sábado, 28 de febrero de 2015

Pasión de tres minutos


Si no tocas "play" el sueño no funciona

Expectativa en el encuentro
de esos ojos tuyos míos
ansiedad que me guardo en un bolsillo
espera
espera como un aeropuerto
espera como un evatest
disfrutemos habernos visto
disfrutemos ese paisaje que hay alrededor tuyo mío

No ahora, ya termina la tanda
sos hermosa,
te lo dijeron estos ojos míos tuyos?

creo que ahora sí, ahora Troilo, es ahora
cabeceo ritual
y estás enfrente mío,
el Marne pasa entre nosotros 
es fácil cruzarlo

cuántas cosas para decirte en silencio
vení, abrazame, escuchame
así
más cerca, dale,
quiero sentir el perfume de tu pelo
quiero tu cabeza suave en mi mejilla
quiero tu abrazo
estás cómoda?
te dije “caminemos”?
eso, caminemos
despacio, de la mano

Fijate como el resto se va
el pasado se va
el futuro se va
fijate estamos solos
estás conmigo (nada te puede pasar, je)

escuchaste ese ocho y giro? te gustó?
cómo decis?
no te escucho
ah! sacada, ahora?!
no es un poco temprano para eso?
atrevida, me gusta
y me picás en las pausas,
más y mejor de lo que pensaba

El Gordo se adueña de nuestro reloj
que no lo abandone nunca
te gusta esa esquina?
eso me pedís?
la luz rojiza como cae en mi camisa
que nos quedemos acá?
un rato, pero el Marne sigue empujando,
como la vida
sigue

Siento tus pechos
siento tus manos correrse lentamente
buscando mi cuello
siento tu perfume de flores
pero lo nuestro está por terminar, sabías?
si
todo llega al final
dosochosreboteveníconmigoaquíaladerecha
ocho cortado

adorarte es poco
soy tu ulises
nos vemos el viernes

chan
Chan

miércoles, 18 de febrero de 2015

Poniendo el moño



A más de 6 años de gatillada una de las crisis financieras más profundas del capitalismo moderno, sólo comparable con la Gran Depresión, hija del viernes negro de octubre de 1929, empieza a cerrarse el círculo material que define inequívocamente ganadores y perdedores.

Hemos reiterado varias veces en este blog, incluso hemos ironizado frente a la naiveté de ciertos sectores de izquierda dura que en 2008 anunciaban “la crisis final del capitalismo”: no sólo no es una “crisis del capitalismo” en el sentido de que este exponga alguna vulnerabilidad, sino que es una estrategia deliberada del poder financiero más robusto para ejercer la transferencia de renta ascendente más grande jamás vista.

El capitalismo financiero ha descubierto la fórmula a través de la cual diseña e implementa sus propias burbujas para luego, impunemente, acercarse a su propio ingenio con una aguja en la mano y hacerlo volar por el aire, no sin antes tener aceitados los mecanismos de captura de beneficios, en tanto el 99% restante tratará de salir del estado de shock y correr en estampida a buscar un improbable refugio.

Recapitulemos: la crisis financiera en la que estamos inmersos estalló en Wall Street en el año 2008 como producto de la implosión de una burbuja hipotecaria, hija de la liquidez deliberadamente provocada para contrarrestar en congelamiento económico norteamericano posterior a la caída de las Torres Gemelas.

A continuación, durante los siguientes dos años, siguió un fenomenal proceso de transferencia regresiva de ingresos al interior de Estados Unidos, cuya principal evidencia fue un keynesianismo que hubiera hecho retorcer en su tumba a John Maynard, puesto que contrariamente a su propuesta de movilizar a los agentes económicos por vía de forzarlos a capturar recursos distribuidos desde el Estado en los estratos inferiores de la sociedad, el neo-keynesianismo de la FED consistió en usar al Estado para salvar a los bancos y entidades financieras más grandes del sistema, amparados por la excusa “too big to fail” (demasiado grande para caer). Mediante un sistema de bailouts los peces gordos encontraron un resguardo contra el tsunami inminente y los pobres norteamericanos perdieron casa, trabajo y esperanzas en cuestión de meses.

Cuando no hubo más crema para desnatar de la sociedad norteamericana se inició un proceso de exportación de la crisis a economías más débiles, en particular algunas europeas. No cualesquiera, por supuesto, sino aquellas cuyos Estados de Bienestar empezaban a tener un costo que perdía su justificación geopolítica después de la caída del Muro de Berlin en 1989. Qué sentido tiene, alguien podría murmurar en Wall Street, mantener una jubilación tan jugosa en manos de un viejo español, o uno griego?

