jueves, 31 de enero de 2013

Magia Explicada



Se abre el telón.
Estamos en cualquier momento de la historia reciente del país, década del 70, del 80 ó del 90.

Por enésima vez y gatillado por el motivo que sea, el escenario económico y social argentino vuelve a descalabrarse y apunta a irse a la mismísima cadorna (si no es que se fue ya).

Entonces, un puñadito de los masters de la economía que mejor representan los intereses de los señores que tienen el mango de la sarten, ese viernes fijan un feriado bancario el lunes y se van a una paqueta casa quinta en la que se encierran durante las próximas 72 horas para pergeñar un Plan Económico.

Zaaráaaann!!

Lunes a la noche, la población con los nervios de punta y los ravioles del domingo todavía atravesados en la tráquea, sin saber si al otro día va a tener que pagar las cuentas en pesos, australes, dólares, patacones o quetzales moneda nacional.

Quien haya sido ungido como futuro Ministro de Economía, en cadena nacional, con la misma expresión de un mago que está serruchando a su hermosa partenaire, nos habla de la pesada herencia, de lo dramático de las cuentas del gobierno y de reconocer como tremendo, pero también como INEVITABLE, el sacrificio que está a punto de solicitarle a la población.

Swiiishhhhh!!

Habemus Plan Económico.  

Aplausos. Vuelve la tranquilidad.
El nuevo orden impera. Tibia felicidad.
Excepto para aquellos que ya se dieron cuenta que, aquel fin de semana, no estaban en los planes de los participantes del cónclave en la quinta.

El Plan se implementa. El nuevo modelo avanza. Y se re-encauzan las relaciones entre agentes económicos. Cada jugador vuelve a jugar el juego que optimiza su renta. Los ganadores palean. Los perdedores mascan venganza.

El tiempo, el implacable, (el que pasó…), transcurre.
La cosa empieza funcionando.
Uno. Dos. Cuatro años. Depende.
Pero pasa lo que tenía que pasar.
Y empieza a funcionar menos.
Hasta que, finalmente, funciona nada.
Como en el Juego de la Oca, volvemos al principio de este post.

Las consecuencias?
Además de la decepción social.
Además de eventuales cacerolas, saqueos o, peor, de un golpe de Estado y sangre de inocentes que casi inevitablemente va a correr.
Además de todo eso, la consecuencia inmutable, no importa quién y cuándo se hiciera cargo de la cadena nacional, siempre fue, siempre es
un aumento exponencial de la pobreza. 
Y de su hermanita salvaje, la indigencia.

Toda ella, materia prima provista por la cantera de lo que hemos dado en llamar “clase media”.

En todos los casos, sin excepciones, las consecuencias de los actos de magia a los que nos vinieron sometiendo hasta 2003 fueron sistemáticos aumentos en la desigualdad en la estructura social. Todos esos inefables Programas Económicos inevitablemente impactaron, desfavorablemente, en la equidad de distribución y la homogeneidad de nuestra sociedad.

Eso sí, los magos de ocasión tuvieron, en cada oportunidad, una larga lista de excusas para justificar su fracaso. Usualmente tirándole la papa caliente a la política (o la caída de la convertibilidad no se debió al aumento descontrolado del gasto público que Menem impulsó en el 98 sin consultar antes a los Artana, los Roque Fernández, los Solanet, los Cavallo?).

Vió que en televisión hay un aguafiestas, un tal “Criss Angel” que explica los trucos?
Hoy vamos a convertirnos en sus lamentables imitadores. Hoy seremos imitadores de un zanguango que explica trucos de magia por televisión. Qué bajo hemos caído!

Tenga a mano.

Para entender la clave detrás de todos y cada uno de los malogrados experimentos económicos que vivió nuestro país los 50 años precedentes al 2003, hay que dar vuelta el escenario. Y la secuencia.

Observe con atención. En lugar de poner al aumento de la inequidad y la desigualdad en el lugar de CONSECUENCIA INEVITABLE que se le asigna en el RELATO (sí, ese también era flor de relato), vale la pena hacer un pequeño ejercicio de abstracción y tratar de pensar el golpe a la clase media, su debilitamiento, la caída de grandes sectores de su estructura en la pobreza, no como consecuencia sino como OBJETIVO FUNCIONAL.

