sábado, 26 de julio de 2014

Dos lugares, tres candidatos


Una lectura que no prescinda de simultaneidad y correlación entre las esferas política y económica y que busque explicar el colapso de 2001, con el único fin de entender nuestro presente, podría decirnos que la pugna principal en los albores de aquella crisis era la colisión del intento de hegemonía entre dos factores de poder.

Uno de ellos el histórico y tradicional dueño de la sartén y del mango, que desde siempre pero con más profundidad desde 1976 hasta aquel fatídico verano campeó victorioso en nuestras pampas: la oligarquía diversificada (OD).

El otro, mucho más reciente, cuya “cabeza de playa” quizás haya empezado con el proceso de industrialización liviana peronista hasta 1955 pero para el que el verdadero “desembarco en Normandía” tiene no más de una década en nuestros anales: las empresas transnacionales (ET), para quienes el proceso de privatizaciones de nuestras grandes empresas de servicios públicos convirtió a nuestra tierra en lo más parecido al edén de los negocios fáciles y la renta limpia. Hasta cierto punto.

Dos factores de poder que hasta no más que un lustro antes de los luctuosos días de diciembre de 2001 habían logrado una inédita alianza de intereses, atada al pingüe negocio de hacerse de los activos que el Estado argentino, es decir nuestra población en su conjunto, habían tardado más de medio siglo en construir y que ellos, en menos de una década iban a capturar casi en su totalidad (zafaron bancos públicos, centrales nucleares, qué más?).

Esto en simultaneidad con una segunda versión de la revancha hegemónica dictatorial 76-83, esta vez no sanguinaria sino económica, vía desregulación y apertura indiscriminada de la economía: debilitar hasta prácticamente hacer desaparecer al factor de poder que realmente se postuló como su contradicción principal, la sinergia positiva entre una incipiente burguesía nacional PYME alimentada, educada y dispuesta a entregar su presente por un “Argentinean Dream” y las clases más humildes que con satisfacción ofrecen su sudor y sus horas productivas a cambio de ese pequeño paraíso peronista de vacaciones, aguinaldo y ascenso social por vía de la educación.

Estos dos factores, decíamos, resolvieron tímidamente a partir de 1996 pero con fuerza a partir de 1999, año en que la devaluación en Brasil abre un interrogante insoslayable sobre pertinencia del traje de buzo acorazado que nos regaló Cavallo en 1991, denominado Plan de Convertibilidad: nos salvó de eventuales tiburones y nos mandó al fondo del mar.

Está claro que la efímera administración De La Rua eligió jugar con la camiseta dolarizadora (ETs) y protegió a la moribunda Convertibilidad, mientras Duhalde y sus secuaces se pusieron al servicio de Techint y Clarín, digamos AEA en su conjunto, digamos OD, para mostrarle a Chupete lo equivocado que estaba y lo cruel que puede ser una elite vernácula cuando exige disciplina.

Para entonces empieza a gestarse la “anomalía argentina” en palabras de Forster: allí donde hay países que en 50 años sólo conocen un dictador salvaje e implacable, Argentina es bendecida con dos líderes popular que además de audaces y decididos, domina el tempo político para reinstalar el sueño de muchos, en el caso de Néstor por lo menos de 30 mil que ya no están.

Estamos en 2014 y 11 años después del amanecer kirchnerista la ecuación abierta entre los factores de poder que dominaron la década pasada (OD y ET) sigue sin resolverse, en particular porque viven una contradicción insuperable respecto de qué moneda se requiere para ejercer el poder: a los primeros les alcanza con pesos locales, los segundos tienen que convertirlos en moneda dura para que su dedicación tenga sentido.

Esa contradicción irresuelta se refleja en la coyuntura política y explica la existencia de dos candidaturas y tres candidatos en representación de nuestro establishment: por un lado las empresas transnacionales buscan imponer a Macri como su mascarón de proa. 

