viernes, 22 de febrero de 2013

Destinos

Por haber dicho lo que PIENSA, Yoani se ha convertido en la nueva Reina de la Libertad.
Abandonó la Dictadura y ahora se pasea por su Reino, acompañada de su inefable séquito, entre aeropuertos, hoteles caros, conferencias y cenas de agasajo.


Por haber dicho lo que SABE, Bradley se ha convertido en el nuevo Rey de la Oscuridad.
Abandonó su American Dream y ahora se pasea por su Reino de 2 metros cuadrados en algún lugar de Virginia, la tierra de la Libertad.

El destino. Quién pudiera controlar el destino?

jueves, 21 de febrero de 2013

Casetes y Tecnocracia


En este post de hace pocos días, nuestro colega y amigo Licenciado Baleno juntaba optimismo y esperanza. Me refiero al video, famosito ya, del discurso de la secretaria general de Unión Internacional de Juventudes Socialistas, Beatriz Talegón, en la última Internacional Socialista de Cascais, bellísima vila donde los portugueses hacen verano.

Baleno tiene buenas razones. Y aplaudimos ese espíritu. Pero nuestra piel cuarteada y los agujeros en las suelas de nuestras zapatillas nos llevan a otro lugar.

Beatriz Talegón se presenta al mundo, en el ágora de un socialismo de colesterol alto, y les dice que tiene un casete lleno de buenas canciones, mejores ideas, nobles intenciones y una versión inédita del Unicornio Azul de Silvio Rodríguez. Pero no lo puede hacer funcionar en ningún lugar. Porque no encuentra pasacasetes.

Algunos camaradas la miran y sofrenan la carcajada. Otros, azorados, se preguntan “adonde pretende ir esta chica?”. Los más jóvenes simplemente no entienden, nunca habían visto un casete en su vida.

Alguien tiene que explicarle a Beatriz Talegón que un lejano día, un 9 de noviembre de 1989 para ser exactos, los pasacasetes dejaron de existir. Y su casete, ese que corría entre izquierdas y derechas, ese que para ahorrar pila se rebobinaba con una Bic, ya es pieza de museo. No puedo querer mostrarle al mundo mi petit obra de arte, mi construcción de ensueño, por colectiva y social que sea, con un casete.


Esa manera de medir el mundo ideológico según el metro patrón nacido el 11 de setiembre de 1789 en la Asamblea Nacional Constituyente de Francia, la derecha y la izquierda, dejó de existir. Se entiende más la sonrisa de los Congresales en Cascais que la indignación de Beatriz.


Hoy los formatos digitales gobiernan el mundo. Todos son hijos de la Tecnocracia, esa reina que campea por los más extensos dominios jamás imaginados.

Zapatero era de izquierda.
Rajoy es de derecha.
España sigue igual. O peor.

Sarkozy era de derecha.
Hollande es de izquierda.
Hay matrimonio gay en Francia. Aleluya.

Blair era de izquierda.
Cameron es de derecha.
Inglaterra es y será de la Casa de Windsor y de las borracheras del Principe Harry.

Bush era de derecha.
Obama es de izquierda.
Guantánamo es de nadie.

Y el poder que emerge como inequívoco triunfante de lo que pasó hace casi 24 años es el poder Tecnocrático, que llegó para imponernos su sentido común invencible, armado de incontrastables teorías y leyes universales, listas para convertir las relaciones sociales y políticas en una enorme ecuación de múltiples variables que tienen una única solución: la que se dicta en la Basílica de Wall Street.

La Tecnocracia es la Iglesia de nuestra era. Y los Organismos Multilaterales son su Inquisición. Christine Lagarde, una suerte de Torquemada, que seguramente odia las imágenes de los chicos famélicos que ayuda a crear.

La Tecnocracia, en su abrumadora hegemonía, se convierte en verdad revelada que inunda el espacio común y rellena cada vacío, cada silencio. Porque es la dueña del sentido común.

