jueves, 25 de junio de 2015

La Ceremonia de los Improbables



La Europa del Bienestar tuvo sentido en el mundo bipolar, cuando la hegemonía occidental requería convencer a los indecisos, los volátiles, que era aconsejable Occidente antes que la Cortina de Hierro.

Ese convencimiento se promovió con recur$o$ abundantes, por ejemplo los que convirtieron a la España de los 90 en el reino de las grúas de construcción y los camiones cementeros. Por supuesto que empujar a los países de la periferia europea dentro de “la Comunidad” significó vastas transferencias de recursos.

La troika (ese maldito nombre que fue retirado a pedido del nuevo gobierno griego en febrero) representa la suma del poder financiero europeo más el FMI (es decir, Washington también ejerce su intervención).

En el mundo unipolar posterior a 1989, cuyo vencedor es el capitalismo neoliberal, la Europa del bienestar dejó de tener sentido. No sólo eso, pasó a ser demasiado onerosa.

Y el nuevo mandato fue que cada país corre a la velocidad que su productividad le permite, de acuerdo al más inmutable principio neoliberal.

Hay que olvidarse de la homogeneización social intraeuropea que se ejecutó hasta 2008. Volvemos a la Europa de ricos al norte y pobres al sur. Y es lo que debe leerse de España, Italia, Grecia, Portugal como principales “perjudicatarios” de los efectos de la crisis financiera desatada en 2008 en Wall Street.

Qué estamos diciendo? Que los programas de austeridad aplicados en esos países no son inocentes y bienintencionados planes para superar la crisis. Esto es claro para John Maynard Keynes y para cualquier argentino que haya atravesado conscientemente el 20 de diciembre de 2001, pero NUNCA debemos perder de vista que el final del neoliberalismo sólo es efectivamente visible en un manojo de países latinoamericanos de los que Argentina es sólo uno más (Bolivia, Venezuela, Ecuador). Afortunados nosotros, aún cuando para llegar a este nivel de comprensión tuvimos que sufrir en carne propia los efectos de planes neoliberales aplicados aquí implacablemente.

Para nuestra información, un español medio digamos, sigue creyendo de buena fe el cuentito que a nosotros nos contaron en plena recesión 99-2001: hacer buena letra vía ajuste del gasto nos convertirá en un país confiable para los inversores locales e internacionales, y sus dólares serán los que nos salvarán. 

En el inconsciente europeo el camino de la austeridad, que ya lleva 6 años, persigue ese objetivo. Algunos se van "des-convenciendo". Paulatinamente. Por ejemplo los que en Madrid caminaron indignados a Puerta del Sol y de ahí siguieron a Podemos. La popularidad de Pablo Iglesias y los suyos es un buen medidor de ese cambio en la percepción.

Pero el ajuste en Grecia fue tan virulento que el “Podemos” griego ya llegó al poder: se llama Syriza y lo lidera Alexis Tsipras.

Fueron tildados de izquierda radical por el establishment europeo antes de asumir, pero el modelo económico que pretende instalar Syriza, de mano de su ministro Varoufakis, es un keynesianismo básico de aliento al consumo doméstico para movilizar la economía. O sea, un kirchnerismo alla 2003.

Con particularidades. Si se busca rigor en la analogía con Argentina, Grecia todavía está en el régimen de convertibilidad. Es la forma en que podríamos denominar al régimen del euro, que no le permite al país banco central, ni divisa propia ni política monetaria disponible. 

Las negociaciones entre el gobierno de Syriza en Grecia y la troika europea van a cumplir 5 meses y no hay ningún avance. Esto radica en un pecado original: la troika no va a admitir ninguna alternativa a una Grecia (una que pretenda mantenerse dentro del Euro, naturalmente), que implique alterar el proceso de pauperización que describimos arriba. Ese es el mandato grabado a fuego en cada movimiento de los negociadores que representan a la troika.

Del otro lado Tsipras y los suyos tienen un plan. Y están muy seguros de su éxito y sus casi inmediatos beneficios para la pauperizada población griega, es decir, re-encender el contraído motor de la economía griega y echarlo a andar a puro keynesianismo. 

Qué necesita ese plan? En rigor no necesita mucho de Europa. Lo que necesita es que durante un tiempo razonable, digamos 12 a 18 meses, tener autonomía y libertad de acción para lograr que los recursos no se dirijan a un superávit primario innecesario (cuando decimos superávit primario decimos lo que ahorramos antes de pagarle a los acreedores), sino que se vuelquen como nafta al Consumo. Aumentar jubilaciones, salario estatal, cualquier iniciativa que promueva el renacimiento de la producción. Es decir, librarse de lo que para nosotros fueron las "misiones" del FMI.

