Hace ya un par de días, que en el fragor de la coyuntura
política que vivimos parecen un par de décadas, venimos diciendo de modos más o
menos chanceros, irónicos, que la presa de nuestra cacería se llama Roberto
Lavagna.
Algunos sonríen, otros nos miran azorados y otros desdeñan
con displicencia. Nos parece oportuno pasar a la explicación.
En el imaginario de un sector significativo de la población
(significación que hoy se adquiere un criticismo inédito, pues podría ser la
llave del cofre de nuestra felicidad electoral) el kirchnerismo es pensado como una
cronología casi infantil en la que primero había tres cerditos, Néstor
Kirchner, Cristina Fernández y Roberto Lavagna, luego uno de ellos se fue
(Roberto Lavagna), el segundo falleció, dejando sola finalmente a Cristina Fernández. Concomitantemente
para la economía de esos ciudadanos de a pie, sus bolsillos vivieron tres
etapas: una de fuerte crecimiento, mejora de los parámetros económicos en la
que estaban los tres, luego una en la que ya empezaba a bornear el viento de
frente, arreciaba de costado y las olas como la del lockout agropecuario nos
tapaba, y esta última, larga y lánguida, en la que no atinamos a darle
continuidad a un crecimiento a tasas chinas.
Obsta decir que no acordamos un ápice con esta
caracterización, pero es lo que queda del kirchnerismo, tomado como ciclo, en
parte de nuestra ciudadanía. Es una caracterización de cómo algunas personas
entienden el pasado reciente.
Y obsta también decir que la deducción racional de esos ciudadanos de a pie es obvia: si los
mejores años de la economía kirchnerista fueron con Lavagna, entonces la clave
es Lavagna.
Como estamos embretados en un momento cúlmine para el
movimiento nacional y popular, no es el momento de emitir nuestra sincera
opinión sobre esta estilización, que dejaremos para el 23 de noviembre.
Pero innumerables leucocitos de nuestra sociedad han detectado el
rebrote neoliberal representado por el único virus que canta canciones de Queen
y han salido a las esquinas, a las plazas, a los parques, a inocularle al
organismo la vacuna anti-macrista. Eso incluye detectar al votante de Massa que
lo hizo motivado por la inclusión de Lavagna en su equipo económico.
Por su parte el pálido ha empezado a hacer gestos de acercamiento bien lejos de la timidez.
Lo único que le falta a esta receta de éxito es que el
sciolismo (y donde decimos sciolismo poco expresamente importa lo que piense el
kirchnerismo) termine la faena enviándole a la sociedad algún gesto político
fuerte de este acercamiento. Lo que los nuevos tiempos llaman “la foto”.
8 comentarios:
Que renuncie Zannini a su candidatura a vice , llamar a Lavagna para comandar el equipo económico de Scioli e iniciar un gobierno de coalición peronista.
Sino lo hacemos , gana Macri...
Y dela con Pernía ..., son tan garcas que la solución es el peronismo "pendular" (te suena?).
Ojo con romper que gran parte del 36 somos K
Pd: compañero Contradicto en la radio se los dijo una oyente NO HAY MÁS PERONISMO HAY KIRCHNERISMO
Ok, Alejandro, ok, no se ponga así.
Lo que no me queda claro es si, una vez licuado el peronismo, me convendrá afiliarme al 678ismo o a Carta Abierta. Qué ventanilla me sugiere?
O podemos hacer así... nosotros "rompemos" y ustedes ven qué votan: Macri (en despecho por nuestra ruptura) o en blanco (regalándole a DelCaño la mejor sorpresa de su vida).
Abrazo.
Marcame la diferencia entre Macri y el peronismo exoK, y te regaló los nombres a diferenciar
Está claro que hay que extremar los gestos hacia el massismo. Foto con Lavagna, besito con Solá. Por lo poco que puedo medir, el voto a Massa no es anti K acérrimo, y está bastante cerca si le hacemos los mimos que reclama públicamente Solá.
Coincido con tu diagnóstico de voto castigo, pero también ojo que en PBA hay una componente real de asociar una gobernación de gestión pobre con quien es su gobernador y nuestro candidato a presidente.
Hora de pasar con la ambulancia.
A Lavagna lo echaron, no se fue. Y tengo entendido que es un viejo rencoroso, y más vanidoso que Cristina. Suerte! La kicilonomics esta muerta de todos modos, así que da lo mismo, me parece, Lavagna que Bein.
Según Aníbal Lavagna se reunió con Néstor y le dijo que no podía apoyar a CFK contra Chiche en la Provincia por gratitud con Duhalde y de común acuerdo presentó la renuncia...
si Alejandro, si, dale, hacelo
los mejores tiempos fueron peronistas, por suerte la era de los comisarios politicos se termina, alguno sobrevivira escondido, espero coman de la misma medicina que le hicieron comer a mucha gente.
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