Y por otro lado la oligarquía local todavía no se ha definido entre dos oferentes que con sus ventajas e inconvenientes, son lo más potable que encontró en una década: Massa les es más genuinamente propio, más “gerenciable”, aunque adolesce de implantación territorial a nivel nacional, un territorio de disputa que con el paso de los meses vivirá la demanda de todos. 

Y Scioli, que tiene mejor instalación y podría convertirse en heredero de la aceitada herramienta electoral peronista/kirchnerista, virtud que a los ojos oligárquicos es al mismo tiempo su mayor activo y su mayor incerteza. Si el hombre queda atrapado y deudor del dispositivo electoral kirchnerista deja de ser químicamente puro: esto no es algo que los tradicionales dueños de la Argentina acepten incondicionalmente. 

Probablemente no deseen negociar nada con el kirchnerismo y prefieran borrarlo de la faz del país a fuerza de campañas mediáticas en las que lo asocien a corrupción e ineficiencia (nada nuevo, comenzaron el día que este proyecto se desentendió de esos intereses cruzados echando por la puerta de atrás a Lavagna).

Este análisis podría explicarle al confundido cacerolero porque “sus candidatos” no hacen lo que pregona @rinconet y se ponen de acuerdo en esas tres o cuatro cosas básicas que el país necesita, una suerte de módica Moncloa opositora, para convertir a la oposición en una invencible CDU y a todos nosotros en Alemania. En esencia porque representan intereses cuyas contradicciones no han podido superar desde 2003 a la fecha. 

Nuestros caceroleros, en otro esfuerzo por el pensamiento fácil, responsabilizarán por las divisiones existentes a cosas tales como la mezquindad, el egoísmo y otras miserias de los políticos y la política, que siempre es sucia, mala, fea. Lo de siempre.

Mientras tanto al kirchnerismo le quedan algunos meses, que inevitablemente deberán incluir algún relajamiento al bolsillo de los votantes,  para tejer un candidato que identifique y atrape. Esto ya está en marcha y el espectro de nombres empieza a reducirse. 

Lo pendiente? Dejar de vender el pescado viejo facturado varias veces y enamorar dibujándonos un futuro en el que den ganas de entrar, vendiéndonos nuevos escenarios y logros futuros, al mismo tiempo realistas, compartidos y posibles. Los activos del pasado, la fatigada listita de la década sólo sirve para confirmar que el kirchnerismo tiene la potencia y la capacidad de soñar en el ADN y que dejará la vida en ese esfuerzo.


Finalmente eso, dejar la vida por un sueño, y el amor de una gran mujer, son de las pocas cosas por las que los Cartoneros creemos que la vida vale la pena, no?


miércoles, 23 de julio de 2014

Pasado y futuro


Hay personas que sufren enfermedades crueles, injustas, males que les vedan su pasado.

Estos hombres y mujeres llevan vidas que nos son inescrutablemente familiares, herméticas. Nunca sabremos como es no tener pasado. Hasta que por fin sea demasiado tarde. Y no lo tengamos.

La instancia de la madre que se emociona como nunca porque su hijo la acaba de llamar... por segunda vez...en tres minutos... con una última recomendación... sólo nos dice algo de ese instante y de esa madre, que un hijo sagaz podría convertir en ametralladora de felicidad, con balas que son llamadas cada tres minutos.

Pero nada dice del sufrimiento íntimo de una madre que no puede recordar el día que ese mismo hijo, hace 25 años, emocionado, la llamó desde la facultad para decirle que había aprobado, y que tenía un hijo médico.

Algo así, o algo exactamente simétrico le ocurre a personas que "no tienen futuro". Y no me refiero a su foja delictiva. Hablo de percepción, de tener cercenado, olvidado si se me permite, el futuro.

En ellos el futuro no es más que una laguna enorme, transparente y calma en la que solo se agita módicamente la superficie, cuando deben marcar en la agenda la próxima visita al dentista. Y poco más.