La Tecnocracia es casi mágica: cuando está a punto de liberar sus dosis de mierda sobre un país o una región, mejor dicho sobre la clase trabajadora de esa región, inventa un eufemismo con el que nuestros semiólogos se mantienen entretenidos durante el lapso que dure su cagada, pletórica de desocupación, miseria y finalmente, de salvaje represión.

Así, su mejor regalo a la humanidad han sido las palabras mágicas:
- a la nueva colonización la llama globalización,
- a “te tengo en la mira” lo llama armas de destrucción masiva,
- a patear la escalera de las potencias en ascenso lo llama OMC, o CIADI, o BID
- a hacer volar por los aires regímenes enemigos (esos que hace minutos eran muy amigos) lo llama “incremento en el precio de los commodities alimentarios”

La Tecnocracia se ha dado el lujo de crear la MEJOR y MÁS FRUCTÍFERA crisis económica de la historia, que aunque permanezcan herméticamente ocultos, tiene ganadores felices: los tecnócratas.

Quién se opondrá a la tecnocracia? Quién será el gran desafiante que pueda, alguna vez, presentarle pelea? La izquierda? El socialismo? Esos señores de limousine y hotel world class en Cascais, que cuando tienen que descalificar a algún gobierno exitoso lo etiquetan de populista?

O serán los jóvenes indignados, ese 99%, acampando en las plazas de las grandes metrópolis escuchando el Unicornio Azul en un casete?

Eviten hacerme reír. Me duele la carretilla.

viernes, 8 de febrero de 2013

Persistencia



Nada en el mundo puede reemplazar a la persistencia.

No el talento. Nada es más común que personas insatisfechas con talento.

No el genio. Los genios no recompensados son demasiado frecuentes.

No la educación. El mundo está lleno de cultos desperdiciados.

La persistencia y la determinación son todopoderosas.



domingo, 3 de febrero de 2013

Mala película



Parecía un imposible, una utopía.

Que tanta tristeza, tanta injusticia, tantos seres humanos abandonados por el sistema, tantos proyectos negados, tantas vidas segadas en suicidios inexplicables, tanta nueva pobreza, tanta decepción encontraran a sus responsables y no quedaran impunes, sin explicación.

  • En España, por ejemplo, la crisis provocó que 4,3 millones de familias españolas quedaran sin sustento.  La mitad de ellos hace más de un año que no encuentran trabajo. Si la cuenta es entre los jóvenes de hasta 35 años, 55 de cada 100 están desocupados y el 60% no encontrará trabajo en el próximo año. Uno de cada diez hogares peninsulares tienen a TODOS sus miembros sin trabajo y 9 millones de persona se encuentran en la pobreza.
  •  La situación en Grecia no es mucho mejor: además de que el nivel de vida de la población ha descendido el 35% desde Lehmann Brothers, una de las variables que asusta por su incremento es la tasa de suicidios. Los griegos fueron tradicionalmente un pueblo feliz, con las menores tasas de suicidio del mundo. No es para menos, tienen un país hermoso. Pero 3200 griegos no pudieron apreciar esa cualidad y se han quitado la vida o lo han intentado infructuosamente desde 2010. Ese número supera todos los suicidios de la década del 90. Quizás tenga que ver con cuestiones subjetivas como la desesperanza y la falta de un horizonte. O quizás los motivos sean plenamente objetivos: 120 mil empresas han desaparecido en el país helénico en aquel lapso.
  • En Italia hay problemas. Y si Italia, uno de los 4 grandes de Europa cae, el futuro de la mismísima UE quedaría en entredicho. El único optimista era Monti, pero la deuda externa trepa al 120% del PBI y también lo hace la destrucción de fuentes de trabajo: la tasa de quiebra de las empresas creció el 22% y ya 8.3 millones de personas pueden considerarse pobres.


