A pesar de las manifestaciones, la reaparición de
los trabajadores en la calle, las expresiones contra un Presidente en una
terminal automotriz o contra un Gobierno en el recital del Indio, a pesar del
ruido, para quienes vivimos en el microclima de la política hace muchos meses
que el ágora argentina parece haber entrado en modo pausa, stand-by. Asimetría confusa
entre demostración y negociación.
Porque una cosa es esa siempre festejada, saludable
voluntad argenta de reclamar que nos devuelvan lo que alguna vez pudo haber
sido nuestro y otra cosa es la política como red de negociaciones febriles, de visitas
contingentes, de clanes expectantes y deseosos que surcan el aire hacia Puertas
de Hierro reales o deseadas, buscando un interlocutor que les libere pista y
luego, a cambio, les pida algo.
Estamos terminando el marzo de un año electoral (para
nosotros los intensos el año termina en octubre) y las roscas parecen freezadas
por el desencanto de un hada que nos dejó a todos durmientes y no tan bellos.
Algo similar a lo que nos pasaba de pibes, cuando
jugábamos a la cinchada: elegíamos bandos y tras algunos reacomodamientos
iniciales, llegaba el primer encontronazo, un ensayo de la primera tensión.
Luego, alguien se sumaba, alguien pensaba una táctica, y ahí sí, la tensión
aumentaba hasta un clímax en el que todo parecía detenerse y la moneda quedaba
congelada en el aire: podrán triunfar unos, o los otros, o puede pasar que la soga
se rompa dejando a todos, sin excepción, en el piso, magullados.
Ese "slow motion" está, pero en la
superficie. Cuando uno se sumerge en las profundidades, donde moran los deseos,
los odios y las voluntades tácitas de los actores, allí las cosas son siempre frías,
oscuras, abrumadoras.
El punto cuspidal de la batalla más importante en
el contexto político actual se está dando, sordamente, en este momento. Raramente
en Argentina, esa batalla no tiene al Gobierno como protagonista. La alianza
Cambiemos no ha sido invitada a participar para ninguno de ambos bandos, aunque
creé que está jugando a la gran política apoyando a uno u otro. Alguien debería
contarles que cuando la Gran Pulseada se resuelve, le toca el turno a ellos. La
costumbre peronista de ir por los oportunistas.
Pero no dediquemos mucho más a Cambiemos: daños
colaterales que debe asumir una sociedad cuando quiere ponerle fin a un régimen
que la agotó. Lo que aquí se llama Macri en otras latitudes se llama Trump.
Volvamos. El choque que rige nuestros destinos viene
ocurriendo en el mundo abisal, entre ese kirchnerismo acidificado que
llamaremos cristinismo y eso otro que llamaremos peronismo. Alguien dijo, con
poder de síntesis, K no P versus P no K.
Por un lado el cristinismo, que es votos sin
estructura, y que ha decidido no hacerse cargo del pasado ni del presente: camino
al futuro sólo profundizará encarnizadamente su táctica agonal, napoleónica,
inopinable: los que no se sumen deberán suturarse el orto, es la consigna.
Por otro lado el peronismo silvestre, que es
estructura sin votos, y que frente a la ruptura con las tradiciones peronistas que
le planteó el cristinismo, ve complicarse su futuro, porque el peronismo se
toma en serio eso de mantenerse en el poder, y es filoso e intuitivo a la hora
de elegir quién lo llevará a la Rosada.
Desplegada (e irreversible) la ruptura cristinista,
le queda a los territoriales, a los sindicalistas, a los movimientalistas la difícil
tarea de reunificar. Porque conocen la verdad 21: sin el peronismo no se puede,
con el peronismo no alcanza (y donde dice peronismo puede reemplazarlo por
kirchnerismo).
Y si la reunificación no es persuasiva, entonces es
disciplinaria. Deben identificar, seleccionar y aplicar instrumentos que sean
funcionales y eficaces en la tarea de domar al cristinismo (ustedes pensaron
que el 7 de marzo la CGT le mostraba músculo al gobierno? bueno, "las
bases" también; pero lo que vimos fue una bestia torpe y fuera de timing pavoneándose
frente a CFK).
