viernes, 22 de agosto de 2014

OdioMotor


Pongamos que se llama Claudia.

Por supuesto que no.

Pero no importa.

Es dueña de un pasado inquietante, oscuro.

Claudia fue criada por su papá. Construyeron una relación sólida, amable.

Pero cuando este ya está en la agonía de su lecho de muerte, con voz segura pero temblorosa le dice
– Claudia, vos no sos mi hija. Sos hija de Fulano…
– Cómo?! Papá, si Fulano fue durante años tu mejor amigo!...
– Sí, en efecto, pero compartíamos voluntariamente a tu madre.
– Papá, es difícil creerte.
– Es así, Claudia. Y aún así, yo te amo como a nada en el mundo.
– Papá, yo también.

dice ella, minutos antes de que el muera. Por la madre no pregunten. Desapareció muchos años atrás, poco después de destetarla.

Entonces Claudia decide ir al reencuentro de su terrible pasado.

En el que sólo fue respetada y valorada por ese enorme y querido cuasi padre.

Todo el resto de aquella familia ejerciendo, durante su infancia, las vilezas más detestables sobre aquella rubiecita ojos celestes, tan físicamente distinta de su padre. Tan moralmente igual.

Violencia moral, represión, denigraciones, incluso tremendas golpizas producto de una maldad anclada en las profundidades del odio y la envidia de sus pares a un hombre distinto, a un hombre mejor que el resto. Eso fue lo que aquella familia ejerció cada vez que pudo.

Por ejemplo cuando el cayó enfermo. Y pasó dos años internado en un hospital.
Recuerda a sus abuelos, sus familiares, sus tíos, llevándosela a provincia, dejándola durante días al amparo de familias desconocidas, seleccionadas, de fortuna, buscando que se encariñen con ella. Y que la compraran a buen precio.

En aquellas golpizas, en aquel destrato, ellos no lo sabían, empezó a fermentarse el combustible que le dará sentido a toda su vida: la venganza.

Y elige el mejor camino. El de la represalia lenta y fría, pero segura y firme como una roca.

Estudia hasta las madrugadas para convertirse en una abogada, afilada como una navaja gitana.

Trabaja hasta caer rendida sólo para demostrar que es más y mejor que todos los que la rodean. Que la siguen de atrás, mejor decir.

Entra en corrillos de la política y en breve su mente lúcida y su verba le abren camino hacia la cima del poder. Sube como un relámpago.

Una vez allí, con el poder de un acorazado y la decisión de un leopardo, inicia su trabajo fino, diseñado durante largas noches de desvelo.

Coordinadamente, va al encuentro de cada desalmado que le jodió un minuto de su vida, sólo cuando este ha llegado a su lecho de muerte. Lo saluda amablemente y, como una bala de conciencia, le recuerda quién es. Cuando está segura de que la memoria del infeliz la identificó, le cuenta para qué está allí.

Si su víctima desea aferrarse cobardemente a la vida, nuestro ángel rubio, inconmovible, arbitra sus medios y capacidades para empujarlo a la muerte. Sin titubear.

Si, por el contrario, desea morirse porque no resiste más un dolor, un sufrimiento, nuestro ángel pone en acción todo su poder para sostenerlo en la más lenta y larga agonía.

Sin quitarle un segundo los ojos, ve a cada hijo de puta retorcerse de miedo y lástima.

No se le escapa una lágrima. 
Pero tampoco arruina el momento con una sonrisa.

El odio, Claudia lo sabe, también es un motor.

Un motor que empuja un tren imparable.

Casi perfecto.

Mantéganse alejados.


El motor de Claudia está encendido.


lunes, 18 de agosto de 2014

Procuro olvidarte



Procuro olvidarte
siguiendo la ruta
de un pájaro herido.

Procuro alejarme
de aquellos lugares
donde nos quisimos.

Me enredo en amores
sin ganas ni fuerzas por ver si te olvido
y llega la noche 
y de nuevo comprendo
que te necesito

Procuro olvidarte
haciendo en el día
mil cosas distintas

Procuro olvidarte
pisando y contando
las hojas caídas

Procuro cansarme
llegar a la noche ya casi sin vida
y al ver nuestra casa 
tan sola y callada
no se lo que haría

Lo que haría, por que estuvieras tu,
porque vivieras tú conmigo,
lo que haría, por no sentirme así,
por no vivir así perdido


...