Es decir, de la misma manera que Cristina se sube al atril y ratifica por enésima vez que el trabajo y la ocupación son ejes irrenunciables del “modelo”, de la misma manera, NADIE en el pasado se subió a ningún atril a decir la última y definitiva verdad: el OBJETIVO FUNCIONAL del relato neoliberal ERA, sin medias tintas, arrasar y destruir a la clase media. 

Claro, no es un objetivo para andar declamando en público ese de decirle a los súbditos: “y ahora queremos que ustedes sean Biafra”. No no. No paga.

Y las CONSECUENCIAS (no sus causas) de ese objetivo inconfesable, eran esos planes económicos herméticos, crípticos, mágicos. El sacerdote chamán predicando entre pedestres ignorantes, aterrorizados, en pleno shock.

Ilustremos el caso: derribar barreras arancelarias para recibir una inundación de mierda importada en el 76 fue consecuencia de una causa antecedente: destruir las pymes nacionales. Era al amparo de aquellas donde florecía, a borbotones, nuestra clase media.

Lograr una brecha saudita entre poquísimos sultanes que no pueden terminar de contar nunca su fortuna y mayorías embrutecidas, hambreadas y empobrecidas es FUNCIONAL a los factores de poder no democráticos ni republicanos que toman, solapadamente, decisiones que afectan la vida de todos.

Trtrtrtrtrtrtrtrtrrrrr (redoblante)…

Al primer corolario a estos razonamientos vale la pena recorrerlo.
Observe:

  • Cuando se razona y opera dentro del relato neoliberal, en el que la inequidad y la pobreza son consecuencias “no deseadas”, el diagnóstico que explica el “lamentable” (pero sistemático) error en los Programas Económicos adoptados es de orden TECNOCRÁTICO. Puede ser la tasa de interés, el precio de las commodities o el registro pluviométrico en la pampa húmeda, pero siempre la culpa reside en una razón técnica. Y se resuelve, como no puede ser de otra manera, por medios técnicos. En manos de los mismos (Cavallo 2001?) o nuevos (Sourrouille?) tecnócratas.
  • Por el contrario, cuando se iluminan las áreas ocultas del acto de magia neoliberal y queda a la vista que el verdadero objetivo siempre fue “africanizar” la estructura social del país, todos los argumentos de orden técnico automáticamente implotan, oprimidos por su propia hipocresía. Y el único diagnóstico posible es de orden POLÍTICO. Sí, político, esa palabra que odian los voceros de los partidos del status quo.


“Africanizar” es estructurar la sociedad para que la ejecución del “divide et impera” social sea viable (y sostenible).

Africanizando no sólo se disciplina a los viejos y nuevos pobres imponiéndoles limitaciones a su eventual rebeldía con el fantasma de la desocupación, la indigencia y la desprotección.

También se disciplina a quienes tuvieron la suerte de quedar del lado seguro del acantilado. Se los disciplina con sólo mostrarles cuáles serían las consecuencias de elegir y promover una opción alternativa, más o menos progre, una loca mañana. El precipicio es tan enorme que eriza, incluso, la piel de los dueños de autos alemanes. Que se asoman a esa ventana cada vez que un invisible, un desclasado, les pide una moneda después de pasarle una franelita a los focos del Mercedes.   

Vislumbra por qué hace 10 años no vemos un ministro de economía presentando un programa económico en cadena nacional?

Explicar magia.
Perdón.
Nunca volveremos a hacerlo.



martes, 29 de enero de 2013

Conversaciones



He estado hablando con Satanás. Sí, leyó bien, con el diablo. En estos últimos días.
Buen tipo, amable, detallista y hasta racional, sin por eso dejar de ser irónico y corrosivo.

Se trata de deshacerse de los prejuicios. De sacarse de la mochila unos dos mil años de injurias, rumores y acusaciones. Una vez que podés con eso, podríamos decir que estás listo para una charla despojada y franca con Mefisto. No inocente de chicanas, guiños y espirales ascendentes de inteligencia, moderadamente sazonada con cultura, humor y años. Que el diablo sabe por diablo...

