viernes, 28 de junio de 2013

Oportunidad nao tem fim


Brasil acaba de ingresar en una zona de turbulencia que no estaba en el radar de nadie y de la cual su democracia puede emerger afianzada, plena y más equitativa. Pero el riesgo de un retroceso neoliberal es enorme.

Detrás de los acontecimientos de las últimas semanas ya tomaron cuerpo intereses contrarios al espíritu de desarrollo con equidad que ganó las elecciones de 2002, 2006 y 2010. Tratando de quitarle todo el dramatismo posible, resulta ser la hora de la verdad de una generación que, tímidamente, vino a instalar un diseño progresista para el desarrollo nacional verde-amarelo.

Y no se trata de quitarle responsabilidad sobre las marchas y reclamos de los últimos días a cada una de las administraciones del PT desde 2002. Pero no obsta decir que son el PT y la izquierda brasileña los únicos capaces de capturar la importancia política del momento, de revisar la levedad estratégica de su programa, de convocar a las masas beneficiarias y de mostrar y pavimentar el camino de salida.

Es significativo el grado de profundización, el coraje y la audacia que le están haciendo falta al gobierno de Dilma para darle la estocada final al poder fáctico braileño y convertir en irreversible la incorporación de millones de pobres al mercado de consumo que ocurrió en los últimos años. La magnitud del movimiento telúrico sentido en los últimos días en el Planalto debería ser la paradójica onda sobre la cual la izquierda brasileña accione la vuelta de tuerca imprescindible y definitoria.

La recuperación norteamerica y el cambio de foco de su política internacional llevan a pensar que los tiempos apremian, que el Departamento de Estado ya está trabajando a todo vapor para erosionar el proceso de integración latinoamericano. Los gobiernos pacatos o decididamente derechosos de Chile, Perú, Colombia y México, la iniciativa de un ALCA 2 disfrazada de mercado librecambista andino, redundan en un trampolín inesperado para que Tío Sam intente volver a la tesis del patio trasero, tesis que los procesos populares latinoamericanos tienen la obligación de abortar.

Pero no puede pensarse a escala continental si antes el gobierno brasileño no toma una acción valiente y decidida para defenderse del ataque económico que Wall Street está ejerciendo sobre el planeta, que Dilma tan logradamente etiquetó como "Guerra de Monedas", una semántica que hasta ahora no pudo acompañar con una retaliación acorde, permitiendo una valorización del real que asfixia a la industria brasileña y que se transfiere al plano social a través de la desocupación que provoca la re-primarización de su economía y el empobrecimiento salarial provocado por la inflación importada.

Brasil hoy importa el 25% de las manufacturas que consume y esta sangría transfiere empleo al exterior y opera sobre la dinámica innovadora del tejido productivo brasileño, además de afectar gravosamente las cuentas externas: el déficit comercial de la industria brasileña representará en 2013 el 20% de sus reservas en divisa.

La arremetida conservadora juega sus cartas: aprovechando la tensión en las calles los diarios de la corporación mediática brasileña le presentan a Dilma un plan de emergencia. Con la misma cara de piedra que los economistas argentinos hace 10 años predicen el fin de ciclo kirchnerista, Folha propone ajuste fiscal y monetario, entrega de las reservas petroleras en el litoral fluminense a petroleras extranjeras, reducción del gasto social y de los salarios reales, el frizamiento del Mercosur y su reemplazo por tratados de libre comercio.

Como podemos ver, los cajones del establishment brasileño y del argentino guardan los mismos miserables papeles. Nunca los queman. Cuando mucho se los meten en los bolsillos a candidatos que, por fortuna, aquí y allá, no pueden modular correctamente palabras de más de 5 sílabas.

Por suerte para Dilma, el tenor de las protestas de los “indignados” brasileños colisiona de frente con la agenda inefable del mercado: cuál es la coherencia de pasajes de bondi gratuitos que reclama el MPL en un contexto de Estado mínimo y gastos reducidos que propone la oposición conservadora?

Eso sí, la misma firmeza que Dilma mostraba hace un año cuando el paro de funcionarios del estado federal, profesores universitarios y maestros de escuela no logró ninguna mejora, no parece estar presente en esta oportunidad en la que chicos blancos de clase media elevan el purísimo reclamo de reemplazar obras para el Mundial 2014 por hospitales y escuelas, en el país del pentacampeón.

A pocos gobiernos les aparece una oportunidad de re-invención en la mitad de su gestión. A Dilma y al PT les ha aparecido: y no es corriendo diligentemente a satisfacer demandas pequeño burguesas desarticuladas la forma en que esa oportunidad se convierte en ciclo histórico. Que alguien le explique a Dilma los beneficios de haber atendido los reclamos del falso ingeniero Blumberg en Argentina. Muchas veces la sobreactuación populista se convierte en terreno minado. Cuando no en agenda suicida.

Si el ejemplo de Néstor 2004 no les alcanza, que pregunten cuáles están siendo las enormes ventajas sociales del gobierno de la Hermandad Musulmana en Egipto, una vez cristalizados los cambios reaccionarios escondidos detrás de la primavera árabe.