Pero se puede vivir sin pasado.
Y se puede vivir sin futuro.
Aunque para el resto de los mortales, los que caminamos el campo entre un ayer y un mañana, esas perspectivas suenen no sólo lejanas, también insoportables.

Y así como el pasado se construye con ladrillos de recuerdos, que vamos apilando en una construcción displicente y subrepticia que, inevitablemente al cabo de los años termina cediendo, derrumbándose, desparramada. Y se torna difícil encontrar ladrillos enteros, pares ordenados, secuencias lógicas.

Así el futuro se construye con ladrillos de sueños, de ilusiones, de esperas, en un paisaje personal y particular que, sin embargo, gracias a la palabra podemos compartir, ceder, otorgar.
En la amistad de un fogón, en el bravío discurso de un atril, en la franqueza final de una borrachera.

A veces, los hombres y mujeres que no tienen futuro, con dulzura, con inocencia, nos preguntan cómo son los sueños. Y nosotros, desnudos, a tientas, primitivos, intentamos una pintura que nunca pasa de bosquejos, de sonidos primitivos.

Nos duelen como propios los hombres a los que el futuro les ha sido negado. Nos duelen como veleros sin viento.

Ojalá el final del camino nos encuentre juntos, solidarios, contándole al otro lo que le falta.
Y escuchando con lágrimas lo que no tenemos.




viernes, 18 de julio de 2014

Ladrillos


Los institutos de estadística de las 5 naciones que componen el grupo BRICS lanzaron un anuario estadístico que busca ponerle números al conglomerado geo-político que está en boca de todos los sudamericanos por estos días, ya que en la reunión anual realizada en Fortaleza esta semana la presidenta brasileña Dilma aprovechó la ocasión para afianzar lazos de ese grupo con nuestros países.

La iniciativa fue exitosa y tanto el premier chino Jinping como nuestro amado Putin aprovecharon la visita para adicionarle contactos personalizados y dedicados con mandatarios regionales, entre ellos CFK.

El siguiente es un resumen a vuelo de pájaro de los datos contenidos en ese Anuario y sirve para tomar nota de lo robusto y potencialmente desafiante en que puede transformarse un tonto jueguito de palabras que nace en el corazón mediático del capitalismo (la sigla la lanzó un periodista de Economist).

La población del BRICS SON 2.965 millones de personas y corresponden al 42,8% de la humanidad, distribuidas sobre una superficie de 39.721 millones de km2, el 26,6% de la superficie terrestre del planeta, lo que da una densidad de población de 74,6 personas por km2 (aquí mencionamos que la densidad poblacional de Argentina no llega a 16, lo que demuestra que el BRICS no sólo es mucha gente, además es mucha gente cerca).

La población económicamente activa del bloque está en el 55% del total y sufre una tasa de desempleo del 5,16%, un parámetro meritorio dentro del paradigma actual. La tasa de mortalidad infantil, que en un país sudamericano cualquiera como Perú está en 21 por cada mil nacimientos, para el bloque BRICS es del 24, siempre Rusia y China aportando la cucharada de cal en una punta (8 y 10 respectivamente) y Sudáfrica en el extremo opuesto aportando la de arena (45 muertes infantiles por mil):

El PBI per capita del bloque se ubica en 5.280 dólares y el ingreso de los 5 países representa el 20% de la economía mundial.

Notablemente hacen esfuerzos por ejecutarlo de manera progresiva: el gasto en educación representa el 4,4% del PBI consolidado y en salud el 4,6%

La producción industrial del conjunto, año contra año, creció en 2013 el 6,2%, con China como locomotora y Rusia en la cola. La inflación anual de los 5 países tomados como bloque es del 4,6%

Para tener una dimensión de la potencia productiva, el bloque produce el 77% del mineral de hierro, el 52% del acero y el 38% de los vehículos del planeta.

