisimulable antes del 10 de diciembre. El motivo de esa decisión es que Lino Barañao nunca entendió la gestión de su cartera con esta integralidad: es un cardenal del Monasterio de la ciencia básica y su gestión fue entendida desde allí.

La gestión real, neta, libre de fotos, discursos y medallas, del MinCyT kirchnerista en la cadena de valor del litio fue repatriar una doctora argentina radicada en Europa e instalarla en lo que se denominó el Instituto del Litio, bajo el paraguas de la Universidad Nacional de Jujuy, ubicado en Palpalá, en los antiguos edificios administrativos de la empresa estatal Altos Hornos Zapla.

Los hechos se encuadran perfectamente con las visiones y ahí, en la investigación básica que pueda lograrse desde ese Instituto, ahí finaliza la asunción de responsabilidades de Lino Barañao. Desde este blog creemos que es módica y bastante pusilánime. La gestión Barañao paga la primera cuota y queda debiendo dos. O incluso tres.


En una línea de continuidad, ese beneplácito, ese subyacente orgullo de la ex presidente respecto de ese nombramiento, de esa continuidad, también habla mucho de la visión ideológica que tuvo el kirchnerismo respecto del tema. Cristina canchereó lo que fue una inteligente jugada de un Macri que, por supuesto, no tiene la menor idea del tema: alcanzó con comprar por poca plata un jarrón decorativo que parece (pero no es) de alguna ignota y ancestral dinastía china. 

Por eso insistimos en que, cuando la mayoría nombra a Amilcar Herrera, a Varsavsky y a Sábato, pocos son los que realmente los leyeron. En ellos, en su pensamiento, en sus libros, radica el secreto de nustro paso arduo y desértico, pero el único seguro, al verdadero desarrollo.

Nuestros jóvenes con espíritu de dirigentes tienen 4 años para entender que no todo es garra y corazón, que hay que patear 200 tiros libres por entrenamiento.
Y nuestra dirigencia 4 años para poner las barbas en remojo.

5 comentarios:

chacall dijo...

Suscribo 100%!!!

Tranquera Abierta: No me sigan, yo tambien estoy perdido. dijo...

contundente artículo y buena síntesis.
Saludos.
Julio.

Anónimo dijo...

Foto: "El monasterio de Sumela (en turco: Sümela Manastırı; griego: Μονή Παναγίας Σουμελά, es decir el monasterio de la Panagia («Toda Santa», el nombre griego de la Virgen María) en el monte Melá) es un monasterio griego ortodoxo, a los pies de un acantilado frente al valle de Altındere, en la región de Maçka en la provincia de Trebisonda, actual Turquía. Situada a una altitud de aproximadamente 1200 metros, es una importante atracción turística del parque nacional de Altındere."

Veo, en el link al libro de Sábato, que uno de los colaboradores es Fidel Alsina Fuertes. Y recuerdo una nota del primero en la revista Humo(r) sobre las jubilaciones de privilegio, en el remate de la cual, para subrayar la injusticia, daba el impresionante currículum de Alsina Fuertes y la miseria de jubilación que cobraba.

Otro detalle es que Sábato fue un furioso antiperonista, o sea una muestra mas de la tragedia de la inteligencia argentina, que se opuso sistemática y estúpidamente al único gobierno que podría haber hecho realidad sus ideales de desarrollo científico-técnico. Pero no hubo caso, sus prejuicios bienpensantes fueron mas fuertes.

Rafa dijo...

Excelente Contradicto, suscribo 100 %.

Matizando un poco el comentario del Anónimo de 15:20: si bien Jorge Sabato fue notoriamente antiperonista, no tenía problema en reconocer que ingresó en la Comisión Nacional de Energía Atómica durante el gobierno de Perón y que allí jamás se lo persiguió políticamente ni se le exigió que se afiliara al Partido Peronista. En su actuación como funcionario luego de 1955, formó equipos donde participaban científicos y técnicos de todo tipo de pertenencia partidaria o ideológica sin ningún tipo de discriminación. Claramente y más allá de sus críticas (algunas feroces) a Perón y al peronismo, siempre privilegió el interés por el desarrollo científico y tecnológico nacional a sus simpatías o antipatías políticas.

Saludos.

Esther dijo...

Hola, adiciono un par de videos de Científicos Industria Argentina, el primero de mayo de 2015 y el segundo de diciembre de 2015, los cuales, creo, aportan mucho a favor de las ideas vertidas en esta página, aunque justamente a partir de las investigaciones que desde hace varios años se vienen haciendo en el país para producir baterías de litio, cuestión en la que participó activamente el Ministerio de Ciencia y Producción. El proceso global, desde el punto de vista político y tecno-científico es sumamente interesante:

https://www.youtube.com/watch?v=Uxz7o3p2aPw
http://www.tvpublica.com.ar/articulo/baterias-de-litio-futuro-de-la-humanidad/

Abrazo,
Esther