Los señores de la otra foto son desocupados.
Obsérvese que el señor Páramo nos anuncia que en los próximos trimestres "las tasas negativas se reducirán". En castellano de la calle, eso quiere decir que va a seguir cayendo la economía, pero no tan rápido como se hundió durante los últimos nueve meses. Le preguntan por Europa, pero está claro que su "parámico" pronóstico coincide con las previsiones que los economistas de los países centrales hacen sobre los EE.UU. Y quien habla de Europa y los EE.UU. está hablando de la economía mundial.
De paso, el señor Páramo responde, sin conocerlos, a los economistas, periodistas especializados y blogueros económicos que se empeñan en desconocer el panorama económico mundial y el de los países vecinos, para adjudicar toda, completa y absoluta responsabilidad de las dificultades económicas en la Argentina a las políticas seguidas desde 2002. Naturalmente, a la cabeza de la fila se encuentra un charlatán como Cachanovsky, quien engalana con sus idioteces las páginas de La Nación. Pero detrás de este abanderado se encolumnan legiones de curanderos dispuestos a presentar sus recetas para la cura de todos los males económicos argentinos.
Lo notable es que Páramo, miembro del BCE desde hace cinco años y, por lo tanto, partícipe necesario en la banda de criminales que prepararon la crisis mundial, no saca mayores enseñanzas de sus errores pasados. Sólo el mayor realismo para leer la realidad económica internacional lo separa de nuestros compatriotas. Por lo demás, es igualmente negado para comprender las raíces del desastre.
Ante la pregunta sobre la forma en que España podría salir de la crisis actual, Páramo vuelve a la fórmula ya abundantemente aplicada durante más de treinta años: "El mercado de trabajo necesita mucha más flexibilidad". Nuevamente, hay que traducir al castellano de la calle: hay que explotar al máximo a la fuerza de trabajo. Páramo fundamente su receta con algunos balbuceos acerca de la necesidad de aumentar la "productividad".
Seamos castizos en la respuesta: gilipolleces, mamón. Si los habituales turistas que alimentan el principal sector de la economía hispana no tienen plata para irse de viaje, no importa cuánto aumentes la "productividad", porque lo mismo no tendrán plata. Reventando a los trabajadores, mamón, lo único que conseguirás es empeorar una de las causas de la crisis mundial (y de la española): la incapacidad del consumo de los trabajadores para absorber la mayor cantidad de productos que permiten los aumentos de productividad. No seas gilipollas, tío.
La monserga de la flexibilidad laboral tiene su correlato en nuestros entrañables lobbistas de la devaluación. Compiten entre sí para ver quién la tiene más grande (la propuesta de devaluación, claro). Rezongan que ir manteniendo el tipo de cambio real gradualmente es insuficiente y traba nuestras exportaciones. Lo que ninguno de ellos puede explicar es 1) cuánto mide, demostrado con números, el atraso del tipo de cambio respecto del real o del euro, para poner como ejemplo a los principales compradores de productos argentinos; 2) si la demanda mundial no está en condiciones de absorber los productos , de qué serviría bajar sus costos. Para intentar algún comienzo tímido de explicación, deberían dar cuenta de la baja de las colocaciones externas de Brasil, por ejemplo, en los rubros coincidentes con los de las exportaciones argentinas. No lo hacen, porque saben o sospechan que es inútil intentarlo. Porque saben o sospechan que de lo único que se trata es de bajar los salarios, sin ningún provecho para la producción nacional, pero mucho para las ganancias empresarias.
Gracias, don Páramo. Usted es un buen caso testigo para medir a nuestros propios especialistas. En las diferencias y en las coincidencias con ellos.
8 comentarios:
Uno de los mejores economistas de Europa González Páramo, al que por supuesto ni usted ni yo llegamos a los tobillos.
El camino subía y bajaba: "Sube o baja según se va o se viene. Para el que va, sube; para él que viene, baja."
