domingo, 8 de mayo de 2011
El purgatorio
Acá estamos, vio? Llegamos. Yo le dije que tuviera un poquito más de confianza. Por suerte me dio pelota. Disfrútelo. Admírelo. Es todo suyo. Llegamos al Purgatorio. No es hermoso?
8 años de laburo arduo y transpiración. 8 años de crecimiento “a tasas chinas”. Sin mencionar, además, 8 años de cascoteo incesante por parte de los chamanes del status quo, los alquimistas de la mentira que revolvían y revuelven el caldero hirviente de bolazos y cada tanto pretenden asustarnos con sus cada vez menos efectivos argumentejos de colores.
Se acuerdan de la editorial de Escribano en La Nación? Ellos sí que tenían claro quien era el enemigo. La mayoría de nosotros estábamos en pelotas. Y quizás no nos demos cuenta ni sea el momento de triunfalismos, pero quiero informarle a los compañeros que le estamos haciendo el ocote a un enemigo verdaderamente duro y despiadado.
Me permito un cálculo que va a bordear lo tenebroso. Digamos 30 mil desaparecidos (y dejemos que Graciela Fernández Meijide nos explique cómo se enteró de que en realidad son 8 mil… no debería ser citada por algún tribunal para dar mayores precisiones sobre la rigurosidad y el origen de su cifra?). Digamos que, de esos, 5 mil eran unos muchachones alucinados que sólo pensaban en tomar los cuarteles de invierno con la fuerza de las bayonetas, sin la mínima intención de preguntarle al proletariado hacia dónde quería ir (ya que la respuesta hubiera sido un baldazo de agua fría: “para donde dijo Perón”). Banquémonos por un segundo esa hipótesis. 5 mil que hubieran sido arrestados y sometidos a juicio por homicidios, atentados, secuestros, y la mar en coche.
Nos quedan 25 mil. Escuchó? 25 mil dije. Pibes que enseñaban a leer en iglesias villeras. Delegados que se tomaban en serio la defensa de sus compañeros porque todas las mañanas tenían que bancarse los ojos de sus compañeros trabajadores. Muchachas que curaban o mimaban en un centro comunitario. Iluminados que sabían escribir en la Remington y darle manija al esténcil. Toda gente que hoy tendría un blog o un grupo en feisbu.
Esos 25 mil nos hubieran llevado contentos a este mismo purgatorio que vivimos hoy. Se entiende lo que digo? El enemigo se cargó 25 mil almas, grandes y chiquitas, gordas y flacas, altas y bajas, con el único objetivo de prevenirnos de este purgatorio pletórico de asaditos, picados y fifty-fifty que pretendemos vivir hoy. Tal es el nivel de salvajismo y desprecio por la vida de los señores que lo encarnaban. Y lo encarnan.
Porque, ojo, no se fue ninguno. Siguen ahí. Transmitiendo sus putos genes a sus hijos y herederos.
Y son vivos, sagaces, astutos. Cuando se dieron cuenta que la muerte dejaba de ser negocio, que se convertía en lo políticamente incorrecto, cambiaron rápidamente de estrategia y se dedicaron a cooptar voluntades. No las de cualquier zoquete que caminara por la vereda. La de cuadros políticos clave de la vida en democracia que les garantizaran formas aceptables y renovadas de permanencia con el mismo oscuro y perverso fondo de siempre.
Eso que hoy les hace aclarar a algunos peronistas que durante el menemismo estaban en contra y a los radicales no les hace aclarar nada porque todavía no entienden nada y votan un 82% móvil insostenible.
Este es el purgatorio que supimos conseguir. Uno digno.
Bienvenidos.
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