domingo, 30 de noviembre de 2014

Armas


La lista de nombres de la entrada anterior no es un plano para diseñar un tren fantasma. 

Es, más bien, la secuencia cronológica en forma de protagonistas, de los sucesivos liderazgos que, iniciándose en un hecho personal, social, político o incluso como consecuencia del azar, fueron aupados y apalancados por el poder y en particular por el poder mediático para convertir en símbolo más o menos tácito, más o menos voluntario, de liderazgo opositor.

Algunos llegaron hasta allí sin premeditación, sin excederse en su prédica: su causa contenía una justicia insoslayable.

Otros trabajaron afanosamente, con equipos profesionales, coaching, focus groups y toda una estrategia, delineando hasta los detalles más sutiles, para convertirse en la bala de plata que le pondría fin al kirchnerismo.

Una palabra es factor común de la serie: efímeros.

Once años y seis meses, los mismos que este gobierno en el poder, lleva este proceso que ya se ha tornado predecible, aburrido e infructuoso. Podríamos descontar algunos meses al inicio de la gestion de Néstor: nos imaginamos un Duhalde frente a los círculos rojos, pidiendo que lo dejen encargarse de todo con gesto de suficiencia, como si se tratara de pescar un cazón. Para las elecciones de 2005 él y su esposa se convertían en las nuevas estatuas de sal de la política.

Lo que no deja de ser notable es que siguen apareciendo, uno tras otro, como en un interminable tren fantasma que en la próxima curva nos aterrorizará desde la oscuridad con un nuevo esperpento. Más temprano que tarde descubrimos el truco, los piolines que manejan a la bestia, y pronto nuestra angustia se torna sonrisa cómplice.

Los dejamos atrás y nos pasa lo mismo que con las viejas películas de terror: hasta nos inspiran cierta ternura.

Pero hay compatriotas que revistan en las clases elegidas de nuestra sociedad, ABC1 urbanos, sometidos a este martilleo diario, que viven toda esta puesta en escena con pleno realismo y vivacidad, que creen a pies juntillas que la corrupción es el mal mayor de la política y que leen los mensajes que se les proponen desde el poder subyugados por las dramáticas imágenes de la pobreza en Formosa o el delito en González Catán.

Y dentro del ofertón que les entrega el delivery televisivo malaonda diario también se llevan el ticket de descuento, el rebate: preséntese con este ticket el 10 de diciembre de 2015 en nuestras tiendas, y verá cómo todo ha cambiado, como la pesadilla ha sido superada. Guardan esos tickets con la fe de un monje en un cajón de la cómoda.

Vamos a decirlo corto y sencillo:

Todavía no podemos darnos una idea, protagonistas de nuestra propia historia, de la enorme potencia ideológica y política que el kirchnerismo le heredará a la política argentina.

No está en nuestras posibilidades, marineros en aguas tormentosas, reconocer y exaltar el sorprendente derrotero de nuestro barco, ni comprender los efectos y consecuencias que semejante viaje tiene y tendrá en el futuro político.

Hemos recorrido paisajes que necesitaban de manera urgente la reaparición con vida del principal desaparecido de la dictadura: el Estado.  

Podrán darse una idea aproximada quienes testificaron las consecuencias del peronismo 1945-1955: cuando el padrecito Estado llega a esos rincones, cuando la justicia, la comida, la educación y la seguridad llegan a esos arrabales, ya nada vuelve a ser igual.

Y nada volverá a ser igual.

Por eso, en el deseo de los cerebros ideológicos opositores, se intentan crear las condiciones para un escenario de final de época pletórico de imágenes de camiones celulares que van y vuelven de alcaidías, declaraciones de jueces en escaleras de comodoro py, prisiones domiciliarias, esposas y rejas.

No tienen mucha idea de lo que dicen. No tienen ninguna.

Todavía hoy, décadas después, hay cuadros de Perón y Evita en hogares humildes de gentes mayores. Ese 30% de kirchnerismo duro que la oposición mediática no se cansa de desestimar o vapulear, según sea el caso, es mucho más intenso y eficaz que 40 mil caceroleros en las pantallas de TN.

