martes, 9 de octubre de 2012

Omarcito


Cuando arranca a la mañana, los pibes están durmiendo. Son dos y tiene por costumbre darle un beso a cada uno en la frente. Como la mayoría de los padres, los ama profundamente.

Por suerte la estación Temperley no le queda lejos, pero en invierno esas seis cuadritas, oscuras y gélidas, son bravas.

Sabe que a esa hora el tren no viene taaaan cargado. Se banca. Pero es consciente que los días que a Mary, la mujer, le toca ir a Lanús un par de horitas más tarde, prácticamente no puede viajar. Cada vez que ella viaja a la mañana, él se entera a la noche. No es para menos: el tema de conversación es cuántos trenes tuvo que dejar pasar para poder subirse a uno.

Omar es supervisor en la fábrica hace dos años y llegó a ese lugar por mérito propio, por laburar como un burro y por bancar la parada cuando, en el 2010, las cosas se pusieron difíciles. Bueh, no sólo eso, además es un referente de los que hasta no hace mucho, fueron sus compañeros. Hoy le responden con lealtad.

Sus preocupaciones son básicas y su vida es austera,sencillas. Sabe que con su laburo no va a hacerse rico y no espera ninguna herencia extraordinaria. De los hermanos, es al que económicamente mejor le fue, el que mejor se “armó”. Y se dio el gusto de regalarles a sus viejos las últimas vacaciones a las Termas de Río Hondo. En realidad el gusto de ponerle unos cuantos mangos al padre en el bolsillo para pagar un buen hotel, un restaurante aceptable y un buen regalo a la vieja, que cumplía años durante el viaje.

Me preguntó, 10 días antes de las elecciones del año pasado, si le convenía comprar dólares. Se lo veía preocupado y me dijo que sentía "algo raro en el aire". Para eso me agarro aparte en un pasillo y me pidió "consejo". Le dije que no se preocupara. Hoy un poco me gasta y otro poco me putea: “hoy los podría vender a seis cuarenta”. Yo le guiño el ojo y devuelvo de volea: “vos me viniste a ver por otra cosa”.

Los dos pibes, no los conozco, los imagino dos vándalos buenotes, van a escuela de curas en Lanús en la que no sólo tienen gimnasia y taller de inglés los sábados, sino que además es la misma escuela a la que fueron Omar y todos sus hermanos. Mandato de la abuela, se viene cumpliendo hace dos generaciones. Muchas veces a la hora del almuerzo me cuenta algunas anécdotas y se lo nota íntimamente orgulloso de que los pibes estén creciendo bien, que estudien, que cumplan con las notas, pero también que disfruten y que sean compañeros de su papá que, contra los reclamos de Mary, de vez en cuando se los lleva a ver al rojo de sus amores. "Últimamente más amarguras que alegrías", me confiesa. Amargura que se combate con budín o panqueques con dulce de leche que la mujer prepara mientras escucha el partido por radio, atenta a los despelotes en la tribuna, a la frecuentes noticias policiales en un espectáculo deportivo.

El sueño de ambos, y también un pacto tácito, es que los dos chicos vayan a la universidad. Van a hacer lo que puedan para que eso sea así. Y también saben que no los pueden obligar. Que no está en sus manos. Pero desean íntimamente que esto sea así. Quizás, si todo va bien, alguna vez el pibe, cuando Omarcito peine canas, le avise que tiene que ponerse el traje para ir a su acto de graduación. Va a ser de las pocas veces que Omar se ponga traje. Pero va a ser la forma en que Omar enfrenten el día más importante de su vida.

Le preocupan los precios del super y le preocupa la inseguridad. Pero no deja de dormir por eso. Lo que lo tiene en vilo es que si a los tres o cuatro operarios más despiertos no les otorgan el aumento  que vienen pidiendo, él está en un problema. Si les llegaran ofertas de laburo desde afuera antes de que se cierre esa negociación, se las va a ver en figuritas para cumplir los “objetivos” con los que la gerencia tanto rompe las bolas. Pero confía en que los que están arriba no son tontos y lo van a escuchar.

Omar no tiene dos autos. Ni conoce Punta del Este.

Omar tiene casa propia (y sabe que eso es fortuna) pero no tiene una cocina con azulejos blancos y brillantes, un perro de moda y dos nenes rubios elegidos en un casting.

Si bien 6-7-8 lo aburre hasta el hartazgo, Omar no entiende bien por qué volvieron las cacerolas. No se come eso de la dictadura K, no le cierra.

Omar íntimamente creé que, si el precio son los famosos dólares del cepo cambiario, él no tiene ningun problema en entregar fortuna, confort y comodidades presentes, a cambio de un país mejor para sus hijos. Lo lleva en el ADN. Lo mismo pensaron y lo mismo actuaron su viejo, su abuelo y su bisabuelo, el libanés que bajó del barco.
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Como Odiseo, hay que atarse al palo mayor y no dejarse encantar por los cacerolazos de las sirenas de Barrio Norte, que detrás de esos disfraces de clase media, esconden sectarismo y tilinguería.

Clase media no es “queremos conferencias de prensa”.
Clase media es Omar.

Clase media no es “vacaciones en Punta del Este ya”.
Clase media es 14 días en San Bernardo si antes le cambio los neumáticos al auto.

Clase media no es “no le tenemos miedo”.
Clase media es la acuciante duda: “por qué pagamos escuela privada si la pública es igual de buena”.

Clase media no es “queremos comprar dólares”.
Clase media es viajar en el tren como seres humanos.

Clase media no es "basta de diktadura K"
Clase media es el fin de la violencia en el fútbol.

Que las cacerolas sigan sonando.
Atémonos al palo mayor y trabajemos para cumplirle a Omarcito el sueño de un país mejor.

6 comentarios:

OMIX dijo...

Contradicto
Gracias por el merecido homenaje que me hacés.
Y respecto al posteo te cuento que es el rumbo lo que nos ha unido estos años, ni personalismos ni un proyecto político superador de otros -por caso el peronismo-, sino el asegurarse de que el neoliberalismo hundido en la fosa del pacifico no se libere del lastre que lo mantiene en el fondo y pueda salir a flote.

Daniel dijo...

Que foto!
Toda la gloria junta!!!

Pepe Subizar dijo...

Memorable post, Don Contradicto. Gracias. Abrazo grande,

El Canilla dijo...

que el turco no te lea. Tas seguro que lo tuyo son las duras , eh Contradicto ?

Marmaduke/Eddie/Matt dijo...

CONTRADICTO: Hace casi 35 años ya que no vivo en Argentina pero tu posting me parece tan real y tan sensato que, bueno, te lo tenía que decir.
Eddie

Politico Aficionado dijo...

Me gustó. Mucho.