Mientras el ignoto Héctor Scarpa recorre el mundo y consume su vida
detrás del sueño de la gran silbatina universal, ese abucheo disconforme que
pondrá finalmente las cosas en su lugar, los peatones de oídos delicados
perciben más y más los ecos de una ovación de pie que llega desde lejanas geografías
en el hemisferio norte.
Desde hace ya 4 años se mantiene al planeta mordiendo el
tiento de una crisis económica y financiera cuyo único precedente es el crack
del 29.
Desde atriles presidenciales lejanos, foros de organismos
internacionales, think tanks y fundaciones de dudoso origen, pero
fundamentalmente desde los grandes medios de comunicación se ha convertido en
lugar común rayar y subrayar la gravedad de la crisis que atraviesa el planeta
(con punto de inflexión en la caída de Lehmann Brothers). Se nos dora esta
pastilla con los argumentos más diversos: he escuchado a españoles instruidos y
cultos decir que toda la culpa es de los chinos y también he escuchado víctimas
italianas igualmente educadas responsabilizando a los regímenes teocráticos
musulmanes y su intervención sobre el precio internacional del petróleo.
Con esta crisis nos pasa lo mismo que con el significado de
palabras como “globalización” o “responsabilidad social empresaria”: no podemos
dejar de sospechar de las definiciones vagas y las explicaciones difusas.
Alzamos la guardia con mayor prevención cuando vamos
conociendo algunos datos y hechos cruciales:
·
El 24% de la población europea vive hoy debajo
de la línea de pobreza, aún después de que sus gobiernos hayan entregado
1.300.000.000.000 dólares a sus bancos, para salvarlos… de sí mismos
·
La Organización Internacional del Trabajo anuncia
que un ejército de 200.000.000 de seres humanos se incorporaron en 2012 al ejército
mundial de desocupados, que viene cumpliendo su misión de manera inmejorable: la
angustia y el abatimiento de quienes no tienen laburo y el disciplinamiento
resignado de quienes a duras penas lo conservan
·
Los portavoces del poder financiero se consideran
autoridades intelectuales y morales capaces de decidir la designación o vetar
la continuidad de funcionarios de cualquier país y así, una revista inglesa no
puede ver el bosque desastroso de la economía británica en el ojo propio pero sí puede
hallar la paja en el ojo brasileño que configura un ministro de economía
levemente heterodoxo
·
Como si fuera un revolucionómetro bajo su total control,
estos “mercados” utilizan la burbuja de las commodities y en particular el precio
del arroz para generar inocentes “primaveras árabes” cuyo objetivo no es, más
vale, democratizar o liberar pueblos oprimidos por yugos dictatoriales. Antes
bien pretenden convertir en títeres a gobiernos de territorios asentados sobre
las reservas de energía más grandes del planeta (Libia, Túnez y Egipto) para
finalmente cerrar el cerco sobre el último gran demonio persa, Ahmadinejad, ese rebelde defensor de la autonomía y decisión sobre las grandes reservas de gas de la región.
·
El poder financiero internacional no encuentra
más razones para sostener la sobrevaluada calidad de vida, las jubilaciones y
los robustos sistemas de salud de la Europa periférica, ahora que no hay “otra
vereda” ideológica sobre la que recostarse (la izquierda europea da más
vergüenza que De La Rua): no hay perjuicio en que sus ex beneficiarios empiecen
a contar los días que faltan para el desahucio inmobiliario, o a contar la
gente que está adelante en la larga cola de entrega de comida diaria en Cáritas, o a contar la cantidad de griegos diarios que prefieren quitarse la vida.
Desde lejos quizás nos ayude la perspectiva o el
kirchnerismo, pero sospechamos que todo este descalabro universalizado esconde
la táctica del tero. Veamos.
- Entre el 2000 y el presente la economía REAL total del planeta, o sea su producto bruto, creció un 40%. En el mismo período la economía FINANCIERA del planeta, es decir todos los papeles, de todos los colores, de todos los países y de todas sus empresas, creció un 140%
- En ese mismo período la cantidad de contratos basados no en economía real sino en herramientas de derivados financieros se multiplicaron por 7 y medio. Y el valor de mercado de esas maquinitas de hacer guita tocando la tecla Enter se multiplicó por 10.
- Lo que se conoce como armas financieras de destrucción masiva contra las cuales “los países serios” no proponen ninguna invasión ni campaña en defensa de la libertad.
- Es decir que la “economía de escritorio” viene creciendo a una tasa 8 veces mayor que la de los hombres y mujeres que transpiran de lunes a viernes.
- Por poner sólo el ejemplo norteamericano, en los últimos 2 años de lo que ellos llaman la “recuperación” (2010-2011), el 1% más rico de su población se ha apoderado del 93% de la renta disponible, en tanto el 90% restante más pobre (es decir TODA la población laburante) ha tomado una participación de la torta en juego cercana a cero.
Por supuesto que si le preguntamos a los ganadores del
neoliberalismo, o peor, a sus voceros, la respuesta más probable será que no
todos son felices dentro del capitalismo, y que cuando eso ocurre es porque
esos actores no han tenido la suerte o las habilidades necesarias, o se han
resistido a la guía amigable de la mano invisible .
De manera que no pueda decirse que el capitalismo en
práctica garantiza desigualdades o injusticias sistémicas, sino sólo fuerzas de
mercado anónimas que producen una distribución de renta eficaz y si no la vemos
muy eficaz se deberá, por supuesto, a la presencia del maldito Estado, que de cualquier
manera va a estar ahí, para garantizar un culpable a los mismos ganadores de
siempre.
Por suerte aquí, en la periferia, tribus de irreductibles
galos resisten ahora y
siempre al invasor. Galos que han dejado sus cabelleras rubias y sus pieles blancas y ahora se reconocen chavistas, kirchneristas, correístas, evistas o lulistas.
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