Lamento informarles no sólo a los furibundos opositores, sino a los descreídos, a los ventajeros, a los cobardes, que el kirchnerismo vino a reconstituir y reponer la mística peronista que intentó ser arrasada por Rojas, Onganía, Videla, Massera, Alsogaray o Macri. El muerto que ellos mataron goza de buena salud.

Y descreemos que esta lectura sea nuestra afiebrada aventura. El blog de Manolo, ácido y crítico con el oficialismo cuando debe, pone en evidencia con cada vez mayor contundencia el hecho que se madura en las intuitivas narices de nuestra fauna política: la bajísima tasa de garrochazos provinciales y locales cuando faltan apenas meses para el final de una administración que supuestamente finaliza.

No es amor ni pleitesía a CFK.
No es "la caja".
No es oportunidad.
Es la comprensión de que por fuera del kirchnerismo no hay garantía de continuidad, siquiera revisionada, de las condiciones para un desarrollo económico y social homogéneo y cohesionado, el único apto para el salto seguro al país serio con el que nos ilusionaba Néstor.

Y lo que hay por dentro es materia prima más que suficiente para aplicarlo, para mejorarlo, para afilarlo y convertirlo, a un tiempo, en motosierra y bisturí con los cuales modelar un Estado que, desde 1945, es nuestra única arma contra nuestro principal enemigo: esa patética aristocracia rentista.

Afilame el cuchillo que ahora viene lo mejor.


viernes, 28 de noviembre de 2014

11 años y 6 meses


Raúl Castells

Chiche Duhalde (que en su peinado de alta peluquería escondía a Duhalde)

George Bush desde el portaviones frente a Mar del Plata

Eliaschev, desde Sierra Maestra cuando lo echaron de Radio Nacional

Botnia y Batlle

Lavagna (que debajo del traje llevaba el vestido de SuperTechint)

Blumberg, casi ingeniero, casi especialista en derecho penal, casi serio

Botnia y Tabaré

El asesino Etchecolatz

El foreign office inglés y el gobierno títere de Malvinas

Sobisch y el asesino de Fuentealba

Antonini Wilson

La Mesa de Enlace completa

Buzzi solo

El Mellizo De Angeli

Barrionuevo solo

Ocaña (sí, Ocaña)

El finado estadista Raúl Ricardo Alfonsín

De Narváez

Los troskos de Kraft

El arzobispo de Buenos Aires Jorge Bergoglio

El humorista Alejandro Borenzstein, también desde Sierra Maestra

Barrionuevo + Moyano

Mauricio Macri, que esconde al HSBC, al Citi, al Santander y al poder financiero internacionalizado.

El Pollo Sobrero, que esconde las ideas, bien escondidas

Micheli (el de la CTA disidente, sí)

El rabino Bergman (el rabino Bergman, sí)

Los cacerolos

Betty ConmigoNoBarone Sarlo

El supremo Lorenzetti

El mejor CEO de la galaxia, Aranguren de Shell

El fiscal Campagnoli

Paul Singer, el que le digita políticas a los gobiernos norteamericanos

Sergio Massa, que lo esconde a Duhalde que a su vez lo esconde a Lavagna que a su vez lo esconde a Techint, uff…

Jorge Lanata


Martín Insaurralde

Y ahora...
ahora Bonadío

Amén

lunes, 17 de noviembre de 2014

Alma Mater


Este blog se está poniendo pesado, aburrido…

Un post a las mil y quinientas, y cuando viene, llega denso y aburrido…

Por ejemplo hoy, que le toca el turno a esa institución a la que le da lo mismo que en el gobierno esté un Kirchner, un Menem, un Alfonsín o un Videla. Inmutables ellos, se mantienen en su feliz autismo gracias a dos o tres recursos retóricos que arrastran desde principios del siglo pasado.

Nos referimos a nuestra prestigiosa e inmaculada Universidad. Ese bunker en el que tanto florecen el conocimiento racional como kioscos y fotocopiadoras.

Por supuesto que este post está dispuesto a bancarse todas las descalificaciones que ya vienen, empezando por "tibio", y seguramente terminando en reaccionario, burgués o mejor, facho.

