martes, 2 de junio de 2009

Escorpión

“...No pude evitarlo -dijo el escorpión- está en mi naturaleza...”
Fábula popular masai



Quizás sean las horas en las que el escorpión comienza a avizorar una costa más promisoria y, fiel a su naturaleza, se dedica a limpiar y aguzar metódicamente su aguijón, al tiempo que elige la fecha y el lugar para su incisión definitoria.

Vislumbra que la noche del 28 de junio, quizás más claramente la mañana del 29, disponible el plano de configuración de fuerzas y el esquema de gobernabilidad definitivo, estén dadas las condiciones para sellar el destino fatal que planeó para esta nueva víctima. Y garantizarse, eso sí, el salto a terreno firme y seguro, pero fundamentalmente terreno gobernable.

Atrás queda una jornada de 6 años que había empezado auspiciosamente, garantizando rumbos dilectos, en apariencia consensuados, en base a la prenda de unidad que huésped y favorecido compartieron. Y aunque algunas señales ya eran premonitorias, incómodas, debió llegar ese amargo 29 de noviembre de 2005 para confirmarle al octópodo que los destinos eran definitivamente distintos.

Entonces recordó experiencias anteriores. Veterano de cien batallas, remembró los años que siguieron al '83 y que le sirvieron, vaya si le sirvieron, para confirmar que las bayonetas habían dejado de ser una opción y que debía aprender a desbravar al bagual de las voluntades populares con nuevos métodos, más sutiles pero más estables.

Añoró, eso sí, los años en que la trama se tejía en el sigilo de los despachos de lobbystas, viudas del poder y formadores de opinión. Lo sencillo que había sido inocular una forma apaciguada de veneno en la víctima y manener fluyendo la dosis que, lejos de provocar un final de sangre y muerte, mantuviera bajo el efecto disciplinador, ayer desocupación, riesgo país, deuda externa, hoy inflación, seguridad jurídica, relaciones con el mundo, al indómito haciendo su incansable trabajo. Veneno genial que le permitió no sólo sostener sino inesperadamente aumentar la exacción iniciada en el '76, durante los años de La Rata.

Pero lo que el escorpión no prevé, aún cuando tiene las cáscaras y las experiencias curtidas por las heridas de guerra y el fragor de batalla, es que la primavera que la bestia popular ha decidido dedicarse, después de un largo invierno, cala hondo en su esperanza y su fuerza. Que esta alegría va mucho más allá de un selecto grupo de hombres y mujeres que la conducen; que se ha ido encarnando en el pueblo, en su autoestima, en la materialización de sus humiles sueños y en el hecho de saber, aún cuando esa fortuna no los toque personalmente, que pueden prometérsela a sus hijos. No hay esperanza más provocadora en la vida.

Podrá el escorpión reconstruir alianzas, azuzar inflaciones y pestes devastadoras, maquillar candidatos, intentar retener prebendas, activar todos los operadores creados y cooptados en tantos años. Pero no hay anestesia efectiva que haga olvidar el poder de los sueños de un pueblo una vez que estos empiezan a hacerse realidad, que aplaque sus esperanzas y que narcotice a los hombre que las experimentan.

La bestia va conociendo a los parásitos, testifica cómo es posible sacudírselos del lomo y difícilmente dude ponerlo en práctica si el escorpión intentara interponerse.





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3 comentarios:

Frank Pentangeli dijo...

Muy buen post...

Udi dijo...

Pobre animalito...¿Que le hizo, Contradicto, para demonizarlo de esa manera?
En fin, el problema no está en el escorpión, que siempre va a actuar según su naturaleza, sino en aquellos que creen poder cambiarlo, domarlo o usarlo para sus propios fines.
Si le parece, vea acá ---->http://c-o-n-c-h-a.blogspot.com/2009/06/el-discreto-encanto-de-la-burguesia.html

Contradicto de San Telmo dijo...

(sabía que la metáfora podía picar y doler donde no quería, y tuvo que pasar...a ver si la remontamos)

Estimado Udi,

Sepa que usté es el único escorpión que estimo y respeto.

Los alacranes argentinos, que hoy se juntaron con diputados opositores para discutir el ingreso de Venezuela en el Mercosur (atrasan 15 años los muchachos y se quedaron cuando el Mercado Común del Sur era un mercado con fines económicos) me parecen patéticos: viven en un país que tiene todas las condiciones para multiplicar su riqueza por 100 al tiempo que saca a todos sus hijos de la pobreza (ni qué decir de esta indigencia inédita que estamos viviendo), que puede alimentar a todos sus habitantes, que puede ser socialmente justo, educado, soberano y polo de atracción para gentes de toda la orbe. Y frente a esa opción digna que lo único que requiere son utopías, soberanía y cojones (aprender de San Martín), prefieren ser unos patéticos terratenientes tercermundistas, amos y señores de una tierra arrasada y sistemáticamente violada, listos para pactar con el primer extranjero que se les proponga para traicionar el futuro de sus compatriotas (aprendieron del triste Carlos de Alvear). Frente a eso quizás deberíamos pensar nosotros en el Socialismo Siglo XXI.

Pentángeli, que usté aplauda el post sólo me lleva al terrible terreno de la duda en el que creo que no se entendió nada. Con o sin su consentimiento, por estas horas en su blog se está discutiendo la calidad bloguera de uno de los operadores más perversos, más siniestros y más amargamente eficaces del peor escorpionismo que azotó al país. Pero usté aplaudió acá y, nobleza obliga, le tengo que agradecer (igual, por favor, hágame la gauchada de leerlo de nuevo).

Saludos.