lunes, 31 de mayo de 2010

El culo de los Kirchner

Los Kirchner tienen culo. La soja a 400 dólares y la tasa de la FED en casi cero les da una situación envidiada por todas las administraciones anteriores. Justo Argentina, país campeón en sufrir la restricción externa, goza, gracias a la situación descripta, de inundación de dólares. Sobran dólares en el mundo, y nosotros producimos y vendemos en grandes cantidades commodities que están históricamente caras en dólares.


¿Es realmente así? Empecemos comparando la situación actual con la del fin de la convertibilidad.

La convertibilidad era un esquema de tipo de cambio fijo y bajo, nacido como forma de contener una hiperinflación. En esas condiciones, los productos importados se volvieron una ganga para los ingresos fijos dolarizados de los argentinos. Lo nacional, era más caro. El sesgo del esquema fue netamente importador.

Para completar el cuadro, Argentina necesitaba el ingreso de muchos dólares para mantener los altos niveles de importación requerida, sobre todo para consumo. Esos dólares necesarios, no iban a entrar (era previsible) por vía de comercio exterior. Porque, por el mismo motivo que era ventajoso importar, era desventajoso exportar. Los productos nacionales eran relativamente más caros que sus competidores extranjeros.

Durante los primeros años, los dólares vinieron vía inversión extranjera directa (con gran ayuda de las privatizaciones). Pero cortado ese chorro hubo que recurrir a otro: el endeudamiento estatal. El déficit de las cuentas públicas se convirtió en el complemento perfecto para una situación que se volvió inmanejable. Una economía que se achicaba, la actividad cada vez era más baja, la recaudación caía.

Así, el Estado se endeudaba en dólares, que el BCRA le cambiaba por pesos para que cubriera sus gastos. Los dólares que el Estado tomaba prestados, entonces, eran vendidos baratitos a quienes quisieran comprar (un dólar un peso, re-barato, cobro el aguinaldo y me lo gasto en Miami).

En ese esquema, que los precios de los granos hubiesen sido del doble, o que las tasas de interés internacionales hubieran sido casi nulas se habría convertido en una bendición. El Estado no hubiese terminado entrando en el círculo del endeudamiento irremontable.

¡Cómo De La Rúa no va a envidiar a los Kirchner! Claro, si hubiese salido de la convertibilidad no hubiese tenido tampoco el problema…

Pero, hay que notar primero que tal estado de cosas ya no sigue vigente desde 2002 (¿ya nadie se acuerda del 2001?).

Argentina abandonó el tipo de cambio fijo. Devaluó un 300% y abandonó la convertibilidad. Y entonces, el sesgo importador fue corregido por un sesgo sustitutivo de importaciones, y en segunda instancia exportador. Este esquema plantea otro objetivo: la competitividad de la actividad industrial (genéricamente hablando, para no complicar más la cosa). Producir acá lo que antes comprábamos afuera, y fomentar, de rebote, el empleo.

El tema es que desde un principio nos encontramos con un escollo.

Argentina tiene ventajas comparativas excelentes debido a su dotación de recursos para desarrollar la actividad agropecuaria. Pero las ramas industriales que más mano de obra absorben no cuentan con tal competitividad. El tipo de cambio alto es la ayudita que necesitan para producir más barato (en dólares) que sus competidores extranjeros.

Ahora bien, justamente los precios internacionales excepcionales de las commodities plantean un nuevo desafío: cómo mantener un tipo de cambio competitivo para la industria, sin que los dólares que aporta el agro presionen a la baja.
Esa es la explicación de las retenciones, esa es la explicación de la emisión de pesos del BCRA y de la absorción por vía de Letras y Notas (a veces criticadas por convertirse en un negocio fácil para los bancos), y esa es la explicación también de la inflación.

¿Es culo, entonces? Cada momento aporta sus especificidades y sus desafíos.
Igual que la virgencita de Caacupé, el precio de la soja te arregla por un lado y te jode por el otro.

Como todo, bah, porque la política económica es una frazada corta.

sábado, 29 de mayo de 2010

Apuestas del Mundial (2º parte)

Mandamos la segunda parte del juego de apuestas sobre quién clasifica a los octavos de final del Mundial.
Hoy hacemos Grupos C, D y E.

