UNO. Supongamos una gran empresa cervecera y en ella una
reunión, un día cualquiera, de sus altos ejecutivos. Supongamos un Director Comercial
que, apretado por accionistas que odian los flojos resultados, increpa a sus colegas
responsables de la Producción, de la Calidad, de Marketing: quiere más
facturación, más ventas. Pero avisa que no puede subir precios, su competencia
se lo comería. Su única opción es hacer crecer los volúmenes, “tenemos que
aumentar la rotación” aclara en su idioma.
El de marketing devuelve de volea “ya lo vimos el año pasado,
está demostrado que los volúmenes actuales son los que los consumidores admiten
tomar”. Comercial se defiende: “No sé, inventen algo para tener una cerveza que
se tome como agua, que después del segundo litro nuestros consumidores estén en
condiciones de meter la mano en el bolsillo para sacar los próximos 10 dólares
para la nueva botella. Piensen en un concepto, piensen en ´bebestibilidad´”
Sería verosímil esta escena? El capitalismo globalizado admite
que una gran empresa cervecera “estire” sus productos, por ejemplo con agua?
Parece que sí.
DOS. Ahora supongamos algo distinto. Algo peor. Esta vez la
empresa es una gran farmacéutica. Podemos pensar en uno de sus peces gordos con
un nivel de escrúpulos que compita con el de su colega cervecero? Y una firma
dispuesta a acompañarlo? Es verosímil, posible, pensar que algunas enfermedades
que la ciencia médica nos presenta como crónicas, irreversibles, incurables
sólo lo sean porque las grandes farmacéuticas?
La hipertensión arterial, por poner un ejemplo, es una
enfermedad crónica? Cuántos equipos científicos o cuántos profesionales
especializados en Argentina están en condiciones de dar una respuesta meridiana
y definitiva a esa pregunta?
TRES. Nuestro Estado debe comprometerse de manera
irrevocable y activa en la investigación y desarrollo científico y tecnológico,
con decenas de objetivos valederos. Entre ellos, el de evitar que nuestros
enfermos sean convertidos en sujetos de una estrategia empresaria que sólo
busca esclavizarlos a través de la ignorancia.
En ese sentido, India viene marcando un rumbo.
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