La regla es: si CFK maximiza su carta troska (y
Roberto Navarro como speaker la caricaturiza de manera impecable, gritándole al
televidente filo K para que se levante, termine su vodka, tome la kalashnikov y
salga a tomar el Palacio de Invierno) en ese escenario la dirigencia peronista debe
elegir cómo responderle: gobernabilidad al macrismo fue la jugada anti-cris del
2016.
Como blindaje peronista actúa la inoperancia
oficial: "hicimos lo que la sociedad indicó al darle la presidencia a
Macri". Serán, finalmente, Mauricio y su banda quienes carguen con la
responsabilidad de la agenda contra natura que promueven (y parece que hasta
ver sangre no paran). Recordemos que desde el Palco de la Rosada en la Pascua
del 87, Cafiero se fue a su casa. Alfonsín, sin embargo, corrió a encontrarse
con doña Híper.
Estos 15 meses de gobierno de Cambiemos, en los que
la noticia buena fue mala (la economía) y la noticia mala fue buena (la
política), no fueron (socialmente) "mansos" por la capacidad de tejer
y rosquear del gobierno de los CEOs. Fue, la reacción peronista en espejo contra
el cristinismo la que los puso al lado de la mesa de sanguchitos amarillos.
"No es grave" razonan los viejos lobos del PJ. No lo es, coincido:
soldado que huye sirve para mil batallas.
Esta pulseada cristinismo-peronismo, incluso con
alianzas y rosquitas intermediarias, es profunda y todos somos sus súbditos. Juegan
atados a una carga de dinamita con mecha encendida, gana quien la tenga más
larga... la mecha.
Detallemos. Para el cristinismo, el avance de la
chispa es proporcional a la erosión de estructuración política que instrumente
su caudal electoral (que no se traducen necesariamente en pérdida de votos). No
es lo mismo el kirchnerismo que llega al acto de despedida del 9 de diciembre
2015, dueño total de la calle, que la segunda semana de marzo de 2017, con tres
actos masivos en 3 días consecutivos sin intervención kirchnerista. Su jugada
de adolescente rebelde se tradujo en una centrífuga de estructuras.
Por suerte aparecieron las encuestas favorables a
CFK en PBA camino a octubre, un bálsamo, un torniquete que le pone freno al
desangramiento que fue el kirchnerismo de los últimos 15 meses. Emociona,
activa y crea dudas entre compañeros que ya estaban cruzando el puente.
Para los silvestres la longitud de la mecha la define
el malestar y la reactividad social provocados por la agenda ácida del gobierno,
que ellos necesitan avalar odiosamente.
Hagamos como los economistas, ilustremos con
condiciones pari passu (Griesa maldito) en los extremos: si la situación social
estuviese contenida ad infinitum, el kirchnerismo del futuro implota en un
ascensor; nadie banca la estrategia de liderazgo iluminado si no tenés poder
para ofrecer. Si, por el contrario, la situación social hiciera volar la tapa
de la olla por los aires, el peronismo silvestre va todo junto en un ascensor a
rendirle honores a Cristina.
La realidad, como siempre, elude a los economistas
y su pari passu y va buscando camino entre los grises. Pero los sucesos del
acto de la CGT el pasado 7 de abril demuestran que el parámetro "situación
social" se acerca y favorece a Cristina. Eso fue lo que vimos: dirigentes
peronistas de larga trayectoria que llevaron la tensión a un extremo que el
2017 ya no se banca.
Y, para peor, al potenciómetro de la
"situación social" lo maneja el gobierno, que juega al suicidio y no
para de darle rosca y rosca salvajemente a la derecha: echan uno del Pami que creyó
que no convenía seguir impactando jubilados, proponen sacarle la personería
gremial a un sindicato docente y lanzan un globo de ensayo mediático de
encarcelamiento de Cristina. "Gracias, muchachos, no ayuden más"
piden los compañeros.
Comprendieron, después de DiagonalSur, que la estrategia
(reactiva) que diseñaron para la Madre de Batallas, darle sustentabilidad a
Macri, llegó a su fecha de vencimiento. Macri YA es "envase dañado".
En este momento en la CGT y, por extensión, en el PJ han puesto un cartel
enorme en la puerta: en él se lee "Recalculando".
Un detalle sensible agrava la capacidad de fuego de
este peronismo agazapado. Una falla en su cadena cromosómica se hace evidente: en
estos meses no ha germinado ningún liderazgo que permita avizorar las calles de
acceso al poder. Creen confirmado que no es Cristina. Pero no tienen una
alternativa. Un síndrome peligroso en el Partido del Orden.