Falete, cuando no, convirtiendo lo decadente en bello...





jueves, 14 de agosto de 2014

Princesa


Una beba de un año llega a las costas de Tarifa, en la península gaditana española, sola, en un bote inflable.
Morena, hermosa, “sólo lloró cuatro lagrimas” dice María Angeles, la voluntaria sevillana de Cruz Roja que, por ahora, la atiende.

Nosotros, el tercer mundo, la periferia, no tenemos Quinta Flota, ni hipersónicos F16, ni drones, ni guerra de las galaxias. Pero tenemos misiles como este, 11 kilos, morena, pelo mota y hermosísimos ojos negros, al que denominaron “Princesa”.

Hay que tener un enorme callo en el alma, un corazón fitness entrenado para correr 10 kilómetros pero absolutamente disfuncional, insensible y enfermo ante este mensaje inprorrogable que los parias del mundo le mandamos cada día, y todos los días, a la "Civilización".

Cómo se hace para no acusar recibo cuando el sobre del mensaje es un primor que viajó solo en un bote inflable de juguete en altamar?

Imaginemos a esa madre despidiéndose para siempre de su hija, enviándola al mundo de fantasía que, la convencieron, será su mejor sino.
No, mejor no imaginemos.

Qué necesitan el FMI, el Banco Mundial, la Comisión Europea, Rajoy y la Merkel si no es una princesa como esta Princesa, para darse cuenta que sólo están gestionando un desastre humanitario de proporciones galácticas?


Cuán ciego se puede estar?

Imbéciles.

domingo, 10 de agosto de 2014

Bisagra



Una lucha termina. La de Estela, que tras 36 años de infatigable búsqueda, esta semana cerró el capítulo más importante de su vida.

Estela dio todo lo que tenía para dar. Buscó, husmeó, indagó, preguntó, tanteó, registró.

Estela llega a este punto de su vida habiendo vaciado sus alforjas de todos los actos de amor. Y, paradójicamente, está completa.

Más llena que nunca, cuanto más vacía.

La realización personal consiste en eso. Y eso es el camino más certero hacia la realización.

Estela dio. Después dio. Y por último, dio. Y cuando no tenía más para dar, dio un abrazo. Un último y emocionante abrazo.

Estela nos muestra, cada minuto, que estar lleno consiste en verter todo lo que hay en el envase. Y que ningún envase, el suyo es uno más, es menos que otro.

Un capítulo se termina para Estela. Un capítulo se inicia para Guido, todavía Ignacio.
Amable, dulce, sensible, él está a punto de iniciar un gran viaje.

Por ahora, expectante, cuidadoso, desbordado, a Guido le esperan jornadas difíciles y movilizantes.

El éxito de ese viaje reside en seguir la lección de su abuela. No dejar nunca de dar. Seguir dando.

Música, palabras y actos.

Guido va a lograrlo.

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A Cristina le aguarda el seguro y deseable destino de Estela.

Cristina está dando todo.

Y cuando finalice su obra, extasiada, agotada, estará a un tiempo vacía y llena.

Nos cabe, a quienes la respetamos, seguir el camino de Guido.

Dar todo, hasta la última gota de sudor y la última inspiración por nuestra causa, por nuestra música.

Tan justa, tan enorme, tan digna.

Sólo así mereceremos lo que forjamos.

Nosotros, como Guido, vamos a lograrlo.

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Es que, finalmente, se trata de amor, no?


jueves, 7 de agosto de 2014

Sueños de Pucará


Alguna vez las clases ilustradas de nuestro país no padecían de auto(sub)estima, ese virus que se ha convertido en enfermedad endémica y que cala tan profundo en hombres y mujeres expertos en socializar su propio fracaso y asignarle ignotas enfermedades contagiosas a la sociedad en la que viven.

Nuestras grandes ciudades están llenas de estos tipitos, en los supermercados, en las colas del banco, en las salas de espera del odontólogo. Capaces de diseñar las explicaciónes más inverosímiles que se requieran para demostrarnos por qué no pudieron.

Alguna vez, en épocas que sólo recuerdan los audaces, este país tuvo un sueño ambicioso y digno, que fue construir sus propios aviones. 

Y al decir construirlos decir dominar cada eslabón de la cadena sistémica que habilita a pensar en una industria aeronáutica.

Para quien no está alerta, en su génesis, ese triágunlo formado por la central hidroeléctrica ubicada en Futaleufú, que energiza la planta de producción electrolítica de aluminio en Puerto Madryn (Aluar) y el puerto de aguas profundas a su lado no eran otra cosa que el lugar desde el cual saldría el aluminio argentino de los aviones argentinos.

