sábado, 13 de abril de 2013

Kondratiev


Nikolai nació hijo de campesinos, en un momento y un lugar de esos que los chinos te desearían. Al norte de Moscú en 1892. Se recibió de economista en a Universidad de San Petersburgo y probablemente tener padres campesinos lo orientó a estudiar estadísticas y fenómenos de la economía agrícola.

Nikolai la rompió. Y con 26 años de edad, fue nombrado por Kerensky como Ministro de Abastecimientos. Fue el ministro más joven que tuvo la Revolución.

En Octubre de 1920 fundó el Instituto de Coyuntura, que se convirtió en uno de los principales think tanks de la Revolución, reuniendo en pocos años a la crema y nata de la investigación económica soviética. En 1922, mientras la Revolución todavía era un organismo latente y vital, Nikolai publicó “El Mundo Económico y la Coyuntura durante y después de la Guerra”, en el que ya empezaba a delinear razonamientos y argumentos profundos, que buscaban entender y extender la vida de la Revolución.

Marxista por convicción, pero lejos del fundamentalismo, en 1925 Nikolai escribió una nueva obra denominada “Los Ciclos Económicos Mayores”, en la que postulaba las ideas por las que hoy es uno de los más reconocidos economistas, tanto por marxistas como por capitalistas: Nikolai tomó extensas series de precios de productos agrícolas que cubrían varias décadas y buscó patrones de comportamiento que pudo representar en ciclos de crecimiento y decrecimiento de alrededor de 50 a 70 años.

Sobre estos datos construyó una robusta teoría que explica el comportamiento de los agentes económicos, y una teoría de ciclos basada en la oportunidad de invertir por parte de aquellos. Estas ideas, racionales, objetivas e independientes, que dan la idea de un capitalismo que avanza y retrocede en oleadas sucesivas, formuladas por un hijo dilecto de la Revolución Soviética, tuvieron la mala fortuna de crecer al mismo tiempo que se hacía popular un torpe slogan motorizado por la propaganda stalinista: que el capitalismo estaba próximo a su fin.

Nikolai fue bancado por Lenin y de hecho fue el autor del primer Plan Quinquenal que se registra en la historia de la economía política. Sus líneas centrales, afines a la tesis ricardiana de ventajas comparativas, no deberían sonar foráneas en estas tierras: empujar una economía compuesta por pequeños mercados, coordinada desde el Estado, en la que la producción agrícola y su exportación funcionaran como el motor de la industrialización (que él proponía fuera desde bienes de consumo aguas arriba hacia la producción primaria).

La muerte de Lenin y el ascenso de Stalin no fueron, como era de esperarse, eventos ajenos a su vida. El Padrecito Josef, viendo en Nikolai un enemigo político e ideológico (cualquiera que supiera lavarse los dientes era un enemigo para Josef), mandó detenerlo y enviarlo a uno de sus célebres “Campos de Aprendizaje” en Siberia.

Podría suponerse que la Revolución Soviética hubiese tenido un destino diferente bajo el imperio del análisis, del debate, de la discusión libre de ideas?

Que sería de Rusia hoy, si en lugar del fundamentalismo acrítico, hubiera gobernado la razón?

Que sería de cualquier Revolución?

Que sería de la nuestra, módica, diaria, humilde, si en lugar del coraje que se requiere para enfrentar el debate y la pregunta incisiva, cayéramos en la cobardía del pensamiento uniforme y el Manual de Comportamiento?

Nuestra revolución son nuestras ideas.
Nuestro tesoro es ponerlas en debate.


1 comentario:

DP dijo...

Trotsky polemizó con Kondratiev, porque su teoría de los "ciclos" era mecanicista (y "objetivista", si se quiere), desdeñando los "factores subjetivos" (políticos: los resultados de la lucha de clases; las intervenciones estatales) en la marcha, buena o mala, de la economía del capitalismo...

Acá te dejo un par de links:
http://bit.ly/ZxBYJR
http://bit.ly/100b10A
http://bit.ly/15mk0l5

Saludos,
DP