Sí, ya entendió. Exactamente lo opuesto de lo que pretende la troika. Con un agravante: si Syriza logra esa ventana de pax financiera y autonomía para aplicar lo que está en la cabeza de Varoufakis, es mucho más probable un éxito que un fracaso. Y si hay éxito, de eso no se vuelve: los griegos pedirán más, y en minutos los españoles, italianos, portugueses e irlandeses apoyarán la ñata contra el vidrio, contando los minutos para que les toque su turno. En perjuicio de quién?

De manera que sugerimos desconfiar de esa prensa internacional que describe este teatro de operaciones como el dominio en el que la troika campea victoriosa frente a un súbdito algo rebeldón al que tarde o temprano logrará poner en vereda. Es lo que se leé en medios "serios".

La troika también está en un atolladero, porque sabe que Tsipras y sus amiguitos están decididos a aplicar su programa. Por el sólo motivo que saben que va en ello su propia supervivencia. Una sociedad con 27% de desocupación no está dispuesta a otra cosa.

Hasta el momento, como bien lo interpreta Paul Krugman, la táctica del establishment europeo ha sido correr el arco. Minucias, boludeces diríamos, alrededor de si el IVA sobre alimentos procesados debe ir al 13 o al 23%. Se percibe a leguas que es una táctica distractiva que intenta enfriar el partido y llevarlo a ese final del 30 de junio, día D para un pago impostergable de Grecia con el FMI que, saben, las arcas griegas no estarán en capacidad de resisitir. 

Ponerlos en el día del default como quien le da un par de vueltas más al torniquete sobre la tráquea griega, esperando que los sucesores de Heracles golpeen tres veces la lona pidiendo clemencia.

Por su parte Tsipras deja correr tranquilo las agujas del reloj. Sin dejar de actuar preocupación y poner en evidencia ante su pueblo que su gobierno está haciendo lo imposible para permanecer en la zona euro, mientras insta a su pueblo a preguntarse: “qué ganamos con quedarnos?”.

Naturalmente una eventual salida de la UE, eso que denominan Grexit, podría causar enormes trastornos sociales (pero... mayores a haber permitido que el PBI cayera 25% desde que estalló Lehman Brothers?), aunque finalmente les dejará las manos libres para, una vez devaluados y en default, intentar editar la versión helénica del AldoFerrerísimo “vivir con lo propio”. Lo propio y quizás un poco lo de Putin, y un poco lo de cualquier gigante mundial que entienda que la salida de Grecia es como un tatuaje: siempre significa "oportunidad".

Dato que también es leído por el Departamento de Estado norteamericano, que vería con mucha preocupación que Grecia se convierta en una patrulla perdida que vaya a buscar ayuda financiera al reciente Banco de los BRICS.

Es decir que Tsipras tiene muchas más balas que las que le cuentan los obcecados analistas de los diarios financieros británicos, campeones a la hora de embestir contra el populismo.

El 30 de junio será, dijimos, el día D. A quienes, como a nosotros, les encantan estas quijotadas contra los arrogantes molinos de viento alemanes, les sugerimos que estén atentos. Se vienen tiempos interesantes.

1 comentario:

chacall dijo...

Sinceramente, no veo (por ignorante tal vez) como financiaría grecia la expansión del mercado interno. En este país, entiendo que los dólares del agro, son los que sirven para lograr potenciar el mercado interno y financiar diversos proyectos industriales.

Grecia, por lo que he leido, se queda a medio camino, sus socios comerciales son fundamentalmente euroepeos como Italia, Turquía y Bulgaria. Y además su principal exportación de combustible, en general es refinado, por lo que tiene que importarlo. Aquí tal vez la relación con Rusia, le pueda dar algun beneficio. La agricultura era menos del 10% del PBI (algo más del 5%). Y la exportación de hierro y minerales es baja.
El 70% de los ocupados (que es una parte baja de la población) está en el sector servicios, (siendo el turismo muy importante, pero salvo alguna isla del caribe el turismo no creoa que mantenga a todo un país, aunque la salida del euro le puede dar ventajas, dado que se vuelve más competitiva).

Es una encerrona un tanto más dificil tal vez, porque aceptas que la troika te baje los ingresos para pagar deuda, o de un plumazo te lo bajás mucho más pasando a una moneda que puede adquirir muchos menos bienes que la actual, con la expectativa, de que en el futuro, la economía se dinamize y puedas rebotar y crecer sostenidamente (lo que no tengo claro si grecia tiene condiciones geopolíticas para lograrlo, esa es mi gran duda).

Saludos.