sábado, 11 de julio de 2009

Internas y plataforma


Los compañeros peronistas no necesitan consejos acerca de cómo manejar sus cosas. Pero a lo mejor les sirve una opinión emitida "desde afuera".

El miércoles pasado en "A dos voces" (el programa de Silvestre y Bonelli, en TN), vi el mini debate que organizaron con 4 referentes del PJ: Ramoncito Puerta, Busti, el Barba Gutiérrez y Baldomero Álvarez de Oliveira.

Escuchando estas discusiones se impone un dato que es más notorio que cualquiera: lo que se pone en juego, cada vez que se discute, es el "qué significa ser peronista", o sea quiénes son peronistas y quiénes dicen serlo, sin serlo realmente.

Así, por un lado, aparece gente como Puerta que considera "peronistas" (o factibles aliados) a empresarios exitosos que exponen abiertamente que uno de los grandes problemas de la sociedad argentina es el poder alcanzado por los sindicatos. Que detestan la organización sindical y que lo manifiestan en cada una de sus acciones cada vez que les toca mediar o enfrentar como parte algún conflicto de puja distributiva entre trabajadores y patronal.

Y hay otros (creo que muchísimos más) que honran la tradición más lejana y más cercana peronista, y consideran al movimiento obrero organizado (es cierto que con patrones organizativos determinados) ya no sé si como la "columna vertebral" en una sociedad que ha cambiado mucho, pero al menos como uno de los pilares sobre los que se asienta la doctrina peronista. Que recuperan la idea de crecimiento económico conseguido mediante la sinergia entre las organizaciones sindicales y el empresariado local, a partir de la limitación (y no ya la "eliminación" marxista) a la extracción de plusvalía. Digamos, la acumulación de capital no es un proceso al que los trabajadores son ajenos, sino que participan de él a través de sus órganos representativos, los sindicatos, aunque sin subvertir el orden capitalista de propiedad privada de los medios de producción.

La década del 90, y en realidad como corolario del proceso que se llama globalización, dejó una marca muy fuerte: la dispersión de los significados. No sólo el peronismo, todas la estructuras, todas las ideas, todos los conceptos se volatilizaron.


Bueno, tal vez estemos enfrentando hoy un periodo histórico propicio para la reconstrucción de los conceptos, después del desbande. Terminada la orgía hay que ponerse a ordenar. Y el peronismo puede ponerse a ordenar también. No tanto su estructura, que fue una de las que mejor sobrevivió a la embestida posmoderna, como su doctrina. Tal vez sea la hora de que el peronismo empiece a poner en claro desde su propio sentido qué es lo que significa ser peronista.

Creo que esto no implicaría la ruptura con la lógica movimentista. De hecho, el partido podría seguir teniendo un ala derecha y un ala izquierda, y satélites extrapartidarios alrededor de cada una de estas alas. Pero obligaría a algunos a jugar como "ala derecha" en la interna republicana.



PD: qué feo lo de Cacho cuando le dijo a Puerta: "dejanos hablar a nosotros también, vos imponés tu voz de senador, de ex-presidente, y no dejás hablar a nadie".


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buen post. bien escrito. claro y con un desafío.
Ví el programa me gustó el debate y Puerta se comportó como el millonario que va a discutir con los del conurbano que cree menos pero sabe necesita si quiere aspirar a algo. Cacho estuvo excelente lo llamo al silencio, despacito y sin gritar.
Busti estuvo más respetuoso.
Puerta grita para que nadie hable, el amigo de macri. y claro defienden los mismos intereses. saludos mery.

Mariano dijo...

Muchas gracias Mery.
Un saludo