Grupo C
Inglaterra, Argelia, Eslovenia y EEUU


Grupo D
Alemania, Australia, Serbia, Ghana



Grupo E
Holanda, Dinamarca, Camerún, Japón


Para apostar en los grupos anteriores hay que hacer clic acá.

Mi voto:
Inglaterra, EEUU.
Alemania, Australia
Holanda, Dinamarca

viernes, 28 de mayo de 2010

57, el jorobado


Nos quedamos pensando en la lamentable maniobra de Kirschbaum, buscando horadar nuestra autoestima colectiva, posicionándonos en el lugar 57 de su hipotético ránking de países.

Como Ricardo no cita fuentes, libera a este blog de elegir las propias: acá nos gusta el Indice de Desarrollo Humano del Programa de Desarrollo de Naciones Unidas. Lo suponemos más amplio que cualquier índice meramente económico, agregando a los parámetros clásicos factores tales como expectativa de vida, la longevidad, el alfabetismo, el alcance educativo, etc.

Como es esperable, el Reporte de Desarrollo Humano 2009 de la UNDP se refiere a las mediciones realizadas en 2007, de manera que habiendo hecho esta aclaración los datos que comentaremos no incluirán los efectos sobre desarrollo humano que sean producto de la crisis por la Resolución 125 durante cuatro meses del 2008, ni los de la crisis financiera internacional ni la AUH lanzada por el gobierno argentino y en pleno efecto desde diciembre de 2009.

Hechas estas salvedades, ciertamente no menores, pasamos a leer y comentar algunas particularidades.

En el Reporte se ubica a la Argentina en la posición 49, a diferencia de la posición 57 que indicaba Kirschbaum: de un plumazo subimos 8 posiciones.

Así, existen encima de Argentina 48 países de las más diversas condiciones económicas, naturales y sociales. De esos 48 países, 18 se encuentran incluidos, de manera más o menos comprometida, en las listas de la OCDE y del FMI como centros financieros off-shore. Veamos la lista y su posición en el Reporte, entre paréntesis: Holanda (6), Suiza (9), Luxemburgo (11), Austria (14), Bélgica (17), Liechtenstein (19), Singapur (23), Hong Kong (24), Israel (27), Andorra (28), Brunei (30), Chipre (32), Emiratos Árabes (35), Barbados (37), Malta (38), Bahrein (39), Chile (44) y Antigua y Barbuda (47).

No sumamos a Uruguay porque, siendo un gran receptor de capitales argentinos en fuga, está un puesto debajo de Argentina, el 50. Pero, evidentemente, las listas de desarrollo humano no incluyen el desarrollo ético. Estos son países que ofrecen condiciones cuanto menos laxas a los flujos financieros que, una vez convertidos en dólares en origen, buscan el amparo contra la tributación local. Notable y paradójicamente, este flujo de capitales es contabilizado por algunos organismos internacionales (por ejemplo CEPAL) como IED, inversión extranjera directa. Y, por ejemplo, es uno de los motivos por los cuales ignotos emiratos puedan darse el “lujito” de una pista de esquí cubierta en el infernal calor del desierto saudí.

Entre esos capitales, por supuesto que Ricardo no lo menciona, también están los de los jefes de Kirschbaum (Ernestina Herrera de Noble, J. Aranda, H. Magnetto , Grupo Clarín, Tinta Fresca, AGEA, etc.). Consuetudinarios partícipes de estas prácticas: basta preguntarle a Tincho Redrado, que este verano los hizo pasar un calor irrespirable.

Podríamos agregar otros dos países de la lista, que contienen “distritos financieros internos” que funcionan como paraísos fiscales, son la Londres inglesa y la Dublin irlandesa.

Hay cinco países que, estando por encima de Argentina en el ranking, han estado en boca de todos en las últimas semanas: Islandia (3), España (15), Italia (19), Grecia (25) y Portugal (34). No queremos ser pájaros de mal agüero, pero habrá que ver qué posiciones ocuparán en resúmenes futuros.