Por suerte en todo este tiempo hubo personas encomendadas a encontrar las causas de tanto sufrimiento y ponerle remedio. Como en una mala película en la que se busca la vacuna contra un virus fuera de control, nuestros doctores-héroes se abocaron a encontrar la cura y no tuvieron miedo de exponerse al contagio.  

Para ello dedicaron horas inacabables, postergaron sueño en habitaciones de hoteles cinco estrellas y, seguramente confundidos por los husos horarios, despertaron a colegas en horas inconvenientes para obtener un nuevo dato crucial para entender y explicarle a la humanidad las causas de un fenómeno que se abatía como noche negra sobre nuestra especie.

Tuvieron que sufrir el enorme inconveniente de olvidar el cepillo de dientes en casa cuando fueron convocados a subirse de urgencia a la cabina First Class de un avión que los depositaría en lugares a los que fueron convocados para ser testigos de primera mano de lo dramático y acuciante de la situación. Eso sí, siempre detrás del vallado interpuesto por las autoridades locales. Desde limousinas blindadas de vidrios oscuros. Adelante de las vallas, mientras tanto, la policía se ocupó de llamar al orden a algunos “infectados”.

Y, también como en las malas películas, esta semana tuvimos el final feliz. Gracias a los denodados esfuerzos y al espíritu incansable de nuestros protagonistas hemos comprendido la oscura y hermética causa de nuestros males.

Sólo cuando la música de suspenso llegó a su clímax, sólo entonces la chica bonita e inteligente del casting, Christine Lagarde, puso su mejor cara de circunstancia, aspiró hondo y lo dijo:

“La culpa de todo la tienen las erróneas y nada confiables estadísticas de la Argentina. Deben corregirlas.”

Italianos, españoles, griegos y portugueses volvieron a respirar aliviados.

Hubo lágrimas, abrazos interminables y besos largamente debidos.

Tal cual.

Como en una mala película.



viernes, 1 de febrero de 2013

Buscando a los culpables



El gobierno israelí y lo más rancio de la comunidad judía en la Argentina rechazan el acuerdo argentino –iraní en pos de identificar responsables del atentado a la AMIA por una única razón: no quieren encontrar a los culpables.
De hecho, el actual estado de la causa AMIA es absolutamente funcional a la estrategia israelí de persistir en su actitud de confrontación permanente con Irán, tras los pantalones del hermano mayor Estados Unidos.

En la actual situación, el culpable no tiene nombre ni apellido. El culpable simbólico es Irán. Y suma otro argumento a los ya existentes.

A Argentina esta situación no le sirve. El Estado nacional tiene un solo deber: encontrar a los culpables. E Irán no puede ser culpable, porque es un país. Los culpables son los autores intelectuales y materiales. Tienen nombre de persona, no de país.

Argentina, con este Acuerdo, ha dado un paso inédito en el Derecho Internacional. Y debe llevar su búsqueda hasta las últimas circunstancias. Si eso implica perforar una estrategia de acoso geopolítico sobre un país, no tenemos nada de qué lamentarnos.

Allí donde otros tienen por única respuesta la violencia, la venganza irracional sin pruebas, las bombas y la siembra de muerte, Argentina sigue demostrando apego a su propia institucionalidad (como en los juicios a los represores ilegales de la dictadura) y a la del orden internacional, y cuando aparece una vacante, se aboca a diseñar instumentos para crearla.

Nuestro país no esconde ningún Guantánamo, ningún Abu Ghraib y ninguna franja ni territorio ocupado, sino todo lo contrario.Que de la catadura moral que significan el acoso, invasión y destrucción de un país so excusa de armas de destrucción masiva que después no aparecen, se hagan cargo sus autores.