Es un placer hablar con él. Como en las charlas con los ancianos sabios, uno se embarca en ese paseo maravilloso y humano en el que suele convertirse, cuando lo dejamos, al diálogo. Cuando los celulares se callan y las agendas se cierran.

Paradójicamente y contra todos los pronósticos, gracias a la permanente y firme campaña de la que es objeto de parte de los últimos, digamos, 265 Papas, hablar con Satanás es muy fácil.

Sucede que hace muchos siglos que sus antiguos compinches de aventuras, sus amigos, se fueron alejando, muriendo quizás, y hoy está bastante solo. Por lo tanto, premia con interesantes anécdotas y agradece con dones infernales menores cuando encuentra alguien que le dedique un buen rato en una charla amena.

Hace mucho, me cuenta, que no lo ve al Viejo. Dice que eso, que está muy viejo. Que perdió los reflejos de juventud y que la calidad de los milagros se le ha ido deteriorando. Le respondo que lo mismo se siente en la Tierra, todos los días.

Y me secretea que el Viejo, sin llegar a vanidoso por supuesto, era un poquito presumido con eso de los milagros. No terminaba de inventar uno nuevo y, más temprano que tarde, se lo escuchaba golpeando las puertas del infierno al grito de “Lucifer, Lucifer! Mirá lo que preparé!!” No podía dominar esa fanfarronería. Y al Diablo lo cansaba.

Dicen que ahora está bastante sordo y que le cuesta dominar un temblor permanente en la mano derecha.  Esa con la que en los viejos tiempos se cobraba diluvios universales, siete plagas o la apertura del Mar Rojo.   

Del diablo no se puede decir lo mismo. Maduro, sobrio y agudo, parece estar en su mejor momento. Me cuenta que le encanta el tango. Y que el único lugar en el que le gusta bailarlo es en Buenos Aires. A veces, con elegante discreción, hace su entrada en alguna milonga arrabalera y tratando de pasar desapercibido, camina suavemente de mesa en mesa. Hasta que, por fin, le echa el ojo a alguna francesita, brasileña o japonesa de ocasión que, por supuesto, difícilmente cede a la tentación de bailar Bahía Blanca  con él, que solo lo admite en la versión original de Di Sarli. Un "viejo zorro" se le escapa en voz alta cuando menciono el apellido.

Nada tiene que temer nuestra protagonista de ocasión en los brazos del señor de la oscuridad. El diablo es, ante todo, un caballero, y no necesita aprovecharse de la inocencia de la dama, que solo sospechará que ha abrazado al Mal después de haber sentido que el tango que bailaron pareció el primero. 
Y se sintió como el último.

Si ella lo desea, como ocurre siempre en estos casos, lo arrastrará a su alcoba. El Diablo, respetuoso tenaz del libre albedrío, no provoca nada. Y, por supuesto, no me cuenta los detalles.

El diablo creé que, en nuestra imperfección cotidiana, somos criaturas perfectas. Le respondo que ahí concidimos.

El diablo aprovecha ese sutil momento de comunión y va más allá: me dice que, en el largo plazo, confía en el éxito del hombre, de la humanidad. 
La magia se rompe cuando yo le digo que no estoy tan seguro.


miércoles, 23 de enero de 2013

Fotos





Aquí canta un caminante, 
que muy mucho ha caminado
Y ahora vive tranquilo, 
en el Cerro Colorado.
No sé.

Volví a ver la foto. Y me pasó lo que me pasó cuando la saqué.

Me gustó.

Y me gusta compartirla. 

Son gente que quiero, en la entrada de la casa de Atahualpa Yupanqui en su entrañable Cerro Colorado.
Hace frío. Y empieza a ponerse el sol.

Directamente atrás, la vieja matera convertida en biblioteca del museo, con nombre "Pablo del Cerro", seudónimo de Nennette Pepin, esposa de Atahualpa y autora de muchas de las músicas de sus canciones.

El árbol atrás de la matera es el roble a cuyos pies descansa el viejo. Sin cruces, sin símbolos. Sólo una piedra. Y las ramas del árbol, invitando a los pájaros para que canten siempre sus canciones.

