viernes, 17 de junio de 2011

Paleanding the ashes


La de por sí dramática situación que atraviesan los pobladores de la zona cordillerana norpatagónica (cuyo dramatismo aumenta en la medida que uno se mueve de las ciudades medianas como Bariloche hacia los pueblos más aislados como Jacobacci, Pilcaniyeu o Villa La Angostura) empeora cuando se conoce declaraciones como las que el inoperante gobernador rionegrino brindó al diario de mayor circulación region, en el que dibuja mi amigo Bob.

Dichos como los de este radical (autoetiquetado K) erosionan la moral de los habitantes de las zonas afectadas y confirman la pérdida de sensibilidad social en la que cayó el radicalismo después de casi 30 años ininterrumpidos al mando de la provincia.

Nuestra presidenta, que en nuestro entender ya debería haberse hecho presente en esta inhóspita región que siempre estuvo en los arrabales de cualquier proyecto de integración territorial, acompañada por los miembros pertinentes de su gabinete (Alicia, Manzur, Florencio y su chequera –lindo nombre para un conjunto cuartetero, también-), tiene una oportunidad irrepetible para dar una nueva clase magistral de dignidad cuando se refiere a una dirigencia política provincial que parece anclada en los 90.

Si a estas consideraciones le agregamos el hecho de que el próximo 23 de octubre, en las elecciones a gobernador, se abren posibilidades reales de que por primera vez el peronismo rompa con 30 años de las peores prácticas radicales en el gobierno, la oportunidad "paga doble".

Vamos, Cristina queremos la foto que antagonice con los prejuicios berretas de Saiz el Amargo, pala en mano y ceniza hasta el sombrero, al lado de argentinos que hacen patria todos los días en la Siberia argentina.

Remember Tartagal y las botas en el barro.



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