viernes, 4 de septiembre de 2009

O baijinho

Ayer cumplió años el viejo. 69 para ser exactos.

Mañana juega Argentina con Brasil en un nuevo clásico sudamericano. La clasificación argentina para Sudáfrica 2010 está en duda y mañana vence otra cuota del boleto.

Los cartoneros, amantes del buen fútbol, metimos todo eso en la licuadora y sacamos este copy&paste... menos mal que “o baijinho” não joga.

Ojalá mañana los verdeamarelos estén tan poco inspirados como hoy nosotros cartoneros.



Venido desde quién sabe qué región del aire, el tigre aparece, pega su zarpazo y se esfuma. El arquero, atrapado en su jaula, no tiene tiempo ni de pestañear. En un fogonazo, Romario asesta sus goles de media vuelta, de chilena, de volea, de chanfle, de taco, de punta, o de perfil.


Romario nació en la miseria, en la favela de Jacarezinho, pero desde niño ensayaba la firma para los muchos autógrafos que iba a firmar en la vida. Trepó a la fama sin pagar los impuestos de la mentira obligatoria: este hombre muy pobre se dio siempre el lujo de hacer lo que quería, disfrutón de la noche, parrandero, y siempre dijo lo que pensaba sin pensar lo que decía.



Ahora tiene una colección de Mercedes Benz y doscientos cincuenta pares de zapatos, pero sus mejores amigos siguen siendo aquellos impresentables buscavidas que en la infancia le enseñaron el secreto del zarpazo.


“Romario”
Eduardo Galeano






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