domingo, 22 de junio de 2014

Cada lechón en su teta


De entre las noticias que venimos leyendo en los últimos días, las referidas a la decisión de la Corte Suprema de Justicia norteamericana respecto del litigio del Estado Argentino con los fondos buitre, una que no deja de asombrarnos.

Nos referimos a un detalle que se ha convertido, incluso, entitular de diarios: que el juez Griesa prohibiría a la Argentina modificar la sede de pago de los próximos vencimientos con los acreedores que aceptaron los canjes 2005 y 2010.

Y decimos que es esperable que medios de comunicación que son representantes inequívocos de los sectores financieros en litigio, o de sectores opositores mediáticos acérrimos, que desde hace más de un lustro tienen por único placer dar testimonio de cualquier pequeño detalle o gran suceso que debilite el proceso nacional y popular que se inició en 2003, o de opositores políticos que cuando tienen un micrófono cerca sólo piensan en sacar una pequeña ventajita personal o partidaria, siempre efímera y siempre pírrica. 

Pero nos asombra, decíamos, toda vez que también vemos tal titular hecho noticia en medios en los que suponíamos un cierto grado de racionalidad y análisis crítico de lo que el poder vuelca en sus redacciones.

A los papeles:
-En primer lugar, el hecho más relevante en el fallo del juez de primera instancia neoyorquino Griesa es desconocer de manera tajante la validez de las reestructuraciones de deuda del año 2005 y subsecuente de 2010. Al fallar que se le debe pagar a los fondos buitres la deuda emergente de bonos existentes en 2002, más costas, intereses y penalidades, lo que su señoría está haciendo es lisa y llanamente DESCONOCER las reestructuraciones posteriores.

-En segundo lugar, y como bien desarrolló Zaiat en esta columna en Página/12, la interpretación de la cláusula pari passu hecha por el juez y convalidada por el tribunal de alzada es arbitraria y absolutamente discutible (aunque, por supuesto, ya está registrada en un fallo).

-No sólo eso, en tercer lugar, con su fallo Griesa ingresa las deudas soberanas en el fuero comercial de la justicia, es decir que trata dicha deuda como un mero contrato comercial, soslayando el hecho de que uno de los firmantes del contrato (que toma la forma de un bono) es el Tesoro de un Estado.

Hechas estas tres consideraciones, sometidos a litigio papeles de deuda anteriores a la re-estructuración de 2005, que son los que Singer y sus amigos hicieron valer, nos hacemos la siguiente preguntita: qué nivel de autoridad y jurisdicción tiene su señoría para dar órdenes, dictar decisiones y regulaciones sobre, por ejemplo, la sede de pago de los “contratos comerciales” creados tras la re-estructuración de 2005, que son los mismos que su fallo desconoce y, por lo tanto, claramente no son los contratos en litigio en su tribunal?

Griesa puede y de hecho se ve que va a decir cualquier tontería sobre los bonos restructurados con una mayoría aplastante de acreedores defaulteados. Lo hace porque CLARAMENTE, la existencia y funcionamiento de dichos contratos afecta de manera adversa su propio fallo.

Pero debe quedar más que claro que Griesa no tiene ningún poder sobre esos “contratos comerciales”, y eso incluye “no permitir” el cambio de sede de pago. Puede marcarle al Bank of New York líneas directrices y hasta amenazas, pero los bonos reestructurados son un contrato entre el Estado Argentino y los acreedores que no litigaron.

No nos gustan las teorías conspirativas, pero la suma de detalles que se vienen acumulando en las últimas semanas dotan a todo el conjunto de un tufillo extraño: Griesa dictando donde no debe, comentarios destemplados y poco ecuánimes en el fallo de la Cámara de Apelaciones (siendo el más resonante el que nos tilda de defaulteadores seriales), la diligencia de la Corte Suprema evitando la llegada a diciembre de la causa (cuando caía la cláusula RUFO) y la naturaleza misma de la cosa juzgada.

No es deseable alentar comportamientos negativos, pero algunas veces lo razonable, lo que llama a vecinos y prójimos a la reflexión, lo que gatilla el debate es la decisión efectista y destemplada. Eso, sumado a la vieja máxima de que de los laberintos se sale por arriba, con creatividad en inteligencia, pueden ser las claves de la hora.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me llama la atención el silencio del Poder Judicial argentino. Lola