El mecanismo de exportación de crisis elegido fue la devaluación del dólar, activada en tandas de emisión billonarias. Esto hizo todavía menos competitivas a las economías periféricas de la zona Euro y el resultado es que Estados Unidos, con la sola excepción de un índice de desocupación anormalmente alto, en la actualidad tiene todos sus parámetros macroeconómicos en sus promedios históricos más una novedad adicional: autosuficiencia energética que le permite operar con autonomía sobre el precio internacional del petróleo y usarlo como control de estabilidad política de gobiernos que en su jerga son “regímenes indeseables”.

Digámoslo nuevamente por enésima vez: el capitalismo neoliberal, entendido como modo de transferencia y apropiación de renta, atraviesa su mejor momento. Diagnósitco que se ve robustecido cuando se observa la fenomenalmente regresiva transferencia de ingreso que expone el amigo Piketty.

Pero el  objetivo de esta nota no se limita a esta descripción resumida. Un periodista llamado Juan González escribió una interesante nota en el periódico New York Daily News en el cual pone en evidencia la última movida de los dueños de la sartén y del mango. La traducción de titulo y bajada, para tener una idea del contenido dicen:

Las principales empresas de Estados Unidos como Blackstone Group, Goldman Sachs, Apollo Management y Cerberus han estado comprando en silencio decenas de miles de propiedades residenciales en Madrid y Barcelona a precios bajos. En Nueva York, los defensores de los inquilinos en España planean protestar en la sede de Blackstone Group “

La nota menciona en su recorrido datos interesantes; muchos, asociados al paro o a la pobreza, los conocemos y nos llegan de manera frecuente. 

Otros resultan novedosos. Vemos: los precios del mercado inmobiliario en España se estiman en el orden del 40% inferiores a los de 2007. Unos 700 mil españoles han abandonado el país desde 2008 y en el mismo lapso unas 327 mil personas han sido víctimas de deshaucio (echados de la vivienda que habitaban). Actualmente se calcula en 3 millones la cantidad de unidades habitacionales desocupadas, la mayoría en manos de la banca privada española.  

En ese mercado híperdeprimido se detectó, en los últimos meses, que 42 viviendas sólo en Barcelona fueron adquiridas en forma masiva por Blackstone y que Goldman Sachs ha comprado 3900 hogares a precio de remate en Madrid.


Hay varias formas de leer esta realidad. 

A quienes escribimos este blog nos parece que la compra a precio vil por parte de entidades financieras y bancarias neoyorquinas de propiedades que han debido ser abandonadas por los pobres españoles después de casi 6 años es la metáfora más perfecta de cómo se termina de envolver y se le pone moño al regalo que nos hicieron los chicos de Wall Street hace 6 años, que va de suyo intentó venderse como otra nueva crisis sin salida y sin responsables, pero no ha sido más que el cumplimiento de objetivos claros dentro de un proceso inteligente, silencioso e inescrupuloso por parte de los ganadores de siempre.



lunes, 16 de febrero de 2015

Hablemos de sueños



Martin Luther King era imparable. 

Apenas abría una puerta para la gente de su raza, aparecían otras que permanecían cerradas. Fue detenido tantas veces, separado, encarcelado, que todos los sheriffs del Estado de Alabama decían que había estado en su comisaría. Y con cada nueva detención su fama crecía. Iba convirtiéndose en una figura cada vez más reconocida y, entonces, frente a cada nueva detención por “escándalo público” o por “resistencia a la autoridad”, era liberado cada vez más rápido. Y cada vez más personas lo esperaban a las puertas de la comisaría, donde King daba un pequeño sermón con el que los tranquilizaba y los alentaba a la próxima batalla.

Iba convirtiéndose en una pequeña liturgia.

Por aquellos años para votar en Estados Unidos había que estar registrado. No era tan simple como estar mencionado en un padrón general. Por ejemplo en Louisiana para acceder al Registro de Voto había que presentarse en una oficina municipal atendida exclusivamente por blancos y solicitar la inscripción. Los empleados municipales decidían quiénes eran anotados y quiénes no. En otros estados se sometía a los postulados a exámenes escritos en los que debían demostrar alguna formación cívica y no era raro que en las bandejas hubiese un formulario para blancos con preguntas sencillas y otro para negros que requería conocimientos acabados de derecho constitucional. Se cuenta que un juez blanco y progresista de Selma le hizo al encargado del Registro, en un juicio, una pregunta igual a la que este le sometía a los negros que querían ejercer su derecho, y no obtuvo respuesta.

