sábado, 25 de febrero de 2017

Democracia Bipartidista o Guerra de Pasteles




Esta mañana habló por radio "El Subconsciente de la Derecha".

Se despertó, se lavó los dientes, se corporizó en forma de Nicolás Massot, jefe de bloque en Diputados de Cambiemos, y atendió a los chicos de El Fin de la Metáfora (https://twitter.com/Metafora710).

Fueron sólo 6 minutos. El Subconsciente de la Derecha es módico de palabras, pero siempre es interesante escucharlo. Mire:


El Subconsciente Reaccionario dijo que añora y que quiere volver a una democracia bipartidista como la de los años 90 y el Pacto de Olivos.

Ese es el sistema político que más le gusta y, cómo enfatizó, dijo no tenerle miedo a "la alternancia", a que en un momento gobiernen "los otros". No se esforzó en aclarar que esos, "los otros"  sean siempre oposición D.O.C., oposición denominación origen controlado, dentro del bipartidismo.

Maravillosa descripción de su deseo nos hace, en boca de Massot, el Subconsciente de la Derecha:
nos dice "quiero que, gobierne quien gobierne, los tengamos como nos gusta, bien agarraditos de las pelotas".

Ese fue y ese es el Talón de Aquiles de nuestro sistema político como vector de cambio real de nuestra sempiterna dependencia:

que, camuflados en un par de opciones en apariencia diferenciadas,

que creamos que estamos "eligiendo candidato", cuando en realidad estemos repitiendo esa liturgia bienal de meter un papel en una urna.

El establishment prefiere, lo dice Massot, espacios políticos moderados, a derecha e izquierda, que sean buenos y bonitos, pero especialmente muy baratos y sobre todo muy pero muy cooptables.

Funcionó perfectamente en los 90: un gag en el que peronismo menemista y radicalismo alfonsinista se daban enormes y graciosas tortas en la cara, en otro lugar del escenario nuestra oligarquía se afanaba toda la escenografía y la utilería que conformaban nuestro Estado.

En este esfuerzo de "la democracia bipartidista" se inscriben los intentos de Macri de sacar de la barbarie a Massa, pasarlo por lavandina y presentarlo como "opositor calidad ISO 9000 Davos". Y de ahí para adelante.

El sueño húmedo de volver a la democracia cooptada, esa que funciona tan aceitadamente en otras latitudes: poco importa si en España gobierna el PP o el PSOE, más te vale llevar puestos calzoncillos de lata.

Eso explica, en parte, por qué este blog, por qué la cuenta de Contradicto en tuiter, es la de monjes budistas del Populismo. Porque es vieja y sabe que, detrás de toda la liturgia republicana, institucional y el culto por las buenas maneras, lo que se esconde es el mismo único y puto amo, convirtiendo a la ideología en jabón para lavar la ropa.

Esta visión de Massot y de su clase representa para nosotros al enemigo. Al desafío de lo que hay que romper en pedazos.

Y la forma de quebrarlo tiene un sólo nombre, POLÍTICA. POLÍTICA de consensos. De reconocer errores y derrotas, de bajarse del caballo y hablar con la sociedad. De bajar el puto dedito acusador por un minuto e invitar unos mates amigos.


Algo que el kirchnerismo, que presume de nacional y popular, ha abandonado hace ya muchos pero muchos meses.

Por eso. Y sólo por eso, estamos donde estamos.