martes, 13 de abril de 2010

No llores gotas en el océano, Greenpeace


El texto de la solicitada que regocija a los medios patéticamente opositores esta mañana hace referencia al peligro que implicaría para los glaciares patagónicos y las reservas de agua dulce locales, la instalación de la planta de carbón en la localidad de Río Turbio, en el suroeste santacruceño.

Conceptualmente no es incorrecto relacionar una situación de riesgo para el agua dulce (y los hielos) con la emisión de CO2 de las plantas de carbono, pero como esa relación es algo compleja, nos proponemos tratar de despejar dudas en los próximos pocos párrafos.

La energía que le da calor al planeta Tierra proviene básicamente del sol. De todas las radiaciones que emite el sol sobre la Tierra, la radiación infrarroja es la que provoca efectos directos sobre la temperatura (la misma que hace funcionar al microondas o al control remoto del tele). La superficie del planeta recibe una dosis de aproximadamente el 50% del total de esa radiación infrarroja, otro 28% es reflejado al espacio exterior (en un proceso lo suficientemente complejo como para volver este post muy aburrido) y el porcentaje restante queda “atrapado” en la atmósfera, cuya composición de gases asentados en estratos le permite retener una dosis del calor y llegar a un estado de equilibrio bastante complejo que para nosotros, seres vivos sobre su superficie, se traduce en una temperatura aceptable.

Cada uno de esos gases que componen la totalidad de la tropósfera (un lugar intermedio de la atmósfera donde tienen lugar esos intercambios de equilibrio) tiene propiedades específicas respecto del calor: están los que lo retienen y los que lo transmiten con mayor (o menor) facilidad. Los primeros, al retener mejor el calor, causan un efecto inevitable de aumento en su temperatura y en la de su entorno: el vapor de agua (las nubes, sí), el metano (ese noble vaporcito que emana de la bosta de vaca en las bucólicas mañanas campestres), los clorofluorocarbonados (prohibidos en la climatización y en los aerosoles por su efecto pernicioso sobre el gas ozono) y el dióxido de carbono, entre otros, son los más importantes.

En rigor este último, el que emana de una planta de carbón como la que se instalará en Río Turbio y de la mayoría de los procesos industriales a lo largo del planeta, si bien no tiene un efecto unitario tan importante, padece una contra: es el protagonista central de las grandes emisiones artificiales que nos acompañan desde el comienzo de la revolución industrial y que han ido creciendo sensiblemente. Además de haber ido alterando aquel natural equilibrio troposférico que mantenía la temperatura media atmosférica en 14 grados y que hoy está en ascenso (hay discusiones sobre este tema que nosostros por ahora soslayaremos).

Esos gases combinados forman lo que se denomina efecto invernadero en referencia a ese artificio humano de aumentar la temperatura media de una huerta cubriéndola con una película de nylon que permita el ingreso de infrarrojos pero que les dificulte la salida. Que es lo que hacía mi abuelo, sin saberlo.

Debe entenderse, de cualquier manera, algo sustancial: el efecto invernadero que se discute a nivel planetario no puede producirse en áreas puntuales debido a emisiones puntuales como deliberadamente deja traslucir la solicitada bajo discusión. En el efecto invernadero, los gases perjudiciales emitidos en un punto deben llegar a su lugar de equilibrio en la tropósfera, unirse con los emtidos en otras regiones y países y aumentar el tamaño del estrato que modifica las condiciones de equilibrio y que aumenta la temperatura media, provocando un derretimiento de hielos milenarios tanto en el Glaciar Perito Moreno como en Alaska.

Se trata de un efecto verdaderamente global y que concierne a toda la humanidad. Asignarle responsabilidad a las emisiones de la futura planta de Río Turbio sobre derretimientos del maravilloso glaciar Uppsala y consignarlo en un diario norteamericano aprovechando una coyuntura, no es más que un nuevo golpe de efecto de los que Greenpeace sabe como administrar.

Para asignarle la correcta dosis de responsabilidad relativa a la planta proyectada en la Patagonia respecto de la desaparición del glaciar Spegazzini, conviene buscar en el siguiente gráfico una franja verde encima de la bandera argentina, que representa las emisiones proyectadas anuales para la planta en discusión.



