Ni Clausewitz ni Sun Tzu vivieron en una época como la nuestra, en la que uno de los frutos prominentes del matrimonio entre Psicología y Sociología, ese que llamamos Marketing, solucionó el problema central del capitalismo.
Si lo hubieran hecho leeríamos, probablemente, cosas distintas en los escritos que nos legaron. Podrían, por ejemplo, agregar un capítulo, al que denominaran "Marketing en la Guerra", o algo así.
En ese imaginario capítulo leeríamos, quizás, cosas como esta:
El Marketing es un asunto de suprema importancia. Su potencia reside en la capacidad que tiene para incidir en la voluntad de los elementos que componen la fuerza.
Coorectamente utilizado, el marketing ofrece enormes posibilidades: es una estrategia mediante la cual los soldados que luchan por una bandera podrían, voluntaria e indolentemente, dar su vida por la bandera enemiga.
Yo cerraría el libro y pensaría: el marketing tiene una capacidad inesperada de dar origen a algo que se parece mucho a la cultura, pero que no lo es. Es una cuasi-cultura.
La nuestra es, en ese sentido, una batalla cuasi-cultural.
No sé si sabemos como debe darse.
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1 comentario:
Que buena punta para pensar.
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