También produce el 22% del petróleo y el 28.6 % de la energía eléctrica. Pero en términos de energía eso no es lo más interesante, el bloque consume prácticamente la misma cantidad de energía que produce (5930 mtoe, miles de toneladas de petróleo equivalente), es decir que podría configurarse como energéticamente autónomo. Ojalá el lector tenga la lucidez de comprender la potencia de este concepto.

En definitiva estas son formas de caracterización cuantitativa del conglomerado geo-político que de manera más seria y consistente viene a poner en entredicho el liderazgo mundial que prácticamente sin condicionalidades actualmente ejerce la elite financiera gobernante, con sedes en Washington, Nueva York y Londres.

Una combinación de factores basados en armamento y energía rusos, industria china, recursos brasileños, mano de obra india y diversidad sudafricana parece contener parte importante de los aditamentos necesarios para poner nervioso al Imperio.

martes, 15 de julio de 2014

Bruna Capitana


Bruna es hermosa, tiene 20 y vive lejos. Dulce, sensible y muy perceptiva del corazón, te ve y mucho antes que nadie sabe cómo estás. Bruna te ahorra varias preguntas. Hablando es inteligente. Escuchando es mejor.

Bruna, como los chicos de su edad, está aprendiendo a vivir la vida, ese río con remansos y rápidos que será para ella un camino largo, bello y enriquecedor. Seguramente de esas aguas y su experiencia sabrá destilar lo que la haga más íntegra, más mujer, más humana.

Pero Bruna también sufre cuando, tan joven, la vida, las instituciones, el status quo la obligan a elegir su carrera, su trabajo, su profesión, mucho antes de haber sido llamada.

Sufre porque se siente insegura e incierta, porque el mundo le dice que esa elección es una suerte de matrimonio único y definitivo, que la condicionará, para bien o para mal el resto de sus días.
Hay veces el mundo se pone insoportablemente incomprensible: por qué el apuro? Por qué la presión?

Uno, con más dolores y menos dientes, tiene tantas cosas para decirle a Bruna. Muchas le podrán ser útiles. Y la mayoría inútiles, ininteligibles, extemporáneas.

Decirle que la vida es larga, que es mucho más larga hoy que en el pasado, que nuestros mayores llegan a 60 como robles sanos y fructíferos, con años por delante para seguir haciendo. Que cualquiera con 45 años vivió 20 años de profesión, de oficio y está en perfectas condiciones de recrearse y empezar de nuevo.

Decirle que a pesar de que este mundo tecnocrático nos quiere especializados, expertos y filosos en un asunto, engranajes perfectos de una maquinaria que debe seguir rodando, todavía hay lugar para Leonardos, Galileos, curiosos múltiples e insatisfechos del paisaje que ven, seguros de que más allá del horizonte hay más y mejor por conocer.

Mucho de esto puede ayudar.

Pero lo más significativo que este humilde blog cartonero le puede transmitir a Bruna en estos días está en el terreno del corazón: hay que dar pelea.

Hay que luchar sin tregua contra ese mundo que nos preparó desde pequeños para ocupar el lado pasivo de la historia, el de recibir, contabilizar, incorporar, yendo desde la teta de mamá al recibo de sueldo, que hace cúspide en el “tanto tenés, tanto valés”.

Mundo que nos acostumbró a evaluar todo el tiempo qué recibimos, en qué nos beneficia, qué ganamos con esta relación, con ese arreglo, con aquel pacto. La verdad es que ningún futuro suena promisorio cuando se mide por lo que nos entrega.

La clave reside en mirar el revés de la trama.

Y es difícil, porque significa romper con el pasado, con la cultura, con tradiciones y mandatos fuertes como el acero.

Pues vale la pena ese esfuerzo de dar vuelta la ecuación, de poner todo patas para arriba, de patear el tablero y pensar, de una vez, qué le quiero dar yo al mundo.

Qué le voy a ofrecer y cómo voy a entregarme a otros, cercanos y propios o lejanos y desconocidos, no importa.

