Si hacemos abstracción y suponemos que todas las demás variables se mantienen estables, podemos decir que:
-Los aumentos salariales por encima del incremento de la productividad son elementos con tendencia pro-inflacionaria.
-El aumento "artificial", apalancado, de la demanda tiene también rasgos pro-inflacionarios.
-El incremento del gasto público por encima del comportamiento absorbente de la recaudación fiscal, finalmente, también es pro-inflacionario.
Digamos, son hechos expansivos para la economía, que estimulan el componente inflacionario.
¿Cómo es posible entonces que todos aquellos que coinciden con estas afirmaciones no mencionen la misma consecuencia cuando se habla del proyecto de Solá para devolver IVA?
Ninguna de las sentencias anteriores es incompatible con el proyecto. De hecho, la devolución del IVA, implementada, operaría como componente más o menos significativo para que tales sentencias se cristalicen. Aumento del poder de compra del salario (o sea, aumento salarial indirecto sin aumento de la productividad), incremento subrepticio de la demanda mediante apalancamiento directo (poner plata en el bolsillo de las personas), descompensación entre gasto público y absorción vía recaudación fiscal.
Se podría objetar, sin embargo: no es seguro que la guita que reciban las familias en concepto de devolución de IVA vaya a consumo. Y si no va a consumo, sino a ahorro o algún sucedaneo como la compra de dólares, no es pro-inflacionario.
Es cierto, pero...
Si la medida se toma para "compensar" la pérdida de poder adquisitivo que la inflación provoca, sobre todo en los más pobres, lo más lógico sería pretender que vaya a consumo. Si lo hace, es pro-inflacionaria; si no lo hace, es ineficiente y por lo tanto descartable.
Entonces, es una medida económica "kirchnerista" si le damos ese nombre a medidas que abundaron en este lapso de casi 7 años, que tienen por objeto "calentar" la economía estimulando el consumo. Y pro-cíclica, como las muchas que otrora se criticaron. O sea, en un momento en que la economía se expande, en lugar de sacar guita de la calle, se la inyecta.
Por eso, la pregunta que me hago es: ¿Qué capricho, o si se quiere, qué razón política de peso hace, entonces, que unos sobreactúen su postura opositora, y otros respondan en la misma tónica, indignados?
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