Pero lo cierto es que ese parece ser el recorrido la institución en los últimos años se ha ido convirtiendo en todo aquello que combatió en 1918. Amparada detrás de su autonomía, el cogobierno y de una pretensa independencia institucional (todo muy elogiable), la universidad pública argentina no es más que un ancla obsoleta, desdibujada y malograda.

Para no detenernos en pareceres subjetivos, comencemos con preguntas. Y busquemos respuesta a las siguientes:
  •  Por qué los egresados en ciencias básicas y aplicadas (tooooodas, desde agronomía hasta meteorología) representan el 23% de los egresados universitarios?
  • Por qué los egresados en ingeniería representan el 11% de los egresados totales?
  •  Por qué el 39% de los egresados en ingeniería lo son en especialidades industrial, informática o civil, las que menos impacto tienen en el desarrollo científico y tecnológico?
  • Por qué un sector como el textil, que representa el 7% de la actividad manufacturera nacional, tenga una sola carrera de ingeniería en esa especialidad en el país, con un total de 0 egresados? 
  • Cuáles son los programas universitarios para promover las especialidades de ingeniería de interés?
  •  Piensan aportarle al complejo de Vaca Muerta, en el que vamos (todos) a invertir 5 mil palos verdes en los próximos 4 años, sólo 50 ingenieros en petróleo por año?
El grado de responsabilidad e importancia de los puntos nodales en los que se produce conocimiento nuevo y se multiplica conocimiento existente en nuestro desarrollo no puede ser más enfatizado. Es, virtualmente, nuestra cortada para acercarnos al pelotón de los que corren adelante. Es evitar la escalera que ya patearon desde el mundo desarrollado.

En manos de quiénes está? Qué nivel de compromiso y adhesión tienen quienes dictan sus políticas? Cuál, si existe, es la estrategia? Y todos saben que no estamos pidiendo rectores de La Cámpora.

Y para no tildar a este blog de rebo, falto de propuestas, tengan una a mano: sigan con los kiosquitos de psicólogos, contadores, arquitectos y politólogos que ya armaron y tan bien funcionan... y dejen todas las carreras en ciencias básicas, naturales y de la vida en manos del Ministerio de Ciencia y Tecnología; le harían un invalorable favor a la sociedad.

Como dije, este blog se anuncia tormentoso.
Sus preguntas aburren.

Mejor ir abriendo el paraguas.


sábado, 8 de noviembre de 2014

Sinapsis



A fines de junio de este año, cuando las perspectivas de recuperación de la actividad económica del segundo semestre se confirmaban pobres, el gobierno lanzó su enésimo programa contracíclico para tratar de sostener, desde el Estado, la actividad económica.

Decidió hacerlo apuntalando al sector automotor, al que el gobierno ha venido tratando con guante de seda a lo largo de toda su gestión en base a su pretensa importancia en la creación y multiplicación de fuentes de trabajo, para lo que delineó y lanzó ProCreAuto, un programa de incentivos para la adquisición de vehículos con plataformas fabricadas en el país.

Este programa no trajo novedades respecto de lo que nos tiene acostumbrado el kirchnerismo: tracción directa sobre la demanda por vía de fijación de precio y condiciones de venta. Una estrategia básica y sin mayores sofisticaciones que, por otra parte, no tuvo consensos garantizados con los grandes jugadores sectoriales que son las terminales automotrices, pero las niñas mimadas de la década ganada tampoco ofrecieron resistencia porque, pelados con peine, saben como re-encauzar esa demanda firme, fresca y adicional.

En efecto las terminales utilizaron todas sus tácticas e instrumentos habituales para convertir al Plan ProCreAuto en una suerte de campaña de invitación personalizada a potenciales clientes con altísima latencia de compra, que iniciaron su ronda de visita a las concesionarias para empezar preguntando tímidamente por “el autito del gobierno” y terminar firmando por el vehículo que mejor le cuadraba al Director Comercial de la concesionaria/terminal. De manera que el gran esfuerzo invertido desde la administración gubernamental terminó siendo una eficacísima y gratuita campaña publicitaria pública en favor de señores que, cuando hablamos de quid pro quo, tras 11 años no han mostrado un sólo acto de reciprocidad. Peor: azuzan el fantasma de las suspensiones, la reducción de turnos y el recorte de producción cada vez que los convocan a un encuentro en el edificio de Diagonal Sur.