Aluminio que iba a ser transformado en chapas, largueros, cuadernas y comandos, gracias a un robusto tejido de aeropartistas especializados, un enjambre de esfuerzos que iban a converger en la Fábrica de Aviones de Área Material Córdoba.

Habría tiempo para encarar luego, con otros plazos, otros desafíos más delicados como el diseño y producción de las plantas de poder, las telecomunicaciones y la aviónica.

De aquel país, de aquel sueño, quedan hoy los últimos testigos, ancianos, mudos, olvidados. Están en la foto que ilustra esta entrada. No fue el proyecto de mentes afiebradas, sino el de argentinos que tenían por buena su inteligencia, su audacia, su tenacidad. Se lo llamó proyecto IA58 Pucará. 

Cuando nuestros viejos los ven zurcar los cielos, retienen una lágrima recordando el país aquel que debíamos ser: un país de corajudos a los que el futuro les tenía respeto, no uno de llorones por las estadísticas del indec o por la negociación con los buitres.

Es el mismo país que en un par de meses ingresará al club de los 8 países que pusieron en órbita un satélite de comunicaciones geoestacionario de mano propia. Esto no fue hecho por belgas que inmigraron secretamente en un submarino. Fue hecho por argentinos iguales a usté, pero vacunados de pibes contra la auto(sub)estima que diariamente, desde pantallas y titulares, nos inoculan.

Aquel complejo del aluminio argentino pensado como un enorme dinamizador social hoy está escindido de un proyecto nacional y en manos de una de nuestras “familias” tradicionales, que sólo persigue renta y beneficio propio. 

La única e inequívoca forma de defender aquellos sueños de un gran país y de mantenerlo a salvo de nuestras “familias” se denomina Conducción Política Soberana y Popular.


Es lo único que necesitamos.
Veamos cómo.


martes, 5 de agosto de 2014

Abramovic esquina Walczak



En algún suburbio de Buenos Aires, en algún rincón perdido y tristón, alguna vez hace muchos años se encontrarán estas dos callecitas. Los adoquines prolijos, el brillo amarillento de la luz de los faroles que se refleja y salta entre las piedras mojadas. Nobles, seguras, firmes, hace muchos años que no serán una esquina más de la ciudad.

Se encontrarán como cuando se vieron por primera vez, y una escuchó a la otra, repiquetear, marcar compás, el staccato seguro, la cordada brillante, el spiccato generoso.

Tengo un amigo que les vende los violines a estos dos maestros que más tarde que temprano serán callejuelas de esta ciudad. Llegan juntos al boliche, le dan conversación y de tan pícaros y dulces, me cuenta que cuando se van, no dan ni ganas de cobrarles.

Alcanza con escuchar las mil anécdotas de tocar en cabarutes aguantando el sueño, gozar escuchándolo a Troilo en Caño 14 o desafiarse a quién era el primero en levantar una pollera con el arco de la viola.

Dos viejos hermosos que un día serán dos calles y otra vez se eencontrarán, como ya lo hicieron, en una esquina, en un barrio, en un borde perdido de esta mole cada vez más reggaetón.

Gracias Mario.
Gracias Eduardo.
Gracias por ayudarnos a enterrar las patas en el barro mientras construimos escaleras hacia las estrellas.

sábado, 2 de agosto de 2014

Santa Patrona de un Ateo



Hace ya algunos años decidí convertirla en mi dama
ser otro súbdito incondicional que confía en su tutela
recorro mis caminos y las tormentas que lo asedian
con la templanza del que tiene espaldas a resguardo

Dejé razones y normas,
olvidé ecuaciones y métricas, 
patrones, astros y tarot
arrumbados en algún rincón
inútiles 
truncos
fatigados

La magia verdadera llegó cuando ella
decidió detenerme en el camino 
y con piedad de madre celosa
adiestrarme

“Está todo allí”, dijo, “como gota de agua
punto focal en el que se congregan
sabidurías milenarias con escuelas breves,
tradiciones, dudas y certezas
lo imprescindible, 
lo que tus alforjas necesitan
se reúne en tu mirada

También están los ojos dilatados de las hembras prontas
la mano húmeda del falsario
el abrazo noble del amigo en problemas
el rigor impostado de jueces inmorales
los pájaros que huyen de la tormenta

Hazlos tuyos, te pertenecen”

A muchos años de aquel remanso
aquí, frente a ustedes, confirmo
mi juramento, mi gota de sangre,
mi sacrificio en ofrenda a su cuidado

Y bebo por la irreemplazable
la urgente
la amada guía y señora
que como latigazo oportuno
resuelve
sintetiza
decide

a su salud
mi amable dama

Señora Intuición