Los cartoneros duermen en un ranchito. Pero, curiosos como son, van viendo que pasa con el mercado inmobiliario y los precios. Como entretenimiento, más que nada . A pesar de lo que dicen por ahí, saben que los precios de los inmuebles en Argentina en general y en Buenos Aires en particular, no están bajando.
No se espera que ocurra aquí lo que ocurrió en Madrid, puesto que estaríamos menos afectados por la crisis financiera (gracias, por supuesto, a que Dios es argentino y a la cola grande que tenemos puesta contra el viento y definitivamente nada que ver con las decisiones soberanas y autónomas que se van tomando en materia económica buscando minimizar los efectos de la crisis aún cuando sabemos que tiene razón Bernardo, el copo de nieve angustiado, cuando dice que “todos moriremos”).
Es que tampoco se espera que ocurra lo que pasa en Brasil, con más exactitud en San Pablo, donde la cantidad de unidades vendidas en el trimestre aumentó gracias al plan "Minha casa, minha vida" que el gobierno federal puso en vigencia (y que disponibiliza créditos federales por 36.500 millones de reales), al tiempo que se verifica una caída en los créditos hipotecarios del orden del 6% para el año respecto de un 2008 "brilhante" en el hermano país de Pelé y las bananas; es decir, los precios bajan.
Entonces, vuelvo por estos lares y pienso, supongo, que si me niego a bajar el precio de lo que oferto, es porque no tengo prioridad ni urgencia por convertirlo en liquidez. Y que eso puede ocurrir por varios motivos, pero el que aparece como más comprensible es porque no tengo necesidad; esto es, tengo ingresos y espalda financiera para bancar un departamento a estrenar, vacío, en una torre de una zona clase media paqueta de una ciudad importante de la pampa húmeda (donde hasta no hace mucho pululaban esas altísimas cigüeñas amarillas que llevan y traen diligentemente materiales de construcción) . Y soy capaz de pagar las expensas y los impuestos inmobiliarios que cuadren, puesto que el ladrillo fue el mecanismo elegido como reserva de valor frente a la incertidumbre que ofrecieron otras inversiones como depósitos o acciones.
Qué quiere que le diga, vecino porteño, vecino rosarino, vecino cordobés con largas temporadas de inquilino y varias mudanzas a cuestas, para este cronista, esos ladrillos tienen mucho olor a soja.
No se espera que ocurra aquí lo que ocurrió en Madrid, puesto que estaríamos menos afectados por la crisis financiera (gracias, por supuesto, a que Dios es argentino y a la cola grande que tenemos puesta contra el viento y definitivamente nada que ver con las decisiones soberanas y autónomas que se van tomando en materia económica buscando minimizar los efectos de la crisis aún cuando sabemos que tiene razón Bernardo, el copo de nieve angustiado, cuando dice que “todos moriremos”).
Es que tampoco se espera que ocurra lo que pasa en Brasil, con más exactitud en San Pablo, donde la cantidad de unidades vendidas en el trimestre aumentó gracias al plan "Minha casa, minha vida" que el gobierno federal puso en vigencia (y que disponibiliza créditos federales por 36.500 millones de reales), al tiempo que se verifica una caída en los créditos hipotecarios del orden del 6% para el año respecto de un 2008 "brilhante" en el hermano país de Pelé y las bananas; es decir, los precios bajan.
Entonces, vuelvo por estos lares y pienso, supongo, que si me niego a bajar el precio de lo que oferto, es porque no tengo prioridad ni urgencia por convertirlo en liquidez. Y que eso puede ocurrir por varios motivos, pero el que aparece como más comprensible es porque no tengo necesidad; esto es, tengo ingresos y espalda financiera para bancar un departamento a estrenar, vacío, en una torre de una zona clase media paqueta de una ciudad importante de la pampa húmeda (donde hasta no hace mucho pululaban esas altísimas cigüeñas amarillas que llevan y traen diligentemente materiales de construcción) . Y soy capaz de pagar las expensas y los impuestos inmobiliarios que cuadren, puesto que el ladrillo fue el mecanismo elegido como reserva de valor frente a la incertidumbre que ofrecieron otras inversiones como depósitos o acciones.
Qué quiere que le diga, vecino porteño, vecino rosarino, vecino cordobés con largas temporadas de inquilino y varias mudanzas a cuestas, para este cronista, esos ladrillos tienen mucho olor a soja.
Y entonces me pregunto que pasaría si usté logra contactar al dueño y le propone que resigne una pequeña parte de su renta para satisfacer el negocio y por el bien común. Común a ustedes, por supuesto. Qué respuesta le darían?
Y luego me pregunto si no será hora de que el Estado actúe más enérgicamente, también en este sector?
Ah! Y aprovecho para preguntarle, usté, durante el conflicto de la 125...usté de qué lado estaba...?
Ah! Y aprovecho para preguntarle, usté, durante el conflicto de la 125...usté de qué lado estaba...?
3 comentarios:
Muy suspicaz y acertado, por cierto. Te puedo aportar desde Bariloche (donde abundan más garcas que agros) que lo qué más a impulsado la inflación ha sido el aumento de precios en el rubro Vivienda http://www.bariloche2000.com/la-ciudad/economia/39000-la-inflacion-en-bariloche-para-el-primer-cuatrimeste-fue-del-6-.html). Mucho cacareo que la temporada viene para atrás, que ya no se construye tanto como antes ¡y nadie hace nada! Pero de bajar los precios ni hablar. Sin duda que están sentados sobre unos cuantos $$$.
Te agradezco el enlace, te lo retribuiré con gusto, pero aparte porque coincido plenamente con la ideología cartonera, sin duda que son los que nos van a salvar: http://blograyado.blogspot.com/2009/01/la-salvacion-de-los-pobres.html (perdón por el chivo pero para que conste que no es obsecuencia sino previa adhesión a la causa).
Estimado MaxD, por razones que no le voy a detallar en este blog, quiero que sepa que me une con el pueblo en el que usté vive una relación profunda y emotiva. Será por eso y por el sentimiento que usté pone cuando escribe, que lo visito en su blog desde hace tiempo y siento cada escapada a la montaña nevada y cada porrazo en su bici muy cercanos.
Respecto del Bariloche político y social que usté me describe, compañero, mi visión es que a algunos pueblos y ciudades del interior, en el que BRC se incluye, todavía no ha llegado el kirchnerismo. Le digo más, a muchos de esos pueblos ni siquiera ha llegado la nefasta esperanza que representarían Chacho - De La Rua. Siguen siendo menemismo puro y duro. Las clases dominantes locales no ven peligrar sus posiciones privilegiadas en un ápice, no tienen ningún empacho en arrasar las riquezas naturales que consideran propias y no tendrán ningún remordimiento en violentar las instituciones municipales y provinciales si ven peligrar sus derechos (por ahora no es necesario porque han cooptado sagazmente a la clase política). Allí la leche de las ubres pampeanas se transforma en chocolate y las mieses en copos de nieve, pero todo es opresivamente igual.
Sospecho que no suena realista que esta primavera a nivel nacional se traslade a su pueblo adoptivo pero, igualmente, quién hubiera pensado en este amanecer de soberanía y justicia social durante la orgiástica noche menemista?
Un gran abrazo y bienvenido a este humilde rancho.
Hay soja en Bariloche?
Entonces no es la soja, es el capitalismo.
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