viernes, 25 de septiembre de 2009

El desguace de Clarín y la viabilidad económica de los canales


El proyecto de Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual que está siendo discutido en el Senado tiene un eje central, a mi modo de ver, que cambiaría la configuración de la propiedad de los medios de comunicación, y creo que es eso lo que lo ha vuelto tan "polémico": la instancia a la separación operativa entre la distribución de señales y la producción de contenidos. Es decir, la imposibilidad de que un mismo grupo económico integre verticalmente el negocio de la comunicación audiovisual.

Ya hemos expuesto muchas veces por qué estamos de acuerdo con este cambio, por lo cual ahora nos ocupamos de comentar sobre algunas implicancias que en la práctica esto tendría. Y para ello ejemplificaremos con Clarín, de manera tal que podamos dar un poco de discusión en torno al slogan "TN podría desaparecer", por ejemplo, o la cuestión señalada por Musgrave acerca de los dichos de Bonelli y su innovación en materia de organización industrial.

Sancionada la ley, el grupo Clarín debería optar por qué negocio enfocar. La opción tiene triple eje. Está Canal 13 (señal abierta), están las licencias de radios y canales de cable y están las empresas operadoras de TV por cable (Multicanal, Cablevisión).

Si el Grupo decide licitar para brindar TV por cable en las áreas de servicio que la ley permite, debería desprenderse de la señal de TV abierta (Canal 13), y las demás licencias de medios de comunicación, a excepción de una licencia para canal propio de TV por cable.

Si por el contrario decidiera seguir siendo un Multimedios, debería desprenderse de sus empresas operadoras de cable. Pero podría quedarse con los canales de su productora Artear (TN, Magazine, Volver, Metro, Rural, etc.) y Trisa (TyCSports), siempre y cuando sus licencias no excedieran la cantidad de 10.

Una tercera opción es mantener Canal 13.

Esa es la primera disyuntiva que se le presentaría al Grupo.


Suponiendo que optara por licitar para seguir operando cable (que, por lo que dice el propio Grupo y sus voceros periodistas, pareciera eso lo que decidirían hacer, y aquí recordamos la pelea fuerte con las Telefónicas por competir en el Triple Play), el desguace debería hacerse por Canal 13 (obviamente), y la mayoría de los demás canales de cable de los cuales es dueño (TyCSports, Volver, Metro, Magazine, Canal Rural, etc.).

No tomemos en cuenta, que, en muchos casos, la modificación de la composición accionaria podría hacerse a través de sellos de inverificable relación con el Grupo, porque la ley no puede (ni ésta ni ninguna) evitar la existencia de vicios para violarla (en todo caso puede sancionarlos si se los descubre).

La cuestión se plantea en relación a otro eje, en este caso. El paquete de señales de cable mencionado sólo sería económicamente viable, dicen, en sinergia con el cable operador. Para decirlo claramente: TN y Multicanal se necesitan uno a otro. Sin el mutuo apalancamiento ni uno es tan rentable ni el otro tan influyente. Y encima, nuestros amigos periodistas defensores del Grupo, que señalan esto, nos confirman algo más: el paquete completo (canales de aire, canales de cable, cableoperadores que operan en diversas áreas de servicio) se vuelve rentable a través de una fina ingeniería de subsidios. Desarmada tal ingeniería, algunos elementos están condenados a morir.

Esto nos remite a otro punto señalado. Roto el apalancamiento de la integración vertical del negocio, surgiría la necesidad de nuevos apalancamientos que hagan rentable la existencia de canales de cable.

En síntesis: la fina ingeniería de subsidios se establecerá (en reemplazo de la actual) entre otros grupos económicos, dedicados a otras actividades, y las productoras de contenido como Artear (y de aquí salimos derechito a nombres como Petersen, Electroingeniería, Spolszky, Cristóbal López).

Sin embargo, el punto importante es que la ley prevé obstáculos a que cualquiera de estos grupos (y aún otros no afines al Gobierno, que los hay también, tal vez en mayor cantidad) controlen el negocio de la comunicación audiovisual horizontal y/o verticalmente. Y se promueve por esta vía una competencia muy surtida, diversificada, entre grupos que no podrán adquirir posición dominante. Si la ley es capaz de garantizar eso, entonces el problema no es tal.

Yendo al desguace, hay distintas posibilidades. Si Clarín elige seguir teniendo su empresa operadora de cable tendrá derecho a tener un canal de cable propio. Puede quedarse con TN, o puede vender el paquete Artear completo y crear una señal nueva.

Ahora bien, toda esta reconfiguración afecta solamente a la propiedad, al control accionario, de las empresas licenciatarias de medios.

Es decir, no implica diferencias en cuanto a la opción que hace la audiencia. Si el 90% de los abonados al cable quiere ver TN, la ley no podrá impedirlo. El único (EL ÚNICO) que podría impedirlo es el Grupo Clarín, si decide mantenerlo como señal propia y al mismo tiempo no permitirles a otros cableoperadores competidores que lo incorporen a la grilla, como ya hizo durante muchos años en varios lugares del país.


Ven, al final cambiamos la ley para controlar los medios, y el control lo siguen teniendo la audiencia y el CEO de Clarín.

1 comentario:

Anónimo dijo...

porque desde su posicion dominante pudo construir una audiencia pero no es dueña de ella, se puede disputar. chinoclau