...

Qué se yo, me debo estar poniendo viejo.



sábado, 19 de enero de 2013

La Amorosa


Poné pausa.

(respirá, todo el aire, pensá en París, como si alguna vez la hubieses conocido).

Ahora volvé... play.

Seguimos.






domingo, 13 de enero de 2013

Kirchnerómetro en Modo Manual



"Kirchnerismo"

Imposible decir algo más sin antes definir lo que en esta nota significa ese kirchnerismo entre comillas: hablamos de la novedad política argentina que revirtió y re-encauzó ese proceso deliberado de desigualdad y empobrecimiento que empezó con el Rodrigazo de 1975 y sólo tuvo algunos chispazos obstructivos genuinos con el dúo Alfonsín/Grinspun.

Escuchó? DE-LI-BE-RA-DO dije. 

No estamos hablando de materia difusa, discutible o sustentada por media biblioteca. Estamos hablando de estadística, de números concretos. Estamos diciendo que, tomando cualquier métrica (diseñada a este efecto: ratio entre primer y último decil, índice Gini, primer y último quintil, apropiación del 1% más rico), en los últimos diez años se ha achicado consistente y sistemáticamente la brecha de desigualdad y los pobres se han acercado a los ricos. Estamos diciendo que negros choripaneros del conurbano ahora se toman vacaciones, y cada vez más cerca de Cariló (tiemblen, caceroleros).

Avalado por la CEPAL. Punto.

Desde este argumento-ancla, este argumento-Terminator que, correctamente utilizado, disuelve y define a su favor cualquier discusión con ese cuñado-cabeza-de-tanque que sigue aportando argumentos lanatistas basados en la irrenunciable responsabilidad del gobierno nacional en la muerte de un chico Qom o sandeces por el estilo, desde ese punto bien se pueden escribir dos posts.

Por hoy y para no abusar, elegimos escribir uno solo.       

El hecho de que haya “kirchnerismo” a nivel nacional dice poco y nada del “kirchnerismo” en los órdenes sub-nacionales de la estructura del Estado, ordenados de manera federal.

Así, podremos tener alineamientos políticos más o menos estables, más o menos oportunistas.
Y sin dejar de mencionar que, como es el caso, cuando una administración federal logra canalizar (a fuerza de “kirchnerismo”, justamente) un flujo inédito y bastante estable de fondos con el que gobernadores e intendentes puedan “hacer política” y que operará como una fuerza kirchnerípeta permanente.

Pero el análisis de la calidad “kirchnerista” de cada administración, como se entiende desde esta perspectiva, sólo es aceptable siguiendo un criterio “caso por caso”.

De nada sirve que Capitanich esté en todos los actos a los que lo convocan desde Casa de Gobierno. Nada dice del “kirchnerismo” de Insfran que los diputados formoseños del FPV acompañen los proyectos de ley del PEN. Poco importa que Omar Goye haya ganado elecciones, en Bariloche, con el apoyo del jefe de bancada peronista del Senado.

Existen los alineamientos políticos en el sentido lábil y coyuntural de los alineamientos políticos. Y, en política, salvo que te apoye un partido de nazis declarados como el de Biondini, todo suma. Uno debe juntar poder para gobernar y enfrentar poderes fácticos, no se hace cargo de los prontuarios amigos.

Sólo en la cancha de la redistribución del ingreso se ven los kirchnepingos. En la cancha de la política de memoria, verdad y justicia. Todo lo demás es sanata.

Y si bien lo antedicho puede ser un nuevo choque de frente con el camión de Perogrullo, en el devenir diario el concepto se le diluye a mucha gente. Cuánto?

Tanto como para mantener altos picos de audiencia en el prime time de la noche del domingo en canal 13, con el alquimista Lanata destilando en vivo para hacer más digerible el odio crudo de Magnetto por las políticas populares, convirtiendo en general lo particular y uniendo con un puente de oro las trapisondas locales de un goberna zorro con la perversión y pestilencia cristinista. Sus televidentes, ajenos de estos pensamientos, son víctimas de esta confusión. Y un tal Novaro los confirma en A Dos Voces: cómo es que Cristina no interviene Formosa? 