Quien suscribe está de acuerdo con muchos de los puntos mencionados en la solicitada, la investigación de nuevas y más limpias fuentes de energía, en especial de origen eólico, maeromotriz o solar. Y que aportaría valor que Greenpeace proponga cómo reemplazar los 240 MW constantes previstos a un costo de 1.4 millones de dólares el Mega. Lo que le parece una demasía es que una organización de origen y fondos no del todo claros pretenda erigirse como autoridad moral sobre los recursos energéticos de los que dispone un país y vete proyectos autónomos, soberanos y de muy baja escala cuando una de las cuestiones centrales y críticas del problema reside en el consumo de los países desarrollados (la distorsión que torna no identificables a las banderas de las primeras barras del gráfico anterior es sólo una metáfora de la realidad que enfrenta esta problemática).

Debemos recordarle a Greenpeace que si extendiéramos la tasa de consumo energético de los 300 millones de habitantes del pueblo norteamericano al resto de los 6 mil millones que hoy caminan el planeta, necesitaríamos por lo menos dos planetas extra para extraer los recursos.

Y nadie hace nada!!!




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4 comentarios:

B-K dijo...

Totalmente de acuerdo con tu análisis. Una sola cosa: El microondas no funciona con radiación infrarroja sino, justamente, con "microondas"

Saludos!

MATHA BURROUGHS dijo...

Interesante posteo sobre Greenpeace
http://bitacorapi.blogia.com/2006/122901-los-secretos-de-greenpeace-cobertura-del-mi6-para-el-imperio-britanico.php

Esta mañana encontré el enlace en el grupo de Facebook PARA QUE LOS DE GREENPEACE SE VAYAN A LA RECALCADA CONCHA DE SU HERMANA: http://www.facebook.com/photo.php?pid=1012689&id=1072691016#!/group.php?gid=111028812261654&ref=mf

Contradicto de San Telmo dijo...

B-K: corrección a la correción. Los rayos infrarrojos y los microondas son en esencia lo mismo. La diferencia es la forma de nomenclarlos. Nomenclarlos infrarrojos significa identificarlos por su posición respecto de nuestro eje de coordenadas en el espectro radiomagnético que es la luz visible: estos son los que están debajo (infra) del rojo del arcoiris (en el otro extremos los ultra-violetas).

La otra forma de nomenclarlos es más física, deviene de su longitud de onda que en los infrarrojos es pequeña (micro) onda. De nuevo y por el opuesto, los ultravioletas son onda larga/baja frecuencia (y si te agarran te estrolan).

Vio cómo se puede complicar un post?

Por supuesto que el espectro electromagnético es todavía más amplio (indeed, infinito) como es también más amplia la complejidad del tema que no pienso seguir, usted comprenderá.

Pero a modo de satisfacción lo invito a que tome sol debajo de un vidrio: allí usté se va a cagar de calor porque el driovi deja pasar los infra pero no se va a tostar ni un poquito porque cancela casi todos los ultra. Caso opuesto al de las nubes, que evitan que a usté se le recaliente la tapa de cilindros cerebral pero lo broncean que da gusto ("traeme el pancután" suele ser el infeliz corolario del mal asesorado)

Mata: de todo su comment no entendí la palabra "recalcada". Me estoy perdiendo algo?

Gracias por los comentarios.

B-K dijo...

Je, no conocía la primer nomenclatura para mi el infrarronjo era cierta parte del esprectro, las microondas otra. Igualmente no puedo con mi genio y le aclaro una vez: los ultravioletas tienen mayor frecuencia (menor longitud de onda) que el infra rojo, y este a su vez mayor que las microondas, a las microondas se les dice micro, por su comparación con el resto de las "radiofrecuencias")

Igualmente mi aclaracion venia a cuento de que por lo que dice el post, uno podría pensar que el microondas cocina por radiación infrarroja (como calienta una estufa y algunas maquinas de rostizar pollos) cuando en realidad hace resonar las moléculas de agua y estas se por tal motivo se calientan.

Saludos y perdon por el exceso de rigor