Cuando se le pasó la sorpresa, el gobierno golpista de Honduras decretó un toque de queda de once horas, que después extendió a 26 horas, un absurdo nunca visto en la historia mundial, ni siquiera en tiempos de guerra (el toque de queda, adorable lectora, simpático lector, prohíbe a toda la población salir a la calle salvo para ir y volver del trabajo o situaciones de emergencia). Clausuró el aeropuerto internacional y mandó poner barreras en todas las carreteras.
¿Qué pasó? ¿El país había entrado en guerra? ¿Hubo un terremoto demoledor? ¿Un tsunami pasó por encima del territorio arrasando todo? ¿Una gigantesca nave extraterrestre se instaló sobre Tegucigalpa con intenciones hostiles?
No, nada de eso. Sólo ocurrió que el presidente legal de Honduras, Mel Zelaya, derrocado y expulsado del país hace dos meses, había vuelto y miles de sus partidarios se concentraban para saludar su regreso.
El gobierno golpista recibió un duro golpe (valga el pavo juego de palabras). Quedó en claro el poco control que ejerce sobre el país, puesto que Zelaya pudo atravesar la frontera y atravesar medio país sin que los organismos de seguridad ni las Fuerzas Armadas se enteraran. Durante horas, cuando Zelaya ya estaba en el balcón de la Embajada brasileña y miles en la calle, el gobierno golpista seguía asegurando tercamente que el presidente derrocado se encontraba en no sé qué hotel de Nicaragua. Cuando finalmente los golpistas se convencieron de que la cosa iba en serio, recurrieron a sus procedimientos acostumbrados: las medidas detalladas en el primer párrafo y, ante la inutilidad de sus esfuerzos por controlar la expresión de la voluntad popular en las calles, directamente la represión sobre la multitud concentrada frente a la Embajada.
Desde el golpe, varias veces recurrieron a la represión, e incluso, como diría Clarín, "la crisis causó dos muertes". Según las últimas informaciones de Associated Press, se registran enfrentamientos en los alrededores de la Embajada, pero no hay información de detenciones o heridos. Pese a sus métodos brutales, no pudieron quebrar la resistencia popular y consolidar su posición.
Internacionalmente, no les ha ido mejor. Los países latinoamericanos han construido un frente de rechazo al golpe, que mantiene al régimen hondureño aislado. El papel que juega la Embajada de Brasil, como refugio para Zelaya, es otro paso en ese camino de cerco a los golpistas. Y es impensable que semejante medida se haya adoptado sin que Lula la consultara con sus aliados más estrechos en América del Sur, Argentina y Venezuela. Para desesperación de los comentaristas de lanacion.com, pero qué se le va a hacer, no se puede tener contentos a todos.
Desde este blog, nos declaramos de corazón partidarios del pueblo hondureño, enemigos de los golpistas y en favor de la inmediata reposición del presidente Zelaya.
3 comentarios:
Andrés, lamentablemente ya hay muertos. Me llego de la red hondureña de noticias: Un niño murió asfixiad producto de las bombas lacrimógenas que tiraron en las casas vecinas, personas de la resistencia trataron de revivirlo pero fue imposible. El niño tiene alrededor de 8 años y está tirado en el suelo de la
casa porque las personas se refugiaron en la embajada de Brasil.
Lamentable. La locura de estos gorilas asesinos no tiene limites
estos turros aprovechan el toque de queda para perseguir dirigentes sociales y sindicales (que no están precisamente alrededor de la embajada!) Suscribo absolutamente la declaración de este blog, y dejo un chiste para terminar:
Micheletti, le exigió a Brasil "que respete la orden judicial (girada contra Zelaya) entregándolo a las autoridades competentes (...) El Estado de Honduras va respetar los derechos del señor Zelaya al debido proceso". Jua! el proceso de tortura y prisión?
Maricé:
El tercer enlace justamente remitía a una información publicada en infobae.com, haciendo referencia a dos muertes.
Laura:
Los golpistas están desatados. La presencia de Zelaya en el país los obligó a redoblar los esfuerzos represivos y jugarse a todo o nada. Buen chiste, Micheletti es un gran humorista.
Gracias por visitar.
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