lunes, 15 de junio de 2009

Calle Pichincha


Dos coautores de este blog desean dejar perfectamente claro que todas las gestiones que lleva adelante nuestro columnista estrella, Andrés el Viejo, con queridos blogueros amigos radicados en Rosario, argumentando la necesidad de extender su estudio de campo sobre las vinculaciones y estructuración del negocio de la trata de blancas y la prostitución en aquella ciudad, que pudieran haberse dado en circunstancia gastronómica que involucrara asado cartonero y vino en tetra, corren por única y exclusiva cuenta de quien la emitió.

Queremos informar a la comunidad bloguera que Los Autores de este blog no se harán responsable de manera solidaria por los préstamos en efectivo o en especie ni por los acuerdos que se cierren con alguno de sus autores de manera individual. Esto incluye deudas pendientes en piringundines de mala vida.

Agradecemos vuestra atención y los invitamos a seguir leyendo nuestras futuras entradas.

(Dos de) Los Autores




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4 comentarios:

paola dijo...

pierdan cuidado, dos de los blogueros, que de ninguna (NINGUNA ) manera, se llevarán a cabo esos estudios de campo, ni serán en rosario , ni habrá pago en efectivo , ni mucho menos en especias, ni se pagarán deudas de ninguna clase de piringundines. Si fuera así, tales tratos saldrían a la luz ( en crónica) y algún bloguero rosarino, tendría sus días contados. Lo que suceda al escritor estrella queda por vuestra cuenta.
Saludos
Paola

Contradicto de San Telmo dijo...

Queda claro, Paola. No se preocupe que sus declaraciones dejan todo claro.

Que parezca un accidente, entonces...

Udi dijo...

Es asombroso como ciertas expresiones despreocupadas y dichas como al pasar pueden generar malentendidos.
Mis estimados cartoneros: supongo que el ansia de ampliar los límites del conocimiento humano no alcanzarán como para poner en riesgo a inocentes observadores.
El trabajo de los próceres de la antropología ha conocido de mártires, sin duda, pero no hay que tomarselo tan a pecho...supongo.

Andrés el Viejo dijo...

¿Vio, Udi? La calumnia se ceba en los inocentes.