Los paupérrimos resultados reales del ProCreAuto, además de la asignación de responsabilidades que los adjudicatarios hacen en Cristina y no en Rattazzi cuando no les entregan el autito, en términos cuantitativos son la confirmación de la falta de verdadero rigor por parte del gobierno para disciplinar actores que vienen mal acostumbrados desde los 90 (en particular de la Ministra de Industria, que parece socia en lugar de policía), como también de la comodidad con la que se mueve un sector automotor que funge de industria argentina pero que no es más que el engranaje de un amplio, robusto y complejo tejido productivo transnacional, con muy poco interés por atender demandas locales específicas.

Pero también debe resaltarse la patética falta de ideas en el diseño e implementación de políticas estratégicas, sea de localización de autopartes, de intensificación de desarrollos tecnológicos básicos, de promoción para la creación de los recursos humanos especializados que requiere el sector, o de la producción de conocimientos que esta industria demanda, políticas con las que la Ministra debería aburrirnos todos los días en los medios, mostrando pasos efectivos en el camino a la independización de las arbitrariedades de un sistema creado por y para las multis.

Lo hemos dicho en otras oportunidades en este mismo blog: el Ministerio que mayor jerarquía simbólica debería alcanzar en un modelo de desarrollo industrial como el propulsado por el Kirchnerismo es, justamente, el de Industria. Ni por asomo. Inclusive si nos pusiéramos a relevar los avances en cada una de las líneas directrices del Plan Estratégico Argentina 20/20 (es decir si decidiéramos jugar en la cancha de la ministra) sería goleada en contra.

Afortunadamente, Dios, que es argentino y generoso, envía un nuevo bondi que sin duda nos dejaría bien. Es imperioso subirse y hacerlo de manera inteligente.

[Abrimos aquí un paréntesis que creemos oportuno: es un dato histórico casi excluyente desde la Primera Revolución Industrial que sólo han ocurrido procesos de "catch up", de alcance y/o superación en la carrera por el liderazgo global durante las instancias de cambio de paradigma, una de las cuales anticipamos, está por ocurrir. Pensemos en cómo Alemania y Estados Unidos lograron alcanzar a la, en apariencia invencible Gran Bretaña del siglo XIX.]

El transporte vehicular va camino de un irreversible e inminente cambio de paradigma: en pocos lustros se dejará completamente de lado la termodinámicamente ineficiente y ambientalmente inviable motorización individual por combustión interna para pasar a vehículos potenciados por un único gran motor central que ya existe y se denomina Sistema Eléctrico Interconectado.

Se trata de evitar el rol de trailer y posicionarse en lugares de relevancia en el cambio que se avecina. De ser protagonistas del nuevo paradigma: juntar las neuronas que operan en nuestros salares, los más ricos del planeta en litio, elemento medular de la transformación, con las neuronas que operan en nuestro dinámico e hiperflexible tejido autopartista, con las que alojan capacidades de desarrollo para vehículos eficientes, pequeños y populares, que las tenemos: si podemos poner satélites en órbita geoestacionaria no hay dudas de que podemos diseñar, desarrollar y producir nuestros propios autos eléctricos, incluyendo en este desafío a nuestros hermanos estratégicos verde-amarelos, que no dejan de ser la cuarta potencia automovilística mundial.

Esta es la sinapsis que nuestros hijos y nuestros nietos nos reclaman, y es una formidable plataforma para, desde el kirchnerismo, hablarle a la sociedad durante 2015.

Confiemos en ella, confiemos en nuestro pueblo: es lo suficientemente maduro para distinguir con sólo pestañear entre las apuestas mediáticas de un Golden Gay Boy con dos novias y un sueño de nación común que proponemos tejer entre todos.

