lunes, 31 de diciembre de 2012

Cumprindo promessas IV



Finalmente, decíamos, las acusaciones treparon hasta alcanzar a dos figuras medulares del PT, uno de ellos ostentando el cargo de Ministro de la Casa Civil (equivalente a nuestro Ministro del Interior), José Dirceu, y el otro sobre el presidente del Partido de los Trabajadores, José Genoíno. Pero en total los acusados fueron 26, incluyendo al garganta profunda del caso, Marcos Valerio. La causa convergió en el pasado agosto a un juicio oral y público que, sugerentemente, fue transmitido en vivo con el permiso del Tribunal.

El juicio se sustanció y las sentencias llegaron en diciembre y si bien se probaron transferencias de dinero irregulares, no surgieron pruebas inequívocas de la vinculación o complicidad de los más altos funcionarios acusados, en particular Dirceu y Genoino. Pero la presión mediática y de los poderes fácticos operando dentro del sistema judicial (algo que los argentinos no necesitamos que nos expliquen) fue suficiente para que los acusadores desempolvaran la teoría de un jurista alemán contemporáneo, Claus Roxin, que se conoce como “dominio del hecho” y que presupone para los cargos más altos de una estructura organizacional la responsabilidad completa de las acciones de sus subalternos, por el sólo hecho de ser el superior, y sin necesidad de contar con pruebas vinculantes. El mismísimo Roxin ha sido entrevistado en Alemania y ha rechazado la aplicación inadecuada que el tribunal de Brasilia está haciendo de su teoría.

Quizás envalentonados por el plafond mediático y la fama inesperada, los Supremos han adoptado una actitud particularmente mediática, concediendo reportajes y emitiendo opiniones (nunca tan parecidas a pre-juicios), cruzando el límite de la ética si lo que se espera de ellos es imparcialidad y ecuanimidad. Debemos recordar que se sustancia un juicio penal por una corte regular brasileña y no un juicio político por parte de una legislatura o cuerpo colegiado, el cual estaría mucho más vinculado a la cantidad de co-partidarios prestos a levantar la mano para punir tal o cual pecado político.

Sin ir más lejos el presidente del tribunal, Ayres Britto (homólogo a nuestro Lorenzetti, nada menos) ha declarado hace pocos días a la revista Zero Hora: “…lo que estamos juzgando aquí es un modo espurio, delictivo, de hacer política. La política es la actividad humana más importante en el plano colectivo…”

Detrás de esa frase grandilocuente y moralista, hermosa para decir a una camarilla de señoras bienudas en una reunión de consorcio, se esconde la tergiversación de funciones y objetivos que este supremo trastoca, puesto que la función de los miembros del tribunal es la de avocarse a analizar y evaluar pruebas concretas contra personas de carne y hueso, en lugar de “juzgar modos de hacer política”, que son los que se juzgan en las urnas.

No obstante, en el medio de este proceso supermediatizado y escandaloso ocurren cosas maravillosas. Por ejemplo en pleno desarrollo del juicio, el PT arrasa en elecciones a gobernador en el estado de Sao Paulo, el más importante de Brasil, demostrando que la figura de Lula, constructor estratégico de la victoria al digitar al candidato Haddad, parece inmunizada respecto de la campaña mediática que todo el tiempo sugiere, sin decirlo, la responsabilidad de Lula en el mensalao.

El circo no termina ahí. Este éxito de los grandes medios y la oposición en los tribunales judiciales los ha envalentonado a ir por más: han hecho aparecer recientemente un par de causas que buscan involucrar a Lula en causas de corrupción. En respuesta el ex presidente ha decidido contraatacar volviendo a salir al territorio, donde las demostraciones públicas y el afecto de la gente son contundentes.

Como sea, se abre un debate profundo al interior del PT, principalmente enfocado en cuál debe ser la respuesta del partido y, en particular, de los miembros que detentan altos cargos públicos como es el caso de la mismísima Dilma o del gobernador del estado gaúcho de Río Grande do Sul, Tarso Genro. En particular Rousseff ha mantenido una cautela y un silencio a lo largo del proceso que parece "demasiado" respetuoso, casi tibio, y que ha dado lugar a reclamos por parte de sus compañeros de partido.

En el caso de Genro, ha publicado hace pocos días una movilizante nota en el blog más importante de la intelectualidad brasileña progresista, Carta Maior. Vale le pena una lectura del llamado a la acción que Tarso le reclama a Rousseff, esto sin olvidar que es el lider de una de las dos líneas politicas más importantes del PT, la otra en manos de, ops!, José Dirceu.


1 comentario:

PoliticamenteIncorrecto dijo...

Tal como la famosa novela brasileña en capitulos, muy buena.