sábado, 18 de septiembre de 2010

AUH 2




En un post anterior nos manifestábamos en pos de que se abriera un debate respecto del alcance de la AUH.
En ese debate se vuelve insoslayable la discusión en torno de la universalidad, y su contraposición con la focalización de políticas específicamente destinadas a revertir la situación de pobreza en la que se encuentra una parte (demasiado importante todavía) de argentinos.

Hay argumentos muy válidos en favor de la focalización y en contra de la universalidad.

De alguna manera (y como reafirmación de tal postura), si tenemos que definir sintéticamente qué es una política redistributiva diríamos que se trataría de cobrarles a los ricos para transferirles a los pobres. La universalidad no cumple (a priori) con esta premisa.

Sin embargo, nos parece que todavía estamos en una etapa previa a la de abordar esa discusión. Nos encontramos con una idea de Estado que estableció  sus postulados sobre seguridad social en un mundo distinto al actual.

Partimos entonces de una situación básica de desigualdad. Porque la seguridad social, desde el estado, estaba pensada para una sociedad en la que imperara el pleno empleo. Entonces, un trabajador registrado cobraba asignación para su hijo; el emergente social de los cambios de contexto, o sea, el trabajador informal o el desempleado, no tenía prevista la misma cobertura.
La AUH sirve para subsanar esa desigualdad de inicio. No es, ni más ni menos, que extender los postulados de seguridad social para alcanzar la cobertura de actores sociales "nuevos".

Este reconocimiento alienta el elogio: es maravillosa la AUH. Y éste elogio es un guiño en favor de la vocación de universalidad: darles a los que no lo tienen (que encima son pobres), aquello que tienen los demás. Es una especie de reparación.
Pero también exige una responsabilidad: porque no alcanza. Decir esto no es menoscabar el esfuerzo increíble por ir de a poco llevando a cabo la titánica tarea de reconstruir un Estado deconstruido y, al mismo tiempo, adaptarlo para que dé abasto en una situación distinta.

Por el contrario, nos tiene que servir para darnos cuenta de que tenemos que enfrentarnos incluso a prejuicios propios, tan arraigados que hasta se nos han naturalizado.
Después de estos últimos años de historia, nos hicimos una idea de Estado (insisto con lo de "idea", no hablo de las deficiencias) que lejos de reconocer la desigualdad intrínseca que genera el modo de acumulación capitalista, y actuar en dirección contraria, está pensado y diseñado para operar en la misma dirección. Un ejemplo: resigna recursos en exenciones de impuesto a las Ganancias, que a otros les niega en simples asignaciones familiares. La simple reparación de esta desigualdad ya nos pone en pie de debate.

La AUH como derecho, entonces, es imprescindible. No para regocijarnos en la espera de que nos lleguen los laureles por haberla concebido. Sino para propiciar la recuperación de esa igualdad de origen perdida, que nos permita ya sí empezar a ver cómo construimos una idea de Estado distinta. Una idea de Estado que contrapese parcialmenteel sesgo inevitablemente desigual de la matriz distributiva en una sociedad capitalista. En ese espacio operan (irremplazables) las políticas focalizadas.
 

4 comentarios:

guido dijo...

Muy bueno, Mariano. Y en ese sentido sigue siendo un problema el discurso de buena parte del oficialismo. No ya, como mencionabas la otra vez, que se venda como plan social lo que es un la recuperación de un derecho conculcado. Sino, además, que ese "plan" se venda a partir de su oposición a las políticas focalizadas y el "clientelismo". Me parece que hay aquí un nota desafinadísima en el PEN. La inconsistencia entre un decreto que subraya claramente que las AS familiares son un derecho de los trabajadores que estaba siendo birlado y funcionarios que te lo venden como un plan trabajar extendido deben corregirse ya. Por ahí me pierdo pensando en discursos, pero creo que acá estamos tirando al tacho un gran herramienta para construir hegemonía posta posta, de esa plantea su agenda, en lugar de discutir la de otros.

abrazo

Mariano dijo...

Guido:
Bueno, una idea que podría empezarse a desplegar es la de que se puede conjugar la AUH con políticas focalizadas (de hecho algunas de estas existen, y son criticadas por algunos como clientelares).
Igual, Guido, veamos la parte buena. Siempre es más fácil mejorar lo existente que crearlo.
Un abrazo (y gracias por comentar).

Reinaldo Larroudé dijo...

"Hay dos tipos de escritores geniales: Los que piensan y los que hacen pensar".

Este texto combina ambas cosas.

Mariano dijo...

Reinaldo: bueno, yo le agradezco, pero, qué sé yo...
Un abrazo.