Y finalmente, para quienes acríticamente aceptan “la historia oficial” que sugestivamente siempre emerge de altavoces norteamericanos, respecto de que Ahmadinejad niega el Holocausto, el siguiente video. Alguien que me diga por favor en qué momento de los próximos 7 minutos veinte, llenos de preguntas incisivas y directas sobre la cuestión, el presidente iraní ratifica esa supuesta posición.



jueves, 31 de enero de 2013

Magia Explicada



Se abre el telón.
Estamos en cualquier momento de la historia reciente del país, década del 70, del 80 ó del 90.

Por enésima vez y gatillado por el motivo que sea, el escenario económico y social argentino vuelve a descalabrarse y apunta a irse a la mismísima cadorna (si no es que se fue ya).

Entonces, un puñadito de los masters de la economía que mejor representan los intereses de los señores que tienen el mango de la sarten, ese viernes fijan un feriado bancario el lunes y se van a una paqueta casa quinta en la que se encierran durante las próximas 72 horas para pergeñar un Plan Económico.

Zaaráaaann!!

Lunes a la noche, la población con los nervios de punta y los ravioles del domingo todavía atravesados en la tráquea, sin saber si al otro día va a tener que pagar las cuentas en pesos, australes, dólares, patacones o quetzales moneda nacional.

Quien haya sido ungido como futuro Ministro de Economía, en cadena nacional, con la misma expresión de un mago que está serruchando a su hermosa partenaire, nos habla de la pesada herencia, de lo dramático de las cuentas del gobierno y de reconocer como tremendo, pero también como INEVITABLE, el sacrificio que está a punto de solicitarle a la población.

Swiiishhhhh!!

Habemus Plan Económico.  

Aplausos. Vuelve la tranquilidad.
El nuevo orden impera. Tibia felicidad.
Excepto para aquellos que ya se dieron cuenta que, aquel fin de semana, no estaban en los planes de los participantes del cónclave en la quinta.

El Plan se implementa. El nuevo modelo avanza. Y se re-encauzan las relaciones entre agentes económicos. Cada jugador vuelve a jugar el juego que optimiza su renta. Los ganadores palean. Los perdedores mascan venganza.

El tiempo, el implacable, (el que pasó…), transcurre.
La cosa empieza funcionando.
Uno. Dos. Cuatro años. Depende.
Pero pasa lo que tenía que pasar.
Y empieza a funcionar menos.
Hasta que, finalmente, funciona nada.
Como en el Juego de la Oca, volvemos al principio de este post.

Las consecuencias?
Además de la decepción social.
Además de eventuales cacerolas, saqueos o, peor, de un golpe de Estado y sangre de inocentes que casi inevitablemente va a correr.
Además de todo eso, la consecuencia inmutable, no importa quién y cuándo se hiciera cargo de la cadena nacional, siempre fue, siempre es
un aumento exponencial de la pobreza. 
Y de su hermanita salvaje, la indigencia.

Toda ella, materia prima provista por la cantera de lo que hemos dado en llamar “clase media”.

En todos los casos, sin excepciones, las consecuencias de los actos de magia a los que nos vinieron sometiendo hasta 2003 fueron sistemáticos aumentos en la desigualdad en la estructura social. Todos esos inefables Programas Económicos inevitablemente impactaron, desfavorablemente, en la equidad de distribución y la homogeneidad de nuestra sociedad.

Eso sí, los magos de ocasión tuvieron, en cada oportunidad, una larga lista de excusas para justificar su fracaso. Usualmente tirándole la papa caliente a la política (o la caída de la convertibilidad no se debió al aumento descontrolado del gasto público que Menem impulsó en el 98 sin consultar antes a los Artana, los Roque Fernández, los Solanet, los Cavallo?).

Vió que en televisión hay un aguafiestas, un tal “Criss Angel” que explica los trucos?
Hoy vamos a convertirnos en sus lamentables imitadores. Hoy seremos imitadores de un zanguango que explica trucos de magia por televisión. Qué bajo hemos caído!

Tenga a mano.

Para entender la clave detrás de todos y cada uno de los malogrados experimentos económicos que vivió nuestro país los 50 años precedentes al 2003, hay que dar vuelta el escenario. Y la secuencia.

