jueves, 11 de julio de 2013

Nudos


El macrismo se encamina lenta pero irreversiblemente a una gigantesca encrucijada electoral. Llegados a este punto, ya nada podrá evitar que el partido creado por el Jefe de Gobierno más fresco y descansado que tuvo la ciudad, quede atrapado en una paradoja espacio-tiempo de la que sólo podrá desanudarse apelando al asesoramiento de Melchor, Gaspar o, si dejamos de lado el sectarismo, del mismísimo Baltasar.

Y conste que no hablamos de alianzas electorales. Ni de estrategias de seducción de grandes Massas. Ni de intrincados juegos de carambola en el paño de la preferencia de los ciudadanos.

Nada de eso.

Eso ya es una causa casi totalmente perdida que sólo muestra signos vitales gracias a la delicadeza de Massita de incluir tres candidatos Pro en su lista del Frente Renovador, tres candidatos que ningún personaje que haya fatigado corrillos políticos en los últimos 10 años se animaría a decir de corrido, sin repetir y sin soplar.

El macrismo trabaja a todo pedal para terminar antes de octubre la obra símbolo con la que piensa demostrar a carta cabal que es un ejemplo de gestión, de eficacia y de operatividad en la ciudad de todos los argentinos.

Hablamos del Metrobus de la Avenida 9 de Julio, que se estima transportará unos 200 mil pasajeros diarios entre la zona sur y su antipódica Recoleta, moviendo trabajadores, estudiantes, profesoras de yoga y empleados de super chino. En el apuro se les escapó un pequeño detalle. Algo que le pasa a cualquier estadista.

Para evitar modificaciones mayores en la estructura de los colectivos, algo que sus dueños por supuesto no admitirían, y poder permitir el ascenso y descenso sencillo, los vehículos afectados al recorrido deberán transitar los carriles especiales de manera inversa al sentido del tráfico de la mano que recorren. Es decir que para ir en el sentido Av. del Libertador hacia Independencia, nuestros bondis lo harán sobre la calzada que lleva el tráfico particular en el sentido inverso. Hasta aquí ningún problema, dirá usted, si están tomadas todas las medidas para que ningún colectivero pasado de copas repita in vivo el chiste del gallego que, escuchando en la radio que alguien ha entrado de contramano en una avenida, se queja de que son montones. Ningún problema diremos también nosotros.

Aquello para lo que ya están preparándose delegaciones de japoneses jubilados que prefirieron este paseo antes que la ruptura del Glaciar Perito Moreno, mochileros alemanes en ojotas y raids de centenares de motoqueros que ya abandonaron Texas para llegar a tiempo, ocurrirá en el encuentro de las avenidas San Juan y 9 de Julio, punto en el que el coloríncolorado el chistecito del metrobus se ha terminado y esos armatostes llenos de pasajeros cansados de trabajar y con ganas de llegar a casa, pretendan que los dejen en las veredas de Estación Constitución.

Los cartoneros de San Telmo damos fe de que no se está realizando ninguna obra que resuelva de manera, sino elegante, al menos eficaz, la conexión entre aquella esquina y la Plaza, dilema agudizado por la presencia inmutable de la Autopista 9 de Julio Sur que cada mañana aporta miles de vehículos a la ciudad y cada tarde les sirve como escape.

Estamos sacándole brillo al chulengo para venderle jugosos choripanes a noteros, viejas con ganas de cruzar la calle, pasajeros afectados, transeúntes, turistas y miembros de Fuerza Bruta que vendrán de donde estén a ver el embotellamiento más grande del mundo.

Y todo para festejar la lamentable performance del Pro en las elecciones.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Corrección: "Y todo para festejar la excelente performance del Pro en las elecciones, que volverá a ganar por los siglos de los siglos, mientras un sólo K siga respirando". El odio le gana por goleada a la gestión.

Anónimo dijo...

Si, como la aplastante victoria del PRO en octubre del 2011 que consagró a Mauricio presidente y a Horacito jefe de gobierno. Ah no, pará.

tiovik dijo...

...mírele el lado positivo don cartonero, sera la esquina elegida por todos los suicidas del planeta y zonas aledañas...

El ojo estrábico dijo...

Se me había escapado el tema del sentido de circulación del Metrobus lo cual implica que tienen que cruzarse los colectivos en algún momento.

Otro tema que me parece que han subestimado es que cuando se baja del bondi en una parada normal, algunos cruzan pero otros doblan sin cruzar. Acá todos tienen que cruzar para un lado o para el otro. Y no parece que los andenes sean lo suficientemente anchos para la cantidad de pasajeros. Hay que esperar para ver como funciona, esperemos que sean cosas salvables.