miércoles, 10 de junio de 2009

Trabajo del Ministerio de Trabajo


El cartonero de San Telmo corre con ventaja. Tiene contacto con turistas internacionales. Somos material fotográfico imprescindible para mostrar a las madres y las tías neocelandesas, austríacas o canadienses.


Eso nos da “roce”. El cartonero tiene que hablar varios idiomas, manguear fasos en francés y pedir diez pa la birrita en italiano. Somos la crème del cartoneo. Lo que nos permite sacar la cabeza de las bolsas de vez en cuando para poder ver mejor alrededor (gran ventaja cuando llegan los muchachos de la UCEP de Macri a jugar al “scraum”).


Caminando y preguntando, metiéndonos allí donde no nos llaman, nos encontramos con personajes de todo tipo y origen.


Uno es Willy, cartonero de Oklahoma. Willy está como loco porque ahora la competencia ha crecido y los cartones se licuaron. Estados Unidos ha sufrido una caída neta del empleo estimada en los 6 millones de puestos. En términos relativos estamos hablando de casi el 4% de la población económicamente activa*. Y, si bien las expectativas ahora son de mejora, nadie se anima a decir que esa luz allá en el fondo podría ser el final del túnel. También podría ser un tren que viene de frente. Shit!


Otro es Benjamín, el cartonero de Sevilla, que ha visto alargarse de manera increíble la cola que antes hacía para conseguir un plato caliente en la Basílica de la Macarena. “Olvídalo, Benja”, le dicen las monjits, “aquellas reuniones minimalistas son cosa del pasado. Ahora es el turno de los pobres de cabello limpio”. España ha visto destruirse algo más de 1.6 millones de puestos de trabajo, menos en términos absolutos que Estados Unidos, pero mucho más en términos relativos: 4.8%. Joder!


Helga es una tipa tranquila. Siempre lo fue. Para ella el cartoneo es un trabajo digno, de 8 a 5, con merienda y convenio, porque Helga vive cerca de Frankfurt. El otro día leyó en el Zeitung que la pérdida de puestos de trabajo en Alemania se estima en los 900 mil desde la caída del antes nunca oído Lehmann Brothers. Sobre una PEA de 43 millones de teutones, hablamos de un 2%. Mucho. Schaiβe!


En nuestro país, nadie podría negar que los dichos de Huguito, a quien apoyamos en este blog, deben ser ciertos. Hay despidos “goteo”, pero no hay despidos masivos ni pérdidas de puestos de trabajo generalizadas. Por un lado existe, como en todas las economías, una situación friccional de ingresos y egresos al mercado de trabajo. Antes de la crisis, los indicadores de ingreso venían siendo más altos que los de egreso y esos eran los parámetros que medían la creación neta de puestos de trabajo. Desde la crisis esto se revirtió, las empresas y los empresarios evitan tomar personal (la tasa de ingreso baja) y la tasa de salida no es muy diferente de la anterior. Neteado, tenemos una caída en el nivel de ocupación: lo confirmarán quienes miden la cantidad de páginas de clasificados por laburo en los diarios.


Por otro lado están los RePro (material que serviría para otro post). En conciso, 76.000 planes que subvencionan el trabajo de personas cuyas empresas enfrentan los riesgos más serios.


Con todo, es difícil estimar la destrucción de puestos de trabajo en el país debido a la alta informalidad. Audaces como somos, tiramos los dados y decimos que desde el comienzo de la crisis se han destruido unas 100 mil plazas. Sobre una PEA estimada en 14 millones, esto implicaría decir 0.7% de impacto. Un montón cuando uno piensa en un sólo tipo que se queda sin laburo, agravado por las actuales circunstancias. Nada cuando uno lo compara con esos países que nos nombran a cada rato como el modelo de lo que tendríamos que ser.


Todo este post es para decirle a Diego que no dude más. Que basta de doble 5 y toda esa cantarella. Que esta tarde contra Ecuador lo convoque a Tomada para bajar la pelota y repartirla en el centro de la cancha, calmando a los ansiosos y rigoreando a los holgazanes. Y Noemí Rial de "cheerleader", si la campaña la deja.





*Los datos de impacto en la desocupación presentados deben entenderse relacionados a la crisis financiera (no absolutos) y se suman a los datos de desocupación netos preexistentes en cada país (por ejemplo España rondando el 16%)

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