Observe con atención. En lugar de poner al aumento de la inequidad y la desigualdad en el lugar de CONSECUENCIA INEVITABLE que se le asigna en el RELATO (sí, ese también era flor de relato), vale la pena hacer un pequeño ejercicio de abstracción y tratar de pensar el golpe a la clase media, su debilitamiento, la caída de grandes sectores de su estructura en la pobreza, no como consecuencia sino como OBJETIVO FUNCIONAL.

Es decir, de la misma manera que Cristina se sube al atril y ratifica por enésima vez que el trabajo y la ocupación son ejes irrenunciables del “modelo”, de la misma manera, NADIE en el pasado se subió a ningún atril a decir la última y definitiva verdad: el OBJETIVO FUNCIONAL del relato neoliberal ERA, sin medias tintas, arrasar y destruir a la clase media. 

Claro, no es un objetivo para andar declamando en público ese de decirle a los súbditos: “y ahora queremos que ustedes sean Biafra”. No no. No paga.

Y las CONSECUENCIAS (no sus causas) de ese objetivo inconfesable, eran esos planes económicos herméticos, crípticos, mágicos. El sacerdote chamán predicando entre pedestres ignorantes, aterrorizados, en pleno shock.

Ilustremos el caso: derribar barreras arancelarias para recibir una inundación de mierda importada en el 76 fue consecuencia de una causa antecedente: destruir las pymes nacionales. Era al amparo de aquellas donde florecía, a borbotones, nuestra clase media.

Lograr una brecha saudita entre poquísimos sultanes que no pueden terminar de contar nunca su fortuna y mayorías embrutecidas, hambreadas y empobrecidas es FUNCIONAL a los factores de poder no democráticos ni republicanos que toman, solapadamente, decisiones que afectan la vida de todos.

Trtrtrtrtrtrtrtrtrrrrr (redoblante)…

Al primer corolario a estos razonamientos vale la pena recorrerlo.
Observe:

  • Cuando se razona y opera dentro del relato neoliberal, en el que la inequidad y la pobreza son consecuencias “no deseadas”, el diagnóstico que explica el “lamentable” (pero sistemático) error en los Programas Económicos adoptados es de orden TECNOCRÁTICO. Puede ser la tasa de interés, el precio de las commodities o el registro pluviométrico en la pampa húmeda, pero siempre la culpa reside en una razón técnica. Y se resuelve, como no puede ser de otra manera, por medios técnicos. En manos de los mismos (Cavallo 2001?) o nuevos (Sourrouille?) tecnócratas.
  • Por el contrario, cuando se iluminan las áreas ocultas del acto de magia neoliberal y queda a la vista que el verdadero objetivo siempre fue “africanizar” la estructura social del país, todos los argumentos de orden técnico automáticamente implotan, oprimidos por su propia hipocresía. Y el único diagnóstico posible es de orden POLÍTICO. Sí, político, esa palabra que odian los voceros de los partidos del status quo.


“Africanizar” es estructurar la sociedad para que la ejecución del “divide et impera” social sea viable (y sostenible).

Africanizando no sólo se disciplina a los viejos y nuevos pobres imponiéndoles limitaciones a su eventual rebeldía con el fantasma de la desocupación, la indigencia y la desprotección.

También se disciplina a quienes tuvieron la suerte de quedar del lado seguro del acantilado. Se los disciplina con sólo mostrarles cuáles serían las consecuencias de elegir y promover una opción alternativa, más o menos progre, una loca mañana. El precipicio es tan enorme que eriza, incluso, la piel de los dueños de autos alemanes. Que se asoman a esa ventana cada vez que un invisible, un desclasado, les pide una moneda después de pasarle una franelita a los focos del Mercedes.   

Vislumbra por qué hace 10 años no vemos un ministro de economía presentando un programa económico en cadena nacional?