A medida que aumentaba la popularidad de Martin Luther King, aumentaba el número de enemigos. El más importante era el director del FBI, John Edgar Hoover, que hizo colocar micrófonos en las habitaciones donde sabía que Martín mantenía affairs extra-conyugales. Hoover le mandaba anónimamente las cintas a Coretta, su esposa, buscando un escándalo.

Pero Coretta reconocía la importancia de la batalla de la igualdad entre negros y blancos y desestimaba cada uno de los envíos. Pero el mayor revés de Hoover fue el premio Nobel de la Paz a King en 1964.

Pero no fue lo más decisivo en la campaña por los derechos civiles. Eso fue el 28 de agosto de 1963 en el Lincoln Memorial de Washington frente a 250 mil personas, cuando pronunció el más bello discurso de su vida, aún hoy recordado por su leit motiv: “tengo un sueño”.


Quizás sea la hora de que también nosotros, aquí abajo, aquí ahora, aquí entonces pronunciemos ese discurso.

Y le contemos nuestro sueño a nuestro pueblo.

Now is the time.



La búsqueda incansable


Obra de William Shakespeare

Película de Franco Zeffirelli

Música de Nino Rotta

Dedicado a @mendieta, ese hermano del camino.



Demasiados nombres, demasiados para un solo post.

miércoles, 11 de febrero de 2015

Jeffersonistas de Perón


“La democracia es como una virgen, un ícono en el altar de una iglesia:
debió haber sido muy buena, eficaz, milagosa
hoy es un pedazo de yeso muerto, inoperante”
Improbable cita de José Saramago
 en alguna de sus conferencias

Si bien se ha mantenido silenciado, salvo en círculos de especialistas, se sabe que un fructífero y significativo debate cruzó al medio lo que se denominó la Revolución Americana, que acá en el sur como americanos nos parece más adecuado denominar la Revolución Estadounidense. Ese debate tenía que ver, durante el diseño y redacción de la Constitución de Estados Unidos, con la naturaleza, origen y conformación de cada uno de los poderes del gobierno que los “Founding Fathers” querían darse para sí y para sus compatriotas.

No hubo controversia en cuanto al carácter presidencialista del Poder Ejecutivo y a una asamblea legislativa configurada en “dos pasos”: uno de raigambre más popular (los representantes por el pueblo, análogos a nuestros diputados) y el otro de cuño elitista (los senadores, representantes de los gobiernos de cada provincia o estado) y los conocidos mecanismos de balance y el poder de veto presidencial, imprescindible para evitar que oposiciones coyunturalmente mayoritarias en el parlamento hagan inviable la gobernabilidad.

El problema medular apareció a la hora de determinar origen y composición del poder judicial, con dos abordajes claramente diferenciados y representados por dos ilustres de esa Revolución. De un lado Jefferson, una suerte de progresista extremo (convivía con una negra, un hecho revolucionario para la época), que quería maximizar el sentido democrático del proceso en el que estaban inmersos. Por el otro Hamilton, un personaje más conservador, vinculado a las elites económicas neoyorquinas, un Estado de peso en las decisiones.

Los encontronazos entre Jefferson y Hamilton no se limitaron a la definición del poder judicial, iban incluso más allá, en las definiciones de autonomía y grados de libertad de cada Estado. Para ponerlo en nuestro propio lenguaje, Jefferson jugaba el papel de federal y Hamilton era el unitario (unitario alla norteamericana es sustancialmente distinto a lo que vivimos acá). Para mejorar la traducción pensemos en el diálogo Moreno – Saavedra, o aún más agrietado, Dorrego-Rivadavia.

El debate entre Jefferson y Hamilton se daba al interior del congreso independentista pero también en la prensa escrita. Hamilton escribía agudos textos en un periódico llamado Federalist Papers (Diarios Federales) y utilizó ese nombre para fundar uno de los primeros partidos políticos de la historia (hoy prácticamente sin vida), el Partido Federal.

En este punto diremos lo central a este artículo: que el debate judicial, en el que Jefferson proponía un sistema republicano de cargos elegibles, con periodicidad y renovabilidad en las funciones, lo ganó Hamilton. El siguiente es un artículo de su autoría en el Federalist, publicado en 1787. Observemos lo apabullante de su punto de vista.