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La realidad es que el “Kirchnerismo” es un fenómeno, un rara avis en la política. No a nivel nacional. Sino a nivel mundial. Cuando el “Kirchnerismo” emerge, el establishment reacciona. Lo sube a la pila de su hoguera y lo demoniza. 

Quiere saber dónde hay Kirchnerismo? En Cuba hace más de 50 años. En Venezuela, a full. En Bolivia. En el Brasil de Lula.

Y en Argentina.

Pero, paradójicamente, habiendo Kirchnerismo en Argentina, falta “Kirchnerismo” por todos lados. Es interminable la lista de bastiones auto-denominados oficialistas en los que las políticas Robin Hood brillan por su ausencia o, peor, son reemplazadas por continuidades neoliberales impúdicas.

Por ejemplo Bariloche: primero cayó ceniza volcánica, luego nieve y finalmente fondos nacionales a mansalva para palear la situación. De “Kirchnerismo” en serio, ni noticias. La malaria arrecia y los estratos intocables siguen así.

No se trata de pedirle Kirchnerismo a guapos de novela como De La Sota, cuya ética ignora de qué carajo hablamos, pero hay una larga lista de lugares en los que sus líderes no quieren ni pueden entender los beneficios y ventajas de este proceso, tanto en favor de sus comunidades como en favor de sí mismos, de su sustentabilidad política y de su crecimiento.

En fin, usté el kirchnerómetro ya lo tiene: cuánto y cuán rápido un gobierno toma medidas para igualizar a la sociedad que representa, contra todos los crujidos, tensiones y rupturas que se producen a su interior.

Regalo de este blog. Gratis. Úselo a discreción.


miércoles, 9 de enero de 2013

Olivier Nopegouna



En mayo de 2008 Olivier dijo: “la economía mundial está en el mejor momento de su historia”.

El pasado 1 de enero, cuando todos tratábamos de recuperarnos de la comilona de fin de año, sin mostrar mella por un pasado que los astrólogos mayas envidiarían, Olivier volvió a las andadas. Esta vez para prevenir. Para admitir la posibilidad de un error.

Como jefe de los economistas del Fondo Monetario Internacional, nada menos, Olivier asumió que se pudo haber subestimado el cálculo del multiplicador monetario al construir los modelos matemáticos en base a los cuales el Fondo Monetario recomienda a los países las fortísimas restricciones presupuestarias que se hacen dramáticas en Grecia, España, Italia o Portugal.

Lo hizo en el último paper de su empleador, que junto al Banco Central Europeo y al Banco Mundial componen el tridente con el que el Poseidon alemán mantiene en vilo a sus vecinos empobrecidos.

El errorcito que podrían haber cometido, dice Olivier en el paper, se calcula en cuatro a uno. Es decir que el impacto negativo de las restricciones presupuestarias sobre el crecimiento económico, evaluado en por ejemplo 100 desempleados, ha sido efectivamente de 400. 

Olivier y sus amiguitos no han sabido detectar, lamentablemente, que Europa se encuentra en una “trampa de liquidez”, una zona de la economía en la que, como el País de las Maravillas, los espejos no muestran la realidad que los brujos neoliberales esperan ver. Lo que obliga a revisar con urgencia las estimaciones y resignar las esperanzas de que el final de la crisis estaba cerca (sin poder abstenerse de ese viejo vicio de pronosticar, la ponen ahora en 2018)

Si ya no es ridículamente grave que este amo y señor de la timba internacional, con años de experiencia y aceitados contactos con los dueños del hipódromo haya jugado sus fichas expertas a un caballo que terminó cuarto y lejos, es patético que este columnista de la Palermo Rosa haya olvidado el abc de una fija.

Hace bastantes años Olivier escribió un libro que se llama “Macroeconomía”, que se ha convertido en texto fundamental de muchísimos cursos de grado de la Licenciatura en Economía, especialmente en nuestra región. Libro con el que estudian muchos de los que luego serán nuestros gurúes .

En ese pesado y tosco mamotreto, allá por la sección sexta, se describen algunas “patologías” de la economía. El capítulo 20 de dicha sección anuncia una “enfermedad central”: el elevado desempleo. Es decir que Olivier ha dado cátedra sobre este tema tan caliente.

