jueves, 5 de agosto de 2010

Minería


No es intención discutir sobre los pormenores de la actividad minera. Sino sobre algunas ideas que se vierten abiertamente sobre la misma en los medios de comunicación, en las discusiones cotidianas, en los comentarios al pasar.


Es hora de que la palabra minería deje de tener la connotación negativa que arbitrariamente se le otorgó en estos años.

Porque promover la actividad minera pareciera ser, según un sentido común construido, incurrir en un delito. Dudar acerca de que la minería sea, en términos absolutos, una actividad nociva para el planeta y la humanidad es, según ese mismo sentido común, la velada defensa de algún oscuro interés.

Ese es el trasfondo semántico que subyace a cualquier discusión sobre el tema. Inevitablemente, las mismas culminan al tiempo que empiezan: la sola mención de intereses mineros actúa como decisiva en el diferendo.

Esto es, sin dudas, un prejuicio. Aún cuando sea verdad en la conclusión, pido, al menos que se nos dé el “beneficio” de articular dicha conclusión con algún silogismo, con alguna argumentación. O sea, el que quiera expresar esas sentencias que cumpla al menos con la cordialidad de demostrar que sus lapidarias afirmaciones son válidas.

Podríamos pasar así a un nivel superior en la discusión.

Y podríamos, por ejemplo, ver qué pasa cuando desde un programa de televisión una persona cualquiera habla de la minería como si se tratara del mismísimo demonio, sin reparar en que casi todo lo que lo rodea en ese preciso instante es producto de esa actividad diabólica. Cuantificar, en definitiva, qué grado de “atraso” estaríamos en condiciones de tolerar en caso de que quisiéramos hacer las cosas tal y como las pide esa ONG intachable y de financiamiento tan claro como es Greenpeace (che, los del fondo, no se rían).

Digo, al menos podríamos tener la deferencia de distinguir la obtención de silicio de la de oro, qué se yo, para ir entrando en tema, por lo menos.

O podríamos conversar acerca de por qué representantes políticos de una ciudad como la de Buenos Aires, que genera una contaminación varias veces más dañina para con el medio ambiente que la que provoca la minería misma, ponen tanto énfasis en criticar la actividad minera.

O por qué desde una ciudad que en el más suave de los casos alberga una población altamente consumidora de productos mineros se “exporta” esta preocupación medio ambiental hacia zonas apenas productoras (y no muy beneficiadas históricamente). Porque las cajas de seguridad de los bancos de la CABA, tan rebosantes en joyas de oro y exceptuadas de cualquier declaración para el pago de impuestos, son propiedad, en general, de vecinos porteños. Sin embargo, sus representantes prefieren mostrarse preocupados por los efectos nocivos de la minería a cielo abierto para producir…sí, sí, oro. Cuando en realidad deberíamos hacer el reconocimiento de que la cadena productiva y de consumo tiene dos puntas, y que no se puede afectar a una sin tocar a la otra.

La escena de un diputado porteño progre “acusando” al gobernador de San Juan de permitir la explotación minera se parece mucho (pero mucho) a la del funcionario de cancillería yanqui para el hemisferio sur (“progre”?) que para perseguir el flagelo de la droga promueve la fumigación de los campos cocaleros bolivianos.

Tal vez, cuando hayamos llegado a un consenso básico sobre alguno de estos puntos, nos pongamos a hablar del tema principal, que es el impositivo.

12 comentarios:

kaliban2 dijo...

no se entiende el objetivo, si es prohibirla es un sinsentido, comprense o hagan una maquina del tiempo y manipulen los genes de los fabricantes de herramientas manipuladores del entorno que se bajaron de los arboles.

ahora si en el objetivo es que la construccion de herramientas contemple la supervivencia de los constructores, estan mandando fruta preocupandose por cuantos anillos de oro de usan para espantar levante en el mundo occidental.

e' la creacion de la demanda y el consumo interno de los metales refinados es parte ya de la politica y del modelo.

un cuarenta del estado a la china, teniendo en cuenta que traen tecnologia y capacidades que hoy la "burgesia nacional" no tiene y el estado apenas esta voviendo a reconstruir su capacidad de control de las producciones estrategicas, me parece un objetivo para analizar y buscar el dialogo y el consenso.

ahora no se, de la burgesia me parece que salen de cotillon, de pedo llegan al compresor para inflarlos y el problema amerita hacer la maquina de fabricar globos.

CC dijo...

Clap, clap, clap! Aplauso medalla y beso.

Se trata de la intemperancia progre, de su mesianismo moral. Cualquier puesta en duda de un artículo de la letanía "antiminera" que recitan lo convierte a uno en "empleado de la barricgold", como cacareaba Bobasso.

Creen que el "desarrollo" es como el juego de Civilization, Age of Empires o Simcity, que se pueden ir manejando botoncitos y palanquitas desde balcarce50... y jamás gestionaron siquiera un almacén.

Excelente el punto señalado, Mariano.

Saludos

Mariano dijo...

Ricardo: seamos buenos. La verdad es que los muchachos no dicen "eliminar la minería". Te dicen: "no estamos en contra de la minería, sino solamente de la que contamina". Una boludez.
Un abrazo.

CC: tanto tiempo. Muchas gracias.
Recomiendo enfáticamente este post de Carrasco:

http://lucascarrasco.blogspot.com/2010/08/ecoilogicamente.html

Un abrazo.

El anónimo dijo...

Sólo un delirante puede pretender vivir sin minería. Toda nuestra actividad menor y mayor esta dado por el utilizamiento de la misma. Ni los baños podes usar sin minería, ni hablar de agricultura, de electricidad
No podes ni comer ni cagar.