Si la Corte de Justicia va a ser considerada como el muro de contención de una Constitución contra excesos Legislativos, esta consideración avalará un fuerte argumento a favor de la permanencia en el cargo de los funcionarios judiciales, pues nada contribuirá tanto a esto como el espíritu independiente de los jueces, que debe ser esencial a la ejecución fiel de su ardua tarea. Esta independencia de los jueces es también requisito para defender la constitución y los derechos individuales de los efectos de esos malos humores, los cuales las artes de sus creadores o la influencia de coyunturas particulares alguna vez se diseminan entre el mismo Pueblo el cual, aunque rápidamente llegue a mejor información y más reflexión, tiene una tendencia en lo inmediato a ocasionar peligrosas innovaciones en el Gobierno y serias opresiones sobre las minorías. 

Se ha dicho que la voz del pueblo es la voz de Dios y aunque generalmente esta máxima ha sido citada y creída, de hecho no es verdad. El Pueblo es turbulento y cambiante, raramente juzgan o determinan correctamente. Demos entonces a la primera clase una participación diferencial y permanente en el Gobierno. Ellos monitorearan la volatilidad de aquel y, como no pueden recibir ninguna ventaja a cambio, siempre mantendrán el buen gobierno. Puede una asamblea democrática que se recrea anualmente en las masas populares suponerse firme para perseguir el bien común? 

De aquellas discusiones, de aquellos prejuicios desembozados, una línea ortogonal a nuestro presente, 230 años más tarde, ocho mil quinientos kilómetros más lejos.

El establishment, de la mano de Hamilton, encontró un sitial indiscutible en la cumbre del poder político, garantizándose para sí permanencia, un poder de veto incontrastable y una intangibilidad notable.

La línea antedicha une aquellas discusiones con la promulgación de la constitución argentina en 1853 y su réplica de 1994, que en lo esencial no modificó ninguna de las instituciones republicanas.

Un forma clave para detectar nichos en los que el poder fáctico opera con comodidad y autonomía radica en el grado democrático de origen.

Preguntarse quién, cuándo y cómo votó un Fayt, una Gils Carbó, un Nisman.

Preguntarse quién, cuándo y cómo voto a las autoridades del Fondo Monetario Internacional y sus socios de la Troika, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo y en consecuencia qué grado de democraticidad tienen las políticas que pretenden imponerle a Grecia, por poner un ejemplo caliente en estas horas.

Preguntarse quién, cuándo y cómo vota las autoridades de la OCDE, o del Foro de Davos.

La lista puede seguir.

Lo que no podemos dejar pasar son las experiencias que vivimos en los últimos años, en las que se hace patente que cuando intentamos revivir a la virgen de los milagros con que se inicia este texto, los principales adversarios son, paradójicamente, los obispos del poder, que el 18 de febrero marchan por las calles de Buenos Aires para decirnos que no admitirán ninguna iniciativa que provenga del demos.





martes, 3 de febrero de 2015

Troika Terminator



La que sigue es la traducción de lo que publicó el actual Ministro de Finanzas griego en su blog el 22 de febrero de 2013, cuando las posibilidades de acceso al poder de Syriza eran todavía una ilusión y las probabilidades de que Yanis Varoufakis accediera a aquel cargo eran una ilusión al cuadrado.

Durante seis décadas Alemania estaba siendo mimado por una América hegemónica que perdonó el pago de sus deudas de guerra, la contracara de los planes aliados diseñados para inutilizarla por vía de la desindustrialización y, por encima de todo, generarle demanda mundial constante que permitió a los fabricantes alemanes concentrarse en producir eficientemente mercancías deseables y de calidad.

Después de haber dado todo esto por hecho durante demasiado tiempo, las elites de Alemania se encuentran ahora con que es conceptualmente difícil llegar a un nuevo acuerdo de qué es lo "normal":
Un mundo en el que ya no es posible sostener suficiente demanda agregada por los Estados Unidos o cualquier otro bloque, y en la que Alemania ya no puede garantizar la demanda de sus bienes.

Un mundo en el que no hay espacio para una zona euro que opera como una Alemania expandida.
La imposición de la disciplina de mayor austeridad alemana sobre los países europeos más débiles, que carecen de compensación para contrarrestar la recesión asimétrica resultante es la lamentable y peligrosa consecuencia de un orden mundial ya obsoleto, construido por los Estados Unidos. Resultado de una atrofia mental causada por Estados Unidos actuando durante demasiado tiempo como padre sobreprotector.