Utiliza, escaso de originalidad, el recurrente ejemplo de la desocupación norteamericana durante los años de la crisis del 29. Por supuesto que no es objetivo de esta nota entrar en especificidades, pero el capítulo se cierra con un título denominado “La Recuperación” con el que Olivier intenta ilustrar a sus lectores respecto del papel central que desde 1933 (fecha en que las economía empieza a encauzarse) tiene la relación entre cantidades nominal y real de dinero y algún otro argumento monetarista. Sin mostrar un mínimo sentido crítico (lo que se espera de un académico de su talla) para preguntarse si lo que formula como causa, no será realmente consecuencia.

Desestimando, por no decir destruyendo, la significación que le dio la Administración Roosevelt a la estrategia keynesiana de convertir al Estado en herramienta central en la promoción de una economía debilitada. Para Olivier ni la Corporación Federal de Seguro de los Depósitos, ni los programas de ayuda de la National Recovery Administration, ni los fondos para desempleados ni la avasallante promoción de obra pública tuvieron alguna importancia en la inflexión de la enorme crisis norteamericana.

80 años de historia y la apabullante realidad internacional empiezan a encargarse de mandar a Olivier y los suyos directo a marzo.

Alguien, en nuestras universidades, tiene que decirles a los profesores que recomiendan su texto que ellos, también.



domingo, 6 de enero de 2013

Benicio en La Pradera


En este lugar de Siboney, barrio occidental de La Habana, apacible y solariego, deliberadamente diseñado para parecerse más a un hotel de jubilados que a un hospital de alta complejidad, rankeado entre los más exitosos del mundo en materia de tratamientos de enfermedades de tres tipos: discapacidades, oncologías y patologías complejas de la niñez, está internado hace algunas semanas Benicio.

Benicio es un joven venezolano oriundo del estado Amazonas, seguramente la región más alejada y más relegada de ese país, y pertenece a la etnia Yanomami. Siempre tuvo natural facilidad para trabajar con el ganado y fue conchabado sin contrato y por un salario muy pobre para trabajar en una gran hacienda de la zona.

En su tarea tuvo un accidente con su caballo, que cayó encima de él tras pisar un pozo. Para su patrón, el hacendado venezolano, esta noticia no pasó de un trastorno de fácil y expeditiva solución: sacrificar al caballo y abandonar en el hospital más cercano a quien ahora era su ex empleado.

Para Benicio la cosa fue mucho más difícil: siendo aborigen, pobre, analfabeto y ahora en el borde de la discapacidad, se entregó mansamente al sistema de salud pública venezolana. La prótesis que pondría fin a su drama costaba en Venezuela lo que Benicio hubiera tardado cuatro años en juntar con el salario, por ponerle un nombre, de su último trabajo.

Un equipo que trabaja en el Convenio de Cooperación para Atención Médica a Pacientes Especiales entre Cuba y Venezuela identificó el caso de Benicio, cuya única obligación a partir de ese momento fue la de elegir un acompañante tiempo completo que viaje con él a La Habana para su cirugía pero fundamentalmente un largo y complejo tratamiento pos-operatorio para que vuelva a caminar. Por supuesto que Benicio eligió a su fiel compañera y juntos, sin poner un solo bolívar y con las esperanzas renacidas, subieron a un avión camino a esa isla que sufre bloqueo hace 50 años pero que reboza solidaridad con sus hermanos latinoamericanos.

Benicio, casi sin saberlo, junto a otros 27 mil compatriotas pasó a formar parte del Convenio. Ya está operado. Y puede ponerse de pie por sus propios medios. Pero todavía no camina. Richard, un kinesiólogo cubano lo sigue como a su propia sombra entre las 8 de la mañana y las 3 de la tarde.

Benicio tiene todavía un largo y difícil trabajo por delante, pero como dice Richard, depende exclusivamente de él.

Benicio todavía está buscando a quién agradecerle.