Ahí yace la clave: elegir carrera no es pedir y preguntarse qué me ofrece, sino preguntarse qué le voy a dar yo al mundo en ese lugar de entrega, buscando siempre dar todo.

Ni siquiera preocuparse por lo que me tocará, ni cómo, ni dónde, ni cuándo.  

Quien desdeña paradigmas infalibles  y encuentra el lugar desde el que se ve a si mismo entregando todo y lo entrega desde el corazón, ha encontrado su vocación.

Vocación que no reside en elegir caprichosamente qué recibo, sino qué entrego.

Y si fuera necesario extenderse, baste decir que cuando vemos a alguien en acto de entrega, su solo gesto nos conmueve y nos invita a reconocer, a aplaudir, a respetarlo. Lo que sinceramente resulta secundario porque, en este punto, no necesitamos hablar de retornos, sino de inversiones (en especial las morales).

A pelear, entonces, por descubrir dónde, cómo y qué quiero dar, cuál es ese lugar en el que seré integro dando lo mío y sus partes.

Que cuando la mar se ponga bravía y la tormenta arrecie, ese rumbo será el más firme.


sábado, 12 de julio de 2014

Im-pronóstico


Mañana domingo 13 a las 16 horas de Argentina y Brasil, 8PM en el meridiano de Greenwich, se jugará en el mítico estadio Maracaná la final del vigésimo Campeonato Mundial de Fútbol Mayor, en el que se encontrarán las representaciones de la Asociación del Fútbol Argentino y de la Deutsche Fussball Bund, de Alemania.

Estimativamente 2 horas más tarde, que podrían ser casi 3 si los equipos en pugna finalizan el juego empatados, el mundo sabrá el nombre del país cuya Federación se coronó ganadora y acreedora de la bellísima Jules Rimet que presidirá todo el juego desde un lateral.

Y a partir de allí, como en un sueño, se presentan dos escenarios posibles.

UNO.
En uno de ellos, un avión de Lufthansa descenderá en el Berlin-Tempelhof, se abrirá una puerta, descenderá una escalerilla y aparecerán deportistas y dirigentes, hombres rubios, altos, que saludarán desde ese mismo umbral metálico. Bajarán a la pista, donde los esperará el alcalde de la ciudad, algún alto funcionario federal, quizás un secretario de deportes y una larga fila de relucientes Mercedes Benz descapotables, blancos, prístinos se prepararán para una caravana desde ese lugar.

El primero de esos automóviles un enorme y hermoso arreglo floral en su capot, con flores negras, rojas y amarillas. Los demás autos seguramente tendrán crespones, prolijas banderitas, escarapelas; y los protagonistas de la jornada, jugadores y equipo técnico, se sentarán de a pares en la parte trasera, sobre el baúl, visibles, enhiestos, triunfales, acompañados por hermosas jovencitas, reinas y princesas de las diversas fiestas regionales alemanas que llegan a rendirle homenaje a la juventud flor y nata de un país robusto, poderoso, altivo.

Los vehículos, con todas sus luces encendidas, seguidos cuidadosamente por móviles televisivos, periodistas hiper-educados y familiares emocionados pero respetuosos, buscarán Alexanderplatz, y a lo largo del camino se irán encontrando con miles de compatriotas que, del otro lado de vallas prolijamente instaladas por el rathaus local, saludaran orgullosos a esta comitiva generosa y emocionada que recibirá el reconocimiento de una gesta deportiva importante (los alemanes son adustos en el uso de adjetivos).

Luego tomarán dirección oeste, e ingresarán a la tradicional e imperturbable avenida Unter den Linden, tan prusiana, tan sobriamente bella. Allí gentes felices harán sonar bocinas y cornetas tricolor, adornadas con cintas y flores. Pasarán frente al Museo Nacional, frente a la Catedral, frente al Parlamento y harán una detención obligada en la puerta de Brandemburgo. Nadie osará cruzarse en el trayecto, ni quitarles protagonismo, ni aguar la fiesta, ni mucho menos improvisar un salto a la valla y una corrida urgente dribleando la eficacísima Polizei, hasta robar un beso de un Lahm, un Klose, o un Özil tan turcamente teutón.

