En mayo de 2008 Olivier dijo: “la economía mundial está en
el mejor momento de su historia”.
El pasado 1 de enero, cuando todos tratábamos de
recuperarnos de la comilona de fin de año, sin mostrar mella por un pasado que
los astrólogos mayas envidiarían, Olivier volvió a las andadas. Esta vez para
prevenir. Para admitir la posibilidad de un error.
Como jefe de los economistas del Fondo Monetario
Internacional, nada menos, Olivier asumió que se pudo haber subestimado el
cálculo del multiplicador monetario al construir los modelos matemáticos en
base a los cuales el Fondo Monetario recomienda a los países las fortísimas
restricciones presupuestarias que se hacen dramáticas en Grecia,
España, Italia o Portugal.
Lo hizo en el último paper de su empleador, que junto al
Banco Central Europeo y al Banco Mundial componen el tridente con el que el
Poseidon alemán mantiene en vilo a sus vecinos empobrecidos.
El errorcito que podrían haber cometido, dice Olivier en el
paper, se calcula en cuatro a uno. Es decir que el impacto negativo de las
restricciones presupuestarias sobre el crecimiento económico, evaluado en por ejemplo 100 desempleados,
ha sido efectivamente de 400.
Olivier y sus amiguitos no han sabido detectar,
lamentablemente, que Europa se encuentra en una “trampa de liquidez”, una zona
de la economía en la que, como el País de las Maravillas, los espejos no muestran la realidad que los brujos neoliberales
esperan ver. Lo que obliga a revisar con urgencia las estimaciones y resignar las
esperanzas de que el final de la crisis estaba cerca (sin poder abstenerse de ese viejo vicio de pronosticar, la ponen ahora en 2018)
Si ya no es ridículamente grave que este amo y señor de la
timba internacional, con años de experiencia y aceitados contactos con los
dueños del hipódromo haya jugado sus fichas expertas a un caballo que terminó
cuarto y lejos, es patético que este columnista de la Palermo Rosa haya
olvidado el abc de una fija.
Hace bastantes años Olivier escribió un libro que se llama “Macroeconomía”,
que se ha convertido en texto fundamental de muchísimos cursos de grado de la
Licenciatura en Economía, especialmente en nuestra región. Libro con el que estudian
muchos de los que luego serán nuestros gurúes .
En ese pesado y tosco mamotreto, allá por la sección sexta, se
describen algunas “patologías” de la economía. El capítulo 20 de dicha sección anuncia una “enfermedad central”: el elevado desempleo. Es decir que
Olivier ha dado cátedra sobre este tema tan caliente.
Utiliza, escaso de originalidad, el recurrente ejemplo
de la desocupación norteamericana durante los años de la crisis del
29. Por supuesto que no es objetivo de
esta nota entrar en especificidades, pero el capítulo se cierra con un título
denominado “La Recuperación” con el que Olivier intenta ilustrar a sus lectores respecto del papel central
que desde 1933 (fecha en que las economía empieza a encauzarse) tiene la relación entre cantidades nominal y real de dinero y algún otro argumento monetarista. Sin mostrar un mínimo sentido crítico (lo que se espera de un académico de su talla) para preguntarse si lo que formula como causa, no será realmente consecuencia.
Desestimando, por no decir destruyendo, la significación que le dio la Administración Roosevelt a la estrategia keynesiana de convertir al Estado en herramienta central en
la promoción de una economía debilitada. Para Olivier ni la Corporación Federal de Seguro de los Depósitos, ni los
programas de ayuda de la National Recovery Administration, ni los fondos para desempleados ni la avasallante promoción de obra pública tuvieron alguna importancia en la inflexión de la enorme crisis norteamericana.
80 años de historia y la apabullante realidad internacional empiezan a encargarse de mandar a Olivier y los suyos directo a marzo.
Alguien, en nuestras universidades, tiene que decirles a los profesores que recomiendan su texto que ellos, también.
2 comentarios:
El o ellos no pegan pero como decía nuestro filósofo de la calle habría que fijarse en el referí, porque alguien está meta gancho.
Para cuando el banco de sur?
Postazo.
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