-¿Cómo dice usted que se llama el pueblo que se ve allá abajo?
-España, señor.
-¿Está seguro de que ya es España?
-Seguro, señor.
-¿ Y por qué se ve esto tan triste?
-Son los tiempos, señor.
Ana C.:
Agradezco su información sobre la altura de los tobillos de González-Páramo, aunque me es escasamente práctico, ya que no tenía intenciones de subirme a dichos tobillos. Por lo demás, me sorprende que usted se centre en los tobillos y no le susciten ninguna reflexión los temas de fondo.
Laura:
Gracias por el aporte. Efectivamente, son los tiempos.
Desde el talón de Páramo sospecho que Andrés nos quiere convencer que los economistas como el miembro (con perdón de la palabra) del BCE nos quieren hacer pasar ideología por ciencia. ¿Será?
Udi:
A usted no hay manera de esconderle un secreto.
Mire, Andrés, como lo dice bien González Páramo, el modelo de mercado laboral de España no es exportable, mientras que sí lo es su modelo de regulación financiera. Nadie en su sano juicio reformaría un mercado de trabajo para que se parezca al español, pero sería una buena idea reformar los financieros para que sí se parezcan.
Ah, EL modelo de mercado de trabajo es el danés, dicho sea de paso.
Y el kirchnerismo es modelo de hacer todo mal, así que no lo ponga de ejemplo.
Ana C.:
Nadie en su sano juicio reformaría el sistema laboral español, en el mismo sentido regresivo en que se lo ha reformado durante las últimas tres décadas. Nadie en su sano juicio imitaría ese sistema, basado en la desocupación estructural y la precarización y flexibilización del trabajo. El señor G-P propone justamente ir aún más allá por ese camino. ¿Le sorprende que a mí me parezca una porquería esa propuesta?
No sé a qué viene que yo ponga de ejemplo al kirchnerismo, puesto que no lo hice. Si se trata del régimen laboral, sin embargo, le aviso que ha hecho lo mejor que hizo gobierno alguno en la Argentina desde el funesto 1976. Disminuyó (no todo lo deseable, es cierto) el trabajo en negro, disminuyó (no todo lo deseable, es cierto) la desocupación sigue estando en los niveles más bajos desde 1994, permitió la jubilación de casi dos millones que no hubieran podido jubilarse, abrió las paritarias para discutir salarios y aumentó el salario mínimo fijando un piso, aumentó los haberes jubilatorios en los niveles que estaban sumergidos... ¿Todo eso a usted le parece mal? A mí no. No es el terreno en el que se puede aplicar su frase "el kirchnerismo es modelo de hacer todo mal". ¿Todo mal, Ana? ¿Deberían, según usted tanto insiste, dejar que el mercado destroce los derechos de los trabajadores y después salir a dar subsidios y ayudas a las víctimas?
Saludos
Unas cositas para que alguien me desasne.
Qué nivel de incidencia tiene el alto nivel de consumo de los españoles en su PBI?
Porque, según lo señalado por González Páramo, España necesitaría flexibilizar el mercado laboral, o (lo que es lo mismo) bajar el costo laboral. Salvo que esto se haga en base a reducción de lo que podemos llamar salario indirecto o transferencias (que también tienen incidencia alta en el PBI a través de los servicios de salud, por ejemplo, o de los subsidios que les permiten seguir consumiendo a los parados y sus familias), equivaldría a proponer una modificación bastante grande de todo el aparato productivo.
Por qué? Bueno, el nivel salarial español no sería el adecuado para la compra masiva de vehículos alemanes, LCDs coreanos, laptops de última generación, celulares, wii, etc. Y la solución generadora de empleo sería la sustitución de importaciones, es decir, el viraje desde los servicios hacia el sector secundario, para el empleo de mano de obra.
La solución de González Páramo es bajar el valor de cambio del trabajo (salario) sin devaluar (porque no emiten su propia moneda).
La misma proposición en Argentina colapsó en el 2001.
Saludos
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