martes, 16 de marzo de 2010

Lucas (nuevo periodismo)


Lucas es un pibe joven que está haciendo carrera en el periodismo político. Ya tiene algunos espacios interesantes en medios masivos. Radio matinal, diarios de tirada nacional, notas free lance en diarios del interior, nada mal.

Lucas representa a una nueva generación del periodismo, que debería venir detrás del mascarón de proa de los ideales y la vitalidad, a insuflarle aire fresco a los micrófonos y las prensas. Al menos eso nos encantaría a nosotros, que lo seguimos, a él y a un montón de periodistas de su generación que están tratando de hacer las cosas bien.

Pero Lucas comete un pecado viejo y desgastado. El lugar común, la muletilla o el anecdotario cuando un periodista hace una semblanza sobre un personaje de la política, si no son originales y no están bien enmarcados, dejan de describir al personaje en cuestión y empiezan a caracterizar al escriba. Como esos cuadros hermosos y carísimos que uno encuentra en las casas de los nuevos ricos, rodeados por un marco estrambótico y luces psicodélicas que nos dicen más del propietario que del pintor.

Si cada vez que me refiero, como periodista, a las declaraciones y los dichos de Alejandro Rossi respecto de su propuesta de reforma de algunos estamentos del poder judicial de la misma manera que titulan Clarín y La Nación (“polémico intento de controlar a los jueces”, “iniciativa fascista”, “intento de coerción y amenaza”), lo único que estoy haciendo es dibujar una caricatura de mí mismo.

Si lo escuchamos a Lucas, nunca sabremos qué dijo exactamente el diputado Rossi. Tampoco sabemos cuándo y en qué contexto lo hizo. Y tampoco nos enteramos de lo más importante: por qué lo dijo.

Si quiere juntar quilates para el futuro, Lucas tiene que laburar un poquito más. Tiene que investigar y poner dentro de contexto lo que la Cadena Nacional de la Gente Linda deliberadamente sacó de él. Por que, digo, a cualquiera que lo razone 7 segundos le va a sonar un poquito raro que un diputado nacional se pregunte con quiénes se casan los jueces.

Puede, por ejemplo, solicitarle un reportaje a Alejandro Rossi quien, seguramente, se lo va a conceder. Por que Rossi sólo se come crudos a los jueces. No a los periodistas. Todavía.

Y si la nota va al aire en “No Somos Nadie”, el programa radial de Rock and Pop en el que es columnista de JP Varsky, sería ideal que Lucas se prepare. Que consiga data. Que desmenuce, analice, haga síntesis y saque conclusiones propias en lugar de replicar la malaleche de otros. Porque va a tener en suerte un interlocutor formado, agudo y que sabe de lo que habla. Que hace diez años que está metido en temas de ordenamiento y mejora judicial. Caso contrario lo van a someter a un baile argumental de esos en los que terminás dando vergüenza ajena.

Por lo pronto, Lucas puede empezar preguntándose por qué un sistema judicial que se regula con un cuerpo legal único y uniforme ofrece sentencias distintas a dos pedidos de aborto por parte de dos nenas violadas y embarazadas por sus padrastros? O por qué dos delitos idénticos encuentran dos sentencias bien distintas en los estrados judiciales? Y si es lógico y deseable para los habitantes de este país, sometidos a una única e inabordable justicia, que esto sea así?

Lucas, de onda, pinchá acá. Gratis.




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2 comentarios:

Anónimo dijo...

http://www.saberderecho.com/2010/03/tomarle-examen-los-jueces-un-proyecto.html

Mendieta dijo...

Jua. Casi entro.