Un detalle no menor del índice reside en que soslaya en el cálculo el despliegue espacial que cada Estado debe hacer para cubrir las demandas de desarrollo de sus habitantes. Lo que deja picando una pregunta ideal para pegarle de volea: “es lo mismo ofrecer servicios médicos, educativos o de seguridad en Dinamarca (43.100 km2) que en Australia (7.741.200 km2)?” El informe metodológico no dice nada pero para nosotros es claro que el Estado australiano hace muchos más méritos para sostener una red de infraestructura (en especial de comunicación vial, férrea y aérea) que Holanda o Eslovenia.

Así, habiéndoles pasado el resaltador amarillo flúo a los países arriba, ahora nos tomamos la libertad de identificar aquellos cuya superficie total no supera el 20% de la superficie continental argentina (2.780.400 km2), Son 19: Noruega, Suecia, Japón, Finlandia, Dinamarca, Nueva Zelandia, Alemania, Corea, Eslovenia, Kuwait, Qatar, República Checa, Estonia, Polonia, Eslovaquia, Hungría, Croacia, Lituania y Letonia.

Quiénes quedan? Quedan sin resaltar Australia, Canadá, Francia y Estados Unidos. En cuál de estos países el editorialista central de un matutino masivo tendría lugar para escribir semejantes boludeces?




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Águilas de gallinero


Esquina de diagonal norte y corrientes. Es la noche del martes y estoy con Ranita en el mejor rincón en el que nos pudimos acomodar. La gente, adelante nuestro va y viene y nosotros tratamos, juntos, de identificar cada etapa en un desfile alucinado. Todavía le estoy contando historias de los milicos púrpura del Paraná cuando nos sobresaltan dos bombazos tremendos en el mar argentino austral. La inmediata caída de los soldaditos malvinenses y su metamorfosis en cruces blancas me nubla los ojos con lágrimas que no terminan de brotar.

Mientras me desajusto el nudo de la tráquea, escucho al lado nuestro a dos muchachones con acento caribeño que, tan pasmados como nosotros, conversan. La proximidad y el gentío hacen que sea inevitable escuchar oleadas de sus diálogos que llegan desde la rambla de La Habana.

Es evidente que uno de ellos, el mayor, ya lleva algunos años acá. Se le escapa un “che” o un “grosso” y lo deja en orsai. Pero el otro es más nuevo, con el umbral de sorpresa todavía muy bajo, casi virgen.

La procesión increíble a la que asistimos va terminando y ellos van cerrando su charla. Las pausas se hacen más prolongadas. Hasta que llega una verdaderamente larga, con la última carroza. Como una alambrada alta, difícil de trasponer, el más joven rompe a correr y la salta con una frase tremenda:

“Qué joder, hermano! Son un gran país…”

El amigo, con el cuero más curtido y un gesto de suficiencia, le replica:

“Sí. Pero todavía no se dieron cuenta…”




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jueves, 27 de mayo de 2010

¿Qué discutimos?

Vengo siguiendo animadamente las discusiones que se plantean en lo de Luciano.

Encuentro algunos postulados superadores. En algunos casos se los menciona como “corrección del modelo”, en otros casos se habla de “cambiar el modelo”. Yo diría, “superar el modelo”: apoyarse en la plataforma que el modelo actual aporta, para superarlo. Pero, bueno, son nimiedades. Parece.

En una de las discusiones, el comentarista Occam cita un texto de Jorge Asís. Un texto que muestra la misma lógica que Asís viene desarrollando desde hace bastante. Habla de fragmentación de la sociedad, de balcanización. Recela de divisiones que considera intencionadas y ficticias, y considera la escena política estructurada en facciones. La Argentina “kirchnerizada”.

La primera reflexión sugerida es: ¿Tan importantes son los Kirchner que "lograron" convertir en varias facciones lo que era una unidad armónica? ¿No hay ningún conflicto, ninguna imposibilidad, ninguna deficiencia subyacentes? ¿Todo este “terrible” escenario descripto por Asís y corroborado por sus seguidores (los seguidores de su facción) es provocado por la mentalidad febril de una o a lo sumo dos personalidades que no pudieron resolver sus resentimientos post traumáticos?

Ensayo alguna respuesta, intencionadamente sesgada.

Algunos de los que por un lado hablan de superar la etapa de enfrentamientos, de abrazarse fraternalmente, de innaugurar un período de concordia, por momentos parecen ser incapaces de pensar en otros términos que los que impone el "antikirchnerismo". Toda la realidad, mediatizada por el velo "antikirchnerista".