Una verdadera fiesta que convergerá en el SiegesSäule, ese imperturbable ángel dorado que convocará a antiguos dioses germánicos a participar de la coronación con laureles de estos mercurios modernos, veloces, poderosos, frutales.

DOS.
El otro escenario es, dicen experimentados y sagaces reyes de las apuestas inglesas, improbable. Habla de un avión azul celeste y un poco blanco de nubes que aterrizará en la periferia de una megalópolis tercermundista en la que la pobreza extrema se mira a los ojos día a día con opulencias casi obscenas. Una ciudad que en el centro es parisina, en las medianías napolitana y en los extremos limeña.

Y 23 muchachones al borde de las fuerzas y al borde de las emociones, emergerán de la mariposa de aluminio con sonrisas enormes y las lágrimas preparadas, sabiendo que lo que está por venir es un desafío, pero no deportivo, sino uno de los sentimientos, de las emociones, algo más difícil que los Robben, los Fellaini, los Lukaku.

Desde su contacto con el piso argentino el desorden y la turba serán su sino, improvisación pura, con un pie en imprevisibilidad de los hechos y otro pie en ese pasado napolitano, gaditano, judío, gitano, mediterráneo, quién sabe, ese pasado que nos hace tan nosotros.

Un bus grande y eventualmente abierto podrá ser el vehículo al que se les pida ascender y si la organización (organización será un noble eufemismo que esconderá el trabajo solitario y gratuito de hormiguitas a las que nunca le será reconocido) no pudo conseguirlo, pues será un camión de bomberos viejo y ruidoso, pero nadie preparará guirnaldas celestes y blancas ni pasará la noche en vela recortando flores celestes y blancas. 

Todos tendrán derecho a dormir y a soñar con vivir en el país del mejor equipo del mundo.

A la travesía de llegar al vehículo se le interpondrá la travesía de subirse sin ser arrastrado por una turba de fieles que querrán tomarlo, abrazarlo, besarlo, felicitarlo, rescatarlo, secuestrarlo, amarlo, despeinarlo… en fin, nuestro pueblo tiene deseos a veces inconfesables.

Y así comenzará una peregrinación lentísima, infinita, interminable de un grupo de hombes que creerán ver en cada cara que se acerca a la ruta un viejo amigo, un hermano, un compinche de siestas y pelotas contra la pared cuando eran más pobres que un perro y cuando mamá refrenaba el pan de su boca para que el jugadorcito tuviera un desayuno digno que le permitiera correr y patear con fuerza esa pelota que era su novia más fiel.

Y miles de niños que la mañana anterior jugaron a la pelota deseando ser el Messi, el Di María o el Mascherano que están arriba del ómnibus ahora romperán protocolos y se acercarán a la ruta sólo esperanzados en ver a otros chicos grandes que tejieron los mismos sueños que ellos
Y todas las medidas de seguridad inexistentes serán violentadas y las gentes se cruzarán delante del bus y detendrán su marcha cien veces y el embajador alemán verá todo esto por televisión y se preguntará cómo un pueblo puede ser tan desorganizado y tan incierto y por qué no me tocó la puta embajada en Oslo.

Entonces, más allá en Plaza de la República una multitud que mezcla lágrimas guardadas durante 28 años y sudores de todos los días se arremolinará y se embarrará alrededor del falo enhiesto en Corrientes y 9 de Julio y en las mil plazas de pueblos y ciudades sin orden, sin prioridad, sin certezas, envueltos todos en celeste y blanco y cantos y abrazos y emociones contenidas y un llanto feliz que no terminará hasta la próxima mala noticia que ya preparan los enemigos del pueblo, sus lobos.

