jueves, 27 de mayo de 2010

Esplendor y Decadencia



Ricardo Kirschbaum ha sido el editorialista elegido en vísperas del Bicentenario de la Patria para poner en letras de molde la visión que el grupo monopólico concentrado tiene de nuestro país en esta época.

Y le tocó hacerlo en la presentación de los suplementos especiales que su diario ha lanzado a modo de festejo conmemorativo, con expresiones que de una manera contundente expresan su visión del país y de sus modelos posibles. Así, nos deja un irrefutable paradigma del país que el Grupo Clarín pretende y de lo inquieto que lo tiene este proyecto que día a día vamos construyendo en conjunto.

Pero no lo interpretemos más y dejemos que Kirschbaum nos vomite el caldo humeante de su frustración y su resentimiento:

“En el Primer Centenario, la Argentina ocupaba el 8° lugar entre los países del mundo. Cien años después, estamos disputando el 57°. Esa dramática caída muestra el empinado tobogán histórico en el que fuimos deslizándonos. Otro dato también concluyente que muestra, sobre todo, la inversión de expectativas, de sueños: a principios de siglo, cerca del 30% de los habitantes eran extranjeros, bajados de los barcos, venidos a esta bendita tierra a construirse su destino; hoy, hay una porción similar de argentinos que piensan que su destino inevitable será
emigrar, como lo consigna el economista Ricardo Arriazu en uno de los materiales especiales que integran estos suplementos. Es otra de las reveladoras comparaciones entre un siglo y otro de independencia.”


Seguramente Kirschbaum quiere que seamos aquel octavo país, en el que el derecho a sindicalización era un delito perseguido con ahínco. Exactamente lo mismo que ocurre hoy con los trabajadores del diario que dirige.

Seguramente Kirschbaum añora aquella economía primaria centrada en la exportación en la que la clave del progreso estaba en la frecuencia y la magnitud de las lluvias en la pampa húmeda. Lo único que cambiaría sería trigo y maíz por soja y un paquete agrotecnológico con eje en el glifosato y monopolizado por una multinacional norteamericana, socia en los negocios locales como Expoagro.

Seguramente Kirschbaum, desde las páginas de su matutino, no mostraría ningún sesgo destituyente al informar sobre un vicepresidente que, al firmar un pacto de prebendas y corrupción, declaraba “(…) la Argentina por su interdependencia recíproca es, desde el punto de vista económico, una parte integrante del Imperio Británico (…)”. De la misma manera que hoy defiende la defección institucional del actual.

Seguramente Kirschbaum no tendría ningún juicio negativo respecto de la tremenda inequidad y los patéticos índices socioeconómicos que enmarcaban la Argentina centenaria. Seguramente, antes de publicar el informe Bialet Massé, hubiera consultado al poder de turno.

Seguramente Kirschbaum no ofrecería ningún reparo a que, como resultado de una Campaña al Desierto que dejaría con vida a un número ínfimo de pobladores nativos, una parte mayoritaria de las nuevas tierras disponibles se repartieran entre las familias que componían la aristocracia local, siempre y cuando el Grupo Clarín participara en el reparto.

Seguramente Kirschbaum hubiera hecho que, desde la redacción que dirige, se informe sobre los sucesos que desencadenaron el Grito de Alcorta como un "Caos de Tránsito en el Sur de Santa Fe”, con similitud nula a las imágenes de centenares de camiones varados en la ruta mientras se le presta micrófono a Buzzi reclamando contra la Resolución 125.

Seguramente Kirschbaum, frente al fusilamiento de anarquistas que se conoció como la Patagonia Trágica, inmutable, hubiera mandado titular “La crisis causó 1500 nuevos fusilados”

A no dudarlo, por estos días Kirschbaum debe estar pensando que se equivocó de época.



.

2 comentarios:

Nando Bonatto dijo...

No es solo el derecho a la sindicalización,sino simplemente el elemental criterio de pertenencia y ciudadanía plena que barre el criterio de exclusión basado entre los que estan hartos de tanto tirar manteca al techo y los galgeantes permanentes.
Esa sociedad fue rota por el Irigoyenismo primero y el peronismo después,hay que seguir avanzado por supuesto,para espanto de estos ridiculos

Verboamérica dijo...

Además, ese 8 puesto es muy cuestionable: se mide peor que en el Indec y sus sesgo plutocrático, jeje... ¿cómo se llegaba a ese resultado y cómo estaban los otros países?
---

Extrañamente los que añoran la Argentina del 1910 no extrañan la que se logró 40 años más tarde que traía mejores indicadores sociales.