Quizás porque Benicio no sepa que en ese mismo hospital, no lejos de allí, pelea valientemente contra el cáncer y contra la muerte un hombre que no lo conoce, pero que es gran responsable de sus próximos pasos y de su dignidad Yanomami resurrecta.

sábado, 5 de enero de 2013

Línea Sur



Uniendo Bariloche con San Antonio Oeste, en la provincia de Río Negro, se extiende un viejo camino, una ruta, que atraviesa la Patagonia en su sobria e inmutable belleza.

Esta región, que bien pudo ser una de aquellas de las que el Payador Perseguido aseguraba que “Dios por aquí… no pasó”, se ha hecho conocida como Línea Sur. Seguramente porque ese era el nombre de la más sureña vía férrea regular que supo tener nuestro país en otros años felices. Para llegar a Bariloche en tren debía usarse la este ramal de la línea Roca, cruzando parajes solitarios y rincones únicos, de nombres ignotos (quién escuchó hablar de Sierra Colorada, Los Menucos, Aguada de Guerra, Maquinchao, Ingeniero Jacobacci, Comallo, Pilcaniyeu?). Seguramente conocimos o alguna vez daremos con un viejo que nos cuente las interminables jornadas para llegar a la cordillera atravesando esa estepa que despierta la curiosidad de gringos de fortuna y directores de cine.

Aunque para el ojo urbano parezcan todos iguales, cada uno de esos pueblos tiene sus particularidades, su liturgia y sus propios cuadernos de bitácora. Pueblos a los que la frase “ramal que para, ramal que cierra” les significó un cuchillazo artero en su horizonte. Pueblos en los que todavía pueden verse, acodados en los estaños de las últimas pulperías genuinas, apurando su caña o su ginebra, arrieros y manseros. Gente de pocas palabras, porque las valora en todo su peso, que cuando te anticipan que te cuides porque “hace fresco”, te hablan de 25 o 30 bajo cero.

Como una bendición, se está terminando de asfaltar la Ruta 23, que durante largas décadas fue el único camino de tierra apto para moverse a cerrar un negocio, comprar una “chata” o, sencillamente, salvar una vida.

La estepa no tiene el encanto de los lagos verdeazules o el glamour de los deportes invernales, pero para quien sabe buscar, mantiene escondidas perlas que valen el esfuerzo, sea un cordero entre paisanos o un arroyo que llena de vida verde intensa todo lo que toca o una mujer que nos abre la puerta de su casa para convidarnos unas tortas fritas. 

Eso sí, ahora tenemos la oportunidad de conocer y probar una mínima muestra de los frutos del esfuerzo de sus trabajadoras y artesanos. En el cruce de la ruta de entrada a Bariloche, la ex 237, y el nacimiento de la 23 se levanta Quimey Piuké, el Mercado de la Estepa, un emprendimiento cooperativo para que artesanos y artesanas de las comunidades de la Línea Sur acerquen sus productos a la ciudad. 


Como es usual en estos pagos, con más voluntad que recursos y más solidaridad que apoyo, distintas cooperativas de trabajo de los parajes de la Línea Sur ofertan y venden sus variados productos en este lugar. Por ser un emprendimiento entre cooperativas, humilde y sensible a gastos fijos y a compromisos que no garantice cumplir, el Mercado es atendido por sus miembros, que se arriman desde sus parajes y apeaderos en turnos rotativos semanales (con comodidades para comer y dormir en el lugar). Con su paciencia y amabilidad proverbial atienden al público. Los que viven más lejos, por ejemplo los ceramistas de Valcheta, rotan con menor frecuencia, y los que están más cerca, las tejedoras de Pilca, aparecen más seguido.

El Ministerio de Desarrollo Social de la Nación ha arrimado recursos para acompañar este esfuerzo, siempre minúsculos frente a la magnitud del esfuerzo y las necesidades de estos compatriotas y frente a su potencial como articulador económico y social.

Vaya a conocerlo. 
Vaya a comprar. 
Vaya a conversar. 
Vaya a tomar mate.
Vaya a escuchar sus silencios.
Sus sonoros silencios. 

Es otra forma de hacer patria.



viernes, 4 de enero de 2013

Medidas


1 medida de Campari
2 medidas de jugo de naranja
hielo picado
1 hoja de menta
todas las medidas de Tina Arena

(los molinos de mi corazón)