Tanto Brasil como Argentina se deben una seria y profunda reforma socio-política que venga a terminar de desarticular el engendro político, económico y judicial creado por el neoliberalismo de los últimos 40 años.

Para lograr una banca de diputado en Brasil se requieren 8 millones de reales. Qué actor popular tiene derecho a esa cifra? Se trata lisa y llanamente de una coacción a la voluntad popular. De qué manera, dentro de esa arquitectura, es ilegítimo pensar en un mensalao trabajador?

Lo que también explica que exista en Brasilia una bancada de terratenientes agropecuarios mas grande que la totalidad de su contraparte sindical rural. O que la bancada de representación de banqueros sea más amplia que la de los bancarios.

El PT ha sido la novedad de la política brasileña del último siglo. Los trabajadores sindicalizados de la industrialización paulista de los 70 vinieron a imponer su praxis política de negociación permanente y beneficios paulatinos. Con ellos, el ingreso del decil más pobre del país creció 550% más que el del 10% más rico. Parece muchísimo, pero en Belindia es sólo una mejora perceptible. Que hace trinar a los poderes fácticos.

Todo hace pensar que seguir avanzando en esa guerra de trincheras, después de los hechos de las últimas semanas, no alcanza, no sirve, no tiene destino.

Y, por supuesto, tampoco es viable radicalizar los cambios manteniendo encendidos los parlantes salvajes del monopolio mediático brasileño, con el que Dilma creyó posible convivir. Pretender mantener el proceso como venía conducirá a un proceso penoso y violento.

No se ha agotado el ciclo económico.

Se ha agotado el ciclo político.

 El de la tibieza y la moderación. La calle, a su extraña manera, lo está diciendo.

Al convocar a un plebiscito por una reforma constitucional, Dilma reaccionó en la dirección correcta. Dejó en claro que es la soberanía popular la que debe comandar el proceso político y el desarrollo brasileño. Seria la forma más perenne de deshacerse definitivamente del chaleco de fuerza impuesto por el neoliberalismo.

Tendrá la izquierda brasileña claridad para identificar la importancia y la urgencia del desafío?

Hoy, más que nunca, los argentinos que apoyamos nuestro gobierno, somos todos del PT.


3 comentarios:

El Canilla dijo...

Comparto. Tomando tu idea gramsciana de guerra de trincheras , hay que pasar a la guerra de movimientos. La pregunta es si el PY tiene la los orgánicos necesarios o los inventará en el camino

El Canilla dijo...

PT

Anónimo dijo...

Reciclando digo: muy buen análisis.
Acabo de llegar de São Paulo por cuestiones laborales y la actitud anonadada que se percibe en distintos sectores sólo fue quebrada por la decisión de Dilma.
Los manifestantes no son 'nuestros caceroleros', pero tampoco son nuestros piqueteros. Cierto que, como usted dice don Contradicto, "chicos blancos de clase media" se están manifestando contra algo más que 0,20 de real y en forma contradictora. Sin alusiones personalizadas en usted, claro.
Es una sucesión de asuntos de un transporte que cuesta, en términos de poder adquisitivo real relacionado al salario mínimo, 8,5 veces más que en el AMBA (según Alfredo Zaiat).
Transporte peor que aquí, si fuera aún posible. Pero que, a mi manera de ver, terminó de detonar por la represión de una policía que, para nosotros increíble, se sigue llamando "policia militar" y en efecto es una policía militarizada.
Sumado a un mensalao que fue vergonzoso a nivel internacional, donde mientras Dirceu fue condenado sin pruebas porque hacía falta un chivo en el altar de la inmolación mediática bajo el """argumento""" de que "no podía no saber", el presidente de una comisión del senado proviene del gobierno echado por corrupto de Collor.
Donde el PT no presenta candidato a gobernador en Río de Janeiro, porque es aliado en lo nacional con el actual, de la más pura y rancia derecha. Pero cómo, dirá usted, el PT con aliados de derecha? Efectivamente, a lo largo y a lo ancho de todo el Brasil y en distintos niveles.
Entuerto no poco común en un país que es federal en serio (y no unitario con verborragia federal de nuestro pago chico). El federalismo los obliga a una negociación política mezquina para obtener ya no gobernanza sino una mera gobernabilidad a secas, bastante seca por cierto.
Pregunté en Brasil si interpretaban que los 20 centavos eran como la gota que rebalsaba el vaso. Parece ser otra cosa. Algunos movilizados hasta pedían una... ley de medios! Mayoría jóvenes en la Avenida Paulista es lo que ví, muchos universitarios, los desprevenidos de siempre también parados en algo que venía de antes como el Movimento Passe Livre, más algunos sempiternos del "cuanto peor, mejor".
Ante mis preguntas y la sorpresa compartida, hablan de una politización mayor de la sociedad y el aumento relativo de mejoras que van por más.
En lo que coincido totalmente es en que "Se ha agotado el ciclo político", en tanto esta estrategia de la negociación permanente no da para más, es necesario confrontar, y en eso interpreto que Dilma está optando por el camino correcto, le están dando la excusa para ir por más. Sea que lo sepan y sean concientes o no.

Saludos
Ladislao