En ese marco, los festejos del bicentenario resultan desconcertantes. Porque no son apoyo al Gobierno, evidentemente. Porque nadie salió a festejar para declararle su amor a la “facción” kirchnerista y sus líderes. Pero tampoco se ajusta (la popularidad de los festejos) a la descripción de la realidad crispada, de los ánimos efervescentes, del "enfrentamiento civil" latente, de la fractura del cuerpo social, de la Argentina balcanizada.

El “fanatismo” kirchnerista siempre me pareció algo preocupante, en el sentido que desde allí se hace difícil confluir en construcciones colectivas. Pero se corrobora casi de inmediato la existencia de un “antikirchnerismo” igualmente febril. Cuyo grado de vehemencia crece de manera directamente proporcional a su impotencia.

A veces parece que si Kirchner se muriera de repente, deberíamos suspender toda actividad política.
Y Kirchner tiene responsabilidad en eso. Por supuesto. Y es hasta cierto punto una tendencia lógica en alguien que tiene la deficiencia de intentar liderar algo que le cuesta mucho, que le tironea, que no se le deja fácilmente. O sea, que no lidera, salvo “a falta de algo mejor”.
Ahora, la “otra mitad” del asunto ya no es responsabilidad de Kirchner.

Despojarnos de nombres propios, para discutir “hacia adelante”, exige abstenernos de exagerar, tanto en los “pro”, como en los “anti”.
Por favor, (y perdón por lo cursi) hagamos el esfuerzo de discutir hacia adelante.

Esplendor y Decadencia



Ricardo Kirschbaum ha sido el editorialista elegido en vísperas del Bicentenario de la Patria para poner en letras de molde la visión que el grupo monopólico concentrado tiene de nuestro país en esta época.

Y le tocó hacerlo en la presentación de los suplementos especiales que su diario ha lanzado a modo de festejo conmemorativo, con expresiones que de una manera contundente expresan su visión del país y de sus modelos posibles. Así, nos deja un irrefutable paradigma del país que el Grupo Clarín pretende y de lo inquieto que lo tiene este proyecto que día a día vamos construyendo en conjunto.

Pero no lo interpretemos más y dejemos que Kirschbaum nos vomite el caldo humeante de su frustración y su resentimiento:

“En el Primer Centenario, la Argentina ocupaba el 8° lugar entre los países del mundo. Cien años después, estamos disputando el 57°. Esa dramática caída muestra el empinado tobogán histórico en el que fuimos deslizándonos. Otro dato también concluyente que muestra, sobre todo, la inversión de expectativas, de sueños: a principios de siglo, cerca del 30% de los habitantes eran extranjeros, bajados de los barcos, venidos a esta bendita tierra a construirse su destino; hoy, hay una porción similar de argentinos que piensan que su destino inevitable será
emigrar, como lo consigna el economista Ricardo Arriazu en uno de los materiales especiales que integran estos suplementos. Es otra de las reveladoras comparaciones entre un siglo y otro de independencia.”


Seguramente Kirschbaum quiere que seamos aquel octavo país, en el que el derecho a sindicalización era un delito perseguido con ahínco. Exactamente lo mismo que ocurre hoy con los trabajadores del diario que dirige.

Seguramente Kirschbaum añora aquella economía primaria centrada en la exportación en la que la clave del progreso estaba en la frecuencia y la magnitud de las lluvias en la pampa húmeda. Lo único que cambiaría sería trigo y maíz por soja y un paquete agrotecnológico con eje en el glifosato y monopolizado por una multinacional norteamericana, socia en los negocios locales como Expoagro.

Seguramente Kirschbaum, desde las páginas de su matutino, no mostraría ningún sesgo destituyente al informar sobre un vicepresidente que, al firmar un pacto de prebendas y corrupción, declaraba “(…) la Argentina por su interdependencia recíproca es, desde el punto de vista económico, una parte integrante del Imperio Británico (…)”. De la misma manera que hoy defiende la defección institucional del actual.

Seguramente Kirschbaum no tendría ningún juicio negativo respecto de la tremenda inequidad y los patéticos índices socioeconómicos que enmarcaban la Argentina centenaria. Seguramente, antes de publicar el informe Bialet Massé, hubiera consultado al poder de turno.