Y el cansancio en los ojos y la emoción en el pecho y el tiempo irán haciendo el trabajo de sentar a todos estos hombres en el cordón acostarlos en las plazas derribarlos pero unidos abrazados hermanados y uno cualquiera desconocido le dirá a otro desconocido que encuentra cercano, amigo, hermano “che, qué grande el Pipa!” y este le responderá “sí, un grande el Pipa” en un código tan incomprensible como cierto.

Quién sabe que ocurrirá en la todavía lejanísima tarde del domingo. Quizás poco importa.


Lo único que está claro hoy, al momento de escribir estas líneas, es que la ofrenda más importante que esos muchachos podían hacer, su ejemplo, su entrega, su audacia, su coraje y un juego inteligente ya están en el altar de nuestra historia deportiva. 

Pero como queremos un poco más, VAMOS PUEBLO, VAMOS FUTBOL, VAMOS ARGENTINA!!!



viernes, 11 de julio de 2014

Rompepaga


Cortito y al pie.

El Bank of New York Mellon (BoNYm) está en problemas. Cualquiera sea la actitud que tome con los 863 millones de dólares que el 26 de junio el gobierno argentino depositó en Buenos Aires, honrando sus compromisos de deuda y que hasta la fecha yacen en su bóveda, cualquier actitud será de incumplimiento con alguien.

Al punto que sus ejecutivos le han pedido al juez instrucciones oficiales. Hasta la fecha sin respuesta.
Es decir que el BoNYm se encamina como un Titanic, derechito a un litigio judicial que empieza el 31 de julio, 30 días después de nuestro pago.

Cuando una situación legal termina en esto (donde “esto” es un inocente que se ve obligado a  cometer un delito) es porque alguien tomó una mala decisión.

Esa decisión arbitraria, desmedida y desastrosa es la del juez Griesa.

Que trató al asunto y a un país soberano como si se tratara de un litigio barrial con chicanos del Bronx.

Y ahora le toca pasar vergüenza frente a la comunidad financiera y judicial que tiene todos los focos puestos en sus decisiones, que son significativas para el futuro financiero global y que lo pondrán a recular en chancletas.

Su displicencia hace que lo merezca.


Como decían en el barrio cuando el pelotazo rompía un vidrio, “rompepaga!”

domingo, 6 de julio de 2014

Es una cadena ya



Aquí donde el mar brilla
y sopla fuerte el viento
sobre una vieja terraza
que da al golfo de Sorrento

un hombre abraza a una muchacha
después de haber llorado
se aclara un poco la voz
y recomienza el canto.

Te quiero mucho,
pero tanto tanto, lo sabes...
es un cadena ya
que funde la sangre en las venas, y lo sabes...

Vio las luces dentro del mar,
pensó en las noches allí en América
pero sólo era el reflejo de algun barco
y la blanca estela de su espuma

Sintió el dolor en la música,
se levantó del piano
pero cuando vio la luna salir tras una nube
le pareció dulce incluso la muerte.

Buscó en los ojos de la muchacha,
esos ojos verdes como el mar
de repente brotó una lágrima
que él creyó ahogar.

Te quiero mucho
pero tanto tanto, lo sabes...
es un cadena ya
que funde la sangre en las venas, y lo sabes...

Potencia de la lírica
donde cada drama es falso,
con un poco de maquillaje y con mímica
puedes convertirte en otro.

Pero dos ojos que te miran
tan cercanos y tan auténticos
te hacen olvidar palabras,
confunden los pensamientos.

Así todo parece tan pequeño,
también las noches allí en América
miras atrás y ves tu vida
como la estela de espuma de un barco

Sí, es la vida que se acaba
sin embargo él no lo pensó así
por el contrario, se sentía ya feliz
y volvió a comenzar su canto.

Te quiero mucho
pero tanto tanto, y lo sabes...
es un cadena ya
que funde la sangre en las venas, y lo sabes...