El día anterior hay que comprar yogur natural (y,
naturalmente, sin azúcar), digamos medio kilo. Si la consistencia es muy floja
hay que buscar que sea firme, estilo yogur griego, casi una crema untable.
Surgen dos caminos. Hacer el yogur en casa o concentrar yogur comprado. El primer caso es otra receta que usté tiene que buscar en otro blog, acá no, pero cuando lo tenga hecho, en ambos casos se trata de pedirle una media de mujer tipo cancan en desuso
a la compañera de vida o a la amante. Debe estar limpia (la media, la mujer no es
imprescindible) porque le vamos a verter el yogur y la vamos a dejar atada de
la canilla de la cocina colgada y goteando suero en la bacha durante por lo
menos un par de horas. Tiempo suficiente para aprovechar que la dama se sacó las medias y puede tener ganas de seguir sacándose prendas y también tiempo para picar muy finito
un manojo de ciboulette o, en su defecto, la parte de hoja verde de una cebolla
de verdeo. También hay que picar muy finamente una cabeza de ajo, un manojo
pequeño de nueces y dos o tres hojitas de menta fresca.
Todo este picado, junto a un par de cucharadas de aceite de oliva, otro par de jugo de limón y sal y pimienta a gusto, debe vertirse y mezclarse bien en un bol con el yogur que ahora es consistente. Toda la noche en la heladera el preparado. La compañera no, que se enferma o se pianta.
A día siguiente se prepara el salmón. En su sartén o plancha
de confianza (todos tenemos un montón de ollas conocidas, pero sartenes amigas,
una sola) sofritamos en buen aceite de oliva un poco de cebolla y pimiento
morrón cortados en juliana (y eventualmente, si gusta, hongos tipo champignon).
Fuego medio, después de la primera fritanga en temperatura puedo adicionar un poquito de agua (nunca antes, no es sopa) para que la cebolla y el morrón
no se quemen, sino que se doren.
Ahí llega el salmón, que si fue comprado en
filetes de lomo se pone a asar con la piel hacia abajo durante un buen rato y
no se requiere dar vuelta (si son rodajas no se lo voy a explicar). Es buena
práctica cada tanto ir recubriendo el salmón con el sofrito para que vaya
tomando ese sabor.
Cuando el salmón está listo no lo retire, ahí cubre con el
yogur sazonado para que el conjunto tome temperatura, pero no por mucho tiempo,
que apenas caliente.
Ya está listo para emplatar, puede adornar con un restito de
ciboulette finamente cortado sobre el preparado. Esto lo puede acompañar con
cualquier verdura de sabores alcalinos para compensar la acidez del salmón,
hervida al natural: lo usual es papas, a mí me gusta con brócoli.
Fíjese @rinconet que estoy amigable y no le pedí que compre hojas de
parra para sofritar con la cebolla y el morrón, antes de la entrada del salmón, como nos pide la gente.
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