Seguramente Kirschbaum no ofrecería ningún reparo a que, como resultado de una Campaña al Desierto que dejaría con vida a un número ínfimo de pobladores nativos, una parte mayoritaria de las nuevas tierras disponibles se repartieran entre las familias que componían la aristocracia local, siempre y cuando el Grupo Clarín participara en el reparto.

Seguramente Kirschbaum hubiera hecho que, desde la redacción que dirige, se informe sobre los sucesos que desencadenaron el Grito de Alcorta como un "Caos de Tránsito en el Sur de Santa Fe”, con similitud nula a las imágenes de centenares de camiones varados en la ruta mientras se le presta micrófono a Buzzi reclamando contra la Resolución 125.

Seguramente Kirschbaum, frente al fusilamiento de anarquistas que se conoció como la Patagonia Trágica, inmutable, hubiera mandado titular “La crisis causó 1500 nuevos fusilados”

A no dudarlo, por estos días Kirschbaum debe estar pensando que se equivocó de época.



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miércoles, 26 de mayo de 2010

Postales


El pibe está ahí. Tirado en un umbral. Son las dos y cuarto de la mañana y se acomoda su gorra. No tiene más de veinte y espera el colectivo. Se acomoda la visera y mira alrededor, todavía shockeado por las emociones. El ánimo de fiesta y algarabía persiste. No sabría describir de qué se trata. Pero él está ahí. Su travesía todavía no termina: espera un micro que lo lleve a su lugar, allá donde el pantone de su piel no rompe con el del resto de los pibes. Allá donde esperan los viejos, que hasta que no escuchen la puerta no van a conciliar el sueño.

Está casi seguro de que no va a poder explicar que valió la pena. Que él estuvo ahí. Que habían combinado con Lucas. Pero a Lucas se le complicó a último momento, la vieja lo retuvo con no sé que verso… y entonces decidió largarse solo.

No le va a poder contar lo que pasó. Pero sabe que Lucas siente lo mismo. Va a tener que esmerarse en dar detalles, en cosas, en pequeños gestos. Y con un “tendrías que haber venido, boludo” ajustará los detalles. Pero lo más grueso, lo que lleva adentro y lo tiene en vigilia como si fuera las dos de la tarde, eso no lo va a poder explicar.

Nunca le pasó algo así. Porque le vienen gustando un par de minitas. Pero hasta ahora, todavía, no había estado enamorado. Hasta hoy.

Puede sentir que ese calor intenso está también ahí, en manos de otros que como él, esperan el colectivo. Y como él, van a tener que ir a laburar en pocas horas. Va a estar duro, y decide no pensar en eso. Decide no preocuparse por mañana.

Quiere que llegue el bondi y subirse ya. Quiere recorrer la ciudad con ojos nuevos. Quiere caminar esas 15 cuadras desde la estación. Quiere llegar a casa. Quiere sacarse la gorrita y desanudarse la bandera que lleva de capa. Quiere agarrar lo que haya en la heladera y tirarse en la cama hasta que la emoción disipe o hasta que el sueño gane. Mirando al techo con ojos grandes.

Sabe que la mujer que lo ha flechado le es infiel. Con otros millones como él. Y que hará pagar su amor con tristezas y derrotas. Que, como con muchos, esta es una hembra terrible que podría convertir su amor en resentimiento y llevarlo lejos... Podría.

Pero el creé que esta historia, tan suya y tan única, va a ser diferente. Va a ser grande. Que podrá domar a esta mujer enorme, adúltera y brutal hasta convertirla en patria para sus hijos que, como Edipos, también caerán víctimas de su seducción.

Atrás quedan imágenes terribles.
Los muertos en diciembre de 2001 y en Puente Pueyrredón.
Atrás queda el chino en lágrimas, víctima del saqueo.
Atrás queda Barbarita, que le supo explicar a Lanata qué era el hambre por televisión.
Atrás quedan los viejos embaucados con bonos.
Atrás quedan los pibes con zapatillas en las trincheras heladas de Malvinas.
Atrás quedan los gritos de los desaparecidos.
Atrás quedan los que murieron en el exilio.
Atrás queda la desesperación.

Esta vez puede ser distinto.

Dale pibe, arriba! Levantate que ahí viene otro 45!





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