Massa avizoró esta vía y la llamó Ancha Avenida,
pero no supo transitarla, desde la curva de Davos pegó demasiadas veces contra
el guarda raíl de la derecha. Interesante ver como Alberto Fernández y Felipe
Solá le tiran del volante a la izquierda mientras él mira si le llega el
whatsapp de Stolbizer. Caso cerrado.
Notablemente, nuestra sociedad sigue albergando
esperanzas en la izquierda, sigue creyendo que los ricos deben pagar más
impuestos que los pobres, que los delincuentes económicos son peores que los
punguistas. Y de buena gana adoptaría una agenda que en lo social, en lo
económico quedase al filo del kirchnerismo, si por favor le descuentan su
negación y esa dosis de épica triunfalista que trata de avanzar pero queda
anclada a Comodoro Py.
Hay un espacio político en busca de un líder. El
que se le anime sufrirá fuego cruzado. Pero si no estás dispuesto a eso, en qué
liderazgo estás pensando. Si banca la parada jugará un rol preponderante en la
política de los años venideros.
8 comentarios:
Siguen las curiosidades...
Resulta que CFK la troskea cuando es una de las poquísimas figuras políticas que hace oposición política sin fungir de tirabombas...
Y la vez se le confiere carater de exitosa la táctica del PJ-tismo infalible "gobernabilidad al macrismo fue la jugada anti-cris del 2016." gobernabilidad que dio como resultado el cuanto peor mejor.. ideario del.... troskismo
(buehh dejo de lado la autocrítica ad infinitum pero del otro que es el kerenerismo ¿y la de los propios que jugaron para que ese gobierno de mierda gane?.....)
Y volvemos al punto de partida: que se postule la yegua por que no hay otro....
Insisto con mi tesis, Tuiter es defoliante neuronal
Ufff... Apostaste porque ese hombre fuera Scioli y este se pego a CFK... Viste que los dos cambiaron al mismo tiempo la bio en Twitter y pusieron "militantes peronistas"?...
Jugate por Urtubey, Abal Medina O Flopi, che...
Y acordate que La Cámpora murió en Diciembre de 2015... ja...
Te falta decirle Porota a Cristina como el gordo boludo...
Alguna vez le preguntaron a Perón por qué era imbatible en elecciones y contestó "porque mis compañeros me sobrestiman y mis adversarios me subestiman..."
Creo que en el caso de CFK es exactamente al revés...
Todavía estamos esperando tu autocrítica, o la de Ricardito el Tucumano o la de Mario Paulela, o Diego Abatecola o el chupaciro de Ipradio , que nos decían que sólo Daniel Scioli de Rabolini nos garantizaba el triunfo...
¿Qué pulseada? el problema es que NO HAY ninguna pulseada. No hubo interna. Cristina les dijo que sí, sin chistar, cuando pidieron a Scioli, y perdimos como en la guerra. ¿Y la autocrítica la tiene que hacer quién? ¿Cuando la van a hacer los que perdieron?
Cada vez que se le reclama algo a Cristina por el producto resultante del 2015 es un trompazo a Scioli, a ver cuando lo van a perdonar por haber perdido. No es culpa de él, es culpa de los que pidieron que fuera candidato. Lo único que falta que la "culpa" la siga teniendo CFK por haberles dicho que si.
Perdonen a Scioli muchachos, ya está. Hagan la autocrítica de una vez por todas. Y a otra cosa.
Yo creo que acá esta casi todo dicho :
"Cada vez que se le reclama algo a Cristina por el producto resultante del 2015 es un trompazo a Scioli, a ver cuando lo van a perdonar por haber perdido. No es culpa de él, es culpa de los que pidieron que fuera candidato. Lo único que falta que la "culpa" la siga teniendo CFK por haberles dicho que si."
Que pensara de esto Contradicto ?
Sin ánimo de confrontar sino más bien de señalar complejidades, hay que decir que algo de responsabilidad cabe en haber llegado al 2015 sin un candidato más potable que Scioli. (Que Randazzo no estaba a la altura de demostró a posteriori.)
Seguis pensando que Mancuso será el futuro presidente de la Nación?
Publicar un comentario