La sociedad está lista.
Lista para entender qué camino la invitamos a seguir.
Lista para ser seducida con proyectos que se construyen sobre lo que ya se puso de pie, que cimentan la autoestima y confirman la continuidad del horizonte social común.
Proyectos que con sólo revelarlos, automáticamente desintegran el discurso de candidatos buenos alumnos que leen el guión que recibieron desde Techint o desde la Embajada.

Es AHORA.
No sabemos cuándo pasa el próximo bondi.

viernes, 7 de noviembre de 2014

Serrat es mi viejo


Ese catalán le cantaba en la cocina de casa, mientras mi vieja cocinaba y ofrendaba el perfume a cebollas y morrones dorándose en aceite, que llegaba hasta nosotros, todas las mañanas, cada mañana, esa que éramos cowboys, o la que éramos agentes secretos, o la que fuimos malditos soldados nazis.

Desde Radio Nacional, la única que existía en mi pueblo por aquellos años, Serrat embrujaba a mi vieja con frases como “esa muchacha típica”, o la engañaba como a una nena, diciéndole que se la llevaría con él de aquel “pueblo blanco”, o, mientras la seducía entre ollas y especias, se equivocaba y la llamaba “Lucía”. Creo que hasta la manoseaba de camino a la habitación.

Sus hijos parecíamos no darnos cuenta de que mi vieja engañaba a mi viejo cada mañana, cuando él se iba, a la vista de todos, con Serrat, en la mismísima cocina. Queríamos creer que esas lágrimas eran por la cebolla. Negadores, cuando era obvio que eran por “Penélope”.

Es que nosotros estábamos concentrados planeando nuestro próximo, definitivo y exitoso golpe: ralear el cerezo del vecino. Dejarlo sin una sola fruta. Y reventar del dolor de panza pocas horas más tarde. La planificación, la coordinación, la seducción del botín anulaba todas nuestras otras percepciones, y no nos dábamos cuenta que mi vieja tenía un affaire con el Nano.

El único hombre que alguna vez puso en duda ese amor casi incondicional de mi vieja fue Daniel Toro, que llegó a engañar a Serrat, que a su vez engañó a mi viejo, que estaba “Caminito de la Obra”, laburando. Pero fue efímero, sólo duró un verano. 

Y se portó como un caballero. Al despedirse le dejó como prenda de su pasión “Zamba para Olvidar”. Ella lo perdonó.

Creo que Serrat nunca se enteró. Siguió campeando, imperturbable, en esa cocina, en ese patio, en ese Sur enorme, salvaje y feliz.

Creo que mi viejo tampoco se enteró.


Con el tiempo, con los años, mirando las cosas desde otra altura, sus hijos supimos la verdad.

La que nunca es triste.

La que no tiene remedio.

Que Serrat nunca había engañado a mi viejo. 

Que Serrat ES mi viejo.

El día que caminé por Ciutat Vella, lo terminé de entender. Y de querer. 

Lo vi ayer en la tele. Ultimamente lo veo poco a mi viejo. Está grande, canoso, y entero. Dice las mismas, enormes, sencillas cosas que decía hace 40 años. La misma coherencia que aplasta. 

La risa por las mismas cosas. 

La preocupación por las mismas otras.

Su amor por Boca. O por el Barça (a veces me confundo).

Serrat, mi viejo, él, o ellos, siguen siendo esa enorme, inexpugnable montaña de sentido común.

De criterio.

De amor.

De sabiduría. La mansa sabiduría de un obrero 

(Ayer él, que es un obrero de las palabras, se preguntaba dónde quedó el orgullo de proclamarse obrero).

Hoy es ese insoslayable faro que me indica el puerto al que debo rumbear cuando la tormenta arrecia. Mi viejo me enseñó a ordenar las velas, a asegurar los cabos y las jarcias, a cuidar el rumbo. Y a ser siempre un caballero.

Cuando la mano viene dura, él siempre aparece, se sube a la cubierta, se acomoda con su guitarra en la barandilla de popa y entona "Aquellas pequeñas cosas". O me lleva de nuevo a aquel patio donde está "Mi niñez".

Todo se aclara. Nada puede ser más fácil.

Como les digo: mi vieja tuvo un amante. Mi vieja tiene un amante.


Con el que pronto cumplirán 50 años de secreto y pasión.