martes, 26 de junio de 2012

Agarrate

8 y media de una mañana fresca y luminosa. Viniendo por Perú, este cartonero se encuentra con Av. Belgrano, una de las esquinas más lindas de San Telmo. El carrito pesa pero el semáforo abre y uno junta fuerza para cruzar. De la nada, como un relámpago, generando ese freno en la respiración, ese baldazo de alerta a los sentidos, sirenas varias y en los más diversos contrapuntos se escuchan llegando desde la izquierda.

Freno y pupilas muy abiertas.

Seis policías parados sobre los pedalines de sus motos bajan a todo gas, con sus trajes de gala, su casco blanco reluciendo al sol y soplando silbato, van abriendo un surco en el tráfico de la avenida, intimidando, ordenando, disciplinando laburantes medio dormidos en sus corsitas clase media que van camino de sus oficinas.


Detrás de ellos, como una tromba que surfea la avenida a 90, 100 kilómetros por hora, el cartonero cuenta cuatro, seis, ocho, diez botes largos, puro cromado y polarizado que rodean una gran abeja reina que llega detrás, un portaviones oscuro y brillante que lleva en sus interminables guardabarros dos tensísimas banderitas rojas con reconocibles estrellas amarillas.


Adentro va Wen Jia Bao. Primer ministro de una nación que, como su propia limousine, camina inmutable, impertérrita a convertirse en primera potencia mundial bien antes de que muchos de nosotros veamos crecer las flores desde abajo. Tranquilos, eso sí, como si el propio fuera un sino irreversible. 


Adentro viaja el timonel de un crucero que no para de acelerar, no deja de desplazar potenciales competidores. De las pestes que azotan y diezman las tripulaciones de nobles pero desvencijados galeones como el inglés, el español, el italiano, parece que los marineros de este barco ni siquiera están enterados. Ellos avanzan. A tasas chinas. Justamente.

Bueno, este señor está a 6 cuadras y camino de visitar a la presidenta de un país, según dicen sus opinólogos pagos, colgado del mundo. Si fuera por esos opinólogos, deberían hacerle una multa por cruzar semáforos en rojo. "Adónde va tan rápido?" le preguntarían.


A nuestro cartonero esa tromba ululante de sirenas, ese despliegue arrollador de símbolos, de señales plenas de futuro que avanza irrefrenable por la avenida, le pone la piel de gallina.


Avanti morocha.



domingo, 10 de junio de 2012

Catastroika


Tiene una hora y media al pedo?

Bueh, úsela acá. No va a aprender nada que no sepa ya. Pero va a ver algo sorprendentemente bien filmado. Bien guionado. Bien contado.

Bien, bah...

Que lo disfrute.