lunes, 14 de septiembre de 2009

Crisis mundial: ni breve ni leve

Hoy se ha recordado el primer aniversario del "inicio" de la crisis mundial en curso. Efectivamente, hace un año justo la hasta entonces poderosa firma financiera Lehman Brothers se declaró en quiebra y tras ella se hundieron en seguidilla bancos, aseguradoras y operadores financieros.












Pero esta conmemoración se come un añito completo de crisis financiera. Es cierto que setiembre de 2008 marcó el comienzo de un derrumbe que trascendió a Wall Street y arrastró a Main Street (la economía real, en el argot económico norteamericano). Pero la crisis, en realidad, había empezado un año antes, en agosto de 2007. En los primeros días de ese mes quebraron en serie importantes firmas de crédito hipotecario de los Estados Unidos y las primeras olas del tsunami financiero llegaron a Europa por un banco alemán con inversiones en las hipotecas de baja calidad norteamericanas.


Así que, en realidad, hoy la crisis cumple dos años, un mes y dos semanas. Y no ha terminado. Un analista la da por terminada porque el crecimiento de China más que compensa la caída de los EE.UU., Europa y Japón. Por eso, también, califica a la recesión como "breve y leve". Interesante procedimiento de manipulación. Mientras las mayores economías del mundo siguen cayendo y millones se agregan a las listas de desocupados, el hecho de que un puñado de países periféricos hayan evitado el derrumbe y sigan creciendo sirve de maquillaje para ocultar la seriedad de la crisis. Porque, para que el maquillaje funcione, hay que recurrir al procedimiento estadístico de promediar. El producto mundial crece, por lo tanto terminó la recesión.


Pero esta es una jugarreta improductiva. Los países que siguen creciendo o que han vuelto a crecer lo hacen a tasas muy inferiores a las que tenían hasta 2007. Y la debilidad general de las economías centrales no permite esperar que esas tasas mejoren sustancialmente.


Hoy, el presidente norteamericano Barack Obama pronunció un discurso con centro en la cuestión de la crisis económica. "El presidente Barack Obama advirtió severamente a Wall Street que no se vuelva al tipo de conducta irresponsable y descuidado que amenazó al país con una segunda Gran Depresión. Aunque señaló que la economía y el sistema financiero de los EE.UU. están saliendo de una espiral descendente, Obama advirtió a los titanes financieros el lunes –el primer aniversario del colapso de Lehman Brothers– que no pueden esperar más salvatajes".



La verdadera situación, tal como se la siente en las entrañas de la economía yanqui y no desde una confortable oficina en Buenos Aires, explica los desalentadores resultados de una encuesta de Associated Press-GfK, conocida hoy mismo en los EE.UU. "Un año después de que Wall Street se tambaleara al borde del colapso, siete de cada diez norteamericanos no confían en que el gobierno federal haya establecido medidas de prevención para evitar otro derrumbe de la actividad financiera (...) Aún más –80 por ciento– califican a la situación económica como mala (...)".



Los indicios de freno a la caída y tímidos intentos de recuperación, tan festejados por los funcionarios de los organismos financieros internacionales, en el mejor de los casos auguran un largo período de crecimiento débil en las economías más ricas, de una crisis social de pronóstico incierto y de graves dificultades para los países de Europa Oriental, que en esta oportunidad ocuparon el lugar de "pato de la boda" que tradicionalmente nos tocaba a los latinoamericanos.



Justamente, con China, Rusia e India, un puñado de países latinoamericanos han podido pasar la crisis con menores daños y encarar ya la recuperación. Esto no es un hecho gratuito ni un regalo del Cielo: tiene que ver con el abandono de las políticas económicas neoliberales y la relativa desconexión de los mercados financieros mundiales y su principal agente, el FMI.



Es verdad que no hubo, y no podía haber, el famoso "desacople" que actuó unos meses como espejismo. Pero sí hubo un sistema inmunológico más robusto, que permitió evitar los niveles de caída de los países centrales.



La recesión mundial parece estar superándose lentamente. Tal vez, hacia fin de año la economía mundial retome el camino de crecimiento. Pero lo hará con la lentitud de un caracol, no con el ímpetu de un potrillo.



Como de costumbre, Carlos Gardel se adelantó a su tiempo y le dedicó este tango a la crisis actual.
Actualización
El presidente de la Reserva Federal (el banco central de los EE.UU.) confirma aquí el pronóstico sobre las perspectivas de crecimiento hecho por este blog ayer.
Otro que se suma
Decididamente, este blog empieza a marcar tendencia. El director del Fondo Monetario Internacional se ha dado cuenta de que va a quedar en ridículo si no se suma a los pronósticos económicos que aquí se publican.

5 comentarios:

Laura dijo...

Chiste fácil: No me canta los números del quini del domingo? Pago un asado, no hay problema....
(Felicitaciones, no es sencillo lo suyo)

Quilmeño dijo...

Andres:
Me gusto la frase de Bernanke : La comunidad de especialistas en pronósticos.
Seria bueno saber que nivel de aciertos tiene.No se,pero me parece que medio poquito,no?

Andrés el Viejo dijo...

Laura:
Si yo pudiera prever los números del quini, no hará falta que me pague un asado. Pago yo un asado para usted y toda la blogosfera. Lo mío no tiene tanto mérito, pero si usted quiere atribuírmelo, le aseguro que mi modestia no es suficiente como para rechazar el elogio.
Quilmeño:
Cuando empezó la crisis, todos se alegraron de que al frente de la Fed estuviera Bernanke, porque es uno de los mayores especialistas en la Depresión de los 30. De algo sirvió, porque acotaron los daños. Pero en cuanto a prever, nada. El sabe mucho más que yo, eso es seguro, pero le falta un marco teórico del funcionamiento del capitalismo actual. Así es difícil ver la pared de gomas hasta que uno se la lleva por delante.
Saludos y gracias por visitar

Mariano dijo...

Uy, Andres. Te pusiste a pensar con quién estás coincidiendo?
Abrazo.

Andrés el Viejo dijo...

Primero: yo no estoy coincidiendo con ellos. Ellos me copian el pronóstico.
Segundo: que copien mi pronóstico no significa que tengan la misma percepción que yo sobre las causas de la crisis y medidas para resolverla. En esos dos aspectos, continúan propagando falsedades y confusión de las que yo no tengo que hacerme cargo.