sábado, 31 de agosto de 2013

Y ahora qué hacemos, Fayt?


Con poco. Casi con nada.
La señora de la foto hizo lo que había que hacer.
Correr el eje de discusión de la Ley de Medios.

Algo que el oficialismo comunicacional había abandonado hace rato. Y, con esa omisión, cedió el terreno a la dialéctica falsa clarinista (que luego copió el Colo, zorrino viejo): Ella o Vos.

El mejor kirchnerismo no es el que habla.
Es el que escucha. El que trabaja. El que estudia. El que analiza y busca argumentos que justifiquen con robustez su rumbo ideológico.
Kirchnerismo Peñafort.
Digamos.
Como para que se entienda.

–¿Qué le parecieron las preguntas realizadas por la Corte?
–La Corte demostró que los jueces habían hecho una lectura del expediente y que lo conocían en profundidad. En el caso del Estado había muchas preguntas de contenido técnico. Hay que rebatir a un grupo monopólico que dice: “Me afectás a mí, afectás la libertad de expresión”. Es una premisa que dicha en el contexto de los medios suena agresiva, entonces hay que dejar muy en claro la respuesta. A ellos le preguntaron cómo afecta la libertad de expresión esta ley y no lo pudieron demostrar, pueden demostrar que afecta su rentabilidad.

–Hubo unas repreguntas de Ricardo Lorenzetti respecto del ejercicio y la revocación de las licencias...
–Eso se refiere a una materia de derecho administrativo sobre cuál es el nivel de propiedad, entendida la propiedad como todo aquello que no es la vida o la libertad. Es un paradigma bastante liberal. Es un concepto tan amplio de propiedad, que se contrapone con lo que es un privilegio en materia administrativa, un recurso del Estado cuyo gerenciamiento o administración se le da a un particular. Y se denomina privilegio por la escasez y porque el particular tiene que pasar por un trámite especial para acceder a él. Como es una actividad de interés público, son recursos del Estado administrados o gerenciados por un particular. Eso da que sus condiciones de vigencia estén sujetas a leyes especiales, cuya premisa es, básicamente que se deben explotar, desarrollar, nacer y extinguir, solo en función de las reglas del derecho y en función del interés público.

–¿Eso no choca con el argumento de Clarín respecto de que sólo se debe regular por los tribunales de defensa de la competencia?
–Por eso dijimos que esos tribunales sólo regulan mercados y valores de mercado. En cambio, la libertad de expresión es un valor simbólico. Los tribunales de defensa de la competencia regulan una vez que se ha vulnerado. Pero cuando se regula en materia de libertad de expresión tiene que ser anterior porque una vez que es vulnerada no hay manera de subsanarlo. En base a la información uno toma decisiones en su vida, participa como ciudadano. La ley cumple acabadamente eso.

–Uno de los argumentos centrales de Clarín fue que la ley afecta la sustentabilidad y por ende la libertad de expresión...
–Ese argumento es imposible de sostener. Es falso que la sustentabilidad está asociada a una economía de escala. De ser cierto, lo único que garantizaría la libertad de expresión sería una única empresa nacional que concentre toda la escala. La argumentación de Clarín, llevada al extremo final, es profundamente totalitaria. Si sólo la economía en escala garantiza la libertad de expresión, todos los que no la tienen no son sujetos de libertad de expresión, ni activos ni pasivos. Entonces los medios comunitarios, chicos o locales no son sujetos de la libertad de expresión. Eso anula la diversidad de fuentes de información.

Ahora la Corte tiene que redoblar el esfuerzo para validar la puesta en escena del martes. Eso de igualar Estado y Corporacion.
El nonagenario va a tener que hacer algo que no acostumbraba. Laburar.
Aunque por la edad pueden dictarle laburo domiciliario. Ningún régimen es perfecto.

In your face, Fayt.

1 comentario:

Leandro M. Socolovsky dijo...

Muy interesante, se lo afano, Don Contradicto!