Será un tiro por la culata que ocurrirá con precisión matemática, causando mayores ratios deuda-ingreso y menor dinamismo económico en toda Europa. Ya es tiempo, por lo tanto, para un cambio de Gestalt de una Alemania hegemónica y autoritaria. Europa necesita una Alemania dispuesta a hacer este cambio y, de hecho, lo mismo necesita Alemania.

Pero qué hará una Alemania hegemónica? Se preocupará por algo más allá que la rectitud fiscal y las reformas de mercado. Se sabe que un suministro de productos de alta calidad no crea automáticamente su propia demanda. Deberá entusiasmarse por diseñar, como hizo Estados Unidos en la década de 1950, un Programa de Recuperación PanEuropea que restaure la demanda de los bienes que Europa necesita y Alemania produce.

Y si Alemania tratar de emular a los Estados Unidos? Alemania no tiene la capacidad de hacer lo que Estados Unidos llevó a cabo desde 1980 hasta 2008, es decir, funcionar como una aspiradora gigante que chupar hacia su territorio las exportaciones netas de otras naciones, a costa de déficits cada vez más amplios.

Tampoco se debe esperar que los contribuyentes alemanes reactiven la burbuja que estalló en 2008 (en sus propios bancos, en el Estado griego, en los mercados español e irlandés de bienes raíces, etc.) Las burbujas reventadas deben permanecer… reventadas. Pero mientras una Alemania hegemónica encontraría la manera de canalizar las enormes reservas de ahorro estancadas en inversiones productivas en la periferia europea se producirán los ingresos que deben pagar las deudas y mantener el nivel de demanda intraeuropea empresas alemanas necesitan para seguir siendo competitivos tanto dentro y sin Europa.

En cierto sentido, una Alemania hegemónica estará jugando el papel de Washington en la década de 1950, la adopción de una política activa de reequilibrar la economía de Europa a través de un reciclaje de superávit eficaz. Pero, ¿cómo se puede lograr esto, cuando Alemania no puede darse el lujo de dar rienda suelta a un Plan Marshall? ¿Qué instituciones requeriría este reciclaje?

Dos cosas están claras: Alemania no debe confiar en el nexo fracasado entre los gobiernos nacionales y de Bruselas, que ha sido responsable de los usos ineficientes y corruptos de los fondos estructurales de la UE. Además, es inútil intentar moverse en una dirección federal, una medida para la que los pueblos de Europa no están preparados y cuyo ritmo glacial será superado seguramente por esta crisis galopante. ¿Hay una tercera vía? Sí, la hay.

Alemania debería tomar otra hoja del New Deal que lo puso en el camino de la recuperación hace tantos años: Europa necesita su propio New Deal, financiado por una nueva clase de instrumentos públicos. Alemania puede realizar un programa de recuperación centrado en el Banco Europeo de Inversiones. El BEI ya tiene un historial probado de creación de mercados de liquidez para los instrumentos de deuda que financian proyectos exitosos. En colaboración y apoyo del Banco Central Europeo, una asociación BEI-BCE tiene la capacidad de dinamizar montañas de ahorros hasta ahora asentadas sobre criterios puramente bancarios, con una mínima participación de los Estados miembro y sin necesidad de cambios en el Tratado.

Todo lo que se necesita es la decisión alemana de pasar del pánico autoritario a un auto-interés iluminado.

Este señor, con esa racionalidad y consistencia traducida por esas publicaciones, está liderando la estrategia de renegociación de la deuda que los gobiernos antecesores tomaron con distintas instituciones financieras europeas y globales, que la pusieron en el 176% del PBI griego.

Estrategia que inició identificando y aclarando cuáles son los verdaderos interlocutores en la discusión, que el poder financiero subsumió en la denominada Troika Europea (Comisión Europea CE + Banco Central Europeo BCE + Fondo Monetario Internacional FMI) y que él, en una conferencia de prensa junto al Presidente del Eurogrupo, se encargó de deconstruir: los acreedores son los que prestaron y no un entente informal creado por el BCE al sólo efecto de imponer planes de austeridad estándar en todos los países deudores. 

El video que sigue es el momento de la respuesta de Varoufakis a una pregunta dirigida exactamente a ese punto, central en las posibilidades de éxito de su negociación, vale la pena verlo y disfrutar caras, silencios, gestos y semblantes durante el minuto que dura.