Mariano dijo...

Poder se podría, pero sería distinto (y peor).
Abrazo.

Ana Paula Allegro dijo...

Me pasa que cada vez que leo un artículo de inclinación oficialista, cuando paso la vista por frases como lo terrible de "un sentido común construido" que demoniza alguna categoría, en este caso la minería, me dan ganas de dejar de leer, sencillamente porque la opinión oficialista no resiste a la pregunta: "Y vos, qué". Es entonces que sucede que cuando se critica al temerario enemigo con aspectos que se cumplen de ambos lados de igual modo, tengo la leve sospecha de que nos tratan a todos como a idiotas. Y vos? cuánto colaborás para crear ese mejor sentido común? No me prendo en tu anhelo de un mejor sentido
K-omún.

Mariano dijo...

Ana Paula: todo sentido común es construido, así que en eso caí en una redundancia.
Lo que me parece es que, en cualquier caso, no habría que hacer abuso del sentido común para evitar darle justificación a una opinión. Si la minería es tan destructiva, habrá alguna forma de demostrarlo sin necesidad de acusar a todo el mundo de ser empleados de la Barrick Gold.
Pero lo mismo valdría para situaciones inversas (la palabra "derecha" por ejemplo se usa de esta forma, y me parece que, a veces, se la usa por pereza). El tema es que con la palabra minería se elude el sentido crítico. Decís "minería" y chau, no hace falta demostrar más nada, parece. No es el único caso, más vale. Pero es uno de ellos.

Y ojo, yo no tengo la culpa de que algunas personas lean un tono despectivo en la frase "sentido común".
Saludos

Anónimo dijo...

típico de progre kirchnerista todos los comentarios que me preceden. O sea de la dieta progre hipocalórica: matrimonio igualitario a la mañana, megaminería al mediodía.

No señores. Esta megaminería que se promueve en San Juan era la que destruyó la Unión Soviética durante los 70. ¿Por qué las compañías canadiense, que tienen muchas montañas y plataformas que volar en su país de origen, vienen a Argentina? Es muy fácil hablar sin tomar agua contaminada por cianuro.

Si S.J, Catamarca y La Rioja 'no tienen otra cosa para hacer', es por incompetencia notable de sus notables políticos. Tres provincias con potencial productivo en agricultura de altura como en turismo de diversa variedad se dan el lujo de decir que 'no tienen potencial'. ¡Mi dios, qué dirían los sudaneses!

Finalmente me pregunto, los holandeses tienen este debate? o sencillamente disfrutan de la megaminería que destruye nuestros países. Pregunto nomás.

Anónimo dijo...

típico de progre kirchnerista todos los comentarios que me preceden. O sea de la dieta progre hipocalórica: matrimonio igualitario a la mañana, megaminería al mediodía.

No señores. Esta megaminería que se promueve en San Juan era la que destruyó la Unión Soviética durante los 70. ¿Por qué las compañías canadiense, que tienen muchas montañas y plataformas que volar en su país de origen, vienen a Argentina? Es muy fácil hablar sin tomar agua contaminada por cianuro.

Si S.J, Catamarca y La Rioja 'no tienen otra cosa para hacer', es por incompetencia notable de sus notables políticos. Tres provincias con potencial productivo en agricultura de altura como en turismo de diversa variedad se dan el lujo de decir que 'no tienen potencial'. ¡Mi dios, qué dirían los sudaneses!

Finalmente me pregunto, los holandeses tienen este debate? o sencillamente disfrutan de la megaminería que destruye nuestros países. Pregunto nomás.

Anónimo dijo...

típico de progre kirchnerista todos los comentarios que me preceden. O sea de la dieta progre hipocalórica: matrimonio igualitario a la mañana, megaminería al mediodía.

No señores. Esta megaminería que se promueve en San Juan era la que destruyó la Unión Soviética durante los 70. ¿Por qué las compañías canadiense, que tienen muchas montañas y plataformas que volar en su país de origen, vienen a Argentina? Es muy fácil hablar sin tomar agua contaminada por cianuro.

Si S.J, Catamarca y La Rioja 'no tienen otra cosa para hacer', es por incompetencia notable de sus notables políticos. Tres provincias con potencial productivo en agricultura de altura como en turismo de diversa variedad se dan el lujo de decir que 'no tienen potencial'. ¡Mi dios, qué dirían los sudaneses!

Finalmente me pregunto, los holandeses tienen este debate? o sencillamente disfrutan de la megaminería que destruye nuestros países. Pregunto nomás.

Mariano dijo...

Anónimo: no hace falta irse a Holanda para encontrar gente que disfruta de la minería. En la Ciudad de Buenos Aires está llenísimo.
Si la minería es tan perjuiciosa, empecemos por ahí. O qué vamos a hacer? Vamos a tolerar que las mineras contaminen en otros países? Al final tan humanista no era el planteo.
En fin, quién está dispuesto a tolerar un mundo sin minería? Si no estamos dispuestos, entonces, quién hace la división entre personas contaminables y no contaminables, para definir en dónde puede haber minería y en dónde no.
Y finalmente, de la hipercontaminación promovida por las grandes ciudades, principalmente del mundo desarrollado aunque no exclusivamente, hay que ocuparse o no? Así, con estos niveles de contaminación el mundo es aceptable, pero no hay que sumarle más? El que se quedó afuera que se joda? Cuál sería la mirada "progre" no kirchnerista del asunto?
Saludos

Mariano dijo...

"perjuiciosa" (?). Sería mejor "perjudicial", no?
Saludos