Explicar magia.
Perdón.
Nunca volveremos a hacerlo.



martes, 29 de enero de 2013

Conversaciones



He estado hablando con Satanás. Sí, leyó bien, con el diablo. En estos últimos días.
Buen tipo, amable, detallista y hasta racional, sin por eso dejar de ser irónico y corrosivo.

Se trata de deshacerse de los prejuicios. De sacarse de la mochila unos dos mil años de injurias, rumores y acusaciones. Una vez que podés con eso, podríamos decir que estás listo para una charla despojada y franca con Mefisto. No inocente de chicanas, guiños y espirales ascendentes de inteligencia, moderadamente sazonada con cultura, humor y años. Que el diablo sabe por diablo...

Es un placer hablar con él. Como en las charlas con los ancianos sabios, uno se embarca en ese paseo maravilloso y humano en el que suele convertirse, cuando lo dejamos, al diálogo. Cuando los celulares se callan y las agendas se cierran.

Paradójicamente y contra todos los pronósticos, gracias a la permanente y firme campaña de la que es objeto de parte de los últimos, digamos, 265 Papas, hablar con Satanás es muy fácil.

Sucede que hace muchos siglos que sus antiguos compinches de aventuras, sus amigos, se fueron alejando, muriendo quizás, y hoy está bastante solo. Por lo tanto, premia con interesantes anécdotas y agradece con dones infernales menores cuando encuentra alguien que le dedique un buen rato en una charla amena.

Hace mucho, me cuenta, que no lo ve al Viejo. Dice que eso, que está muy viejo. Que perdió los reflejos de juventud y que la calidad de los milagros se le ha ido deteriorando. Le respondo que lo mismo se siente en la Tierra, todos los días.

Y me secretea que el Viejo, sin llegar a vanidoso por supuesto, era un poquito presumido con eso de los milagros. No terminaba de inventar uno nuevo y, más temprano que tarde, se lo escuchaba golpeando las puertas del infierno al grito de “Lucifer, Lucifer! Mirá lo que preparé!!” No podía dominar esa fanfarronería. Y al Diablo lo cansaba.

Dicen que ahora está bastante sordo y que le cuesta dominar un temblor permanente en la mano derecha.  Esa con la que en los viejos tiempos se cobraba diluvios universales, siete plagas o la apertura del Mar Rojo.   

Del diablo no se puede decir lo mismo. Maduro, sobrio y agudo, parece estar en su mejor momento. Me cuenta que le encanta el tango. Y que el único lugar en el que le gusta bailarlo es en Buenos Aires. A veces, con elegante discreción, hace su entrada en alguna milonga arrabalera y tratando de pasar desapercibido, camina suavemente de mesa en mesa. Hasta que, por fin, le echa el ojo a alguna francesita, brasileña o japonesa de ocasión que, por supuesto, difícilmente cede a la tentación de bailar Bahía Blanca  con él, que solo lo admite en la versión original de Di Sarli. Un "viejo zorro" se le escapa en voz alta cuando menciono el apellido.

Nada tiene que temer nuestra protagonista de ocasión en los brazos del señor de la oscuridad. El diablo es, ante todo, un caballero, y no necesita aprovecharse de la inocencia de la dama, que solo sospechará que ha abrazado al Mal después de haber sentido que el tango que bailaron pareció el primero. 
Y se sintió como el último.

Si ella lo desea, como ocurre siempre en estos casos, lo arrastrará a su alcoba. El Diablo, respetuoso tenaz del libre albedrío, no provoca nada. Y, por supuesto, no me cuenta los detalles.

El diablo creé que, en nuestra imperfección cotidiana, somos criaturas perfectas. Le respondo que ahí concidimos.

El diablo aprovecha ese sutil momento de comunión y va más allá: me dice que, en el largo plazo, confía en el éxito del hombre, de la humanidad. 
La magia se rompe cuando yo le digo que no estoy tan seguro.